¿Está el sexo en la naturaleza? ¿Quién dijo que hay dos géneros, o dos orientaciones sexuales? ¿Somos resultado de nuestras hormonas? ¿Cuánta biología hay en nuestro comportamiento, nuestros deseos, nuestra subjetividad? ¿Hay cerebros rosas y celestes? ¿Los genes determinan nuestras características, nuestro modo de ser, nuestras pasiones? La invención de los sexos responde a estas preguntas revisando evidencia y discutiendo interpretaciones. Al hacerlo, muchas de las nociones que aceptamos como verdades científicas se revelan endebles y sesgadas, cuando no escandalosamente falsas. Lu Ciccia recorre la historia de la ciencia y desmenuza los argumentos con los que el discurso científico sobre la diferencia sexual construyó legitimidad para el sistema de valores androcéntrico y la supremacía del cis varón. En paralelo, revisa los modos en que, a lo largo de esa historia, los feminismos interpelaron y cuestionaron, con distintos énfasis, la naturalización de las jerarquías. Para responder a estos desafíos, en el periplo de la modernidad, el binarismo se asentó sucesivamente en la genitalidad, en las hormonas, en la genética y, por fin, en el cerebro. Lejos de lecturas complacientes, Lu anota también las limitaciones de las distintas vertientes del movimiento feminista para producir una lectura verdaderamente revolucionaria de los cuerpos y de la diversidad. Con rigor y claridad, Lu Ciccia explora desde la cognición y la conducta hasta el ámbito biomédico, y pone énfasis en las consecuencias que la mirada androcéntrica ha tenido y tiene sobre la descripción de qué son las enfermedades, cómo y a quiénes afectan, y cómo se tratan. Sin dejar de lado el materialismo, cuestiona la distinción tajante entre naturaleza y cultura. De allí en más, ninguna relación de causalidad queda en pie. Porque la mente es más que el cerebro, y porque el destino no está escrito en la biología.
Yo nomás quisiera que la banda que critica a las neurociencias de verdad tuviera conocimiento de ellas. Dos años en un laboratorio no son suficientes como para hacer afirmaciones como las que hace la autora. De verdad no puedo creer que se vuelva a este dualismo (aunque ella diga que no) que asevera que la mente no tiene nada que ver con el cerebro ni con la biología en general. En cuanto a su metodología, critica las generalizaciones de las neurociencias, mientras que desde el principio afirma que TODO el discurso neurocientífico actual sostiene tal o cual postura. Hace tremendo "cherry picking" de estudios para concluir que no existe el dimorfismo sexual en términos neurológicos. Y, lo que quizás me parece más peligroso, aboga por la eliminación del criterio de sexo en las investigaciones científicas (¿¿¿!!!). Hay muchas más cosas que señalarle a este libro, pero no me da la vida. Cierro con esto: Casi cualquier discurso anti/pseudocientífico resulta atractivo si se le envuelve en suficiente discurso revolucionario y se le entreteje con verdades. Ya mejor digan que les sigue fascinando el pensamiento mágico (que es primo cercano del religioso que luego tanto criticamos).
El libro problematiza el binarismo sexual que ha empleado la ciencia para explicar el comportamiento y cognición humanas basándose en la categoría sexo. Para ello hace un repaso de las diferentes explicaciones/argucias que se han utilizado a lo largo de la historia de la ciencia y las respuestas y postulados que se han planteado a estas explicaciones deterministas desde diferentes corrientes del feminismo. En este proceso cuestiona acertadamente diferentes relaciones que se dan por “válidas” en el ámbito científico. Principalmente, la relación de causalidad entre cerebro y mente-conducta y la propia conceptualización asumida por el feminismo sexo(biología)/género(cultura). Así, da cuenta de las trampas y errores metodológicos y epistemológicos de las “neurociencias” y, en general, de las limitaciones de elaborar cualquier explicación ontológica asumiendo la dicotomía naturaleza-cultura/ biología-sociedad.
