Destellos de belleza" ofrece una suerte de revisión caleidoscópica de la biografía de Jonas Mekas en la que el cineasta y poeta lituano elige contarse a sí mismo mediante fragmentos de vidas ajenas. En estas páginas, las anécdotas y registros cotidianos del autor conviven de manera natural con los recuerdos de sus amigas y amigos diseminados por el planeta sin temor al desorden cronológico o la desconexión estilística, consciente de que la imposibilidad de organizar una existencia sea tal vez la mayor de sus virtudes. Así, los recuerdos de su primera cámara de fotos, de sus noches en una prisión de Nueva York, o los de una jornada en la que estuvo en cuatro patas como un perro se entremezclan con las anécdotas de la madrugada en que George Maciunas, fundador de Fluxus, plantó ilegalmente dos árboles en las veredas céntricas del Soho, o de la llegada secreta de John Lennon y Yoko Ono a los Estados Unidos.
El afán archivístico desbordante que caracteriza la poética de Mekas, ese impulso por capturar momentos de su vida sobre la marcha y atesorarlos en los soportes al alcance de la mano (ya sea película cinematográfica, una servilleta de papel o los bolsillos de su abrigo), atraviesa este volumen de múltiples formas. Cartas, recortes de periódicos, entradas de cine, citaciones de juzgados, un llavero del Chelsea Hotel, y hasta la barba de Allen Ginsberg ilustran los hechos relatados al tiempo que los completan y se vuelven su combustible. Más que en ningún otro libro suyo, las imágenes incluidas aquí son decisivas no solo por su caudal, sino especialmente por su relevancia narrativa.
Lejos de proponernos una experiencia nostálgica anclada en artefactos y costumbres del pasado (rollos de celuloide, cartas o revistas en papel), esta colección de escenas de una vida nos brinda, en el marco del centenario del nacimiento de Mekas, un haz de luz que se proyecta sobre nuestro presente. Su lectura puede asistirnos frente al dilema de cómo seguir construyendo lazos afectivos y comunidades creativas independientes, o de cómo volver a humanizar el rol de la cultura en un panorama cada vez más fragmentado y desmaterializado. Es en este sentido que "Destellos de belleza" tiene la potencia esclarecedora de un consejo susurrado en medio del ruido del mundo actual.
Jonas Mekas is a Lithuanian-American filmmaker, poet and artist who has often been called "the godfather of American avant-garde cinema." His work has been exhibited in museums and festivals world-wide.
In 1944, Mekas left Lithuania because of war. En route, his train was stopped in Germany and he and his brother, Adolfas Mekas (1925–2011), were imprisoned in a labor camp in Elmshorn, a suburb of Hamburg, for eight months. The brothers escaped and were detained near the Danish border where they hid on a farm for two months until the end of the war. After the war, Mekas lived in displaced person camps in Wiesbaden and Kassel. From 1946 to 1948, he studied philosophy at the University of Mainz and at the end of 1949, he emigrated with his brother to the U.S., settling in Williamsburg, Brooklyn, New York. Two weeks after his arrival, he borrowed the money to buy his first Bolex 16mm camera and began to record moments of his life. He discovered avant-garde film at venues such as Amos Vogel’s pioneering Cinema 16, and he began curating avant-garde film screenings at Gallery East on Avenue A and Houston Street, and a Film Forum series at Carl Fisher Auditorium on 57th Street.
In 1954, together with his brother Adolfas Mekas, he founded Film Culture, and in 1958, began writing his “Movie Journal” column for The Village Voice. In 1962, he co-founded Film-Makers' Cooperative and the Filmmakers' Cinematheque in 1964, which eventually grew into Anthology Film Archives, one of the world’s largest and most important repositories of avant-garde film. He was part of the New American Cinema, with, in particular, fellow film-maker Lionel Rogosin. He was a close collaborator with artists such as Andy Warhol, Nico, Allen Ginsberg, Yoko Ono, John Lennon, Salvador Dalí, and fellow Lithuanian George Maciunas.
