“Me llevó mucho tiempo, y el paso por dos países que no eran el mío, para darme cuenta de que para ser uno mismo es siempre mejor estar con otro, sobre todo si el otro pertenece a una especie distinta, es decir, si es totalmente no uno”. El deseo frustrado de tener una mascota suele ser una situación recurrente en los recuerdos de infancia. El caso de la narradora de estos relatos no es la excepción. En alianza con su hermana, no perdían oportunidad para reclamar la compañía de cualquier ser que fuera de otra especie, pero la respuesta materna era siempre negativa. La imposibilidad suele ser un disparador del ingenio y así esta niña compartió su niñez con animales literarios, insectos y hasta crio gusanos de seda. El tiempo de la revancha no tardó en llegar. Si bien en cuanto se mudó de la casa de sus padres la protagonista prefirió ser ella sola, enseguida pasó a vivir con otros seres, en especial felinos, abriéndose así una etapa de convivencia animal inagotable. Durante una época los nombró con nombres de cantantes; luego, con nombres o sobrenombres de mujeres de presidentes muertos. Sylvia Molloy se detiene en las zonas más entrañables del vínculo que mantenemos con los animales, tantas veces imperceptible bajo la niebla de la rutina, y escribe un catálogo luminoso de breves relatos inolvidables, siempre en buena compañía.
Sylvia Molloy is an Argentine writer and critic who has taught at Princeton, Yale and NYU, from where she retired in 2010. At NYU she held the Albert Schweitzer Chair in the Humanities. She is the author of two novels: En común olvido (2002). She has also written two short prose pieces, Varia imaginación (2003) and Desarticulaciones (2010). Her critical work includes La Diffusion de la littérature hispano-américaine en France au XXe siècle (1972), Las letras de Borges (1979), At Face Value: Autobiographical Writing in Spanish America (1991), Poses de fin de siglo. Desbordes del género en la modernidad (2013), and edited volumes such as Hispanisms and Homosexualities (1998) and Poéticas de la distancia. Adentro y afuera de la literatura argentina (2006). She has been a fellow of the Guggenheim Foundation, the National Endowment for the Humanities, the Social Science Research Council, and the Civitella Ranieri Foundation. She has served as President of the Modern Language Association of America and of the Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana and holds an honorary degree in humane letters from Tulane University.
In 2007 she created the MFA in Creative Writing in Spanish, with the collaboration of Lila Zemborain and Mariela Dreyfus. The MFA is the first program of its kind in the United States. It is modeled along the lines of the NYU MFA in Creative Writing in English, taking advantage as well of a similar, bilingual Program, at University of Texas at El Paso. Classes and workshops are taught in Spanish and students are mostly Spanish, Latin American or Latino.
¡Qué sensación extraña empezar a leer a una autora por los últimos textos que escribió! Y más si son palabras como las que contiene ‘Animalia’, que pueden leerse como una despedida bonita y tranquila, un curioso de repaso autobiográfico que tiene como eje la relación de la autora con los animales.
‘Animalia’ es una colección de recuerdos breves donde la autora nos presenta los animales que la acompañaron a lo largo de su vida, desde su niñez hasta sus últimos días en Nueva York (incluyendo escenas de las que uno no quiere acordarse fechadas en 2020). Una relación que nació truncada cuando, de pequeñas, a ella y a su hermana, sus padres no les dejaron tener mascotas. Así, los relatos de infancia giran en torno a pájaros y gusanos de seda, para luego presentarnos a un pato, perros y muchos gatos.
Relatos cotidianos, de pequeños momentos de la vida, pero que brillan cuando una echa atrás la mirada. Palabras que ponen de manifiesto lo bien que escribía Molloy, porque es complicado crear escenas tan vívidas en un par de páginas, hacer del día a día un arte, no es fácil. Textos de risas y lágrimas, los hay melancólicos, los hay divertidos, los hay bonitos.
Recientemente fallecida, Sylvia Molloy fue una importante autora argentina, a la que lamento “haber llegado tarde” y no poder celebrarla en vida. Memoria, humor, aprendizaje, amor y pérdida, condensados en unos relatos con aspecto de fábula, sabor de recuerdo y olor a gato.
‘Animalia’ llegó a mi casa por sorpresa y se queda en mi corazón para siempre. Para volver a ellos siempre que necesite sonreír. Me encantó y lo regalaré siempre. Si amas los animales, especialmente los gatos, vas a adorar a Molloy en estos textos. ¡Imprescindible!
