La trama hunde sus raíces en la brutal represión que el Ejército yugoslavo llevó a cabo el 1 de abril de 1981 contra las manifestaciones de los albaneses de Kosovo en demanda de mejoras y de un marco republicano en el seno de la Federación yugoslava, episodio que anticipó el horror que habría de sobrevenir en la región años más tarde. Los médicos que atendieron a los heridos sufrieron también irracionales represalias. A partir de estos hechos y de personajes inspirados en buena medida en seres reales, Ismaíl Kadaré edifica una hermosa tragedia de espanto y amor en la que explora la difícil convivencia balcánica, sus orígenes y sus causas, su presente y su futuro.
Ismail Kadare (also spelled Kadaré) was an Albanian novelist and poet. He has been a leading literary figure in Albania since the 1960s. He focused on short stories until the publication of his first novel, The General of the Dead Army. In 1996 he became a lifetime member of the Academy of Moral and Political Sciences of France. In 1992, he was awarded the Prix mondial Cino Del Duca; in 2005, he won the inaugural Man Booker International Prize, in 2009 the Prince of Asturias Award of Arts, and in 2015 the Jerusalem Prize. He has divided his time between Albania and France since 1990. Kadare has been mentioned as a possible recipient for the Nobel Prize in Literature several times. His works have been published in about 30 languages.
Ismail Kadare was born in 1936 in Gjirokastër, in the south of Albania. His education included studies at the University of Tirana and then the Gorky Institute for World Literature in Moscow, a training school for writers and critics.
In 1960 Kadare returned to Albania after the country broke ties with the Soviet Union, and he became a journalist and published his first poems.
His first novel, The General of the Dead Army, sprang from a short story, and its success established his name in Albania and enabled Kadare to become a full-time writer.
Kadare's novels draw on Balkan history and legends. They are obliquely ironic as a result of trying to withstand political scrutiny. Among his best known books are Chronicle in Stone (1977), Broken April (1978), and The Concert (1988), considered the best novel of the year 1991 by the French literary magazine Lire.
In 1990, Kadare claimed political asylum in France, issuing statements in favour of democratisation. During the ordeal, he stated that "dictatorship and authentic literature are incompatible. The writer is the natural enemy of dictatorship."
Ismaíl Kadaré traslada su acción desde la Tirana o el Gjirokaster de sus anteriores novelas, a la Pristina de los tiempos de la Yugoslavia post Tito, que se tambaleará internamente a causa de la brutal represión que el ejército llevará a acabó contra los manifestantes que, un primero de abril de 1981, pedían la república para la zona del Kósovo. Un cambio de escena literaria, en efecto, pero el novelista prosigue narrando lo que ha caracterizado la mayoría de su obra, el aspecto al que me he venido refiriendo en otras entradas de este blog: la vida cotidiana bajo el comunismo. Una vida que se ve marcada por el miedo, independientemente del país o de la circunstancia que se habite.
El texto, una denuncia sobre la limpieza étnica llevada a cabo por la ex Yugoslavia, una reivindicación del Kósovo, o una reflexión sobre la violencia, el compromiso, la traición y la imposibilidad de un entendimiento entre facciones irreconciliables (que de todo eso hay y todo ello podría ser materia de análisis largo y complejo), además, refleja cómo transcurre la vida de las personas bajo el peso del Estado totalitario, en este caso un Estado herido, dubitativo e inseguro, tambaleante, que se sabe llagado y que por ello redobla sus esfuerzos con crueldad para combatir contra todos los enemigos que lo acechan. Un Estado que arremete con mayor virulencia contra sus ciudadanos, sabedor de que es insostenible una merma en el sentimiento de poder percibido por la gente. Por ello, mayor represión, mayor terror. Mayor control de las masas.
Kadaré elige una estructura temporal acorde con la intención de mostrar la monotonía de esa vida comunista insertada en el corazón del terror. El libro narra las circunstancias de la doctora Shkreli, que ayuda a los manifestantes heridos por las represalias del ejército, sin detenerse a pensar en que, como albano-kosovares e independentistas, son enemigos del régimen yugoslavo. Al parecer, esta doctora se basa en la mujer del literato montenegrino Esad Mekuli, importantísimo poeta de la ex Yugoslavia y muy considerado por algunos críticos y estudiosos, como Robert Elsie, que lo tienen como una pieza fundamental de la poesía moderna albanesa. De hecho, la doctora Shkreli, en la novela, aparece casada con un profesor de literatura y también poeta aunque, en una relación que se nos muestra de los títulos de los que el profesor es autor, nos encontramos más cercanos a un trasunto del propio Kadaré que del mencionado Mekuli –incluso, además, en los apuntes biográficos con los que nos ilustra la novela-.
