Aislada en el campo, en el momento más frío y oscuro de un invierno de encierro, una mujer de cuarenta y dos años espera el resultado de una biopsia. Habita un limbo ansioso plagado de presentimientos: un mes en el que tiene y no tiene cáncer. Pero esta espera la enfrenta a otros fantasmas, entre ellos el de su madre, que murió a la edad que ella tiene ahora. Los cuarenta y dos años eran su sentencia de muerte, y lo que parecía puro pensamiento mágico de pronto amenaza con tornarse real. Entre las permanentes interrupciones de sus hijas y las tareas de la casa, escribe y piensa. Mira la planicie, mira el cielo, pero, como si se encontrara atrapada en una pirueta metafísica, solo puede ver el pasado -hacia adentro y hacia atrás-, uno en el que su madre todavía vive, su abuela encarna una energía oscura, y ella se vuelve la cabeza de una familia. Con inteligencia y profundidad, con sobriedad y sin aspavientos, la narradora se embarca en la lectura de un mapa familiar que solo podrá iluminar a condición de no mirarlo de frente. Un recorrido que da como resultado una pieza íntima y honesta, filosa, por momentos, una brújula, por otros, un arma cargada de sentimientos.
Natalia Moret nació en Buenos Aires, en 1978. Es socióloga, escritora y guionista. Publicó cuentos en Nuevas narrativas. Historias breves II (Sudamericana, 2006), En celo (Mondadori, 2007), Buenos Aires Escala 1:1 (2008), Autogol (2009), Sólo cuento (2011) y Outsider (2011). Su cuento Platero y yo fue llevado al cine en la película Cinco (2009). Colabora en distintos medios, en los que escribe sobre cine y sobre literatura, y dicta talleres literarios. Un publicista en apuros es su primera novela.
¿Otra historia del yo, relacionada a un diagnóstico que aún no es, la espera y lo incierto, todo desde la mirada femenina?
Llegué a este libro por una entrevista que le hizo Gustavo Noriega a la autora y me envolvió en sus respuestas.
Hay un dejo de tristeza, de melancolía en el relato (ese es su tono), y también está el asombro en el descubrimiento de las pequeñas nimiedades, en los detalles cotidianos. Está el retiro al campo, la vigilia, están los libros y el proceso creativo. Está el duelo del cuerpo sano. Está la historia de la familia, una madre muerta pero que aun sigue viva, un esposo y dos hijas.
Si se cruzan con este libro, no duden en leerlo. Tiene una sensibilidad honesta y también cruda.
La primera página es una cachetada en el medio de la cara. Ahí está todo y también todo está por pasar. Con un tono súper poético, el libro se te va metiendo en el cuerpo como si fuera algo inevitable.
Un duelo (que nunca es solo uno) en movimiento. Y la maternidad que aparece como un viaje hacia atrás pero también hacia adelante. Me encantó, de mis preferidos este año.
hoy, 31 de diciembre, terminé de leer mi libro favorito del 2024
La escritura como interrupción. La vida como situación emergente de la escritura. La escritura como suspensión temporal de la muerte.
hace como un año y medio estaba en la francachela de aristipo con una amiga viendo libros usados. mi amiga agarró el año en que debía morir justo cuando pasaba ceci fanti por al lado. ceci frenó y, como buena librera, nos súper vendió el libro, dijo cosas maravillosas. ahora no recuerdo bien qué palabras usó para describirlo pero creo que dijo algo así como un "policial de la intimidad". mi amiga se compró el libro y a mí me quedó dando vueltas por la cabeza. unos meses después me lo compré en la feria del libro. todo esto para decir: gracias ceci fanti por ser tan buena en tu trabajo.
hace mucho no me pasaba de terminar un libro y quedar tan movilizada. en su momento no entendí qué podía significar "policial de la intimidad" pero juro que habiéndolo terminado es exactamente eso. una mujer en el limbo de la espera que repasa toda su vida en busca de recuerdos y respuestas a las incógnitas que la persiguen, que la atormentan. es maravilloso y trágico y emocionante.
yo no soy ceci fanti, no sé si estoy siendo lo suficientemente seductora como para convencerlos de que lo lean, pero espero dejarles aunque sea con un poco de la intriga que yo sentí aquel día en aristipo, la intriga necesaria para agarrar este libro y dejarse llevar por una de las prosas más hermosas y poéticas que leí en mucho tiempo.
Me fascinan los libros que tratan de relaciones, de madres, de hijas, de familias, historias reales y bien escritas. En este encontré todo! Un libro que queres subrayar cada renglón. Mi preferido en mucho tiempo. Lo leí en kindle, definitivamente lo compraré otra vez en papel. ❤️
Me pasaron varias cosas con este libro, altibajos. El principio y el final son muy fuertes pero lo del medio se me hizo bastante largo y redundante. Igual valoro la honestidad con la que está escrito.
