El único objetivo de David Williams es heredar los negocios familiares, pero sus padres le pondrán una condició tener una relación formal con una mujer. Sonaba fácil, pero no lo era... o por lo menos no para él, un mujeriego nato y vividor.
La vida de Rebeca Rodríguez era perfecta... ¡hasta que conoció al hijo de sus jefes! Por motivos del destino, tendrá que aceptar el descabellado trato que David le fingir ser una pareja de enamorados.
Pero lo que ambos desconocen es que... lo que se empieza jugando, termina gustando.