Un libro práctico, riguroso y divertida sobre los buenos y malos usos del lenguaje
Nueva edición revisada y ampliada
¿Son los sinónimos la panacea del buen estilo? Tratando de lograr cierta intensidad ¿no caemos en ocasiones en la redundancia? ¿El miedo a las palabras «vulgares» nos condena a una cómica pretensión de estilo «elevado»?
Es indudable que a la hora de expresarnos formalmente todos procuramos hacerlo bien, y que tenemos en la cabeza una serie de consignassobre qué significa eso. Estilo rico, estilo pobre —publicado originalmente en 2015 y que ahora se presenta en una edición revisada y ampliada— plantea hasta qué punto están bien encaminadas tales consignas. No se trata del típico manual de estilo que indica si infanta se escribe con mayúscula o minúscula, si el gentilicio de París es parisino o parisién, o si guion va con o sin tilde, sino que propone una serie de observaciones útiles, divertidas y razonadas para invitarnos a pensarun poco en la lengua. Muchas de ellas están basadas en numerosos ejemplos de textos literarios y periodísticos, pero otras están tomadas de la vida cotidiana, es decir, no son obra de profesionales.
El autor, Luis Magrinyà, actúa en este libro como un observador de la recomienda evitar usos cansinos, perezosos e irreflexivos, y señala también las tentaciones que acechan en el camino de la prosa «elegante y bonita». Su propósito principal es indicios de que a menudo el estilo no tiene por qué estar donde nos han dicho, y animarnos a que nos liberemos de aquellos prejuicios, muchas veces inconscientes, que limitan nuestra disposición a la hora de expresarnos y escribir bien.
ENGLISH DESCRIPTION
The keys to better writing and self-expression
A practical, thorough and fun book about proper language usage
Newly revised and expanded edition
Are synonyms the panacea of good writing? To achieve a level of intensity, do we sometimes give in to redundancy? Does fear of sounding “vulgar” doom us to being comically pretentious instead?
We all strive for correct usage in formal writing, which implies a series of preconceptions. Estilo rico, estilo pobre, first published in 2015 and now in a newly revised and expanded edition, examines these assumptions. This isn’t a typical style manual, concerned with the rules of capitalization or accent marks; rather, it is a series of useful, entertaining and carefully explained observations that invite us to take a moment to think about language. Many of the examples it uses are based on literary texts and newspaper articles, but others come from daily life; in other words, not from professional sources.
Luis Magrinyà adopts the role of an observer of language. On the one hand, he urges us to avoid trite, lazy or thoughtless expressions, and, on the other hand, to resist the temptation of trying to come off as unduly elegant and refined. His main goal is to reassure, to teach us that good style is not always what we’ve been taught, and to encourage us to abandon the prejudices, many of them unconscious, that limit the scope of our efforts to write and express ourselves well.
Luis Magrinyà nació en Palma de Mallorca en 1960 y vive en Madrid desde 1982. Estudió Letras y Fotografía. Ha trabajado como traductor, lexicógrafo y editor. Es autor de dos libros de cuentos, Los aéreos (1993) y Belinda y el monstruo (1995), de la novela Los dos Luises (Anagrama), que recibió el Premio Herralde del año 2000, y de Intrusos y huéspedes (Anagrama, 2005). Además, también desempeña las labores de editor en Alba Editorial, sello especializado en ediciones muy cuidadas de clásicos de la ficción decimonónica.
El libro me ha parecido un divertimento que no va a ningún lado. Algo así como esos libros de anécdotas históricas con los que uno puede echar un rato entretenido sin aprender gran cosa..., pero mucho peor organizado. Por si eso fuera poco, Magrinyà sanciona o censura los diferentes usos de los que habla según filias y fobias personales. Así que, si eres un escritor o traductor tratando de mejorar tu estilo, hay poco que aprender aquí.
