¿Cuál es nuestra relación con los muertos? ¿Cómo los recordamos? ¿Qué oscuros secretos guardan las imágenes que nos quedan de ellos? ¿Cómo emergemos del duelo y afrontamos el tiempo que nos queda por vivir?
Diez años después de la trágica muerte de su marido, Dolores Ayala, propietaria de un viejo estudio fotográfico que se ha quedado sin clientes, recibe el encargo más insólito de toda su carrera: retratar a un difunto el día de su entierro. Aceptarlo la llevará a conocer a Clemente Artés, un excéntrico anciano obsesionado con recuperar por todos los medios la antigua tradición de fotografiar a los muertos. De su mano, Dolores se adentrará en esa práctica olvidada, experimentará el tiempo lento del daguerrotipo y aprenderá que las imágenes son necesarias para recordar a quienes ya no están, pero también descubrirá que algunas de ellas guardan secretos oscuros que jamás deberían ser revelados y, sobre todo, que hay muertos inquietos que no cesan de moverse y a veces se abalanzan sobre la memoria de los vivos.
De fondo, el mundo se desmorona. Unas inundaciones sorprenden al pequeño pueblo costero de Dolores y, poco después, miles de peces aparecen muertos en la orilla de la playa. El temor ante un futuro incierto se instala en el ambiente y, mientras todo se desploma a su alrededor, Dolores, atravesada por el duelo, trata de encontrar en la fotografía el modo de levantarse y recuperar el aliento.
Después de la aplaudida El dolor de los demás, Miguel Ángel Hernández regresa a la ficción con una novela sutil y deslumbrante sobre las fronteras entre la vida y la muerte, sobre la memoria y la culpa, sobre el pasado que nos acompaña y la búsqueda constante del aire que nos falta para respirar.
Miguel Ángel Hernández (Murcia, 1977) es profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia. Ha sido director del CENDEAC (Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo), Research Fellow del Clark Art Institute (Williamstown, Massachusetts) y Society Fellow de la Society for the Humanities (Cornell University). Ha publicado las novelas "Intento de escapada" (2013, Premio Ciudad Alcalá de Narrativa) y "El instante de peligro" (2015, Finalista Premio Herralde de Novela). Es autor de los libros de relatos Cuaderno [...] duelo (2011) e Infraleve: lo que queda en el espejo cuando dejas de mirarte (2004). Sus microrrelatos, publicados en la plaquette Demasiado tarde para volver (2008), aparecen en Por favor, sea breve 2 (2009) y Antología del microrrelato español (1906-2011) (2012). Entre sus libros de ensayo y crítica de arte destacan Materializar el pasado. El artista como historiador (benjaminiano) (2012), Robert Morris (2010), La so(m)bra de lo Real: el arte como vomitorio (2006) y la edición de Art and Visibility in Migratory Culture (2012, con Mieke Bal). Colabora regularmente con varias revistas nacionales e internacionales de arte y cultura visual y, desde 2006, mantiene el blog No(ha)lugar (nohalugar.blogspot.com). Sobre su narrativa se ha escrito: «Una sensibilidad espléndida y unos ecos narrativos –Blanchot, Beckett, Bernhard– de primerísimo orden» (Ricardo Menéndez Salmón, Numerocero.es); «Hay pensamiento y humanidad, unas páginas donde la ambición se ha visto largamente recompensada por el logro» (Javier Moreno, Quimera); «Un texto de altísimo valor literario, sugerente, vigoroso, repleto de lirismo» (José Belmonte, Ababol).
There are images that accompany us forever and, like an invisible mold, shape all that comes after them.
Dolores, a widowed photographer is commissioned by the eccentric Clemente Artés to photograph his deceased friend on the day of his funeral.
“This is much more than a photograph. It’s an act of memory. An homage.”
After the first assignment, Dolores, still mourning the loss of her husband and constantly thinking about the whatifs and whys, finds herself drawn towards the mysterious Artés and the long-dead post-mortem photography.
Why would anybody want to have a photograph of the their dead? Is it maybe to pin down their soul; is it to capture their memory; immortalize their body or is it something more?