Personalmente me ha resultado interesante por ayudarme a cuestionar ideas esencialistas que siguen arraigadas entre explicaciones progresistas del sistema sexo/genero, pudiendo desnaturalizar la idea de sexo. Con ello, también me ayuda a barrer la oportunidad de naturalizar cualquier orientación o identidad sexual. A pesar de ello, creo que tiene algunas limitaciones. Por una parte, aunque es obvio que un libro no es suficiente para proponer una explicación definitiva de la “mente”, considero que, dado el peso que tiene en su exposición, resulta insuficiente y descontextualizada la propuesta que aporta. Ademas, cuando trasciende la critica para esbozar vagas propuestas políticas resulta impotente porque acaba adhiriendo al interseccionalismo.
Con todo ello, creo que es interesante el estudio que propone, pero que es necesario enmarcarlo en un estudio marxista para poder orientar pragmáticamente su contenido.
La obra de Lu es una genealogía del sexo como categoría biológica que pone en cuestión todos los a priori que algún día se dieron por sentado, así como a la misma ciencia, o al menos a cómo la ha empleado el androcentrismo. Creo que es muy difícil que un libro sea capaz de derribar esas nociones básicas incuestionables que rigen toda nuestra organización social, pero Lu (casi) lo consigue. Desde luego que al menos nos permite ponerlas en duda y reflexionar acerca de ellas, que es todavía más interesante.
Nada como discutir las bases empíricas del binarismo-dimorfismo-causalidad de las categorías sexo/género en humanos y otras especies para entender todos los sesgos y malas prácticas científicas que han llevado a la sobresimplicación, la patologización y exclusión histórica de la amplia diversidad biológica que se sale de lo cisheteronormativo en nuestra sociedad.
Celebro muchísimo que fin tengamos disponible en español una investigación exhaustiva y rigurosa sobre este tema que nos permita discutirlo en nuestro propio idioma y hacer buena divulgación crítica a quiénes aún ven el quehacer científico de las ciencias STEM como asépticas, neutrales e imparciales de las normas sociales.
Me gusto mucho el recorrido histórico y sobre todo la claridad conceptual para mostrar (y diferenciar) los sesgos científicos androcéntricos, deterministas, esencialistas, y biologicistas que aún permean el quehacer de la investigación. Me pareció muy interesante descubrir a través de este libro la NeuroGendering Network conformada por muchas neurocientíficas quiénes desde diferentes perspectivas de investigación están cuestionando los sesgos metodológicos en los estudios de neurociencias y quiénes acuñaron el término neurosexismo. Otra razón más para señalar la importancia de que las ciencias STEM sean más inclusivas y diversas y para que se deje de ver a las ciencias sociales (incluyendo las perspectivas feministas) como secundarias o aisladas de ese quehacer científico STEM que no describe sino que prescribe.
Este libro me abrió nuevas preguntas sobre cómo hacer mejor ciencia y mejor divulgación científica para contribuir con una sociedad más justa y equitativa. Todavía falta mucho recorrido, pero veo con optimismo que en los últimos 15 años estén saliendo un gran número de publicaciones que están cuestionando abiertamente la sobre simplificación del binarismo del sexo, desde la biología evolutiva, biomedicina y antropología biológica, incluyendo este libro y sobre todo, con discusiones muy amplias sobre cómo salir de este sesgo prescriptivo para avanzar hacia una mejor práctica científica y médica.
Ojalá sigan más publicaciones originales en español como estas para seguir al día con este debate que nos compete a toda la sociedad latinoamericana que habla español como primera lengua.
este libro es una perdida de tiempo, algunas cosas se pueden rescatar con respecto a la historia de la ciencia/feminismo pero no las suficientes como para que valga la pena 😴😴
Además de gustarme la claridad con la que Lu logra llevarnos de la mano, durante algunos siglos, para entender como la ciencia instauró en nuestro cerebro el binarismo, celebro que también nos de un par de pistas de cómo los feminismos están abriendo las puertas para que esto ocurra.
"Para salirnos de un sistema binario que aplasta subjetividades, la solución no es abolir el género o criminalizar identidades. En cambio, debemos desandar la idea de vínculo causal entre genitalidad e identidad, entre identidad y rol, entre rol y sexualidad, entre sexo y género, entre biología y conducta, entre cerebro y mente"
En resumidas cuentas, este libro es un recordatorio de la importancia que tienen nuestras trayectorias de vida a la hora de vivirnos y también de que la bilogía no es destino.