Qué hermoso volver a sentir cerca a Sylvia a través de este libro que solo expresa su amor por los animales, sobre todo felinos. “Me llevó mucho tiempo, y el paso por dos países que no eran el mío, para darme cuenta de que para ser uno mismo es siempre mejor estar con otro, sobre todo si el otro pertenece a una especie distinta, es decir, si es totalmente no uno”.
Es lo único que leí de la autora. Estaba por dejar de leer el libro para seguir con otro y sin darme cuenta lo terminé, ahí terminaba. Quizás sea el libro más corto que lea en este año. Me gustó, es muy simple. Son anécdotas relacionadas con animales, en su mayoría gatos. Y listo, jaja.
Me gustan mucho las referencias que hace a títulos de cuentos como de Mariana Enríquez y Julio Cortazar. Si bien no son una reescritura desde lo animal, me parece que funcionan para dejar claro una transición: la fusión del lenguaje literario que conocemos de Sylvia y la lectura del lenguaje de los animales en su cercanía. Aunque los cuentos me parecen cortos y me dejan un gusto a poco, me emociona que el centro de todos ellos sean la relación con los animales, me abre una necesidad de seguir buscando mi propia relación con ellos en la literatura. Gracias Sylvia por traerlos aquí 💌
Cortito, directo y al hueso; un poco tristón pero encantador. Pregunta para los que leyeron más a esta autora. ¿Por donde conviene seguir? O, tal vez, ya que este fue lo último que publicó, la pregunta debería ser: ¿por dónde conviene arrancar? ¿Me ayudan?
Me llevó mucho tiempo, y el paso por dos países que no eran el mío para darme cuenta de que para ser uno mismo es siempre mejor estar con otro, sobre todo si el otro pertenece a una especie distinta, es decir, si es totalmente no uno.
Empezar a leer a Sylvia Molloy por el final jsjs En pocas palabras, son relatos acerca de su contacto con otros animales, en particular, los gatos. Me gustó mucho, es sencillo y no es muy extenso, quizás me hubiese gustado más que profundice en cuanto a sentimientos Los amo Arya y Leo t-t
Un libro de cuentos cortos, todos sobre la relación de Sylvia con los animales. Lo escuché recomendado en un podcast y me interesó, pero me esperaba otra cosa. Las historias están lindas, pero no se explaya mucho en sentimientos ni nada. Es solo contar pequeños episodios y ya.
Cortito pero directo al corazón. Me hizo recordar (y volver a llorar, un poco) a los que se fueron e ir corriendo a apretujar y llenar de amor a las que están.
Me gusta mucho su forma de escribir sobre animales - tierna sin caer en lo cursi, dolorosa sin caer en la lágrima fácil, divertida, sensata, real. Ojalá escribir un libro así. Y ojalá llegar a escribir varios libros y que el último sea como este - una despedida feliz, (tal vez ?)
Me llevó mucho tiempo, y el paso por dos países que no eran el mío, para darme cuenta de que para ser uno mismo es siempre mejor estar con otro, sobre todo si el otro pertenece a una especie distinta, es decir, si es totalmente no uno.
Leer este libro fue el gran mimo al alma que necesitaba para darle un cierre al año, y qué hermoso cierre para la obra de Molloy, tan ella, tan cálido, tan un abrazo a todos sus lectores.
leer a molloy de un tirón, leerla siempre que se pueda. este libro de ensayos muy breves, como perlas brillantes sobre los animales, sobre todos sus gatos, me pareció una caricia, un bálsamo. molloy tiene un tono algo tierno y gracioso, pero también te deja pensando, va a lo más profundo cuando menos lo esperás. así creo yo que es la escritura de molloy, y me encanta ❤️
Hoy os traigo un libro de 76 páginas y 24 brevísimos relatos tiernos,delicados y sencillos en los que la autora nos transmite su amor por los animales desde el deseo frustrado de tener mascotas durante la infancia hasta la convivencia con ellas de adulta.
Así recuerda como de niña no tuvo un perro porque su madre se negaba alegando que ella sería quien lo cuidaría y que no estaba "para esos trotes" así que solo se permitían el tero, un pájaro de jardín que cuando moría era sustituido por otro sin pena ni gloria.
Pero ella necesitaba algo más y jugaba con insectos del jardín,como escarabajos , hasta que sus padres le dijeron que los bichos eran asquerosos y que jugara con sus juguetes , de ahí que su contacto con los animales se volvió literario y disfrutaba de ellos a través de los libros que leía hasta que una compañera de colegio la inició en la cría de gusanos de seda .