Guiños literarios aparte, la doctora y el profesor-poeta están inmersos en un devenir de pesadilla. La estructuración temporal del libro pretende mostrarnos de inmediato esa circunstancia. La acción transcurre en apenas cuatro días, de los cuales, el primero, nos es narrado minuciosamente. Son jornadas de tedio, de preocupación y de una angustia opresiva donde el Estado se esfuerza por inculcar en el individuo el sentimiento de culpa, o cuanto menos, sembrar las dudas y los remordimientos que sirvan como detonantes para un desenmascaramiento. Casi todos los capítulos incluyen en su título la palabra “día”, una forma de fijar esa repetición del espanto.
La novela gira en torno al primer día, un día importante, el llamado “día de diferenciación”. Es el día en el que se celebra una asamblea, mil veces repetida anteriormente, buscando culpables ante cualquiera de los asuntos que hayan suscitado el desagrado oficial. La junta, que esta vez es la continuación de otras juntas anteriores que se han llevado a cabo para investigar la atención de los heridos por el asunto de Kósovo, repite una y otra vez, monótona e insistentemente, sus mismas preguntas.
El aparato busca la autocrítica, que los culpables se desenmascaren a sí mismos con sus propias confesiones, que profundicen en sus “crímenes” más y más hondo, hasta colmar las heces de la humillación y la vergüenza. Estas reuniones tienen lugar al término de las jornadas de trabajo, su duración es de varias horas, con la obligatoria asistencia del personal agotado, y poseen mucho más de interrogatorios en masa que de “comisiones de investigación”. Al final, con delaciones, chivatazos, o simplemente porque alguno de los asistentes no puede soportar la presión, las resistencias se derrumban y se producen esas declaraciones y, finalmente, las deseadas auto inculpaciones: ese es el resultado del terror psicológico del régimen.
Porque el régimen totalitario posee recursos psicológicos de presión que obran mayor efecto en el pavor de las gentes que los fusiles y los tanques. Así, en Pristina hay una orden que prohíbe mantener las puertas de las casas cerradas durante la noche. Este decreto provoca una inquietud y una ansiedad enorme en los ciudadanos, aterrados ante la posibilidad de que cualquier elemento policial o brigadista penetre en el domicilio sin ni siquiera tener la necesidad de llamar a la puerta ni formular previo aviso. Al “día de diferenciación”, con toda su presión y tensión, le sigue la “noche de puertas abiertas”, con la imposibilidad del descanso. Los sujetos, así, están siendo minados continuamente para que cesen en su resistencia.
Parecen recursos de ficción creados para un Estado orwelliano, pero es la Yugoslavia de 1981. Las personas vivían unos días desnaturalizados –tal y como los califica Kadaré en esta novela- permanentemente asustados y pendientes de la sensación de culpabilidad y de inseguridad ante el aparato del Estado. De fondo, además, se mueve la historia de un amor imposible entre un albanés y una serbia, segada de cuajo por la represión policial de la manifestación, que viene a complementar la desesperanza que emana el relato.
En el hastío totalitario, donde todos los días son iguales, consagrados en señalar y eliminar a los culpables, ni tan siquiera cabe un rayo de esperanza para el amor. La brutalidad todo lo puede. Sus engranajes aplastan, como las orugas de los tanques, cualquier expresión de la individualidad.
3,5⭐️ Este libro llegó a mis manos y comencé a leerlo sin saber nada sobre él. Me sorprendió desde el principio, una novela contemporánea escrita a la manera de los cuentos macabros del XIX.
La capacidad magistral de Ismail Kadaré para narrar los terrores de la violencia, la represión y el totalitarismo con un prisma que puede incluso parecer onírico, es uno de los puntos fuertes que posee la narrativa del escritor albanés para considerarlo como uno de los autores europeos del siglo XX más relevantes. Y uno de los que merece mucha más atención y reconocimiento.
