Luego de la muerte de un ser querido, una joven mujer viaja a la playa para recuperar la calma y la cordura. Al poco tiempo de llegar la invade un miedo irracional a los espacios abiertos y a las aves que parecen vigilarla; tiene suenos en los que percibe los objetos mas comunes desde angulos extraordinarios y, segun escribe en su diario, su cuerpo registra los avances de una extrana transformacion. Entonces una joya de origen desconocido aparece en su bolso y la realidad se tambalea; aqui y alla descubre signos que parecen comprobar su su companero es testigo de su inquietud y la mascota le grune de manera agresiva, por no hablar de la necesidad, cada vez mas intensa, de tomar el sol.
Daniela Tarazona (ciudad de México, 1975), estudió cursos de doctorado en la Universidad de Salamanca. Fue becada por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México y colaboradora de revistas y suplementos como Letras Libres, Renacimiento, Crítica, entre otras. Es autora de la novela El animal sobre la piedra publicada por Almadía en 2008, recibida con entusiasmo unánime por la crítica y considerada una de las mejores diez novelas mexicanas del año.
Algo extraño, pero engancha. Leí este libro luego de tener una clase sobre el en la facultad, por lo cual ya sabía todo lo que ocurriría. Sin embargo, me atrapó de igual modo, imagino que de leerlo sin spoilers previos (por decirlo de alguna manera) me hubiera tenido con una intriga bastante alta. No está definido lo que ocurre, es una obra ambigua y esa es su riqueza, el juego que ello le permite. La manera de narrar es, a mi parecer, muy llana y eso resulta agradable, si fuera una escritura rebuscada sumada a lo extraño e inverosímil de la trama, sería molesto de leer, generaría una gran confusión, pero no es así. La historia es inverosímil, se contradice dentro del mismo texto, pero como decía esa es la apuesta de la obra, la ambigüedad.
En algún momento entre 2012 y 2020 comencé a leer este libro, asumo que me comenzó a gustar porque tengo notas y subrayados aquí y allá. Pero no lo terminé. ¿Por qué? Lo retomé esta semana y en algún punto sentí que no me enganchaba, me sentí alienada, como espectadora de algo que no entendía.
Y entonces, ocurrió.
No, no es que haya entendido lo que ocurría; creo que el punto -en el libro, en la vida- no es entender sino permitirse ingresar en este íntimo relato sobre una mutación ocurrida por un duelo. Somos testigos de la transformación de una mujer que, tras la muerte de su madre, se vuelve otra o a sí misma.
En esta novela se conjugan la realidad y el delirio, la perplejidad de eso en lo que nos convertimos cuando perdemos lo que nos convirtió en seres humanos. Daniela Tarazona construye una novela que, un tanto críptica al principio, nos invita a ingresar en ese plano salvaje al que todos pertenecemos.
No leí a Clarice Lispector así que este libro me pareció distinto. Al principio (vale aclarar que empieza mencionando un gato y un viaje y tirando frases como "el ruido del mundo a veces produce un aullido interior que contenemos") me pareció que iba a leer una novela con ese típico tono poético-minita y me predispuso mal, pero después me gustó mucho cómo va relatando la transformación en animal. Me gusta todo lo cuidado.
El animal sobre la piedra (2009) es la primera novela de Daniela Tarazona. A manera de diario, Irma nos detalla, con una prosa simple y elegante, la transformación que padece luego de la muerte de su madre. El duelo, sin duda, atraviesa toda la narración de Irma. Su necesidad de escapar de su hogar, su patria y sí misma concluye en una renuncia de la realidad producto del duelo que Irma sufre: "En este nuevo lugar sólo existo yo y en mi pasado, los muertos" (p. 39). Desde un principio, la protagonista inicia un proceso de mudanza de las cosas y de sí misma, ante todo motivada por un "profundo terror" a su hogar que le obliga a huir: "Escapó para alejarme de la pérdida" (p. 13). Por otra parte, el duelo parece volver amenazantes a la naturaleza de las cosas cotidianas: "En los momentos de pánico los contornos de las cosas me amenazaban: las esquinas de los muebles, la irregularidad de la escalera o el perfil de la azotea" (p. 27). Así pues, la pérdida termina por convertir al espacio en algo ajeno, aterrador. Irma, entonces, se ve obligada a escapar. Sin embargo, la transformación también penetra en ella. Por ello, la trama de la historia se subordina en una crónica sobre cómo una mujer, progresivamente, se convierte en una suerte de reptil.