Este libro supone una lectura placentera para cualquier amante de la lengua. Bien escrito por alguien que domina extraordinariamente bien su idioma, está lleno de ingentes dosis de sentido común muy bien documentado, gracias a los corpus de la lengua española recopilados en los últimos años. A partir de ahora me costará mucho más escribir en español, con la duda permanente de si no estaré intentando usar un lenguaje demasiado rico o demasiado pobre. Consuela ver que, con grandes dosis de modestia, el autor no duda en poner pasajes de novelas suyas como ejemplo de las situaciones que comenta y, en general, critica. Sano ejercicio de crítica y excelente reflexión sobre los usos lingüísticos escritos del español actual.
No esperaba que un libro con un tema, a priori, aburrido y denso, pudiera incluir partes humorísticas y sarcásticas a lo largo de todo el libro.
Es interesante lo que cuenta y cómo lo cuenta, entre otras cosas porque a veces no nos paramos a pensar lo que decimos o lo que escribimos, y de dónde vienen las expresiones que damos por sentadas.
Debería ser lectura obligatoria para todo aquél que escriba y hable en castellano.
El libro está repleto de observaciones inteligentes, sobre todo en su crítica a las que llama "combinaciones estereotipadas", aquellas junturas cuyo uso novelístico se ha vuelto tan frecuente y tópico que casi han perdido cualquier significado. Son divertidos los múltiples ejemplos en que los Pérez Reverte y los Ruiz Zafón, las Isabel Allende y las Almudena Grandes, emplean en sentidos contradictorios estas fórmulas sin apercibirse de su vaciamiento semántico y de su ineficacia expresiva. Lo que más discutible me parece, sin embargo, es la injustificada toma de partido que hay en el libro por un cierto ideal de simplicidad, que según el autor es "una cualidad siempre sospechosa para los estilistas". Su sarcástico rechazo de algunas opciones lingüísticas parece depender en última instancia sólo de este compromiso económico: "Nadie 'repuso' ni 'inquiere' ni 'prorrumpe' ni 'asevera' ni 'arguye' en el habla cotidiana ni en un estilo no marcado". Pero la presencia de esos términos en las obras literarias responde a un estilo marcado, y esa marca puede y suele consistir precisamente en la evitación del uso simple y cotidiano del lenguaje. Por eso uno siente que los dardos del autor, aunque atinados por lo general para la prosa narrativa y periodística del presente, no harían blanco en contextos más ricos y alejados en el tiempo, como la literatura medieval o la barroca. Esto se debe al método que aplica, que no tiene más fundamento que la experiencia y la observación y que carece de principios teóricos como los que sí tenía —y es lástima que no comparezca en este libro por ninguna parte— la espléndida tradición de la estilística española.
Divertido, cáustico, a veces demasiado. De no ser porque el propio autor se pusiera en (no pocas) ocasiones, Estilo rico, estilo pobre acabaría leyéndose como un estomagante ejemplo de cómo, al final, nadie sabemos escribir. Algo que si bien, en cierto modo, es cierto, no es lo que comunica un libro que es una curiosidad encantadora que, con gracia, señala los errores más comunes que usamos en la lengua, ya sea para querer parecer más cultos (estilo rico) o por no prestar la atención necesaria al estilo (estilo pobre).
Esa clase de libros que se agradece tener en la estantería, se escriba poco o mucho. Pero que se hace necesario cuando se escribe.
Es un lobro con mucha calidad, especialmente interesante para lingüistas, filólogos, correctores y demás expertos en el tema. La abundancia de ejemplos a mí se me hace farragosa, más que las explicaciones.
Tiene algunos consejos interesantes de corrección y los puntos que toca están bien para reflexionar acerca de cómo usamos algunas palabras y expresiones, pero en general me parece que el libro está bastante anticuado.
Por mucho que el autor insista en que la lengua es de los hablantes y es su uso lo que marca el estándar, luego se pasa la mayor parte del libro quejándose de que la gente no escribe como debería (que es como dice la RAE o como se usaban antes las palabras o en algunos casos incluso tirando de la etimología de la palabra en lugar de por su uso actual).
Formas de hablar completamente generalizadas hoy en día, expresiones que son calcos del inglés, usos de preposiciones comunes... no deja títere con cabeza, en ocasiones con sorna y clasismo, criticando que cada vez más gente hable de una determinada manera... y así funciona la evolución de la lengua precisamente, adaptándose a los tiempos para que podamos seguir entendiéndonos.
