La poesía de José Watanabe (Laredo, 1946 - Lima, 2007) demuestra que “otro realismo” es posible. En su escritura, lo objetivo y lo subjetivo borran sus perfiles rigurosos para referirnos a una realidad nueva y súbita. Francisco Calvo Serraller (“Babelia”) equiparó los modos poéticos de Watanabe con la técnica del esgrafiado, que consiste en la superposición de dos capas de pintura de colores contrastados, sobre la que el punzón, al dibujar, revela el cromatismo oculto de la del fondo. De esta manera, la poesía reafirma lo que siempre fue: desvelamientos breves del mundo sobre el que caminamos o caza rápida de sus signos esquivos. Watanabe, hijo de padre japonés y madre peruana, supo procesar en su lenguaje (que tiende a un transparente rigor) y su forma de mirar (especialmente la naturaleza) sus herencias iniciales. Queda como uno de los más importantes poetas de Hispanoamérica.
Poeta y dramaturgo peruano nacido en Laredo, Trujillo en 1946. Hijo de un inmigrante japonés y una campesina de la sierra peruana, recibió la enseñanza básica en su pueblo natal, trasladándose luego a Lima donde inició estudios de Arquitectura. Después de algunos semestres interrumpió la carrera para dedicarse de lleno al ejercicio literario. Por su primera publicación, "Álbum de familia", publicada en 1971, recibió el premio Poeta joven del Perú. Su segundo libro, "El huso de la palabra", sólo apareció en 1989 y lo consagró como uno de los poetas más importantes de la poesía peruana contemporánea. Parte de su obra está contenida en publicaciones tan importantes como, "Cosas del cuerpo" 1999, "El guardián del hielo" en 2000, galardonado con el premio Lezama Lima de Casa de las Américas, "Elogio del refrenamiento" 2003, "La piedra alada" 2005 y "Banderas detrás de la niebla" 2006. Se destacó además como guionista para cine y teatro. Falleció en Lima en abril de 2007.
Disclaimer: no alcancé a terminar el poema del Otro Asterión ni sus últimos 10 poemas inéditos (por supuesto, pronto lo haré). No obstante, luego de pasar por casi toda la poesía de Pepe Watanabe, mejor conocido como José Watanabe, sólo puedo decir que se convirtió en uno de mis poetas favoritos. Tiene imágenes muy visuales (se nota que dibujaba y como dice alguien querido de Pepe, yo creía que iba a ser pintor) pero también muy arraigadas en la física, en la materialidad, en la cotidianidad absoluta y animal que es de Laredo, el paisaje de su poesía: parece que todo transcurre allí y todos los animales (creo que más de 15 en toda su obra y en la que aparecen 3 veces la dulce palabra lenguíta) juegan en sus ríos, en las montañas, en las piedras y con otros animales.
Álbum de familia es su primer libro y en una de sus entrevistas José dice que pudo escribir algo más, pero es muy perezoso. Me sorprende porque es un libro bello y cálido, por supuesto con algunas semblanzas familiares pero también semblanzas sobre el oficio mismo. Su familia está presente, creo que en toda su obra y aquí hay una mantis que acaba de hacer el amor, y queda petrificado por su amada (hermoso poema).
Historia natural, su segundo libro, ya me parece notabilísimo. Historia natural es la historia de los objetos, la historia del cuerpo y de los cuerpos que nos habitan, las pinturas que tenemos en el pecho y los paisajes que queman nuestras cenizas.
Cosas del cuerpo (1999), uno de mis favoritos, empieza con uno de los poemas más famosos de Pepe: El lenguado. Hermoso poema sobre el pez lenguado que pasa desapercibido y del cual nadie siente su temor, más que él. Así como ya nos lo enseña el título, hay muchos más cuerpos, nuevamente, constante preocupación del poeta, y también sigue con los cuerpos que hay en un Baño, o los que tiene tablas para retar las aguas, Las malaguas y los ríos y una ranita de alguna de sus amadas. También siguen sus paisajes y personajes singularizados por su propia existencia (tanto la del poeta como la propia). En este libro también se encuentra ese hermoso poema que lleva el título El guardián del hielo, como nombraron al poeta en un pequeño semblante documental (disponible en YT)
Le sigue su libro Antígona (2000). Una versión libre y absoluta de la tragedia clásica (como todo gran poeta, hace su versión de mitos y tragedias antiguas, y no será ésta la única). En este libro, de varias voces (Antígona, Creonte, Narradora) Watanabe pondrá la mira nuevamente en esa triste tradición (casi latinoamericana) de la muerte y el despojo. ¿Por qué no enterrar losmuertos? ¿Por qué dejarlos en un lugar como la Escombrera (y muchas otros lugares más), aquí en Colombia y sin lugar a dudas en muchos países, donde no puedan tener el descanso digno que merece un mortajo? ¿Qué importa si parece que ya no tiene alma ese cuerpo? De manera magnífica y con tensión versada será este grandioso libro de Watanabe. Está mal y te irá mal, desgracias y no del ojo del culo tendrás, por no dejar descansar en paz.
