El último poemario inédito de José Ángel Valente, la obra culminante de su trayectoria poética y también su testamento lírico. Uno de los libros más importantes del autor, pero también una de las obras de mayor relevancia en el contexto de la poesía europea. Concebido como un diario poético de sentido tono elegíaco, constituye una vigorosa afirmación del amor.
José Ángel Valente Docasar (Ourense, 25 de abril de 1929 - Ginebra, 18 de julio de 2000) fue un poeta, ensayista y traductor gallego.
Estudió Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela y se licenció en Filología Románica por la Complutense. Fue lector de español en la Universidad de Oxford. Vivió en Orense, Madrid, Oxford, Ginebra, París y Almería. Su cuento «El uniforme del general», incluido en el volumen Número trece, le supuso problemas con la dictadura franquista y fue sometido a consejo de guerra en 1972 acusado de alusiones ofensivas al ejército.
Se casó en primeras nupcias durante casi 30 años con su compañera de la Facultad de Letras Emilia Palomo, con la que tuvo cuatro hijos (un hijo y tres hijas) y en segundas, con Coral Gutiérrez (María Pilar Gutiérrez Sampedro).
En 1968 fue incluido en la Antología de la nueva poesía española. Desde 1966 su poesía evoluciona hacia formas muy personales de expresión, que enlazan su obra con la de Edmond Jabès o Paul Celan. Se trata de un radical esencialismo lírico muy influido por la mística sincrética, como la cábala judaica, el sufismo y el misticismo cristiano (fundamentalmente a través de figuras como San Juan de la Cruz o Miguel de Molinos) entre otros. Su aproximación a la mística, sin embargo, se aleja de cualquier dogma religioso y no postula necesariamente la creencia en una divinidad personal. Esta entrada en el misterio se produjo en gran parte bajo el magisterio de la pensadora malagueña María Zambrano. Asimilando tendencias filosóficas y tradiciones culturales históricas en poesía y prosa y también a través de la música y la pintura, la escritura de José Ángel Valente es una de las más ambiciosas y profundas de la literatura española contemporánea, según la opinión de Gérard de Cortanze.
Como ensayista, destacan sus libros Las palabras de la tribu, ensayos sobre literatura, La piedra y el centro y Variaciones sobre el pájaro y la red, una serie de meditaciones acerca de Miguel de Molinos, santa Teresa y los pintores Matthias Grünewald o el Bosco. Póstumamente se editó La experiencia abisal, recopilación de ensayos escritos entre 1978 y 1999. Coordinó la edición del volumen Hermenéutica y mística: San Juan de la Cruz (1995), en colaboración con José Lara Garrido. En 2002 se editaron sus trabajos críticos sobre arte con el título Elogio del calígrafo. Su Diario anónimo (2011), en edición de Andrés Sánchez Robayna, recoge interesantes notas y observaciones de carácter personal tanto sobre aspectos biográficos como literarios. En 2002 apareció el volumen Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000), que Valente realizó en colaboración con los poetas Eduardo Milán, Sánchez Robayna y Blanca Varela. Sus obras completas, en edición a cargo del segundo, están integradas por dos volúmenes: Poesía y prosa (2006) y Ensayos (2008), publicadas en Barcelona por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Es interesante apreciar la retroalimentación intertextual entre sus ensayos críticos y su obra poética, al hilo de las reflexiones ontológicas sobre la naturaleza del arte, del ser y del origen de la vida, del ser humano y de los seres de la creación. Su poesía trascendente mira hacia lo originario y lo inmanente, frente al espíritu materialista de la sociedad postmoderna y postindustrial. Se trata de una penetración en las capas de la memoria, tanto la personal como la colectiva, sin olvidar "el descenso por los infinitos estratos o cámaras de la palabra", según señaló el propio poeta en uno de sus ensayos de autolectura.
Sus traducciones poéticas (entre otros, Constantino Cavafis, Celan, John Donne, Manley Hopkins, Jabès, John Keats, Eugenio Montale, Benjamin Péret, Dylan Thomas) fueron recopiladas en Cuaderno de versiones (2002), en edición de `Claudio Rodríguez Fer. Tradujo también El extranjero de Albert Camus (Alianza Editorial)
Es autor de libros de arte en colaboración con pintores como Antonio Saura (Emblemas, 1978),
Dice Valente que la luz no está en la luz, está en las cosas. y si un libro es una cosa este libro tiene luz, porque ha iluminado mi cara en pleno alba, ha traído mis poemas y los ha hecho nocturnos. Volveré a este poemario como quien vuelve a ese lugar que amó.
No es el tipo de poesía que disfruto. Después de leerme varios ensayos sobre él y apuntes de clase, lo he podido llegar a entender. Que es un diario de vida, que habla de la muerte de su hijo, y demás. Todo muy innovador, y habrá quien sepa apreciarlo como se merece, pero no yo, la verdad. Nunca he sido muy dado a la poesía, y si encima tengo que leer aparte para entenderlo peor.