Que increíble este libro. La narración, el ritmo, las imágenes. Las ultimas diez páginas me destruyeron. Preparen carilinas. Encontré una nueva autora favorita ❤️
Me encantan los libros sobre la escritura y el duelo. Soy simple. Le sacaría hartas páginas que siento que son más anécdotas que escenas y no sé si aportan algo a las temáticas que desea abordar el texto. Pero en general habité sus páginas con más emoción que hastío.
Este libro el la historia singular de un significante: lugar. Y creo que la autora desliza esto con muchísima astucia, abrochándolo al final. Me atrapó esta lectura, si bien al principio me costó acercarme. Sentí muy presente que era algo que ya había leído. Pero no. Con el pasar del tiempo fui encontrando su singularidad, y ahí estuve, de lleno.
El final me pareció hermoso y muy potente. Creo que logró trasmitir de manera muy clara y llena de literatura, ese momento en que algo nos concierne.
Me quedo con la importancia de los rituales, el peso de la historia y lo reparador de vínculos.
¿Donde espera lo que no está en ninguna parte?
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Es la primera vez que leo, ni bien me llega, un libro de la suscripción literaria. Siempre se van acumulando porque los otros que tengo "me llaman mas la atención" y los termino leyendo a los meses de su llegada. Este lo empecé a leer apenas lo recibí. Leí de qué se trataba, dejé todo lo que estaba leyendo y empecé. Fue justo lo que necesitaba. Gracias, Natalia Moret, por esto.
No es un mal libro, pero la verdad es que me aburrió. Todo el tiempo tenía la sensación de estar leyendo algo que ya había leído en otros libros mejores. Lo que se escribe en un ejercicio terapéutico, no siempre termina de funcionar como producto literario.
Un diario de vida e introspección en una etapa difícil de la vida de la autora. De esos libros que no queremos que terminen pero, a la vez, entendemos que al terminarlos, la protagonista cerró un ciclo doloroso.
“Este estado de continua falta por superávit de deseo, de insatisfacción por exceso más que por escasez, no es exactamente sufrir. Es una atención que se localiza en algún lugar indefinido entre mi boca y el pecho y que hace que una parte mía esté constantemente en otro lugar. Se parece a tener un trabajo pendiente, se escapa cuando nos acercamos y siempre se adueña de una parte de nosotros. Es un trabajo que no se deja hacer, una obra que no se deja terminar, una preocupación que no nos abandona. Nunca nos da esa libertad”.
Me sorprendió para bien. Aunque se repiten varios lugares comunes de la autoficción (tan de moda y que en general me aburre), hay una búsqueda que me conmovió.
Me demoré meses en leer este libro completo. Cada vez que leía me quedaba dormida. Tiene una cadencia marcada por el constante retorno del presente al pasado, donde el presente cotidiano es por lejos lo más reiterativo y poco estimulante (y probablemente lo que me indujo el sueño).
El trauma posterior a la muerte de la madre es lo que me pareció mejor logrado y más interesante. Por ejemplo, la imagen de la protagonista fumando con neumonía y angustia sin poder dormir es desgarradora y me permitió entender mejor el dolor del duelo. Me gustó también la sensibilidad al tratar las relaciones familiares, el traspaso de traumas y la generación de nuevos traumas que los reemplazan y que mutan.
El presente cotidiano de la protagonista se sintió como leer el diario de una crisis de la mediana edad de una hipocondríaca viviendo en el campo, sin mucho más que agregar que lo que podría contarte algún conocido.
Pensé en ponerle 4 estrellas porque me angustió tanto durante la lectura que lo sentí como un castigo propio. Van 5 estrellas porque me angustió tanto durante la lectura que me hizo leer entre líneas y aceptar que la muerte va de la mano con el dolor, pero que el amor los atraviesa y que no hay uno sin el otro. - “Sé que no podemos vivir en el pasado, y sin embargo es ahí donde me lleva constantemente la corriente de la escritura. ¿A quién intento salvar corrigiendo las lecturas erróneas, las profecías autocumplidas? Y si toda mi atención está puesta en el pasado, ¿dónde vivo realmente? Una parte mía, tal vez, en el umbral que no atravesó. Tres metros adelante hay una cama de hospital con una sábana blanca. Bajo la sábana, este libro. Tengo que enterrarlo.”
El año en que debía morir la autora del libro busca mientras espera. Busca en el recuerdo la razón de una huida, de una muerte, de un final, mientras espera el resultado de una biopsia que puede cumplir con un destino que la persigue desde la muerte de su madre. Mucho mas que una simple autoficción, una crónica lucida del proceso del duelo ambientada en un escenario casi apocalíptico, un campo pampeano en plena pandemia.
De por sí la historia es fuerte, conmueve pero lo que más me gustó fue cómo está escrito. Natalia narra su presente y pasado con tanto poder y buen uso de recursos literarios. Reflexiona sobre la muerte de su madre y los acontecimientos ocurridos durante esa época. La atraviesa el temor a su propia muerte, el vínculo con sus hijas, con su pareja, todo en el contexto de pandemia, en una casa de campo. Conecté mucho con el libro y creo que no tiene desperdicio.