The story explores the themes of loss, mortality, memory, grief and the power of art in life and death. I liked the first half of the book for its haunting prose and intriguing subject matter. But then, it all became repetitive and boring. Also, this was definitely not a horror story.
La delicadeza, la suavidad, la franqueza, la naturalidad, la angustia, la fotografía, la re conexión de tu alma gracias al alma creativa de otra persona, la mirada, la comunicación no verbal, el paso del tiempo, el dolor de hacerse mayor, el duelo, el saber decir adiós y la muerte.
no puedo hacer una review. me duele el corazón y me siento muy arropada con este libro. posiblemente sea uno de los libros que recomiende hasta el final de mis días. no quiero ni voy a olvidarme de esta obra, ni del impacto tan fuerte que ha generado en mí.
gracias a jorge y a kenya por hablarme del club e incitarme y animarme a leer de alguna u otra forma. ❤️🩹
mi alma creativa cada día está mas arropada y sanando más de lo que pensaba.
Una historia perturbadora sobre un tema complejo e inquietante como es la muerte (biológica) del ser humano, la consciencia del instante de esa muerte, el duelo...
La narración es impactante pero en ningún momento macabra. Hay elegancia, reflexión y mucho respeto en la pluma de Miguel Ángel Hernández 👌🏻🙏🏻
4.5/5 (¿Hasta cuándo Goodreads nos dejará calificar los libros con medias estrellas?)
Wow. Una grata e inesperada sorpresa.
Debo comenzar diciendo que no esperaba nada de este libro porque no sabía de su existencia hasta que alguien lo propuso en mi club de lectura y todos accedimos a leerlo. Comencé el primer capítulo sin siquiera haber leído las sinopsis. Y wow.
Es un libro fuerte, profundo, complejo, completo, incómodo, fino y elegante. Personalmente me costó trabajo ahondarme en el tema que, como la protagonista, tanto me cuesta confrontar: la muerte. Pero está tan bien escrito y la historia se siente tan humana y poderosa, que no podía dejar de leerlo.
Uno de los primeros aciertos que noté en “Anoxia” es que la historia es tan necesaria, que supera al autor. El segundo acierto, el autor es tan bueno, que nunca ves su ego asomarse entre líneas. Nunca sientes que la voz del autor se entromete para soltar una frase o una imagen que lo haga destacar por encima de otros escritores. Y esos son los escritores que más me gustan: los que saben el poder que tienen entre manos y se usan como canal para contar su historia.
Excelente historia, excelente autor. ¿Qué más podemos pedir? ¿Excelentes personajes? Pues claro que los tenemos.
Comencemos hablando de Dolores, la protagonista. La construcción dramática de Dolores está tan bien lograda que se siente una persona real, como tú que estás leyendo y como yo que estoy escribiendo. Puede ser nosotros o cualquiera que conocemos. El nivel de profundidad al que se llega contando la historia de una mujer que lleva 10 años sin poder superar la muerte de su padre y luego la de su esposo es, como su propio nombre, doloroso, y nos invita a reflexionar sobre la cantidad de personas que están muertas en vida, que esperan su momento porque, sin sus seres queridos, ya nada tiene sentido. También con este personaje se habla de las personas que se desviven por servir a los demás y cuando se quedan sin ellos, no saben cómo vivir consigo mismos.
En esta nube depresiva se encuentra Dolores cuando llega a su vida un anciano solitario llamado Clemente, un personaje igual de profundo y complejo que nuestra protagonista, con una serie de misterios e interrogantes que quedarán sin resolver porque al final, la vida es así. No todo sale a la luz, no todo tiene razón de ser. Gracias a Clemente, Dolores reconecta con una pasión olvidada que además, era lo que la conectaba con su difunto marido: la fotografía. Y mientras este hermoso anciano la empieza a llenar de vida, al mismo tiempo la confronta con el tema que tanto ha evadido los últimos años: la muerte.
Por si fuera poco, el autor también sabe plantear las atmósferas y hasta los desastres naturales que van 100% de la mano con el estado emocional de los personajes. A eso me refiero con que es un libro completo.