Ya de adulta veremos el especial amor por los gatos que es una constante en este libro donde nos cuenta variadas anécdotas con distintos gatas a las que adoptó como Sissy,Lulu, Sofia, Glory ,Tina o la peculiar Circulita. Pero no solo gatos ,también nos habla del pato que prefirió a su madre.O de varias tandas de gallinas, Pearly, Ruby y Goldie fueron las primeras,después llegaron otras a las que puso nombres o "sobrenombres" de mujeres de presidentes muertos Eleonor, Jackie, Ladybird, Imelda y Evita y el grupo a las que le puso nombres de deportistas gay como Martina Navratilova, Renée Richards o Billie Jean King. Sin olvidar las pollitas de Polonia a las que llamó las chicas de Warhola o las Wharholutsd en honor de Andy Warhol.
Un libro que refleja el gran amor a todos los animales que la acompañaron durante su vida y una preciosa manera de despedirse de ellos en agradecimiento a la entrega y al amor incondicional que le dieron. Un libro entretenido que se lee en un ratito, por momentos un poco tristón y por momentos divertido que encantará a los amantes de los animales y que nos hará recordar nuestra infancia a los que nos tuvimos que conformar con los gusanos de seda 😝.
Dividido por breves capítulos, en este librito hay una constancia irrefutable del amor por los animales, de lo mucho que representan en la vida de las personas y su cotidianidad, y de la forma en la que el amor por las mascotas puede llevar a alguien a relacionarse de distinta forma con su entorno y otras personas.
La narradora del relato habla de una infancia sin mascotas, ante la negativa de su madre, y cómo, junto a su hermana, buscaban cualquier oportunidad para tener algo parecido, así criaron gusanos de seda, cuidaron de animalitos heridos, protegieron animales literarios y cómo en la adultez pudo tomar venganza.
Luego de mudarse de casa de sus padres, empezó a compartir su vida con animales, principalmente felinos.
Sus cuidados, amor y cercanía para con sus mascotas, que parecen alcanzar un número incontable, le permitieron juntar anécdotas y experiencias que se pierden en el trajín de la cotidianidad, pero que terminan llenando toda una vida.
Entre tantos gatos en casa, muchos enfermaron, murieron o simplemente llegaron a ella ya enfermos, ciegas o heridas. Pero todos recibieron lo mismo: amor y compasión.
Lo que más simpático me resultó fue la elección de nombre para sus gatos en el transcurso de su vida, y cómo habla de “épocas”. La época de nombrarlos en honor a cantantes, por ejemplo.
Un librito que recomiendo a todo amante de los animales (sobre todo de los gatos), ya que resultará muy acogedor para quienes encuentran en sus mascotas un amor incondicional.
“Me fascinaba la idea de poder abrir un cuerpo y mirarlo por dentro, no en una lámina como en los libros sino en la pura realidad”.
Las palabras de Sylvia Molloy nos obligan a mirar desde adentro, desde el ser, desde la corporalidad con la que habitamos el mundo. En cada relato de Animalia clasifica sus recuerdos a través de sus mascotas en el tiempo para hablar de lo que está detrás, de ese sentimiento de pertenencia con otro ser vivo.
Quizás esta clasificación haya sido una suerte de ensayo; una esquematización de la ausencia, preparándonos (a sus lectores) para su despedida. Molloy escribe estas ¿memorias? desde un sillón en su casa de Long Island, enferma, resignificando los olmos que protegen a sus animales muertos.
“El sillón en el que solía leer por las tardes y desde el cual veía ese afuera como quien mira un film, es ahora lugar de trabajo y, llegada la noche, dormitorio. Lo lateral, durante la pandemia, puede volverse central. Es vivienda”.
Un pato. Incontables gatos. Charles, el perro. Lombrices de seda. La soledad se convierte en vínculos a medida que estos animalitos visitaron la vida de Sylvia. A través de su recuerdo la autora nos regala la esencia de los vínculos humanos: la escucha, la delicadeza y saber mirar para el costado.
Cada relato es un bálsamo que entra por la empatía, pero se estanca en los corazones desde el olvido; o el miedo a este. Las palabras elegidas son más suaves, pero no menos punzantes. Más reflexivas, pero no menos audaces.
Qué solemne despedida nos regala Molloy aún después de su muerte.