Desde su publicación, El animal sobre la piedra ha sido comparada, inevitablemente, con La metamorfosis de Kafka. Sin embargo, mientras Kafka prefiere exponernos las problemáticas del mundo moderno y su deshumanización, Tarazona nos describe un mundo al borde de la fantasía. Es una historia de cierta manera misteriosa, pues nunca precisa si la historia de Irma es un sueño precioso o un delirio cruel después de haber perdido la salud mental. Lo cierto es que la novela produce su propio mundo sui generis, extraño, en algún momento incluso parece contarnos algo distópico. Aunque lo cierto es que El animal sobre la piedra está habitado por seres inusuales y, ante todo, solitarios.
Gran parte de la atmósfera narrativa parece envolverse en una niebla onírica y ahí radica su belleza. Como la poesía, la novela trabaja con metáforas complejas sobre la pérdida. Realmente nos comunica algo hermoso: cuando muere alguien cercano a nosotros, perdemos un poco de nuestra humanidad. La vida sigue. Pero nuestro organismo reciente la pérdida. Y cambia. Cambia la respiración. Nuestra alimentación. Mudamos de piel porque ya no podemos ser como éramos antes. El cambio es incorruptible. De acuerdo con la novela, Irma se transforma en un animal prehistórico que observa el tiempo que nadie más ve. Como indica Judith Butler en Vidas precarias: “Un duelo se elabora cuando se acepta que vamos a cambiar a causa de la pérdida sufrida, probablemente para siempre".
Pese a la metamorfosis bestial que atraviesa a Irma, ella, a fin de cuentas, se aferra a su esencia humana, representada aquí por la escritura. En un principio, ella es quien describe los detalles de su transformación. Después, aparece un hombre-testigo. Cuando su corporalidad se vuelve incómoda, Irma le cuenta sus sensaciones y él la escribe. El papel del testigo es muy importante en la novela: "Los testigos suelen ser personas débiles que se dejan llevar por sus paciones y oscurecen lo que ven. De su mirada está hecha buena parte de la historia. En la vida propia, en ese limbo donde uno es uno mismo y se percibe el pulso de las vísceras, no hay otro que pueda hablar en nuestro nombre. Yo deseo dar mi testimonio porque sé que otros padecen de la misma manera sin que pueda atestiguarlo" (p. 47). El acto creativo, la escritura, terminan por convertirse en el único rasgo humano que sobrevive en Irma. A final, el hombre le abandona pero ella no deja de escribir. Es esencial para ella contar su historia, puesto que nadie más puede hablar en su nombre. El papel de la literatura, parece contarnos Tarazona, es ayudarnos a escapar y a nombrar los acontecimientos increíbles que nos deforman nuestra realidad e identidad. Irma es, a fin de cuentas, una creadora, testigo de su propia historia espectacular: ella ova un huevo perfecto, hermoso en su simetría circular, la esperanza y la salvación. El sentido de su metamorfosis. Como ella confiesa casi al final de la novela: "Hablaré del alivio. Diré que esta metamorfosis me salvó la vida".
Novela de metamorfosis a partir de un duelo y sobre la maternidad. La experiencia de transformación del cuerpo y de sumergirse en la conciencia de animalidad es narrada de manera fragmentaria, entre el surrealismo y el delirio personal.
Perder a alguien puede llegar a ser tan doloroso que parte de uno mismo se pierde con esa persona. Yo perdí a mucha gente en tan poco tiempo, pero no había logrado identificar lo que estaba pasando dentro de mi con cada persona que se fue o dejó de existir en mi vida y en este mundo.
Daniela Tarazona lo explica y no solo eso, lo ejemplifica de una manera fascinante y fantástica. Este libro me ayudó a darme cuenta que hay veces que para sanar hay que atreverse a cambiar desde dentro. Le estoy infinitamente agradecida por este libro y por ese don que tiene de plasmar tan mágicamente lo que sea que habita en su cabeza.
Es una novela psicológica por lo que hay que tener en cuenta que sucede mucho más en el pensamiento que en la vida misma.
Al principio fue difícil por el tema del dolor que está pasando la protagonista , pero después con las frases y manchas textuales de la autora , logró que conectará con su transformación .