Otra cosa que me gustó y que hace eco a lo que mencioné hace poco, es que no todo queda “resuelto”. Específicamente hablo de Alfonso, del cual no diré mucho para no spoilear pero digamos que su participación en la historia es como sucede con varias personas en la vida real: incidental, pasajera, relevante pero desechable. Y eso me gustó. A veces el mejor final con alguien, es dejar el final abierto.
Si he hablado tantas maravillas del libro, ¿por qué decidí darle 4.5 y no 5 estrellas? Muy sencillo. Hay una parte, sobre todo al final, donde el conflicto interno de Dolores se estanca un poco y se siente un tanto monótono. 2-3 capítulos donde se habla sobre lo mismo sin llegar a una resolución o a una decisión. Sí, podríamos decir que “así es la vida”, pero estos capítulos rompen un poco con el ritmo progresivo al que estábamos acostumbrados por más de la mitad del libro. No es grave, pero fue el momento en el que me distancié un poco de la historia y recordé que estaba leyendo una ficción.
Sin embargo, la historia me conmovió profundamente, llegando a derramar un par de lágrimas e invitándome a reflexionar sobre mi vida personal, mi miedo hacia la muerte y mis relaciones más cercanas.
Lo recomiendo ampliamente, aunque ADVERTENCIA: si estás pasando por un duelo o por una crisis existencial, mejor léete algo más ligero y menos depresivo porque… sí, el libro es oscuro. Lo que sucede alrededor de las múltiples muertes puede llegar a incomodar y sacudir... y comprendo perfectamente que no siempre estamos de humor para eso.
Un relato muy peculiar. El autor trata el tema principal, los retratos post moten, con mucha delicadeza. Se puede apreciar con detalle la forma de elaboración, la historia de estos retratos. Dónde se empiezan a elaborar y cual es la finalidad de estos. Un libro muy interesante al igual que la historia que narra. Me encantó.
Este autor escribe magníficamente. Con una sensibilidad que se proyecta desde el texto. La novela me ha gustado y creo que engancha. La temática es ardua y siempre está enfocada con esa lente trágica que, pese al un pesimismo existencial, deja un lugar a la esperanza. En cuanto a la forma, magnífica, sinestésica. En cuanto al contenido, quizás peque de reiterativa con el tema de la fotografía, en la que ahonda quizá demasiado cuando, a mi juicio, es la guía para las historias emociones que narra. Como marmenorense, el tema de la anoxia de nuestra querida laguna me ha tocado la fibra. En cualquier caso, quizá por ser el descubrimiento de este autor, me quedo con “El dolor de los demás”. Creo que está más equilibrada en sus partes.
Con la sensibilidad, y respeto, que caracteriza al autor, nos trae una historia en torno a la fotografía mortuoria, una práctica casi extinguida. Como telón de fondo, ese castigado Mar Menor. Todo muy bien hilado, con personajes muy bien construidos, y una narración fácil y amena.
Una novela que no solo te atrapa sino que también se te mete en lo más profundo de tu ser. Te lleva a conocer los limites que sentimos cuando la muerte nos rodea, sin hacerla tabú pero como una parte de nuestra efímera existencia. Todo ello a través de la fotografía, dejando claro que mirar y ver no son lo mismo a través de una cámara.
He vuelto a disfrutar muchísimo de este libro de Miguel Ángel Hernández. Sin duda, se nota la sensibilidad con la que trata todos los temas que engloban la novela. Hay partes donde ha rozado mis recuerdos de la infancia. Me ha encantado. Cinco estrellas, como siempre.
I’m going to keep this brief because I will be writing a more comprehensive professional review. I picked the ARC of the translation up because I love literature in translation and it sounded morbid. Anoxia pleasantly surprised me with lovely language and characters that were extremely well defined. Even though the material covers some creepy ground, that’s part of the point. We have trouble figuring out how to process death and hold the memories of our life shared with someone, especially when things weren’t always what we wanted them to be. Just be prepared with some tissues at the end.
Después de "El dolor de los demás" cualquier otro libro de Hernández queda lejos, me temo.
