Un dios femenino y caprichoso, funcionario de una corporación dedicada a regentar universos, crea la tierra, inventa al hombre y le obsequia con la muerte como estímulo vital. Pero algo falla. Tendrá que encarnarse en diferentes personas para entender el mundo que ha creado: en un luchador tebano en Egipto, una esclava de Abraham en Palestina, un espía en Roma, el confesor de Voltaire, y otros, hasta llegar a ser Otto Morgenstern, científico judío-alemán que participó en la construcción de la bomba atómica.
El resultado de esta recreación de la Creación es una narración hilarante, una historia en episodios enlazados por una hembra divina y extraordinaria. Un día en la vida de Dios es una novela pop, una microfísica del poder en clave irónica, un texto cosmogónico, capaz de arrancar una larga y sorprendente carcajada. Polifónica, lúdica y política, la novela pone en jaque la narrativa histórica tradicional y exhibe con gran sentido del humor el origen del lenguaje y del mundo.
Su triple herencia —la teología, la historia y la ciencia ficción—, su ambigüedad sexual y su ruptura con las grandes narrativas totalizadoras hacen de Un día en la vida de Dios un texto insólito: una nueva forma de pensar el romance de los hombres con sus dioses.
Martín Caparrós es un periodista y escritor argentino. Comenzó su carrera periodística en el diario Noticias en 1973, en la sección policial, a cargo de Rodolfo Walsh. En la dictadura, abandonó el país y se exilió en Europa: se licenció en Historia en la Universidad de París; más tarde vivió en Madrid, hasta 1983. Tras el retorno de la democracia a Argentina, regresó a Buenos Aires. Vive en España y publica sus columnas en El País de Madrid y el New York Times.
A mí me encantó, pero debo decir que no es una de esas novelas que se leen automáticamente. Caparrós ha escrito más que una novela, una provocación para cerciorarse de que aún existen las y los lectores que cuentan con el bagaje cultural para abordar este libro.
Caparrós escribe muy bien, como en todas sus novelas, pero esta novela no está a la altura de sus otros escritos. Una historia que no dice mucho y con un final bastante deficiente. Después de haber leído Sinfín o Larga Distancia esta obra se queda corta, muy corta.
Gran pluma de caparrós. En general divertido y entretenido. A algunos no les gustó el final, pero en realidad, es como cualquier otro. Pudo haber sido cualquier otro personaje con un resultado similar.
Planteamiento interesante, Caparrós siempre escribirá bien, el autor es un seguro en este sentido, pero al final de la novela uno se queda preguntándose "para qué demonios" se ha leído todo eso.