Ya no es joven, aspira a morir y se cuestiona si hay motivos para seguir otro día más, por muy privilegiada, divertida y amable que aún sea su vida. Alguien quiere amar. No sabe con certeza si le corresponden, si sus sentimientos serán entendidos, si tiene siquiera derecho a expresarlos. Alguien viaja. Visita ciudades, playas, bares, fiestas exóticas, cabañas al borde del agua donde pasar la noche bebiendo y riendo. Alguien ilustra unos libros preciosos y alguien se ocupa de editarlos. Trabajan sin prisas, con admiración mutua, con cierta sensación decadente de existir en un mundo que desaparece. Alguien ha tenido un grave problema de salud, se levanta despacio, se tienta la ropa y decide aprovechar la segunda oportunidad. Alguien gusta, despierta deseo, está siempre de paso en la vida de los demás, sonríe, paga la cena. Alguien es el mejor amigo y la persona favorita de otro. Alguien quiere morir.
Ray Loriga narra los abismos de estos personajes, y compone una sinfonía sobre la amistad, el amor y el final de la juventud. Una novela en la que se habla de la muerte brindando por la vida. Una novela sobre el verano que aún queda por disfrutar antes de que llegue el invierno.
Jorge Loriga Torrenova, más conocido como Ray Loriga es un escritor, guionista y director de cine español.
Tras trabajar en diversos oficios y publicar relatos en diferentes publicaciones como Underground o El canto de la tripulación, debutó en 1992 con su novela Lo peor de todo. Ésta tuvo gran éxito de público y crítica y fue publicada en toda Europa, como ejemplo de la literatura de la llamada Generación X, término que al autor le ha resultado siempre más que dudoso.
Cuando vi que iba a salir este libro sabía que lo quería leer. Lo tenía muy claro. Sabía dónde me iba a meter cuando escogía un libro de Ray Loriga.
Sin embargo, me encontré un libro maduro, reflexivo, irónico, divertido y con una carga literaria mucho más segura que nunca. Se podría decir que, por fin, Loriga ha entrado en esa etapa del escritor de mayor esplendor (recordemos su laureado “Redención”).
Es un libro sobre la amistad, sobre la muerte, sobre el amor, sobre la enfermedad y, creo, sobre todo trata de agarrarse a las personas con las que uno se siente seguro. Si nos faltasen esas personas ese mundo se desmoronaría sin lugar a dudas. Así nos lo hace ver Ray Loriga.
Un grandísimo libro. Una sorpresa muy agradable. Un libro que voy a guardar como un tesoro porque es en este tipo de libros donde se ve la literatura. Qué bueno.
Es innegable que Ray Loriga escribe muy bien. Tiene una prosa ligera y natural que atrapa la lector. Sin embargo, lo que en principio parecía una premisa muy buena e interesante ha resultado ser una sucesión de reflexiones (acertadas en muchos casos) aburrida, con toque de humor que no vienen a cuento (en mi opinión) y un desarrollo de la trama tan denso como absurdo. Una auténtica decepción.
Loriga sigue escribiendo bien, si. El problema no es ese, el problema es que la historia es aburrida hasta decir basta y termina con un final de los de dejar la pluma porque ya no sabes para donde tirar.
Decepción, vamos. Mira que me gusta este hombre y he leído todo lo leíble, pero hay veces que...
Y para nada está mal el libro...pero le falta,para mi gusto, algo de fuerza. Pues si, guay...mucho amor,buenísmo...y humor muy blandito....y poco más. Si queremos fliparnos, pues es una magnífica alegoría....a la amistad, amor...y que se yo....y tal...pero no.
“Resumiendo, nos gustaba vernos a menudo y no incordiarnos demasiado. ¿No es eso también (simplificando mucho) el amor?
Ya sé que hablo por dos, pero el amor, una vez más, impone esa tarea: desplegarse en dos, como la bisagra que permite que se abra la puerta. Por mucho que digan de la libertad individual y bla, bla, bla..., el amor no se ha inventado para andar por libre. El amor es una sola cosa, una sola casa y una sola causa, y negar esta estúpida razón es no estar estúpidamente enamorado.”
me ha parecido un coñazo, pero porque el protagonista me caía francamente mal y pueeees es todo narrado en primera persona. aun así tiene buenas frases!!