Aquí parte de una historia más o menos parecida, donde también hay muerte y duelo, pero a través de una conexión entre dos personajes con motivo de la fotografía a muertos.
Es correcto, pero creo que dentro de 3 años lo habré olvidado.
Me ha gustado mucho más de lo que inicialmente pensaba que me iba a gustar!!! La fotografía y la memoria siempre me han parecido algo así como dos viejas amigas que siempre van de la mano, y es inevitable que se crucen con la muerte. Yo sé que en el libro hay muchos temas, pero es que he estudiado bellas artes así que lo siento pero yo me he quedado estancada en la belleza del daguerrotipo y de esa magia y esencia tan especial que tiene. conforme leía no podía de parar de pensar en nan goldin y en su fotografía que está impregnada de una empatía visceral y un amor incondicional hacia los suyos en una continua exploración íntima de la vida y la muerte (sobre todo esta última).
Alejándome un poco de todo el tema de la fotografía...................... Que feo llamar Dolores a un personaje que sufre tantísimo. Me ha encantado toda su historia, y como poco a poco parece que vuelve a despertar y a darse cuenta de que tiene una pasión y de que puede volver a sentirse viva. En especial, voy a destacar el pasaje en el que se mira al espejo y dice que le gusta su cuerpo y que no le asusta envejecer, porque se me ha quedado un poco grabado en el corazón. A parte de Dolores, también he disfrutado conocer al resto de personajes por su moralidad gris, los errores que cometen, y los secretos que guardan. Simplemente los hace más reales y eso siempre da gusto leerlo, porque nadie nunca es enteramente una buena o una mala persona.
Y ya por último, solo añadir que Alfonso tú si que eres un tremendo cabrón y una persona horrible eres la excepción que confirma la regla
No le doy más nota porque en ocasiones, y asumiendo que quizá es cosa mía y no del libro, me ha parecido que era muy repetitivo el tema principal, o más bien que era el único tema, el cual acabamos sin llegar a concluir con su final a pesar de haberle dedicado tanto. Aún así me han gustado muchas reflexiones y me ha encantado lo diferente que es, me quedo con lo aprendido durante el libro y no con su desenlace
3.8/5 Este libro lo comencé porque la sinopsis sonaba muy morbosa, y eso llamaba mi atención, sin embargo, a pesar de que la novela toca el tema de la fotografía post mortem, no aborda dicho tema de esa forma, sino que lo hace con el respeto que se merece, para terminar siendo una historia sobre la muerte, la pérdida, la soledad, la inminente llegada de la vejez, y claro, la fotografía.
Al principio se me hizo bastante aburrido y me costó conectar con la narración, no les voy a mentir. Pero mi calificación aumentó más de lo que pensé porque los últimos capítulos me parecieron bastante conmovedores y casi me sacan una lágrima. El libro puede ser algo depresivo y monótono, sin embargo, deja entrever una luz entre tanta oscuridad, y eso fue lo que me conmovió.
Esta novela trata sobre Dolores, una fotógrafa viuda que recibe un día el encargo de fotografíar a un difunto, y pues a raíz de ese encargo es como conoce a Clemente Artés, un fotógrafo exéntrico y apasionado de ese tipo de fotografía, quién además, al igual que la propia Dolores, carga con el dolor y la culpa de sus propias pérdidas. Entre ambos surge una amistad derivada de ese gusto por la fotografía, que lleva a Dolores a aprender muchas cosas nuevas sobre esta forma de arte y la vida misma.
Es el tacto quien gana la batalla. La imagen llegará cuando el cuerpo deje de palpitar y solo quede la memoria.
En fin, este libro sería genial para una reelectura cuando alcance los 50 años de edad. O de otro modo, creo que este libro deberían leerlo las personas que ya han llegado o pasado esa edad, porque podrían identificarse más con la situación de la protagonista.
