Tierno y mordaz, reverente y sacrílego, puritano y erótico. Impresiones de una primera lectura dada a la risa y al gusto. Aun así, una segunda se me antoja necesaria, porque la dimensión semántica del texto es rica y compleja.
La grandeza del Arcipreste reside en su ambigüedad. Definitivamente, una obra extraordinaria.