De la escritora de Somos luces abismales, presentamos El Sol: un libro claro y misterioso que no atiende a la separación entre los géneros y en el que se mezclan, con tanto gozo como maestría, el ensayo, la poesía y
"Todo lo que vive quiere ver el sol siguiente. Todo quiere no solo no morir, sino seguir naciendo. Una vez más, otra vez, salir al día, y que la siguiente sea la misma vez y nueva. Probar el límite, no llegando sino volviendo a empezar.
"Eso me parece que pasa. Eso me nubla, pues no quiero primero la muerte, pero no tengo el callado entusiasmo de la vaca, o de lo que puedo imaginarle: su aliento. Su confianza en que estará viva en la mañana. Su querer la confianza. Su impulso central de arriba abajo: el Sol, que recorre su arco para ella; que sale de bajo la panza de la vaca -que es un puente- y va subiendo, y se pone encima de la vaca, sobre su lomo recto, esa línea que la limita por encima, esa derechura casi prodigiosa, casi humorística, que hace pensar bien en la cabeza y en la cola al conectarlas limpiamente, un horizonte íntimo...".´.
Este libro llegó a mis manos. Nunca lo hubiese buscado, pero aún así llegó un día cualquiera. Carolina relata, divaga, habla, te calma, te sacude, te trastorna, te atrae y te suelta, te obliga a estar y a desparecer. Creo que es un libro al que no "debe" volverse, pero sí "puede" volverse, porque siempre tiene algo por decir. Es un libro que habla entre líneas, entre lo esquivo, que huye de la mirada para permanecer.
La editorial se debata entre ensayo y narrativa, para mi es una novela reflexiva. Colindan múltiples personajes y géneros guiados por las meditaciones de la autora en lo que parece una conversación íntima para revelar sus poéticos secretos. Mi favorito: Dámaso.
La palabra ilumina, pero a veces entre el canturrear desordenado también se oscurece y se desvanece. Y, sin embargo, poderosas imágenes: el tiempo dibujado en un escudo, el árbol cumpliendo la naturaleza de su compromiso, la vaca remudiando, el colibrí liberado. Todos otras formas del sol.
Si en “Somos luces abismales” y “Tu cruz en el cielo desierto” trató temas como el universo, la naturaleza, los animales, la humanidad, el amor, la idea del amor, la imaginación y el pensamiento, mientras trazaba reflexiones entre cada tema sobre vivencias, recuerdos y experiencias acontecidas durante el período de creación; en “El Sol” vuelve a tratar varios de esos temas con otros nuevos, y por supuesto, con las referencias a otras obras, especialmente los clásicos de la literatura, las tragedias y poema épicos sobre lo cuales además enseña e introduce a otras personas a través de sus cursos, talleres, conferencias, artículos, monólogos o tweets. Pero entrando ya exclusivamente a “El Sol”, tenemos 13 capítulos en donde la gran estrella y masa de gas incandescente siempre tiene una breve o amplia presencia, como es lógico, por su misma importancia para la vida misma. (...)
Es un libro muy bello y luminoso que también transita terrenos oscuros y llenos de sombras, como los que todos poseemos en nuestra completa conformación...
El día es la mitad, el medio momento de un momento completo. Y está que soy y que habita este mediodía es solo la mitad de una de esas tantas que soy.
He pasado más tiempo en la noche, pues no confío en el sol; de pronto porque ya sabía (aunque me faltaban las palabras) que el deslumbramiento es la misma desilusión, o de pronto porque los llamados de la sangre son más fáciles de escuchar.
Y en este día particular, así como por lo general, no estoy en su luz. Jesús dice que tropiezo, y Carolina aclara: "Me ofusco con las cosas que pesan y no existen, con cuanto no me penetra, con las personas que no soy, con los poderes".
No sé qué es El Sol, no hay comunión cada que despierto. Pero entonces puedo rogar: "Ayúdame a abrirme la cabeza y que salga de ella otro mundo con su otra estrella, con otro sol como el Sol, y no este mundo que soy, que se niega a iluminarse".
