«El objetivo de este libro es convencer al lector de que no estoy loco o, para ser más exacto, de que no soy víctima de la hýbris.» Así comienza el nuevo libro de José Antonio Marina, que surge de la convicción de que la historia humana puede comprenderse si descubrimos las esperanzas y los miedos que la impulsaron. A partir del estudio de las pasiones según la psicología, y en consonancia con el pensamiento filosófico y antropológico, el autor crea una nueva forma de aproximarnos a lo que la psicohistoria.
Los deseos impulsan la acción, pero la satisfacción de los mismos no agota nuestra capacidad para somos un deseo interminable que solo podría ser saciado con la felicidad. Por eso, incluso los acontecimientos históricos más terribles son parte de una larga y tortuosa búsqueda de ese sentimiento. Esta obra nos revela el papel que juegan las emociones a la hora de entender nuestros orígenes y el desarrollo de las sociedades. Un viaje entretenido y revelador, un regalo para el intelecto.
Un libro muy interesante sobre filosofía, que acerca la noción de felicidad política al lector, considerándola imprescindible para el logro de la felicidad individual. José Antonio Marina consigue entrelazar la noción filosófica de felicidad y las pasiones y deseos del hombre con algunos de los principales hitos históricos, poniendo en valor el papel de las emociones como motor de la historia, tanto del progreso como de los grandes deslices de la humanidad. El libro enaltece la importancia de los derechos humanos universales desde el punto de vista social, filosófico e histórico, así como el papel que jugó el movimiento intelectual de la ilustración en la consecución de los grandes logros de la humanidad.
A partir de las 3 necesidades humanas fundamentales: el placer, la necesidad de convivencia satisfactoria y el aumento de las posibilidades de acción y superación, este ensayo va entretejiendo la compleja trama que ha sustentadado a la historia y en la que se mezclan deseos interminables como la trascendencia, el poder o la libertad. Todo ello en una búsqueda de una felicidad que no se sostiene si no sobrepasa la dimensión individual para alcanzar la felicidad pública. Muy bien documentado, en algunos tramos resulta árido para una inculta de las humanidades como yo, pero no pierde interés.
Herencia de nuestros ancestros animales: el deseo, nuestra esencia según Spinoza; los humanos podemos anticipar cosas que no han sucedido nunca, pero que queremos o tememos que sucedan. El papel de las religiones como camino primario hacia la salvación-liberación, la etimología de la palabra Felicidad entre tantas y la riqueza de documentación histórica que nutre tanto al que toma esta lectura para comprender totalmente el tema desarrollado, convierten en un must esta obra para los curiosos de la filosofía. Un periplo por las distintas emociones que nos han conducido en cada época, cada cual con su ideal de felicidad hasta, por fin, comprender donde estamos, cuál es nuestro contexto, qué nos mueve. Gracias por esta gran obra que colabora, y de qué manera, a qué no suframos otro colapso ético: “Para colaborar a que no suceda, he escrito este libro. Por mi, que no quede”. Un epílogo que releeré continuamente por reflexiones mayúsculas sobre la felicidad privada, la felicidad pública, cómo damos por naturales cosas que no lo son y los poderes simbólicos que tan a menudo se toman como reales.