Con un fuerte tono polémico frente a las últimas corrientes intelectuales que defienden la posibilidad de un feminismo islámico, el autor de este ensayo, de origen iraquí y consagrado al estudio del islam político, realiza un análisis histórico y actual de la situación de la mujer en el islam y concluye que este sintagma, "feminismo islámico", resulta una ecuación, no ya sin resultado, sino de imposible planteamiento.
Waleed Saleh es un profesor iraquí afincado en España desde hace más de treinta años. En esta obra desglosa en dos vertientes el feminismo presente en países de mayoría musulmana: por un lado un feminismo laico, anticlerical, próximo al radfem occidental (no en vano el epílogo del libro está escrito por Lidia Falcón) y un feminismo islámico que insiste en que el problema no es el Islam, sino la interpretación machista que las autoridades y gobiernos hacen del mismo. Este último feminismo, el islámico, ve con desconfianza al primero, tratándolo de imposición colonial y alienación. Saleh comenta cómo incluso dictadores supuestamente “laicos” (Saddam, Gadaffi) usaron la religión como herramienta de control social a la hora de perseguir minorías (asirios, caldeos, armenios, kurdos, alevies, coptos...) cuando esto les convenía, y es crítico con las feministas islámicas ya que considera que le hacen el juego en muchos casos a la extrema derecha de sus propios países (Hermanos Musulmanes, AKP, Justicia y Desarrollo...) y comunidades al rehusar el criticar la religión. Después de todo, las mujeres occidentales no necesitaron una relectura de la Biblia para emanciparse. No puede haber igualdad verdadera en países donde la homosexualidad está aún oficialmente penada por la ley, donde no existe el matrimonio civil y el no-musulmán ha de convertirse al Islam para casarse con una mujer musulmana, donde convertirse a otra religión o abandonarla por completo o meramente criticarla puede dar con tus huesos en un calabozo. Quizás por eso el feminismo que es más vocal en el mundo islámico es el radical y ateo, porque es ahora el necesario (como lo fue en la España del tardofranquismo) para luchar contra el mal del salafismo y de los partidos islamistas frente a la tibieza de aquellos que creen que una mera revisión de los textos sagrados hará el trabajo.
No se puede negar que está muy bien documentado y revela bastante información importante sobre el Coran y las leyes de la mayoría de países islámicos donde el régimen mayoritario son teocracias. Sin embargo, he encontrado más críticas hacia las mujeres que hacia el propio sistema teocrático, sin mencionar lo mucho que el autor infantiliza a la mujer cuando habla sobre nosotras, generando en mi caso una incomodidad y rechazo constante en la lectura. Coincido que el feminismo ha de ser laico o no será, pero también tiene que ser para TODAS independientemente de su sexualidad, identidad de género, origen, cultura o creencias, nos guste más o menos. Por eso cuando criticamos y ponemos en el foco las consecuencias del patriarcado en lugar de a los causantes solo conseguimos dividirnos y enzarzarnos en el debate eterno en lugar de pedir responsabilidades a los culpables y unirnos todas en la lucha. Me ha dado pena porque parecía interesante, pero la opinión personal y la soberbia con la que escribe Waleed ha empañado la lectura.
Tal i com s'indica en el mateix títol del llibre, Saleh lluita per demostrar que el que alguns autors –sobretot autores feministes– denominen "feminisme islàmic", basat en una reinterpretació de l'Alcorà, és una fal·làcia; millor: una utopia.
Segons l'autor, no ens podem enganyar: no podem culpar a la Sunna –textos interpretatius de l'Alcorà– del que predica l'islam en clau sexista i discriminatòria cap a la dona, afirmant que, en realitat, el text original de l'Alcorà proclama la igualtat entre homes i dones, sinó més aviat tot el contrari, doncs qualsevol persona que llegeixi l'Alcorà podrà observar que aquest conté preceptes que identifiquen la dona com un ésser inferior –i moltes més coses–. Per tant, conclou que l'islam NO pot ser feminista –sempre i quan segueixi basant-se en un llibre com l'Alcorà–.
Quina és la seva proposta? Comprendre que l'Alcorà és un llibre que va nèixer fa més de catorze segles en un poble analfabet i en un entorn molt diferent de l'actual. Cal superar l'Alcorà i deixar-lo en pau, passant a considerar-lo un llibre històric sense més. És a dir, advoca per la defensa d'un feminisme dins de l'islam, però no basat en l'Alcorà, opinió que em sembla molt interessant i valenta. En aquest sentit, menciona com a exemple la religió cristiana i el fet que les feministes cristianes han "ignorat" la literalitat de la Biblia, tot trobant un equilibri entre feminisme i fe.
A continuació, alguns paràgrafs que m'han semblat excel·lents per resumir el que intenta expressar l'autor:
“Las mujeres musulmanas que se refugian en el feminismo islámico, en lugar de luchar contra el propio islam y combatir sus enseñanzas, que menoscaban sus derechos, utilizan esta fe como arma e instrumento para mejorar sus condiciones de vida. Se esfuerzan por encontrar alguna referencia esperanzadora en los textos fundacionales que respete a la mujer. Culpa a los exégetas de las interpretaciones “erróneas” de los versículos del Corán y los dichos del Profeta que hablan de la mujer y consideran que esta tradición ha sido manipulada por los hombres de forma injusta. […] Sin duda, hay algunas aleyas que admiten más de una interpretación. Pero la mayoría de los textos son directos y diríamos que cristalinos. […] ¿Cómo podemos entender lo contrario a lo que plantea y dicta la siguiente aleya, como pretende el feminismo islámico?: “Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Dios ha dado a unos más que a otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son devotas y cuidan, en ausencia de sus maridos, de los que Dios manda que cuiden. ¡Amonestad a aquellas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis con ellas. Dios es excelso, grande” (4, 34). Es un esfuerzo inútil intentar hacer cualquier arreglo en el versículo anterior para que parezca complaciente con la mujer. En su conjunto es una aleya misógina.”
“Ahora bien, la pregunta es: ¿por qué no dejan el Corán en paz y procuran defender sus derechos lejos de este texto? ¿Qué necesidad tienen de buscar sus referencias en una sociedad, la musulmana, de hace miles de años, cuando todo era diferente? ¿Por qué siguen ancladas en aquel pasado remoto que pocas lecciones podría dar a la humanidad de nuestro tiempo?”
Parlant de l’autora Asma Lamrabet: “En su breve libro Aisha, esposa del Profeta – el islam en femenino, esta autora comete el mismo error. La protagonista de su obra no aparece como una mujer del siglo VII que subre el yugo de la tradición de la nueva fe, sino una heroína que hace y deshace a su antojo. Es la Hipatia de Alejandría o la Juana de Arco del islam. Dice la autora que “el Profeta amaba a las mujeres”. No nos cabe ninguna duda, por eso contrajo matrimonio con nueve esposas, entre ellas una niña de nueve años.”