Empecé a escribir reseñas de libros en Goodreads porque olvido con facilidad lo que leo. Trato de tener la aplicación Keep a mano para ir haciendo apuntes de lectura (que luego se suben automáticamente a la nube), pero esta vez eso falló o nunca lo hice. Leí este libro hace varios meses, quizás hace un año incluso y escribo esta vez como una forma de recordar. Tenía fotografiadas muchas citas que tampoco encontré, el libro lo compré por encargo de una amiga, así que no quería rayarlo.
"La invención de los sexos" es un libro osado, porque corre los límites y la discusión en un campo como la ciencia, donde se naturaliza constantemente el conocimiento. A través del abordaje exhaustivo de metaanálisis, Lu Ciccia rebate la relación dicotómica y excluyente entre los sexos, mostrando el recorrido histórico por el cual la ciencia insiste en dar cuenta de verdades esenciales -aparentemente objetivas, no ideológicas- entre hombres y mujeres a través de fenómenos como el tamaño o forma del cráneo, los genitales o las hormonas, que responden a contextos particulares donde se producen esos saberes. Cada capítulo es capaz de generar incomodidad y un terreno fértil para la evocación de preguntas. Una de las principales conclusiones del libro (o quizás principios y podría ser este uno de los asuntos más debatibles) es el cuestionamiento de la biología, refutando su aparente objetividad y tratándola más bien como una expresión de la cultura. Se desprende de este modo que son las prácticas sociales de "generización", es decir, todas aquellos discursos y hábitos que van delimitando lo femenino de lo masculino, lo propio de hombres o mujeres, lo que va expresándose en lo que entendemos como biología y es analizado en el laboratorio. Por tanto la biología sería una forma de expresión de la cultura. Otro punto a destacar, es la insistencia con la que Lu Ciccia arremete contra un lugar común extendido entre la ciencia y sobre todo la divulgación, que hace de la correlación una causalidad a la hora de analizar variables. Uno de los ejemplos actuales es lo que se ha denunciado como "cerebrocentrismo", donde el cerebro vendría a ser el último bastión a "conquistar" para entender por fin la complejidad del ser humano (un libro muy recomendable sobre este asunto es "Yo no soy mi cerebro", que también he reseñado aquí en Goodreads). A través del libro se vislumbra que el ejercicio de diferenciación entre poblaciones a estudiar siempre ha respondido a intuiciones y sesgos más infundados que objetivos ¿Por qué pesa más el tamaño del cerebro que el tamaño del estómago o el microbioma oral al momento de distinguir poblaciones? ¿Por qué los genitales? ¿Por qué las hormonas? Recuerdo una cita de Wittgenstein, que decía algo así como que a veces son nuestras propias preguntas las que traen consigo impresas la respuesta que quieren oír.
PD: Comparto el link al extracto de una exposición de Lu Ciccia sobre estos temas. Son apenas 13 minutos y expone de forma clara algunas de las principales ideas del libro. El algoritmo de YouTube me recomendó el video y solo así recordé la deuda con esta reseña:
Me ha encantado, tiene mucha relación con el libro de Cuerpos sexuados de Sterling pero desde la perspectiva de una biotecnóloga (no os esperéis algo reduccionista porque no lo vais a encontrar). Problematiza los dualismos sexo-género, naturaleza-cultura, mente-cerebro y da una visión global de cómo los feminismos siempre han respondido a las afirmaciones reduccionistas (y muchas veces inventadas a conveniencia) de la ciencia. No es un libro difícil de leer y aunque puede ser necesaria cierta base en el tema, al final del libro viene un glosario de conceptos bastante completo.
una guía amplia y completísima acerca de los sesgos de la ciencia y el cómo está basada en muchísimos prejuicios. entender la historia y filosofía de la ciencia nos lleva a cuestionarla.
Un recorrido pertinente y complejo que culmina en una propuesta de lectura de nuestros cuerpos e identidades desde lo sincronizado. Propuesta que requiere mayor trabajo para ser encarnada, pero un primer paso ya fue dado.
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