El gran friso narrativo de los Episodios Nacionales sirvió de vehículo a Benito Pérez Galdós (1843-1920) para recrear en él, novelescamente engarzada, la totalidad de la compleja vida de los españoles -guerras, política, vida cotidiana, reacciones populares- a lo largo del agitado siglo xix. Episodio en el que toma el relevo de la narración el singular Proteo -Tito- Liviano, criatura típicamente galdosiana, AMADEO I narra el fugaz reinado que a lo largo de poco más de tres años ejerció el primer rey constitucional elegido por las Cortes y promovido por las afanosas gestiones del general Prim después de que en 1868 «la Gloriosa» derrocara a Isabel II.
People know Spanish writer Benito Pérez Galdós especially for his Episodios Nacionales (1873-1912), a series of 46 historical novels.
Benito Pérez Galdós was a Spanish realist novelist. Some authorities consider him second only to Cervantes in stature as a Spanish novelist. He was the leading literary figure in 19th century Spain.
Galdós was a prolific writer, publishing 31 novels, 46 Episodios Nacionales (National Episodes), 23 plays, and the equivalent of 20 volumes of shorter fiction, journalism and other writings. He remains popular in Spain, and galdosistas (Galdós researchers) considered him Spain's equal to Dickens, Balzac and Tolstoy. As recently as 1950, few of his works were available translated to English, although he has slowly become popular in the Anglophone world.
While his plays are generally considered to be less successful than his novels, Realidad (1892) is important in the history of realism in the Spanish theatre.
No me ha gustado mucho el narrador, Tito, el proteo que se hace pequeño como un gato para meterse en las estancias reales, y que se pasa la mitad del libro hablando de sus conquistas. A lo mejor es que el reinado de Amadeo I no tenía mucho que contar.
3,5* No es, sin duda, uno de los mejores "Episodios Nacionales", pero en esta obra siguen brillando tanto el talento literario de Galdós (en menor medida que en otras ocasiones) como su maestría a la hora de representar contextos históricos. Y, además, sorprende incorporando algunos elementos de lo que casi me atrevería a llamar realismo mágico. Que, viniendo del rey de los realistas españoles, le sienta como a un Cristo dos pistolas, pero en fin. Lo que debería haber sido un elemento innovador, en sus manos suena a recurso fácil para poder plasmar ciertas cosas sin tener que dar explicaciones realistas de cómo el narrador llegó a estar ahí; o para poder salir de ciertas encerronas de la trama sin mayor justificación. En cualquier caso, nadie le puede quitar la originalidad y el uso de un recurso que tardaríamos décadas en ver en su plenitud. Y Galdós, incluso cuando es el peor Galdós, nunca baja del notable.
Tercer libro de la inacabada quinta serie de los Episodios Nacionales.
Es de destacar la innovación de Galdós, introduciendo personajes y escenas que remiten a un universo mítico, diluyendo la objetividad que se le presume y aderezando la narración de los hechos con retazos de fantasía. De esta manera, se erige como precursor del 'realismo mágico'. No obstante, el equilibrio conseguido en volúmenes anteriores entre la narración histórica y la pura ficción se rompe en favor de la primera. Galdós dispone artificios, en muchas ocasiones no muy elaborados, para hilar acontecer histórico e ideación novelesca. Parece como si quisiera enumerar todos los hitos de este periodo, perdiendo de vista que se encuentra no ante un ensayo, sino ante una novela histórica.
Este tercer episodio de la Serie Final y primero de los cuatro últimos tiene como protagonista y narrador en primera persona a Tito Liviano (nos recuerda irónicamente al historiador romano Tito Livio) que junto a la musa Mariclío (versión hispana de la musa de la historia, Clío) nos acerca al reinado de Amadeo I. Los cuatro últimos episodios (Amadeo I, La Primera República, De Cartago a Sagunto y Cánovas) forman una unidad y se deben entender como una única novela que aúna ensayo histórico lleno de amargas reflexiones sobre España y fantasía. Galdós se vale de la fantasía (antes de la aparición del surrealismo) para narrar momentos de la historia de España tan absurdos y surrealistas como los del sexenio revolucionario. El realismo tradicional se le queda corto.