Sigue Habitó entre nosotros (2002), que inevitablemente sigue la huella del anterior. Esta vez es como una mezcla de monólogos dramáticos y polifonías en primera persona, revisitando y reconjurando el mito de la divinidad humana: Jesucristo. Polifónico por los caracteres circundantes de Cristo y por la visión de sus actos y su muerte. En el poema, El mercader (remitiendo a la escena de Jesús furioso): "Yo vi: la cólera/ es una rara belleza cuando enciende un animal tan albo." O en Judas: "Yo amaba al albo cordero/ pero tuve que entregarlo como cordero de sangre. /Y ahora, colgado en el viento, sepan/ que no tuve el valor de perdonarme."
Continua con La piedra alada (2005), también uno de mis favoritos por su temáticas: Las Piedras. El poema que da nombre al libro es simplemente exquisito y se consigue en la red. No decora las piedras, ellas siempre han tenido la voz telúrica del silencio infinito. En Jardín japonés, dice "No más alta que tu rodilla,/la piedra te pide silencio. Hay tanto ruido/ de palabras gesticulantes y arrogantes/ que pugnan por representar/sin majestad/ las equivocaciones del mundo." También tiene un poema sobre una foto brutal que no conocía del Monte Williamson en California que parece una reunión magna de piedras, me pareció una foto sublime sobre la caída en el tiempo de las rocas y así lo confirma Pepe: "Busca con cuidado entre las piedras: acaso haya alguna que todavía no muere y te diga quiénes son los condenados de la próxima caída" Asimismo nos muestra megalíticos y solemnidades, no sólo amor de piedras, también amores de carne y sapos meados por yeguas (maravilla), gorriones, El destete... Una parte del libro se llama Arreglo de cuentas y tiene un poema llamado el Topo con estos versos: "No podría creer que bajo la realidad estridente del sol hubiera un animal de carne lastimada como la nuestra". Hay varios poemas sobre lo que vemos en cualquier ciudad o pueblo, un vivero, un pan, la plaza, Casas, un estilista pero también la poesía, He dicho: "Qué rico es estar contigo, poesía de la luz en la pierna de una mujer cansada"
Su último libro Banderas detrás de la niebla (2006) nos mueve nuevamente por los territorios que el poeta conoce, animales, sufrimiento por la pérdida (está aquí el tremendo poema Responso ante el cadáver de mi madre) el sexo (Orgasmo: "¿Me dejará la muerte/ gritar/ como ahora?") y la gente que corre, Los suicidas, un salmón rojo, Búfalos, Tramboyos, La boa ("La boa es/ el deseo del abandonado: reptar/ como un solo y larguísimo músculo/ para envolver completamente el cuerpo amado"), La isla ("De pronto salió el sol, optimista como un niño idiota".
A José Watanabe le interesaba hacer una poesía legible y esto no sacrifica su densidad y simbolismo. Le importaba que cualquier persona leyera alguno de sus poemas y pudiera comprenderlo. Y así es, así fue, sus versos son cristalinos y muy certeros (tanto en imágenes como en profundidad) porque se pueden ver mucho y mucha gente (fuera del ámbito literario)lo apreciaba por ello. Cuenta el poeta que un amigo suyo, tal vez no muy lector, cada que lo llamaba le preguntaba cuándo iba a sacar un libro, pues era al único poeta que le entendía. No conozco Perú, ni Laredo, pero Conozco a Pepe y a Vallejo y a Varela. También a Eielson. Peruanos que me enseñarán toda la vida con sus poemas.
José Watanabe es de esos poetas que, con una sencillez cautivadora, logra conectar lo humano con lo más íntimo de la naturaleza y el día a día. Sus versos me llevan a redescubrir lo mundano, donde la soledad y el paso del tiempo encuentran una belleza serena. En cada imagen muestra que lo poético no tiene que ser grandilocuente; al contrario, habita en los detalles pequeños, en esa voz calma que sabe contar lo esencial de la vida. Leerlo es como escuchar a alguien que encuentra en cada rincón de lo cotidiano un espacio de reflexión y asombro.
Este libro es maravilloso, por ratos se me hizo pesado y no podía continuarlo, pero es necesario leer a Watanabe, tiene escritos maravillosos como el guardián del hielo, que es el primero que conocí de él.