«El amor es una sola cosa, una sola casa y una sola causa, y negar esta estúpida razón es no estar estúpidamente enamorado»
«Memoria selectiva, lo llaman, y es el mejor billete para viajar al menos doloroso de tus recuerdos»
El autor de El club de la lucha imparte (como muchos otros, por otra parte) seminarios con sus truquis para escribir chachi. Su método, que transmite de su mentor, Spanbauer, se articula en torno a un modo de escritura que factura como «dangerous writing» que en inglés igual tiene un pase, pero que en español igual queda de fliparse mucho. El método viene de diseccionar la prosa de escritores buenos de verdad, genuinos, originales, identifican cosas que funcionan, y lo facturan como una de las premisas. Este destilado ya no tiene nada de genuino, o ya no tiene porque tener valor literario, es utilizar una artimaña, una añagaza, un atajo, es como, el sencillo ejercicio que puedes hacer sentado y equivale a 10000 pasos por la montaña.
Una de estas, (el resto quien tenga interés puede buscarlo) es la lengua quemada. Lengua quemada consiste en dificultar la marcha del lector. El cerebro humano es, lo primero de todo, vago, y cuando transita por territorios muy manidos toma velocidad y hace que no prestemos a la forma de lo que leemos, en consecuencia, asumen que esa prosa es un poco de pobres.
Hay que conseguir que el lector se fije en lo bien que escribe uno, ¿como? poniendo obstaculos y chinillas a la lectura, prescindiendo de figuras gastadas, alterando la síntesis o buscando metáforas de las que te hagan de pensar un poco o sean chocantes. Esto, ya digo, lo hacen o hacían grandes escritores de manera natural, fruto de su talento o trabajo, pero de manera no premeditada. Cuando sigues un catecismo bueno, es otra cosa más cercana a la impostación, por supuesto prescindir de «un sol de justicia» es simple sentido del buen gusto, es una figura a la que solo se le hace justicia ahorrándosela pero otras trampillas son en cambio más cuestionables.
Dudo que Jorge «Ray» Loriga siga el catecismo de Palahniuk, porque Loriga ya estaba antes, pero es poco posible que sea completamente ajeno porque al final sus influencias son marcadamente norteamericanas y a lo que aspira Loriga desde hace tiempo es a ser un narrador norteamericano, que son mas serios y pintones (peor es que hubiese querido ser un narrador latinoamericano) y como es de autores norteamericanos de donde Spanbauer destila su metodo de ahi surjan las concomitancias . En caso es que Ray usa mucho la lengua quemada (gente como Jabois, por ejemplo, también), aunque no tanto otras del dangerous writing. Eso hace que comiences a leer y el cerebro se ponga alerta, vaya, aqui pasa algo, y vayas encontrando cosillas, regates, requiebros, un poco a lo Onesimo de la prosa, y hay gente que dice, oh, que bien escribe Ray, es una pena que él como escritor no esté de moda, pero escribe bien el condenao.
El problema cuando llevo un buen trecho es que me pregunto a que viene todo esto, quiero decir, el estilo, sea natural, impostado o trabajado no deja de ser un vehículo de transmisión de un contenido, o eso debe ser, a mi eso de leer por leer bueno pues no, o dicho de otra manera, si quiero paladear palabras y metáforas pues igual le doy a la poesia. Con este Cualquier verano es un final voy avanzando y cada vez tengo menos claro a donde quiere llegar, por donde me lleva Loriga o siquiera si me interesa esta movida, me está metiendo un rollo, pero ni siquiera puedo decidir que rollo me mete.
Por supuesto, deduzco, habla de cosas muy profundas, uno de los personajes viene de sufrir un ictus, como el propio autor (lo que podria tener su morbo para quien le gusten la morbosidad), y otro quiere comprarse un billete para el otro barrio, pero la verdad es que el desarrollo, por muchas chinillas que le pongas, o precisamente por ellas, rara vez es fluido, y todo parece un poco eh, mira, trato de temas muy profundos, humanos, trascendentales, la amistad, la muerte, lo efímero de la existencia y lo hago de una manera muy cool, reconoce mi genio literario (un comeme el nardo bolardo en toda regla).