Luis Magrinyà escribe este libro para que las personas que queremos escribir (o mejor dicho, traducir) mejoren la calidad de sus textos producidos.
El escritor recoge muchísimos usos gramaticales y léxicos que pecan de, como lo llama él, estilo rico y estilo pobre: rico cuando se trata de un exceso de léxico o gramático; pobre cuando hay una falta de palabras y las narraciones y descripciones se quedan cortas.
Es, sin duda, un libro elemental para comprender muchos de los errores básicos que se cometen en español, sobre todo por parte de los traductores.
Sin embargo, hay dos apartados finales que se llaman “Algunas cuestiones gramaticales” y “Sexo y violencia” que muestran los errores, pero no enseña a remediarlos, cuando es fundamental saber cómo arreglar esto.
Cabe mencionar también la edición de tapa dura: perfectamente organizada, con un índice para que el que tenga alguna duda puntual (y sepa que está ante un error), pueda acudir rápidamente a solventar sus problemas.
Me ha parecido muy interesante, instructivo y además divertido. Prueba que aprender siempre es un gran placer y que estudiar puede ser muy entretenido. Sin duda, lo recomiendo para escribir y leer mejor.
Lectura imprescincible, en especial para quien se mueva o se quiera mover en esto de las letras. Muy ameno, bien explicado y lleno de ejemplos, incluso de escritos o traducciones anteriores del propio autor. Te hace pensar, que para mí es muycho más importante que cualquier lección magistral.
Utiliza ejemplos muy antiguos, y algunos bastante extraños, y pese a ello, aunque la forma de expresarse es un poco formal para lo que estoy acostumbrada en libros de esta temática, me gustó. Cuatro estrellas porque lo disfruté. Fue una lectura enriquecedora.
Recomendable para cualquiera que quiera aprender a escribir y expresarse mejor. No es una guía de estilo al uso pero sí abarca una gran cantidad de errores frecuentes.
Serían 3.5 estrellas. Me ha gustado, tanto lo que explica como el tono que usa el libro y los autores. Un buen libro para aprender y tratar de mejorar en tu escritura.
Como apunta el autor, no es un libro prescriptivo, sino una propuesta para pensar en cómo hablamos y de dónde proceden las palabras que utilizamos hoy en día.
Algunas recomendaciones son entretenidas e interesantes, otras se repiten en tantas citas que se hacen pesadas y se les da una relevancia, a mi modo de ver mayor de la que tienen.
No entendí nada, NADA. O sea, entiendo que es un libro importante y que te ayuda a leer y escribir mejor, pero yo no entendí nada. Puedo suponer que un día leo un poco y otro tres días después, pero no lo entiendo. Alguno sí lo entendí, pero no puedo entenderlo.
MAGRINYÀ, L. «Estilo rico, estilo pobre. Todas las dudas: guía para expresarse y escribir mejor». Debate, 2015.
Si bien el prólogo, a cargo de José Antonio Pascual (vicedirector de la RAE), es ya lo suficientemente aclaratorio respecto de la finalidad que persigue este libro, y si, para colmo, la contraportada del mismo le permite a uno entender lo que restaba, tampoco está de más que subraye yo su cometido, para disipar cualquier duda, si surge, a un lector que por vez primera se acerque a este texto. O, dicho de otro modo, lo explicaré a mi manera ya que, como podrá apreciarse, he entendido a la perfección el trasfondo que subyace tras esta magna obra y me hallo, por tanto, en disposición de comentarla.
El texto que el lector descubre cuando se adentra en las páginas de este libro no es, ni pretende serlo, un manual teórico y práctico de cómo usar la lengua castellana o de cómo colocar tildes. Abre el libro un interesante prólogo que nos advierte, precisamente, del error que supone acercarse a esta obra con semejante idea preconcebida. Por otra parte, deja clara su intención de crear en el lector una consciencia de escritura que parte de la efectiva observación de ejemplos concretos para entender, quizá comprender, qué es lo que uno debe o no hacer cuando trata de expresar en una hoja lo que le viene a la mente, sin la villanía que a menudo nos caracteriza (a todos). No obstante, a medida que avanzan los capítulos y las partes en que se divide el libro, uno va sintiendo más pudor en relación con sus escritos y menos temor por cuantos conocimientos básicos posee del castellano y cómo aplicarlos debidamente.