Sylvia hace un breve y sincero recorrido sobre los animales que la acompañaron a lo largo de su vida y reflexiona sobre sus memorias. En lo particular no me gusto, quizás porque mi vínculo con los animales fue puramente literario durante mi infancia y posterior no tengo recuerdos más que visitas a hogares con mascotas y dos excursiones al zoológico. Quizás también porque gran parte de mi vida les tuve un miedo inefable. Aunque los relatos me resultaron quizás demasiado breves, Molloy realiza un gran trabajo exponiendo y haciéndorepensar el lugar que tienen los animales en nuestra vida (también literariaa) y como a ciertas personas le marcan su hoja de ruta. Me gustaron las referencias a Mariana Enríquez y a Cortázar en los titulares, y encontrar las similitudes en el relato. Es tierno, pero prescindible. Igualmente, me enteré que fue lo ultimo que escribió Sylvya previo a su muerte y me dejó una sensación cálida de despedida. Comparto un lindo pasaje que me llevo de esta lectura: “Para ser uno mismo es siempre mejor estar con otro, sobre todo si el otro pertenece a una especie distinta, es decir, si es totalmente no uno”
Puntuación por cuento: Teru, teru 5/10 Orden en el mundo animal 7/10 Transacciones 7/10✨️ Pedacitos 0/10 Vocación 8/10✨️ Los adioses 5/10 Animales en tiempos de pandemia 2/10 Guarda nocturno 2/10 Los gatos que perdimos en el fuego 0/10 Fugaz compañero 10/10✨️ Para ser uno tiene que haber otro 7/10✨️✨️ Coincidencia 5/10 Pillowtalk 2/10 Casa tomada 4/10 Corralon 5/10 Gloria 4/10 Tina 2/10 Tapujos 5/10✨️ Circulita 6/10 Posdata a Circulita 7/10 Cumplir un deber 0/10 Antisaturno 6/10 Convivencia 5/10 Réquiem 7/10✨️
No me parece un excelente libro, son cuentos simples, sin mucha "salsa", relajados. Para conocer a la autora está bueno + si te gustan los animales, que creo que por eso (si bien no me fascinaron todos) no dejo de pensar que es una buena recolección. Sylvia tiene algo que me gusta, y definitivamente voy a leer algo más de ella. No me arrepiento de haber leído el libro, siento que es un libro que pondría en la mesita de luz o en la mesa del living para que quien lo encuentre, pueda hojearlo y endulzar su mañana/tarde/noche con la palabra de Molloy.
Valida diferentes formas de amor, como el amor hacia los animales, si bien, menciona a diversos animales, creo que la conexión más profunda que describe es con los gatos. Nos muestra la compañía especial que proporcionan los felinos, confirmando que uno se conoce mejor a sí mismo con una compañía gatuna “para ser uno tiene que haber otro”. Relata muy bien la sagacidad, inteligencia e independencia de los gatos. Me reí en la micro camino al trabajo, cuando confesó que la mesa del comedor pasó a ser del dominio del gato “la hacíamos a un lado cuando comíamos y cuando recogíamos el mantel volvía a instalarse. Nos mirábamos sin hablar, como quien dice menos mal que no nos ve nadie” jajaja! ¿A que amante de los gatos no le ha pasado?!
La popularidad de este libro está ligada a la revalorización en los últimos años de la obra de Silvia Molloy. Sin embargo, es un texto redactado en sus últimos años de vida, todo indica que en el marco de la pandemia de COVID, de modo que es ajeno al fenómeno de revisión de su obra clásica. Es un libro personal, sin ficción, que cuenta la relación de la autora con los animales a lo largo de su vida. Es breve, es poético, figurativo, pero no va hacia ningún lado. Por el costo del libro, la dificultad para comprarlo (al menos para alguien en México) temo decir que no vale la pena en ningún sentido. Es un texto para los fans más intensos de esta autora, por lo demás te va a dejar como una visita a un hilo de twitter.
If you’re an animal lover who happens to be trying to learn Spanish, I recommend this book. Why? Most chapters are just a page or few long, and the book as a whole is short. You can read one tiny chapter a night and have read a book in Spanish by the end of the month, which is basically what I managed to do.
This collection of life snapshots is written by Sylvia, who grew up with animals — puppies, ducks — in Argentina, then later in New York, kept a lot of pets — mostly cats. Pick it up and over the course of the book you’ll pick up a lot of Spanish vocabulary related to animals. Do you know what a pato is? A zorro? Read and learn.
Un libro que hace un recorrido de la vida de Sylvia Molloy atravesado por los animales (que tuvo y lo que no). Sobre breves relatos, algunos tiernos y otros no tanto, donde permite no solo conocer su vinculo con lo animal sino también los familiares. Con una mirada corrida del antropocentrismo nos devela multiples aristas en la relacion humano-animal. A mi criterio, los relatos son muy simples casi una breve descripcion de una escena y nada mas.
Lo recomendaria para algun niñx, adolescente o incluso algun adulto con una conexión fuerte con los animales.