Y no Jorge. La historia siempre es lo primero y la de este libro es bastante plana y poco interesante, taparlo con una narrativa artificiosa no solo no me lleva a pensar en lo buen escritor que eres, sino que me obligan a elegir entre si esto merece la pena o si me la estan colando, y lo tengo bastante claro.
Uno se llama como quiere llamarse. Yorick era el bufón de Hamlet. Pero también es el centro y clave de esta novela. Yorick emprende una carrera para evitar la muerte de su amigo Luiz, que ha decidido morir. Pero ¿son tan amigos? ¿Luiz siente lo mismo? O ¿Yorick ha construido esa imagen de "mejor amigo" él solo? A veces, nos vemos reflejados en los otros y ese es el motivo por el cual la idea de la separación definitiva duele tanto. Y Yorick luchará contra esto. En ese trance, se rie de sí mismo, se protege de la realidad con la mejor barrera que existe: el humor. Y está dispuesto a hacer el mayor de los sacrificios para llegar a la meta primero que Luiz y así, a lo mejor, cambia de idea.
Es una obra muy fértil que nos habla no sólo del amor y la amistad, sino que surgen muchas ideas, pensamientos, y reflexiones con muchos ángulos de visión.
Es una lectura ligera que nos habla de la muerte con humor. Si no te tomas en serio, hasta la muerte deja de ser tan terrible.
Podemos ver que hay una línea muy fina entre entre el amor y la amistad entre Yorick y Luiz. Nuestra mente nos jugará pasadas pero nada serio. Estos personajes, al final, son dos amigos que sólo quieren vivir en tranquilidad.
El autor incluyó una vivencia suya en la vida de Yorick y eso me parece interesante.
Tiene imágenes muy lindas y sobre todo, ¡viene con banda sonora! Una bossa que no me pude sacar de la cabeza ("Aguas de Marzo" Elis Regina y Tom Jobim).
entretenido! pero no estoy muy segura de aguantar al protagonista lo que ha hecho un poco complicada la lectura... pero entretenido y original me gustan las relaciones interpersonales extrañas aunque sean de gente un poco insoportable
Una oda a la amistad, que se cuela por todos los huecos y las fisuras que vamos tallando en nuestro cuerpo a lo largo de los años. Sin los amigos necesarios, la vida sería mucho menos vida.
Me quedo con este precioso fragmento que resume la esencia de esas amistades extraordinarias.
“No llevábamos más de un par de horas juntos, pero ya tenia la sensación de que éramos de facto uña y carne, o de que nos convertiríamos sin duda en más que amigos. Esa sensación, tan extraña en la vida adulta, la recordaba como normal en la infancia, cuando al juntarte con un niño o una niña por la calle, o en un parque, bastaba con intercambiar dos o tres comentarios o dos o tres silencios para establecer un lazo profundo y aparentemente inquebrantable.
Así es que puedo confesar ahora (sin rubor alguno) que desde que conocí a Luiz le convertí al instante en necesario.”
“Caminamos tranquilos, descansando de la ruidosa algarabía que habíamos dejado atrás hacía unos instantes. Solo un par de veces cruzamos la mirada y sonreímos como dos cómplices que prefieren guardarse para sí sus fechorías. Ese me pareció el primero de los muchos silencios perfectos que habría entre nosotros, de los muchos que quedaban por llegar. Y esa callada complicidad, la primera piedra de la monumental amistad que ya imaginaba.”
Una amistad peculiar con dos protagonistas también peculiares. Imposible no enamorarse del bueno de Luiz, imposible no reírte con la ironía de Yorick. Uno con un esplendor natural que quiere morir y el otro con una vida mediocre que ha sobrevivido a la muerte.