“Yo diría que la primera obligación de un lenguaje literario es no molestar. Y ahí es donde, por falta de antecedentes [...] nos duele.” (Bernardo Atxaga).
Parece, pues, estar a nuestro alcance la lengua castellana, sobre todo si nos proponemos entenderla con llaneza y no tratar de embellecerla a cada momento en nuestros escritos. Luis Magrinyà (Palma de Mallorca, 1960), autor de esta obra, insiste en que debemos ser prudentes a la hora de utilizar ciertos vocablos de más, en función de una presunta mejora de nuestra expresión; de menos, en un supuesto alarde de austeridad, que empobrece; o, de forma absurda, en sustitución de palabras sencillas que equívocamente, y en no pocas ocasiones, se nos antojan simples. Con rigor y refinada ironía, se nos introduce en la sintaxis léxica y, poco a poco, en todas aquellas cuestiones de estilo que se consideran fundamentales a la hora de escribir (traducción e interpretación de textos incluidas). El libro agrada mucho. Es ameno y divertido.
Al que le apasione los libros y la escritura: este es su libro. Con “Estilo rico, estilo pobre” el autor realiza una disertación muy divertida del uso (sobre todo del mal uso) de la lengua, en especial de la lengua escrita. A priori podría parecer una lectura algo densa o especializada, pero al contrario, está explicado todo de una forma directa y concisa, y, sobre todo, llena de ejemplos que hacen que sueltes más de una carcajada. Creo de verdad que todo el que quiera dedicarse a la escritura o a la corrección debería leerlo, porque hace que te des cuenta de que muchas veces usamos mal el lenguaje simplemente por intentar sonar de una forma más culta o elegante, haciendo que se plasme todo lo contrario.
Un libro breve, demasiado incluso, donde se analizan cuestiones de estilo y de uso del idioma. Aunque me ha gustado, esperaba más profundidad y, sobre todo, más pautas sobre estilo. A veces, el libro no concreta sobre cuáles son los usos correctos y los incorrectos. claro está que eso tiene su explicación en el planteamiento del autor acerca del cambio y evolución en la lengua, y en la relatividad de la norma. Me ha gustado que pone ejemplos tanto de novelas literarias, como de bestsellers; incluso de foros de internet, blogs y otros textos, de forma que abarca bastantes registros y estilos.
Muy interesante y ameno, es un libro muy recomendable para aquellos a los que les interese el lenguaje y el estilo. Esta obra es una colección de artículos del autor sobre los usos del lenguaje con abundantes ejemplos, si bien es necesario advertir de que no es un manual de estilo, ni lo pretende, sino una serie de reflexiones sobre el lenguaje literario y formal, tanto en cuanto a sus excesos (estilo rico) como a sus carencias (estilo pobre).
Demuestra que muchas veces leemos sin pensar, sin prestar la atención debida a la semántica, lexicografía y la sintaxis. Recomendable a los que se interesan por el estilo.
Instructiva y muy divertida. A pesar de que me he dado cuenta de que, si no todos, tengo la mayoría de los vicios de los que nos habla este libro, lo he pasado muy bien y prometo que en el futuro trataré de hacerlo mejor. Ojalá aprender fuera siempre tan ameno.
Libro ameno, lleno de observaciones, de un curioso observador del lenguaje para otros observadores del buen escribir... o al menos intentarlo. Muy recomendable.
Es un libro magnífico para traductores y escritores que quieran tener su propio estilo sin caer en los fallos estilísticos más comunes de nuestra literatura, para ello el autor utiliza distintos textos sacados de novelas, páginas web, anuncios, periódicos, etc. Tiene un tono jocoso que hace muy llevadero leerse el libro; además, adquieres una forma de leer que te hace ver loa fallos cometidos con rapidez.