Tras su exitoso primer libro Sócrates en bicicleta, el ciclista y filósofo francés Guillaume Martin vuelve a reflexionar sobre el ciclismo y la sociedad actual en este libro. “El deporte es reflejo de la sociedad. En su forma moderna amplía las características del mundo que conocemos, el mundo capitalista, el mundo de la red, cuyos defectos permite mostrar. Sitúa al individuo en el centro, pero no reconoce ninguna identidad. La estrella del deporte es una imagen, un espectáculo. Se ahoga bajo toda la información que le toda la data y estadísticas que objetivizan su práctica, y que al final no significan nada; todos los rumores que acompañan su carrera (fichajes, lesiones, vida privada, etcétera), y que la mayoría de las veces no son más que palabrería. Hemos perdido de vista al ser humano singular que hay detrás de la estrella transformada en fetiche. Las fragilidades del deporte moderno son indicadoras de males de la sociedad democrática en general. La sobreinformación y el deseo de control se han apoderado de este campo de expresión del cuerpo. Ya no hay un primer atacante en las competiciones ciclistas, ningún corredor alberga la ilusión de que solo él podrá revertir la carrera. Ya no se cree en el efecto sorpresa, en la posibilidad de singularidad. Todo torna previsible, aburrido, repetitivo. El deporte revela todas nuestras contradicciones, ya sean individuales o colectivas. Paradójicamente también puede ser el lugar no de su resolución, sino de su superación. Participar en una carrera ciclista, por tanto, es aceptar las propias incoherencias, incluso afirmarlas, encontrando una razón para ellas. La condición es que se respeten las reglas, sin las que todo el edificio se derrumba, aplastando al individuo bajo el peso de su propia nada. Mantener unidos ambición individual y éxito colectivo es el reto que encierra la esencia misma del ciclismo, del que se dice que es un «deporte individual practicado en equipo». En tal sentido esta disciplina es indicativa de la sociedad en general y de las dificultades a las que se enfrenta. Al fin y al cabo, si ampliamos el enfoque, ¿no es vivir una experiencia solitaria practicada en común?”.
Leer a Martin me ha servido para lograr ahilar de mucho mejor manera algunas de las inquietudes que tengo sobre la relación entre filosofía y deporte. Es un libro bastante crítico de la sociedad y el modo en que el deporte tiene un espacio en ella, que es bastante claro en cuanto a su lenguaje y que recurre constantemente a situaciones que viven los ciclistas en carrera, lo que para alguien interesado en el ciclismo será un enganche perfecto.
Muchas veces me hago preguntas acerca del mundo del ciclismo, como por ejemplo: ¿qué piensa un ciclista mientras va en bicicleta? ¿Qué visión tiene del mundo un ciclista? Guillaume Martin responde algunas de esas cuestiones con bastante transparencia y, por supuesto, desde su punto de vista, aunque en muchos momentos adopta una posición neutral por el bien de su estudio filosófico-sociológico.
Es de agradecer que Martin vincule la filosofía y la actualidad sociopolítica con la competición deportiva. En mi opinión, acierta de pleno al calificar al pelotón ciclista como una microsociedad que se impulsa mientras ruedan desde la salida hasta la meta. El pensamiento, acciones y lo que se puede esperar de un pelotón ciclista se asemeja bastante al modo en que una sociedad humana puede llegar a comportarse en relación con temas políticos o socioculturales. A veces el comportamiento es predecible, mientras que otras veces se producen explosiones internas que derivan en escapadas más o menos exitosas en función del apoyo que se dé o se reciba.
Es una obra que, aunque no resulta densa, conviene leer con paciencia y darse la oportunidad de analizar algunos pasajes, además de pensar en cómo nos comportamos nosotros a nivel individual cuando al mismo tiempo formamos parte de algo tan grande como una sociedad, una especie, que responde y se deja influir por factores externos que las élites calculan e intervienen al milímetro.
Si un equipo ciclista es capaz de controlar un pelotón e incluso una etapa según sus intereses (ya sea por defender la integridad física de los participantes ante una situación desfavorable o porque le convenga controlar la carrera con un ritmo u otro), ¿qué no sería capaz de hacer una élite interesada en dominar el mundo? ¿Qué no sería capaz de lograr una sociedad humana si se uniera para derrocar un gobierno o sistema? Guillaume Martin no dijo nombres, pero cuando mencionó el Tour de Francia de 2020 y el asfalto jabonoso, enseguida supe que se refería al Visma y a la actitud de Tony Martin. También entendí la referencia cuando mencionó el Giro de ese mismo año (celebrado en otoño, fuera de su época del año habitual), pues la lluvia era tan intensa en aquella etapa en cuestión, que es comprensible que muchos corredores protestasen y no quisieran exponerse al peligro de caer o resbalar y lesionarse. Sin embargo, si algo caracteriza al ciclismo es la dureza de las condiciones de la competición. La organización del Giro montó en cólera y muchos aficionados se quejaron. ¿Dónde está el límite de lo soportable? ¿Qué inclemencias meteorológicas son aceptables y cuáles pueden comprometer la celebración o desarrollo de una etapa? ¿Tienen más razón los ciclistas, que están expuestos a accidentes o los empresarios que se mueven entre cifras astronómicas? A veces ni los propios ciclistas se ponen de acuerdo, exactamente igual que ocurre entre vecinos, conciudadanos o habitantes de una misma región, país o clase social.
Muchas opiniones se vierten cada día en redes sociales. Nadie y todos tienen razón. A veces, unos tienen más razón que otros, más sentido común. El ciclismo se emponzoña igual que otros deportes, igual que una sociedad que se mueve por motivos equivocados o cuando no se secundan luchas en defensa de los derechos que realmente se merecen.
Ha sido una buena lectura que invita a reflexionar y que además lo hace en consonancia con un deporte tan exigente y complejo como el ciclismo, en el que entran en juego equipos y corredores a nivel de grupo e individual. Exposición muy en la onda de Byung-Chul Han y otros filósofos que cuestionan el mundo actual.