No tengo palabras para describir lo bueno que es este libro, pero sí puedo decir que me provocó varias lloraditas en el subte y otras tantas en casa. Léanlo, no se van a arrepentir.
Me pareció sin dudas algo espectacular. Es una expresión de arte. Cómo de algo tan profundo que escribe la autora para sanarse, termina moviendo cosas adentro del lector. La autora abre lo más profundo de su ser y te lo comparte ... Leerla era como leer sus pensamientos más íntimos.. me sorprendió! Relata muy detalladamente lo que le sucede sin tapujos, mostrando con claridad las relaciones que tenía con cada personaje de su familia.. sus preocupaciones y su tristeza.. Imposible no empatizar con lo que le pasa y con lo que siente.. lloré mas de una vez. Me generó pensamientos, descubrir sentimientos , me movilizó.. Me encantó.
Memo Personal: Como parte de mis esfuerzos por leer (principalmente) en español durante nuestro año sabático, encontré este libro hojeando Goodreads. El título me llamó la atención inmediatamente. Empecé a leer el libro en el vuelo a Santiago desde Dublín. Me tomó un tiempo engancharme con el libro, terminando finalmente en Mendoza—el tema es pesado. Disfruté leyéndolo mientras estuve en Buenos Aires y reconocí algunos de los puntos de referencia.
Me gustó este libro. Creo que me habría destruido si lo hubiera leído después de la muerte de mi madre (afortunadamente mi madre está viva y bien).
La escritura y el concepto de la trama son cautivadores: la voz narrativa está escribiendo un libro sobre la muerte de su madre mientras enfrenta su propio posible diagnóstico de cáncer, a la misma edad en que murió su madre. La línea entre pasado, presente y futuro se desdibuja mientras la narradora se ahoga en una existencia de ansiedad y miedo.
La mitad del libro fue difícil de leer. En mi caso, no podía empatizar con el miedo que lo consume todo a la narradora. Da vueltas tratando de recordar un pasado que no recuerda bien y se fija en un futuro que aún no ha sucedido. Me pasó muy largo—leemos el ejercicio terapéutico y redundante de la narradora que resultaba pesado y redundante para esta lectora. El final es muy fuerte. Al final, ella tiene un gran avance en su relación con la muerte de su madre.
Creo que si hubiera experimentado una pérdida similar a la de la voz narrativa, o hubiera tenido un período igualmente oscuro en mi vida, este libro habría sido un "cinco estrellas" y me habría jodido. Maybe for another time!
Recibí este libro en una suscripción literaria mensual y tuve muchos idas y vueltas durante su lectura. Tiene un principio y final muy penetrantes emocionalmente, especialmente el final donde podemos ver la esperanza y 'desenlace' del crecimiento de nuestro personaje principal femenino. Sin embargo, durante la mitad del libro me costó un poco avanzar, ya sea porque no conectaba tanto con la narrativa o porque simplemente estaba pasando por un momento personal donde la forma en la que se expresaba la protegonista me angustiaron bastante...porque sí, durante la gran parte de la historia podemos sentir un pesado dejo de angustia, tristeza, melancolía, y arrepentimiento. Pero así como atravezamos todos estos momentos, también nos llega un final sumamente reconfortante y cálido al corazón. Hace no mucho expresé públicamente que no me estaba gustando o fascinando este libro, pero lo terminé por apreciar y querer bastante tanto al libro físico en sí y la forma de escribir de su autora, como al camino que nuestra protagonista forma para sanar de a poco el impacto que su pasado tiene en su presente.
"Y así seguimos avanzando, a golpes, barcas contra la corriente, devueltos sin cesar hacia el pasado". - Scott Fitzgerald, El Gran Gatsby. "(...) Y así y todo, lo habré hecho mal. Como mi madre, que casi ni me abrazó porque sus manos siempre estaban ocupadas haciendo algo para cuidarme".
Hacía mucho que un libro no me hacía llorar. En El año en que debía morir la autora nos cuenta una historia de una mujer que espera el resultado de un estudio médico que puede cambiar su vida. Con 42 años, marido, dos hijas y en un contexto de aislación y repliegue al campo en medio de la pandemia, la narradora revisa su propia historia y, en especial, su propia historia con su madre y su abuela, las mujeres de su vida, para intentar sanar las pérdidas del pasado, esas que la han llevado a pensar durante mucho tiempo que, exactamente ahora, con 42 años, la misma edad que tenía su madre al morir, algo terrible debía ocurrirle. La novela es brillante no solo por la honestidad brutal con la que desmenuza la experiencia de maternar (pero también de ser hija), sino también por cómo desnuda el proceso de escritura. La narradora va y viene sobre el texto, buscando en lo ya escrito (lo ya leído) claves para hacer avanzar su escritura y desentrañar su historia personal. Conmovedora e inteligente.