Una escritura desbordante , que parte de lo banal y lo cotidiano y se desata para hablar de lo creado y por crear. Admiro de carolina la capacidad de obseravacion y asi mismo de describir y metaforizar la cosa de la cosa de la cosa de la cosa. indiscutiblemente es un nicho de imaginacion , metafora y poetica muy brillante. En mi experiencia fue una lectura reveladora, donde pude darle nombre o descripcion a cosas que no reconocia en mi. Muy poetico para mi gusto; una narrativa poetica desbordada en metaforas y analogias, aprecio más cuando Carolina describe desde la simpleza , la exactitud y no abstrae la imagen en exceso, cómo sentí que lo hizo pocas veces. Amé la lista de los frijoles, la teoria del arte , la fuerza de reconocerse y reconocer y el capitulo de "La Ayuda"
Éste libro que contiene la solución al enigma de los días, es también otra forma del Sol. Con precisión, Sanín hace un recorrido interesante entre las posibilidades de la introspección: el yo contiene el resto del mundo. Pienso que el desdoblamiento es un tema central en la mayoría de los ensayos, donde la autora demuestra que se puede conseguir las respuestas de lo profundo en la lectura maestra de las cosas aparentes. Las cosas tienen nombres que son propios, pero que también están contenidos en otros. Lo íntimo de Sanín también hace presencia en ese eco de las cosas, donde expresa la reflexión poética, filosófica y literaria. 'El sol' es el componente perfecto para leer 'Somos luces abismales'.
A pesar de su nombre tan brillante, El Sol es un libro con 13 ensayos que llevan un poco más a la oscuridad que a la luminosidad. En ellos se puede ver el gran ingenio de la autora al lograr convertir temas comunes y banales en análisis profundos sobre la vida, la filosofía, la literatura y la historia. Cada uno de los ensayos posee parte de la intimidad de los pensamientos de la autora y sus vivencias.
En un inicio me sentí desconcertada leyéndolo, poco a poco fui entendiendo un poco más el ritmo de la autora; es así que, lo considero un libro denso y complejo, por lo que es mejor leerlo con bastante atención y paciencia.
Creo que este ha sido el libro más jarto que he leído. Me costó mucho pero decidí terminarlo solo porque no lo podía dejar empezado. Algunos momentos son interesantes pero de repente se tornan muy confusos. También sentí como si la primera mitad del libro fueran las últimas palabras escritas de una mujer de la tercera edad que está a punto de morir y esta es su manera de despedirse. Se valora mucho el hecho de contar cosas tan personales pero a mi parecer el único texto que vale la pena es el de "el sol".
Con algo de autobiografía se desenvuelve este libro presentado a capítulos, o fragmentos, que la escritora pareciera exponer como caprichos de lo que su mente elucubra en su día a día. Hay reflexiones muy interesantes, otras muy poco interesantes y a veces se torna muy aburrido ya que parece desvariar (o no la logro entender). En todo caso, algo se logra entender de esta mente tan brillante y rebelde y vale la pena su lectura (así me haya brincado algunos pasajes).
¡Qué buen libro! Carolina Sanín hace que uno imagine cosas interesantes. Todo lo que dice lo dice con mucho cuidado. Así mismo, uno como lector tiene que leerlo con atención; sin saltarse nada. Me vino a la mente la imagen de un artefacto nítido. Caaa real. Por lo general lo sueños son borrosos y confusos y se parece a lo que a veces imagino. Con este libro fue lo contrario, la sensación al leerlo era de estar tocando algo concreto e interesante. ¡Gracias! tqm
Muy bello. Íntimo y profundo sobre lo cotidiano, el amor, la madre, la enemistad y la amistad. Sobre el arte y la escritura y del milagro de estar viva en esta gigantesca galaxia. Contiene unos pasajes que son casi poéticos.
muy malo, muy flojo. le pongo 2.5 estrellas porque los dos últimos capítulos fueron buenos y realmente tiene buenas ideas y buenos fundamentos pero la narrativa, el hilo conductor es terrible, es incómodo, es flojo, parece hecho con pereza. esperaba más de mi homónima.
Carolina tiene una forma muy brillante de escribir. Me hizo preguntarme muchas cosas, cosas que antes ignoraba, no por decisión propia claro está. Sin embargo, quien iba a pensar que se pudieran sacar tan buenas conclusiones sobre un ascensor o una silla.
Traté de darle tiempo y desentrañar las historias poco a poco. Algunos pasajes se quedaron conmigo, pero, para ser honesta, me pareció un libro tedioso. Sentí que no había un hilo conductor que llevara a ninguna parte; se sentía como una colección de recuerdos y reflexiones al azar.
Aprecio el ejercicio reflexivo, la cascada que fluye a partir de escenas aparentemente triviales, la evidencia de la duda. Lo percibo como un desahogo, como liberación. En la contraportada la editorial lo presenta como “claro y misterioso”. Gustó aunque no alcancé a percibir esa claridad.
Es un bello sube y baja. Tiene momentos altos iluminados, hermosas ideas en hermosas palabras, rezos y hechizos. Tiene momentos lentos, poco inspirados o poco inspiradores que se leen sin pena ni gloria. Por la gloria de los momentos altos, vale la pena.
“Me fue dado ese rato de aire, la respiración mía en sus llegadas alas, el ojo volador en mi ojo humano, esa compañía de la mañana. Esa otra forma del Sol”.