En Copenhague, en Basilea o en Soria. En tu pueblo o en el mío. A cuántos niños les habrán dicho, cuando se ponían tristes porque perdía su equipo, que no sintieran pena, que eso realmente no importa, que el fútbol no les da de comer ni les compra ropa.
Ese mensaje de no estar triste por el fútbol porque el fútbol no te da de comer es un mensaje ultramaterialista. ¿Qué pasa? ¿Que solo podemos estar tristes por aquello que nos dé dinero? ¿Eso le estás enseñando a un niño? ¿En serio?
Ojalá la infancia mundial coordine una respuesta en común para estos casos. Y sería muy fácil, porque vale, el fútbol no me da de comer, pero tú, tú que eres amigo de mis padres y me estás diciendo eso, ¿acaso tú me das de comer, hijo de puta? Cuando vengas a contarme tus problemas no esperes que empatice ni me sienta triste, porque no me das de comer y me dijiste que no me apenara por el fútbol porque no me daba de comer.
Lo bueno de sentir pena por cosas que en realidad no importan es que le da coherencia a sentir alegría por esas mismas cosas. E igual el fútbol no te da de comer, pero tarde o temprano te hará feliz, una certeza sólida como pocas. Solo se necesita una pelota.
¿Cuántas veces has escuchado la explicación del Boxing Day? Seguramente, habrás escuchado menos veces que Barella, el apellido del jugador del Inter, traducido al español quiere decir 'camilla'. Y claro, si se lesiona Barella, pues Camilla saldrá en camilla.
Si lo sabías es porque, más que aficionado al fútbol, eres aficionado a Enrique Ballester, que muchas veces es mejor. El periodista del diario Mediterráneo publica su cuarto libro, el tercero de sus columnas. Tras el Premio Panenka por Otro libro de fútbol, este último contiene las columnas que se publicaron en El Periódico entre septiembre de 2020 y junio de 2022. Son casi 90, una por semana. Pese a los muchos años que lleva escribiendo columnas, Ballester no tiene miedo a quedarse sin temas: "Muchas se sustentan en mi estupidez, y mi estupidez es infinita. En cuanto al fútbol, siempre pasa algo, hay partidos, hay futbolistas nuevos... Además llevo toda la vida acumulando recuerdos como futbolista amateur, pseudoentrenador, hincha y periodista. Haber sido un fanático del fútbol podría haber sido un problema, pero faltar a exámenes por un partido o pasar mil horas con el Football Manager es ahora material para las columnas".
Como ya es habitual, se leen muy fluidas. El autor te lleva de la mano con ese estilo sencillo tan difícil de conseguir y tan trabajado, entre la espontaneidad y la oralidad. "Me obsesiona un poco el ritmo, a veces busco casi la rima. Las columnas tienen mucho de conversación futbolera con mis amigos, y hablando de fútbol con mis amigos ni uso términos complejos ni adorno las frases en demasía. Intento que sean de lectura fácil, que si la empiezas llegues al final, y que estén bien escritas. También que el estilo sea reconocible", cuenta el castellonense.
La vida se solapa con el fútbol y el fútbol se transparenta con la vida. El propio Ballester se hace llamar el héroe que nadie quiere, pero precisamente por eso lo necesitamos. Porque en sus columnas están nuestras frustraciones y pequeñas victorias, también en la paternidad, que fue otra fuente de inspiración: "Lo de los hijos también me vino bien para no quedarme sin temas. Me ha permitido acercarme al fútbol desde su perspectiva. Cuando se vayan de casa podré escribir de que se han ido de casa, otro tema, así que de lujo".
En las columnas de Enrique Ballester nos reencontramos con el fútbol como juego y diversión porque el fútbol no te da de comer, pero, como las columnas de Ballester, nos alegra muchos ratos de nuestra vida.
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Con una anécdota de su hijo Teo o su hija Delia, con historias de sus amigos (mítico Vickies), con reflexiones tangenciales a las noticias del momento, y, sobre todo, con fútbol. Así escribe sus columnas Enrique Ballester y así las leemos sus fans que, con avidez, compramos cada recopilatorio que saca Libros del KO. Lo que nos regala Ballester es la mirada de alguien tan cercano que podría ser tu amigo, tu hermano o tú mismo, de tal manera que es muy difícil no empatizar incluso si de fútbol andas justo. Porque sus columnas son, haciendo un resumen muy somero, sobre fútbol y sobre la vida, y aunque no sepas del primero, del segundo vas sobrado. Muy recomendable.
Qué bien me cae Enrique Ballester, y qué tío mas divertido. Si tienes 5 minutos libres, te lees una columna suya, y después, tu vida no va a ser ni mejor ni peor, pero por lo menos te has reído , y bastante.
Es un libro ameno, divertido. Un compendio de columnas escritas por Enrique Ballester, satírico periodista especializado, sobre todo, en fútbol. Este es el tema principal de la obra, como evidencia el título. Sin embargo, el estilo de el autor es bastante reflexivo, aunque desde un prisma humorístico, casi ridículo. He ahí que la lectura sea sencilla y rápida. Buen libro para pasar el rato y distraerse.