In 1964, Mekas was arrested on obscenity charges for showing Flaming Creatures (1963) and Jean Genet’s Un Chant d’Amour (1950). He launched a campaign against the censorship board, and for the next few years continued to exhibit films at the Film-makers’ Cinemathèque, the Jewish Museum, and the Gallery of Modern Art. From 1964 to 1967, he organized the New American Cinema Expositions, which toured Europe and South America and in 1966 joined 80 Wooster Fluxhouse Coop.
In 1970, Anthology Film Archives opened on 425 Lafayette Street as a film museum, screening space, and a library, with Mekas as its director. Mekas, along with Stan Brakhage, Ken Kelman, Peter Kubelka, James Broughton, and P. Adams Sitney, began the ambitious Essential Cinema project at Anthology Film Archives to establish a canon of important cinematic works.
As a film-maker, Mekas' own output ranges from his early narrative film (Guns of the Trees, 1961) to “diary films” such as Walden (1969); Lost, Lost, Lost (1975); Reminiscences of a Journey to Lithuania (1972), Zefiro Torna (1992), and As I Was Moving Ahead Occasionally I Saw Brief Glimpses of Beauty, which have been screened extensively at festivals and museums around the world.
Mekas expanded the scope of his practice with his later works of multi-monitor installations, sound immersion pieces and "frozen-film" prints. Together they offer a new experience of his classic films and a novel presentation of his more recent video work. His work has been exhibited at the 51st Venice Biennial, PS1 Contemporary Art Center, the Ludwig Museum, the Serpentine Gallery, and the Jonas Mekas Visual Arts Center.
In the year 2007, Mekas released one film every day on his website, a project he entitled "The 365 Day Project."[2] Since the 1970s, he has taught film courses at the New School for Social Research, MIT, Cooper Union, and New York University.
Mekas is also a well-known Lithuanian language poet and has published his poems and prose in Lithuanian, French, German, and English. He has published many of his journals and diaries including "I Had Nowhere to Go: Diaries, 1944–1954," and "Letters from Nowhere,
"Lo más relevante que escuché la semana pasada fue cuando Rossellini dijo que la educación es un esfuerzo. Que para aprender algo hay que hacer el esfuerzo por aprenderlo: nada que valga la pena sucede sin esfuerzo. Las cosas hay que buscarlas. Acercarse a ellas. Abrírseles."
El título original de este libro es "A Dance with Fred Astaire",viene del primer relato de estas memorias en forma de postales de Jonas Mekas, y sin embargo y a pesar de lo hermoso de este título, me parece tan acertado el titulo elegido para la edición en castellano, Destellos de Belleza, porque estos destellos de belleza son precisamente la esencia de la obra de Jonas Mekas: pequeños destellos en forma de diarios de su vida que tuvieron su origen en esa película-diario absolutamente perfecta de cinco horas de duración "I Was Moving Ahead, Occasionally I Saw Brief Glimpses of Beauty", que se podría traducir como mientras avanzaba, ocasionalmente vi pequeños destellos de belleza. Es una película editada a partir de las imágenes de grabaciones de Mekas a lo largo de 50 años de su propia vida. Jonas Mekas lo grababa todo, su vida era el cine en forma de creador y también de archivista y critico de cine del Village Voice. Se convirtió en uno de los fundadores de la Cooperativa de Cineastas, del Anthology Film Archives y de la revista Film Culture. Con sus películas sin actores, grabando la vida misma, en las que el argumento era lo menos importante y mucho menos la duración o la técnica cinematográfica, Mekas quiso acabar con el artificio de Hollywood.
