La epopeya que vivieron griegos y troyanos y que Homero recreó en la Iliada y el inicio de nuestra literatura, sirven de línea argumentativa a Armando Ramírez para trasladar varias de esas historias a un México, D. F. de hoy, en un Centro Histórico donde el amor, la posesión, los celos, la traición, la envidia, la admiración y la misma pasión desbordada están en esta Tepiteada, que narra el rapto de la Negra, pareja del Diablo, el violento y salvaje asedio a Palacio Nacional, el largo desfile de las figuras míticas de Calcas, Anquistes, Glauco, Ayante, Telemamón, Hipoloco o Néstor, quienes resienten cómo el fiel de la balanza se inclina por la Señora de las Tienditas, el Señor de los Teibols, el Otro Señor de los Cielos, la Señora de los Ambulantes, al mando de los Vándalos, los Gañanes, los Gandules o los Pránganas. Entonces, lo que aquí se relata es una historia de amor y guerra, con un ritmo y lenguaje ágiles que de muchas maneras invita a la relectura.
Escritor, novelista, periodista y cronista mexicano.
Es originario del barrio de Tepito en la Ciudad de México, hijo de un boxeador y de una ama de casa. Estudió en la vocacional número 7 del IPN y participó en el movimiento estudiantil de 1968. No cuenta con formación académica literaria. En 1971 inició su carrera con Chin chin el teporocho, la cual adaptó al cine y rodó en 1975 el director Gabriel Retes. Fue fundador en 1974 del colectivo Tepito Arte Acá con Daniel Manrique, Julián Ceballos Casco, Virgilio Carrillo y Felipe Ehrenberg.
Como comunicador fue jefe de información de Hoy en la cultura de Once TV, guionista de programas de televisión, comentarista de Letras vivas, un programa que era conducido por José Agustín y en Detrás de la noticia con Ricardo Rocha. Ha colaborado en medios como Unomásuno, Imevisión y en el noticiario de Televisa, Matutino Express con el segmento ¿Qué tanto es tantitito?, que presenta crónicas sobre la ciudad y la cultura popular.
Excelente historia, algunos elementos muy escondidos o (tal vez para el lector no tan informado) poco claros, me gustó como manejó los tiempos, al final un poco frenético y aunque no soy ortodoxo en porcentajes de inicio, desarrollo y final, noté que el desenlace es muy breve, en sí el final no me dejó tan satisfecho, pero el transcurso vale mucho la pena.