"El estanque antiguo, ninguna rana. El poeta escribe con su bastón en la superficie. Hace cuatro siglos que tiembla el agua." José Watanabe es un caso atípico en la poesía latinoamericana. Nacido en Laredo (Perú), hijo de padre japonés y madre peruana supo absorver ambas culturas logrando una poesía única. Al igual que el haiku, busca a través de la sencillez, la sutileza y la austeridad, capturar el instane, la emoción de un momento aparentemente banal pero lleno de significado. A través de una poética transparente nos habla de su pueblo, del paisaje del lugar, de la historia, de su familia. Le escribe a los pájaros, a las rocas, al río, a los peces,a la vida del campesino. Busca a la naturaleza pura y real irradiando su misterio en cada observación. Cada fenómeno en la naturaleza se convierte en un milagro, ya sea que esté hablando del calor, de un fósil o del lenguado. Utiliza bellísimas imágenes para transmitir sus sentimientos, así en "El guardián del hielo" la poesía se transforma en barra de hielo que el debe proteger para que no se derrita y se pierda, así el trabajo del poeta se traduce a tratar que la poesía no se desplace y escape como el agua. En "El kimono" reflexiona acerca del que su padre le regaló a su madre "En la espalda del kimono saltaba un salmón rojo.Sobre los hombros de mi madre, el pez parecía subir por la cascada de sus cabellos. Una bella imagen que ella no podía ver". Puede verse una línea narrativa en sus poemas, como en "El arbol" cuando dice:" El árbol sube y cae al mismo tiempo, pero para nuestros ojos este doble movimiento es uno solo". Otros temas que le preocupan son el deterioro del cuerpo, la enfermedad, la muerte. Como ejemplo bastan estos versos: "A este cadáver le falta alegría, ¿alguna alegríaaún puede entrqar en su alma? Podría decir que en la extensión de su obra la vida en su cotidianedad está ampliamente representada. También se anima a una versión de Antígona y del Nuevo Testamento. Un poeta para disfrutar y verse identificado en sus versos. Belleza pura.
Muchos de sus poemas han envejecido muy, demasiado, pronto. Quedan un puñado de estos que son lo mejor que escribió, pero dan para una antología. Me molesta que se repita (a veces muy descaradamente) con los mismos procedimientos como si de una fórmula se tratara. Reconozco que su manejo del adjetivo es espléndido, pero acierta una de cinco veces. Después de descubrir su "método" y tipo de escritura, así como su universo poético, con su segundo libro, El huso de la palabra, Watanabe revisitó sus aciertos hasta convertirlos en convención y retórica. En ese sentido, me hace recordar al último Cisneros. Otro aspecto que me molesta es su noción del libro, que parece corresponder más a una recolección que a una unidad conceptual. Incluye textos y secciones que se alejan de la propuesta estética del libro. Ese hábito aparece desde su segundo libro y se vuelve más común en los últimos. Dejando de lado eso, sus mejores poemas llegaron a convertirse en lo que Watanabe anhelaba: un momento de iluminación.
Traté de encontrar algún verso que rompiera el mar helado de mis impresiones, pero no lo conseguí. ¿Será problema mío o del libro? ¿Acaso mi subjetividad me impide apreciar la sencillez y el minimalismo en la poesía de José Watanabe? Quizás, el único poemario que realmente capturó mi atención fue su versión libre de la célebre tragedia clásica "Antígona", sobre todo por la soltura y la profundidad introspectiva con que Watanabe retrata al personaje de Antígona. Probablemente, la razón principal de mi desagrado sea mi escaso bagaje poético y un reciente desencanto hacia cualquier tipo de poesía.
Una voz fundamental, personalísima, lejos de las costumbres estilísticas del verso melódico y la estructura estrófica regular. Poesía narrativa, discursiva, mejor dicho, original de crítica, irónica con clase, con hondura, íntima sin pañuelo, metafísica sin parecerlo, sencilla sin sensiblería, nunca simple, siempre fina.
José Watanabe nos dejó muy pronto, y este año se cumplieron se cumplieron trece años de su partida. Fue lamentable no solo por que nos dejara, sino también porque era el año en que empezaba a reconocerse cada vez más la calidad de su poesía en otros países. Recuerdo que estaba yo en el verano del año en que murió en Argentina y la prestigiosa revista Ñ publicó una reseña de él y un poema. El hecho no dejó de sorprenderme.
Watanabe logró en su poesía transmitir la belleza de actos cotidianos, como la contemplación de la naturaleza, y hacer de estos momentos poéticos imborrables. Su producción poética se caracterizó siempre por la sencillez de su lenguaje, de un verso libre que no por eso carecía de musicalidad. Era la musicalidad del tiempo la que lo acompañaba, la del amanecer, la de los insectos que despiertan a la vida, de una delicadeza que contagiaba esas ganas de contemplarlo todo como si fueran fenómenos únicos.
El 2008 salió este volumen que recoge toda su producción poética en una hermoso volumen, muy bien cuidado y en el que, huelga decirlo, están poemas emblemáticos como «El guardián del hielo» o «La mantis religiosa», entre otros. En lo personal, yo me haría un polo con este verso genial: «No se puede amar lo que tan rápido fuga».
Recopilación no comentada de los libros de poesía y versión de Antígona de Watanabe. Les dejo el siguiente fragmento a ver si se animan a por este autor:
Soy lo gris contra lo gris Mi vida depende de copiar incansablemente el color de la arena pero ese truco sutil que me permite comer y burlar enemigos me ha deformado. He perdido la simetría de los animales bellos (El lenguado poemario Cosas del Cuerpo)
Poesía visual. Poesía que transforma la realidad mostrándola con una óptica única y sugerente. Atmósferas que lindan entre lo meláncolico y la alegría. Versos sensoriales capaces de hacer vibrar a lector, que no saldrá defraudado. Watanabe posee una capacidad única para asumir varias voces sin perder una identidad que lo diferencie a él. EL POETA.
This is a great poetry book. It has all Watanabe poetry collection. Because everything is together, the reader can actually understand when his poetry started to change.