Review in exchange for an Advance Reader's Copy. Hernandez's novel uses the power of photography to ponder themes such as absence and presence, visibility and invisibility, and the line dividing life and death. Dolores' mourning of her late husband becomes filled with Clemente's passion for preserving a funeral custom that has nearly disappeared. Unfortunately, she errs when trying to do some research, and the introduction to a greedy curator nearly eliminates her and Clemente's relationship. Then there's the heart of the novel, the mystery surrounding Clemente's wife's daguerreotype, and his estrangement from a family that will not contact him in his final hours. Dolores, like the reader, is left to decide for herself what actually happened and whether it should impact her mentor's legacy. Would recommend for anyone curious about the photographic process that also enjoys ghost stories, etc. The only thing I dislike is the cover art, which does not relate to the novel. There's many other black and white photos the publisher could license, so I hope that changes.
Dolores, a 59 year old photographer, is surprised to receive a call one day asking if she is available to assist in a postmortem photography booking. Despite her misgivings around this seemingly morbid practice, she accepts and begins an informal apprenticeship of sorts under the tutelage of an elderly man named Clemente.
Widowed ten years ago, this new proximity to death prompts Dolores to confront the grief she’s long avoided and officially mourn the loss of her husband. Though there is plot, the best parts of this novel are Dolores’ reflections on memory, mortality, and the thin boundary between the living and the dead.
Despite the macabre subject matter, Hernández’s exploration is thoughtful and considered. I learned, through this book and then from the further research it inspired, about not only the history of postmortem photography, but about the history and techniques of photography in general. I’m still so fascinated by “hidden mother photography”—examples on slides 2+3–a literal representation of the way history has made women and their labors invisible.
With short chapters that keep you turning the page, a few reveals here and there, well-rounded characters, and prose that’s both simple and engaging, it’s really a well-crafted novel. Hernández leaves the reader with a lot to ponder.
La primera vez que puntúo un libro con 5 estrellas porque al César lo que es del César.
No sabía qué esperar exactamente de una novela sobre la fotografía y la muerte... Y me ha arrollado como un huracán. Me ha gustado y hecho llorar a partes iguales. Intimista, reflexiva, oscura, cruda y realista, pero a la vez intrigante, con una lectura sencilla (no por la temática, sino por la forma en que está escrita), que invita a querer saber más sobre la historia, los personajes y el trasfondo de los mismos. Y, todo ello, aderezado con la intrigante tradición de la fotografía post-mortem como telón de fondo.
De estos libros que te hacen parar mientras lees para procesar. De los de subrayar (con lápiz) para destacar esas frases y reflexiones de los personajes que te marcan de un modo u otro. De los de volver a leer en el futuro, porque siempre le sacarás una posible nueva lectura y te acercarás a él de una forma diferente. De los de no leer si estás pasando un momento delicado o si no estás dispuestx a afrontar que la realidad no se puede ignorar.
Infelizmente, Anoxia tinha capacidade de ser muito mais. Não porque a história careça de atrativos, mas por tudo o resto. Os personagens não são muito bons, talvez, apenas a protagonista seja interessante, com a complexidade que mantém preso ao leitor em sua vida e pensamentos, porém, todos os demais são um tanto superficiais, fáceis de identificar à primeira vista (lida). Também, e este talvez seja o maior problema do romance, a escrita de Hernández precise de maior refinamento. Esteticamente deixa um pouco desejar, como se não encontrasse o tom, melhor, como se não houvesse um tom. Às vezes é poético, outras, cru; às vezes descristivista e em outras passa pelos acontecimentos com a velocidade da luz: algumas, sério, outras irônico. Enfim, Anoxia vale a pena enquanto narrativa, cadeia de acontecimentos. Depois disso, retém uma sensação de pouca habilidade. Boa literatura e nada mais (e nada menos).
Me habian hablado muy bien del libro y al leer que trataba sobre muerte y fotografia no me atrajo del todo. Pero decidí confiar y bastante bien. Es un libro que cualquier persona podria leerse y le acabaria gustando.
Realmente el libro es una oda a la fotografia y al arte de la foto mortuoria, lo importante de los recuerdos, del momento y el tener ápices de realidad tangibles. En mi caso he reflexiado mucho sobre la romantización del recuerdo, el querer tener cerca las cosas bonitas y las personas que lo hacen posible.