La historia de zEl cortejo nupcial helado en la nieve es la enésima recreación del horror en los Balcanes (del que sólo se conoce la guerra de hace treinta años), un ciclo de muerte y violencia que viene repitiéndose en la zona desde tiempos inmemoriales. Narra los horrendos hechos del 1 de abril de 1981, cuando la Federación Yugoslava reprimió salvajemente una manifestación de albanokosovares que reclamaban la independencia para la Républica de Kosovo; sería un triste prólogo de lo que años más tarde desembocaría en la criminal Guerra de los Balcanes. Kadaré traza pequeños sesgos de esa historia teñida de sangre a través de sus protagonistas, quienes anhelan el fin del odio entre las etnias, naciones y personas mientras deben lidiar con un aparato del estado opresor y dispuesto a todo para apagar cualquier atisbo de lo que consideraba inaceptables insurrecciones.
Un duro retrato que debería servir en la actualidad para aprender a usar ciertas palabras que han caído en una frívola sobre explotación.
Este es un libro un tanto de denuncia, un tanto de exposición, un tanto de catarsis, supongo.
El libro en su mayor parte es lo que vive una doctora y su pareja(un profesor o escritor) en los días posteriores a la represión del gobierno yugoslavo a unos manifestantes-estudiantes durante el conflicto Kosovo-yugoslavo.
Y es que, si suena superabsurdo lo que hace el camarada Kosic, y las sesiones de investigación, donde como los doctores atendieron a los heridos, como que tratan de encontrar cualquier excusa para tratar de hacerlos pasar como enemigos del país, por hacer su trabajo. Y para que se vea lo aún peor, aparece también algunos exfuncionarios (suenan a exagentes del equivalente yugoslavo de la kgb), que están ahí a la espera de que reactiven los “archivos” del régimen, y poder disfrutar de nuevo de su poder mediante aterrorizar de los ciudadanos.
Una lectura que como es, después de te hace leer sobre todo lo feo de la represión, heridos, muertos, te hace pensar en lo horrible de el régimen considerando lo que intenta hacer después. Es fácil de leer, aparte corto, pero si te hace pensar, logra impactar con la idea principal.
Y claro , no falta el periodista vendido al régimen.
Una mujer joven y triste llega a su pueblo en plena noche. Su viaje se inició más allá de los Balcanes, no se sabe cuándo, ni por qué. Va a lomos de un caballo que conduce un fantasma, pues el hombre que la acompaña murió hace tiempo. ¿Quién es entonces aquella dama y quién el caballero?
Creía que se trataba de un cuento de fantasmas de estilo gótico, y sí, comienza siendo eso, que luego se mezcla con la investigación del misterio por parte de un capitán que se ve envuelto en intrigas de la Iglesia, para terminar con una reflexión sobre la utilidad de las instituciones gubernamentales y la importancia del honor.
Tercer libro de Kadaré que he tenido el placer de leer y, aunque sea el que menos me ha gustado de los tres, son reconocibles algunos de los rasgos que elevan a Kadaré al grupo de escritores clásicos e imprescindibles: una prosa que oscila entre lo lírico y lo épico, y una acerada crítica social (menos alegórica en esta novela). El tema que trata es muy interesante y, al menos para mí, bastante desconocido, con lo que he tenido la oportunidad de sumergirme en la historia de Kosovo durante un episodio tan singular como la represión a los médicos que trataron a los manifestantes de la revuelta del 1 de abril de 1981.
¿Por qué no le he dado las cinco estrellas? Primero, porque Goodreads no deja calificar con decimales, así que el 4,5 me lo tengo que guardar. Segundo, por el final, cargado de simbolismo y de un efecto emocional potente, pero tremendamente abrupto. Me hubiese gustado un poco más de desarrollo del "segundo melón" que se abre justo antes del final.
Kadaré se está convirtiendo poco a poco en uno de mis autores favoritos por maravillas como esta.
Un libro muy interesante muy bien escrito y que a través de sus páginas se puede sentir y percibir la tensión vivida por la protagonista ( la doctora) y su marido Martín . Me parecen muy bien logrados los diálogos, muy reales . Gran libro y consideró a Kadare un gran escritor. Es imposible no sentir la tensión de la dictadura y opresión al que se sometió a Kosovo
Sobre la brutal represión del ejército yugoslavo a los protestantes albano-kosovares en el 81 y la absurda represión posterior al equipo médico. Anticipa los horrores de la guerra que está por venir en Kosovo.