"Ambos estaban obsesionados con el cine y, al igual que Adolfas y yo, su calle favorita de Nueva York para ver películas era la 42nd Street, donde cada noche se podían ver al menos treinta películas diferentes, ya que proyectaban las veinticuatro horas al día. Andrew, Eugene, un polaco chiflado llamado Eduardo, Peter Bogdanovich y yo nos sentábamos en esos cines hasta que nuestros ojos no aguantaban más."
Jonas Mekas llegó en 1949 a Nueva York acompañado de su hermano menor Adolfas cuando solo tenia 27 años, ambos exiliados de Lituania, tras huir de la persecución de los nazis y los soviéticos. Hay un momento maravilloso en el capítulo titulado El comienzo de todo: Mi primera cámara de fotos, casi al final del libro donde cuenta como con dieciséis años recibió un regalo de su hermano mayor: una cámara de fotos. Fue en el verano de 1940, precisamente cuando los rusos ocupaban Lituania. El joven Jonas probando su cámara, se vio interrumpido por un soldado ruso que extrajo ese primer y único rollo y lo destruyó mientras le gritaba al joven Jonas: “-Corre, corre, estúpido, o ya verás…”. Jonas corrió con la cámara en las manos, y aunque fue una experiencia fallida, no se puede decir que no fuera demoledora. A partir de entonces, la cámara llegó a ser una especie de extensión de sí mismo.
"Nos acostumbramos a buscar en el cine 'arte', o buenas historias, dramas, tal como lo hacemos en la literatura. ¡Por qué no nos olvidamos de la literatura, el teatro y Aristóteles! Contemplamos el rostro de una persona en la pantalla, el rostro de MM, mientras cambia y reacciona. Sin dramatismo ni ideas, solo un rostro en toda su desnudez y con todas sus sombras (...) no es otra cosa que el significado del mundo."
Quién conozca el cine de Jonas Mekas y se sumerja en este libro, completará momentos porque Jonas Mekas es un creador lleno de vida, de sentido del humor, un humanista en toda regla, una especie de hombre del renacimiento, libre y sin ataduras formales. En Destellos de Belleza convierte en texto lo que ya conocíamos por sus imágenes: momentos fugaces con amigos, encuentros de un instante, espacios conectados con la naturaleza, memoria de una vida. Hay momentos maravillosos en torno a la gente que conoció, amigos, anécdotas en torno a ellos, y quizás de todas la que más pudo conmoverme fueron las páginas que le dedicó a la inigualable Barbara Rubin:
"Me dijo que tenía una sobrina que amaba el cine y había sido liberada hace poco de un reformatorio de menores. Y vino. Frágil., muy joven, completamente asustada y totalmente callada. Todavía seguía en estado de shock. Solo se limitaba a observar, escuchar, asentir, y de vez en cuando, sonreír tímidamente. Era una persona muy, muy sensible y extremadamente receptiva. Pero no decía una palabra."
[...]
Entonces ella abrió la boca. Pero no para romper el silencio: más bien para atravesarlo como una fiera. Con la fuerza de un torrente desgarrado y entrecortado de palabras contenidas por mucho tiempo. Ahora que lo pienso, su manera de hablar siempre tuvo esas pausas casi dolorosas, como si hubiese demasiadas palabras en su mente y no pudiera decidir cuáles utilizar. "
En definitiva, una colección fantástica y conmovedora de momentos en la vida del genio que fue Jonas Mekas. Las memorias, el diario personal, las reflexiones en torno a la vida, sus ideas en torno al cine libre sobre todo, son como un collage de alguien que dedicó su vida al arte. Jonas Mekas fue un hombre profundamente comprometido con el arte, con los artistas libres, y sumergirse en algunos de los momentos de su vida, convierten este libro en una lectura deliciosa. Destellos de Belleza está llena de sentido del humor, de amor por el arte y sobre todo es un canto a la vida.
El lector que llegue a este libro antes que a su cine, seguro que se morirá de las ganas por ver sus películas. Estoy segura.