Se lee muy fácil, capítulos cortos y un lenguaje sencillo. El autor sabe como enganchar al lector por como escribe y he visto que tiene más libros, los cuales, alaban su escritura, asi que pronto le daré más oportunidades.
Un libro muy bonito. El entorno era como una placa de daguerrotipia: empapaba la realidad de la protagonista. Lloraba con ella, el ocre del barro taponaba la esperanza y los peces se ahogaban con Dolores. Consigue ser una reflexión constante que a la vez cuenta una historia para no resultar pesada. Dolores tiene sus luces y sus sombras, y aunque a veces se haga insoportable, lo importante es que, cuando llevamos muy poco, somos capaces de ponernos en sus zapatos. Hay algunas partes que no me han gustado por quedarme lejos, pero tampoco puedo aspirar a saber lo que siente una señora de mediana edad todo el tiempo, ni la manera de pensar de alguien con tanto bagaje a sus espaldas. Recomendable cuanto menos
“Anoxia” es brillante. No solo por cómo teje la trama/temática principal de la fotografía postmortem y la lía bien liada con la trama/temática secundaria de la anoxia postDANA del Mar Menor. Pero sobre todo por cómo te toca, te (per)turba, te inquieta —algunas noches me fui a dormir con esa “oquedad invisible”. Y eso —la emoción, la evocación, incluso la inquietación— es la materia de la buena literatura, la que crea imágenes para no dormir, imágenes para soñar, imágenes para no olvidar. Y es también lo que hace la protagonista de esta historia, Dolores, una mujer en proceso de duelo: fotografiar “los muertos de los demás”, crear imágenes para prevenir el desdibujo del olvido.
Frases subrayadas para enmarcar:
“Cerraba la tienda, bajaba la persiana y se encerraba a convocar fantasmas. Una ouija de imágenes. Una ouija incrédula, asumía. Sobre todo, porque así podría dar sentido a ese extraño vacío que esos días comenzó a tomar cuerpo a su lado. Una oquedad invisible que se dibujó junto a ella y que desde entonces siempre la ha acompañado. Un agujero negro que a veces se vuelve denso y tangible y consigue arrebatarle el aire.”
“Pero es también que hoy ella se siente más viva, como si esas fotos, sin saber exactamente por qué, hubieran comenzado a sacarla del letargo. —Llama a ese hombre, mamá —acaba sugiriéndole—. Te sientan bien los muertos de los demás.”
“Hay imágenes que nos acompañan para siempre y se convierten en una especie de molde invisible sobre el que se forman todas las demás. Lo comprende hoy, cuando, al revelar la fotografía del rostro inerte de una desconocida, una astilla punzante atraviesa su memoria.”
“Más que nunca, es consciente de que la foto se hace antes con la mirada que con la cámara. Eso es lo que ha regresado a su vida estos meses, la capacidad de ver, de caminar entre tiempos.”
“Nada más abrir la puerta, la envuelve con más intensidad el perfume. Una presencia densa que la amedrenta. El olor también vigila.”
Tres estrellas y media. Anoxia es la falta de oxígeno. Así nos dejan las pérdidas repentinas o los palos que nos da la vida; así están los peces fuera del agua; así se quedan los cadaveres y en ocasiones el fotógrafo que no quiere perder el pulso; así dejaba a algunos el COVID. Todos estos elementos y mucha reflexión sobre la pérdida, la naturaleza de la vida y el amor se entremezclan en este extraño relato, difícil de recomendar, aunque memorable.
El poder de las imágenes de capturar momentos y volverlos estáticos, no nos debe hacer olvidar que vivimos en movimiento. El cuerpo siente y eso nos hace estar vivos.
Está bien pero con demasiada historia de fondo y muy explícito. Me gustaron los personajes, su relación entre ellos y con el tema de la novela. Ciertas reflexiones me sirvieron como un ejercicio de empatía.
Eché en falta que el autor explotara más la fantasmagoría con todo el tema de la fotografía post-mortem y los daguerrotipos, así como la reflexión sobre las relaciones entre la fotografía y el tiempo, ya que la historia principal es bastante más flojita y el drama se me ha acabado atragantando.