Muy bien escrito, unas veces con reflexiones sobre la vida, el amor o la muerte, otras con pasajes divertidísimos llenos de ironía y otras con situaciones surrealistas que nos vienen a contar el valor de la verdadera amistad, la que perdura en el tiempo y en la distancia y que nos mueve a hacer lo que sea (hasta barbaridades) por aquellos que queremos.
(4/5) ⭐️⭐️⭐️⭐️ ¡me he reído un montón! ¡Bonita historia de amistad!
No me aburrí leyendo este libro, pero esperaba más de él al leer su contraportada. Personalmente creo que el autor quiso contar mucho, pero no llegó a profundizar verdaderamente en los temas que trata este libro porque divaga con las ideas del personaje principal. El final queda en nada, algo muy apresurado y sin ningún detalle (..."y vivieron casi felices para siempre"). Hablando de los personajes, la relación entre Luiz y Yorikc es muy tóxica, el primero casi no le importan los sentimientos de Yorikc y el último le perdona todo idolatrandolo....amigo sal de ahí jajajaja.
3,5 estrellas más bien. Es Loriga, menos de 3 Estrellas sólo por cómo está escrito no le voy a dar. Viniendo de ‘Sábado, domingo’, que me encantó, me ha dejado un poco meh. Pero se lee fácil. Y, realmente, la segunda mitad es bastante buena. Bueno, dejo de escribir o le pongo 4 Estrellas.
He tardado más de lo que hubiera podido este libro, y quizá por eso me he sentido más desconectada de lo que se merecía.
El título ya lo dice, a menudo cualquier verano es un final!! Para mí no, los finales son lo que son y cuando terminaba el verano y me marchaba a la ciudad sabía que todo iba a seguir como lo toqué la última vez. Y qué descanso poder irse así.
“En realidad no se puede dejar de contar con la gente por el hecho de que ya no podamos verla”.
Leer a Ray es como contemplar la corriente de un río. Fluye, de manera natural.
En cuanto a la historia, el protagonista me resulta contradictorio. A ratos caprichoso. Algo víctima. No termina de creer en su propia valía, o quizá sea falsa modestia. Me caía simpático en ocasiones, pero me daba rabia su actitud.
Sin embargo, me ha parecido muy interesante el tema central: una amistad intensa, algo desbordada, incómoda y, en cierto modo, disruptiva.
Aunque parece la versión más light de Ray Loriga, tiene párrafos que van a vivir siempre en mi cabeza. Su manera de reflexionar sobre las relaciones (amorosas o no) sigue siendo única.
“Por mucho que digan de la libertad individual y bla,bla,bla…,el amor no se ha inventado para andar por la libre. El amor es una sola cosa, una sola casa y una sola causa, y negar esta estúpida razón es no estar estúpidamente enamorado”.
“Nadie es exactamente lo que otro ama, odia, detesta o admira, a poco que uno lo piense. Él no tiene, en definitiva, culpa alguna de mis delirios.”
“Su sonrisa era a la vez pararrayos, escudo y lanza; sentía que tras su sonrisa no me podía pasar nada malo.”
Loriga escribe bien, es un hecho, cada uno de sus libros que he leído están subrayados por muchos lados. Tiene ese manera sencilla de escribir, que es como meterse en la cabeza del protagonista mientras este está pensando y saltando de una idea a otra. Me gusta como escribe Loriga, pero este libro, a pesar de que también está subrayado con frases que encontré hermosas, no acabé de entenderlo, o entender que me quería contar.
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La propuesta de comienzo suena interesante, pasa que cuando empieza a cobrar vuelo se vislumbra aburridisima. Que pena que una buena prosa el resultado sea tan poco productivo. Sentí que la novela no iba para ningún lado. Realmente no recomiendo su lectura.