Best poetry in Spanish I've read in my life. It almost made me cry, it's so perfect, so full of emotions. This book was published after the author died. In fact, he thought of it as an epitaph. There are many, many poems about death. About fearing death, but being calm at the same time. About time passing by without us realizing it. And also about absence, and the memories of love, and the memories of life, and the magic of poetry itself.
I've fallen truly, deeply, madly in love with this book.
Visité hace unas semanas la Casa del Poeta en Almería, donde el amabilísimo encargado Luis me insistió un par de veces que me quedase al vídeo de 10 minutos y que hiciera esperar al taxi. A las pocas semanas de buscar en librerías, ya que comprar por internet le quita algo de magia, como ligar en un guateque frente a ligar por aplicaciones, encontré el último libro de Valente, publicado de manera póstuma. Tardé 2 o 3 poemas, pero cuando entré en Valente fue de lleno.
En una palabra, la poesía de Valente es impar. No solo porque su métrica sea impar, de 3 a 15 sílabas, o sus estrofas y número de versos también lo sean, lo cual es un uso del verso blanco bastante particular. Valente presenta poemas que no cierran, tampoco describen, pero que tampoco lo necesita para que sean completos.
La poesía de Valente, al menos en este libro, es muy concentrada, como el tomate con el que se debe hacer la boloñesa. Es una poesía sin duda compleja y no del todo directa, donde a veces la estructura del lenguaje se perturba para realizarse. Lo espléndido es que es compleja hasta donde sea necesario, apartándose de la complejidad léxica para centrar al lector en lo relevante. Es complejo exclusivamente en la medida en que lo necesita ser para expresarse con sinceridad.
En la misma línea, el tema del libro es bastante compacto, que es la muerte que veía venir de frente conjugada con la muerte de su hijo y otras muertes como la de Lorca. Aunque a veces sea un poco repetitivo con las palabras, en realidad les está dando distintas dimensiones y disgregaciones según el poema, lo que a mi juicio es magistral. La sombra de "Hic locus", un lugar común, que la sombra de "Espejo", un lugar particular. Sombra, nada, nadie, noche, oscuro, cuerpo, canto, amarillo, verde, muerte... por lo menos uno de estos términos o sus variantes están en todos los poemas del libro. También utiliza mucho el silencio, tanto en la propia escritura del poema como en la cadencia que le imprime, lleno de significado.
Me recuerda a la creación de un mundo poético propio como el de Cernuda. También veo algo de misticismo pagano en esa búsqueda de lo inefable a través de una despersonalización algo marcada en una realidad atemporal, aunque moribunda. Puestos a adivinar influencias, veo el todavía de Machado en la persistencia del ser, que incluso utiliza en ocasiones diría que con conocimiento de causa. ¿Algo de El ser y la nada? Habría que conocerle un poco más antes de aventurarme tanto.
Me gusta mucho que el título esté al final como una acotación. Soy de los que cree que el título del poema cumple una función relevante como introducción al poema, pero la idea de ponerlo de postre le da una fuerza extra al final del poema, que es por lo general el más importante.
En la contraportada de esta edición de Galaxia Gutenberg encontramos el poema SOS, que es de mis favoritos, aunque no es muy representativo, antes pondría otro que también me gusta bastante como es El vuelo. Los otros poemas que destaco, por orden de aparición, son: Raíz, Insonmio, In pace, En el umbral, A Luis Cernuda, Estética, Octubre, Víznar 1988, El bosque, Ni siquiera, Memoria, Orillas del Sar, Hic Locus, El vuelo, Isla, Fondo, Espejo. Casi 20 poemas de cátedra.
Como contrapeso, he de admitir que los poemas más cortos no me han gustado mucho, salvo Insonmio, que me parece excelso. Creo que exigen demasiado al lector y que es casi imposible que acoten un poema concreto. Por supuesto habrá excepciones, yo solo conozco la Rima XXI (Qué es poesía) de Bécquer, pero estamos hablando de uno de los 5 mejores poemas que haya podido leer jamás.
Fragmentos de un libro futuro no es para todo el mundo, pero si consideras que necesitas algo más que poemas de usar y tirar, aquí encontrarás un extraordinario refugio.
En Valente se encuentran todos los grandes "requisitos" o talentos que uno siempre busca en un buen libro de poemas. Leer Fragmentos de un libro futuro no solo me pareció un ejercicio de lectura agradable, pero me recordó también la razón de por qué leemos (o escribimos) poesía. Hay en este libro las dos caras de la vida, lo bello y lo grotesco (lo triste), el amor y lo vacío, la experiencia y la contemplación.
Como cereza del pastel, siempre aprecio a un autor que tiene plena consciencia del libro y de sus páginas. La forma en que empiza y termina el libro es sublime.
En 1996 la Fundación Cesar Manrique publica Nadie un libro que contiene quince poemas inéditos. En su introducción, titulada “Palabra, libertad, memoria”, el poeta establece conceptos fundamentales de su poética: llevar el lenguaje a una situación extrema, donde las palabras se hacen ininteligibles y puras; asumir la libertad de violar el sistema de la lengua, en correspondencia con la ruptura de la norma en el lenguaje de la locura; y establecer un doble silencio, de evocación musical weberiana, tanto en el interior del poema como en su entorno.