"Me gustaría algún día tocar este planeta con mis pies descalzos y no solo con mi cámara. ¿O acaso mi cámara son mis pies?"
"En el lugar de nacimiento de Santa Teresa [...] el silencio se volvía materia y podías sumergirte en él sin alcanzar su fin; me transportó hacia un lugar muy, muy, muy profundo."
Un libro imprescindible para conocer a Jonas Mekas y dejarse seducir por sus encuentros y anécdotas acerca de la vida, la amistad, el cine, las artes. ¡Cómo me habría gustado ser su amiga!
“Y mientras pensaba en silencio y sin moverme un perro pequeño salió de la nada y comenzó a lamer el polvo de mis zapatos hasta limpiarlos por completo. Lo tomé como un mensaje de Santa Teresa. Pensé que ella había mandado a este perrito en señal de agradecimiento por mi caminata, por todas las calles recorridas en su nombre.” (pp. 169-170)
No conocía la obra de Mekas, este libro fue mi primer acercamiento a su vida y me parece precioso. El libro es un refuerzo constante de lo efímera que puede ser la vida y la importancia de hacerla memorable. Es también una oda a la amistad que me recordó mucho al refrán "más vale tener amigos que plata". En fin, es un libro que alienta a escribir, tomar fotos, dejar registro y construir archivo.
Mekas vivió 1000 vidas y todas me interesan. La del cineasta. La del vagabundo. La del refugiado político. La del payaso y el genio. Este libro es un homenaje a ese remolino que pasó vislumbrando poesía donde otros no veían nada. Con una actitud ante la realidad que me inspira a viajar, a fotografíar, a beber, a reír. A creer en el potencial subversivo (cringe) de las imágenes y las palabras. Este año, con el exilio y la memoria tan presentes en mi mente y mi entorno, leer a Jonas me parece un masaje al alma. PD: El relato de su visita a Ávila se me ha quedado impregnado a la piel y me acompañará cuando vuelva a casa.
Nunca mejor titulado un libro. Casi que no tengo que decir nada sobre lo que tiene adentro, porque ya con decir destellos de belleza, se dice todo. Pero igual puedo contarlo. Jonas Mekas fue un lituano que vivió en Nueva York y hacía cine, y he visto casi nada de lo que hizo. Pero su tono, su vida, lo que cuenta, me parece tan maravilloso, que iré a ver si encuentro por alguna parte sus películas. Y este libro lo dejaré cerca, para abrirlo cuando necesite acordarme de que el mundo es hermoso cuando han pasado por acá humanos como él, que el arte es lo mejor que tenemos, lo mejor que nos une, y que viva el cine experimental. Nueva York en sus épocas, ah qué ganas de haber estado ahí. Hay anécdotas con gente conocida (Yoko y John, Valerie Solanas, Andy Warhol, Salvador Dalí) otros menos conocidos pero que me encantan (Nam Jun paik, Sun Ra) y otros que no conocía para nada, pero no importa, lo lindo es que son momentos, casi pequeños retratos de distintas personas, viviendo su vida a través de la amistad, el arte, el compromiso, y un poquito de locura. Muy hermoso y recomendado.
"Pero yo aún nunca he estado en la Tierra, en realidad. Me gustaría algún día tocar este planeta con mis pies descalzos y no solo con mi cámara. ¿O acaso mi cámara son mis pies? ¿Gozo, tu lapicera son tus pies? Quizás. A quién le importa"
qué maravilla el mundo de mekas ♡ hermosos fragmentos, no solo de las múltiples vidas de jonas, sino también de la vanguardia neoyorquina y de la historia del cine experimental.
Creo que en mí lectura jugó en contra que tenía muchas expectativas y que desde el inicio se me instaló el contrapunto con los brillantes libros de Herzog y Patti Smith. Me dejó sabor a poco, me hubiera gustado contar con más reflexiones y el tipo de registro de las situaciones de a ratos me generó más distancia