En este libro el autor divaga. Divaga mucho y durante mucho tiempo. Es complicado seguir el hilo si no estás completamente y al 100% sumergido en lo que estás leyendo. Los capítulos son muy largos, sin pausas. No quisiera desmerecer la obra, en absoluto. Trata temas muy importantes e interesantes. Hablamos de amistad y muerte. Lo primero es esencial para la vida y lo segundo es la vida misma ya que sin muerte no existe vida. Me estoy poniendo filosófica... Aunque quizás, aquí, el problema, mi problema ojo al dato, ha sido la extensión. Han sido 241 páginas que, si hubieran quedado en menos, me hubiera resultado todo más intenso y más necesario. He sentido que, aunque la vida es así, es divagación y el pasar de los días, los recuerdos, la monotonía y el click que la desmorona, no era necesario tanto recuerdo aunque el protagonista y yo no estemos de acuerdo ya que él sí lo considera necesario, dicho por él mismo. Dicho sea de paso, con el que no he congeniado demasiado. ¿Es posible sentirse <> por un personaje de ficción? Pues así me he sentido. Quizás es que sí que me he puesto en la piel de otro de los personajes pero el cual no parecía ser de mi misma opinión. Por otro lado he sentido que era un final demasiado abierto. Como si no hubiese un final. La lectura es ligera pero con poco diálogo a excepción de algunos capítulos, en especial, hacia el final. ¿Ha sido para mí? No. ¿Lo recomiendo? Sí, que no haya sido para mí no quiere decir que no vaya a ser para ti. Si disfrutas de este tipo de libros, no lo dudes.
Esta historia trata sobre dos amigos. Luiz que a pesar de llevar una vida privilegiada, se pregunta para qué seguir en este mundo. Quiere morir, y ha planeado su suicidio. Por otro lado tenemos a Yorick. Acaba de pasar una grave enfermedad y, aunque ha estado a punto de morir, afronta la vida como una segunda oportunidad, lo que no entiende es por qué su amigo quiere morir.
Ray Loriga, cuenta la bonita amistad que existe entre ambos amigos. Pero no es tan importante el final como el camino, y disecciona esta historia, estira la amistad como un chicle y la lleva al límite, hasta la frontera con el amor. Explica como surgen sentimientos irracionales, capaces de apoderarse de nosotros mismos en cualquier momento. Como a Yorick con Luiz.
Es el relato de una rara obsesión. En donde nos hará dudar sobre los verdaderos sentimientos de Yorick. Surgen muchas ideas, pensamientos, y reflexiones con muchos ángulos de visión, incluso intriga, con la curiosidad de saber por qué Luiz quiere quitarse la vida.
Un texto aparentemente sencillo, ligero, pero con reflexiones envueltos en una nube de melancolía. “Incluso en mis relaciones más íntimas siempre he albergado la triste certeza de que el único elemento que sobraba era yo", reflexiona el protagonista.
El autor ha superado una operación de un tumor cerebral y ha donado parte de su experiencia a Yorick. Creo que es una obra que trata temas profundos y que se ven con otro punto de vista cuando se alcanza cierta madurez. El punto central es la amistad verdadera, sincera, profunda, una persona que te acompaña en tu vida sin exigencias.
Uff, no sé qué decir, porque tampoco quiero ventilar mis demonios por aquí, y el escritor (Ray Loriga) tampoco tendrá toda la culpa. Igual no puse yo de mi parte, porque el título "Cualquier verano es un final" prometía... A ver, hay que imaginar una de esas películas alemanas que ponen los domingos en la sobremesa mezclada con un Murakami falto de inspiración y una Lucía Etxebarría con frases cogidas vete a saber dónde. En fin. Llegué hasta el final, y por el camino se me fue la alegría de vivir...
"Ese me parecía el primero de los silencios perfectos que habría entre nosotros , de los muchos que quedaban por llegar. Y esa callada complicidad , la primera piedra de la monumental amistad que yo imaginaba"
Sobre un amor de amistad. Sobre la locura y adicción del entendimiento. Sobre la idea de conocer a tu alma gemela. Sobre la conexión del universo de meter a una persona en tu camino sin esperarlo. Sobre el miedo a perder y dejar ir.
Una forma tan personal de narrar que, pareciendo que no cuenta nada, lanza reflexiones profundas e inesperadas. Así es la prosa de Ray Loriga, la profundidad entre la cotidianeidad. Me quedo, especialmente, con la segunda mitad de novela. Poco más que decir...