Me quedo con las siguientes preguntas : ¿Que clase de ser eres? ¿Que evento te ha desvinculado de la raza humana ? ¿ el huevo vacío que significó para ti ??
En la contraportada de la edición que tengo, la autora menciona que la novela puede leerse de una sentada: si alguien empieza después del desayuno, tendrá la tarde libre. No sé por qué razón, a mí la urgencia de leerla me llegó cerca de la medianoche.
La historia exige, desde las primeras líneas, un pequeño acto de fe: cerrar los ojos un instante, aceptar el pacto de verosimilitud y dejarse arrastrar por la corriente. Su atmósfera tiene un aura onírica que oscila entre el sueño más surrealista y el delirio febril, cosa que solo es una excusa para explorar el duelo y la transformación. Es una novela que invita a cuestionarse muchas cosas o, al menos, a preguntarse qué tan complicado sería tener un oso hormiguero como mascota.
No puedo negar que este la autora de este libro es muy cercana a mi corazón. Más eso no puede sesgar mi crítica. Tras in inicio que me llegó muy dentro y con el que me sentí más que identificada, la historia se fue transformando lentamente ante mis ojos. Y de ahí la magia del relato cambió todo lo que había pensado sucedería llevándome a un mundo mágico donde quería no dejar a la protagonista mientras que no quería que se me terminara el libro. Definitivamente el talento de Daniela va avanzando y dará frutos y resultados únicos, mágicos y maravillosos.
Justo al acabarlo me dejó un poco fría, pero no podía quitarme la historia de la cabeza, y cuánto más reflexionaba sobre ella, más me gustaba y mejor escrito me parecía. La historia tiene ecos de Clarice Lispector y de Kafka, pero se retuerce como reptil para seguir su propio camino. No pude evitar pensar también en “The Yellow Wallpaper” de Charlotte Perkins Gilman. El final: una estocada. Magnífico libro.
Los muertos no se van del mundo, hay muertos que caminan a la par nuestra pero no los distinguimos.
Me pareció accurate esa frase porque lo terminé un 31 de octubre, nada más. Este libro fue demasiado flashero y todavía no puedo distinguir si me gustó o no, y tampoco quiero darle muchas vueltas porque... idk.
In the vein of Kafka, Tarazona tells a tale of our at times, animalistic nature, and the course of raw transformation and growth upon suppression and trauma. The Animal on the Rock begins with an epigraph from Clarice Lispector’s Crônicas, but rather than being reminded of Lispector’s musings, I found myself comparing Tarazona’s novella to Lispector’s The Passion According to G.H.—another ode to Kafka, albeit, with a vastly different tone.
That is, while Kafka masterly balanced both emotional turmoil and a very literal transformation in The Metamorphosis, Lispector leaned into pure emotion, allowing her reader to apply metaphor and meaning onto the presence of a vague creature, while her stream of consciousness compensated for plot and character. Tarazona, rather, offers the reversal of Lispector by creating a tale about the cyclical nature of grief and creation, however, does so in a way which is almost completely void of sentiment. That is, the transformation which occurs over the span of her novella, is truly all that occurs, and any meaning is solely dependent on the story’s reader. Whether that makes for an interactive and thought-provoking work, or one that lends itself far too close to body-horror at the expense of a sensational depiction of a woman’s body is not for me to pick apart. Frankly, I don’t think what exists between the lines of The Animal on the Rock holds enough substance to warrant any analysis beyond this:
Tarazona’s choice to solely depict the physical responses to grief, loss, cohabitation, creation, and birth is effective in that, rather that illicit much reflection in her reader, the reader, rather, compensates for the lack of emotion in her words, and can only respond by feeling. And so, I feel confused, conflicted, inspired, and angry.
Despite its distant prose, the story is personal. Who hasn’t felt like a slimy monster upon their lowest of lows? Some cry so hard they get a bloody nose, others develop hives, nausea, vertigo… As for Tarazona, her narrator becomes a reptile of sorts. There’s no romanticizing the protagonist’s grief—rather, quite the contrary. She is not the sad but sexy mermaid on the beach. She is the animal on the rock. There’s nothing beautiful about this story. It’s horrifying. It’s disgusting. And as Tarazona intended, much like loss and birth.
And I do believe there is something to be said about the protagonist’s desire for the sea to cleanse and comfort her. Historically, patients of tuberculosis and hysteria were sent to the shore for rest and recuperation, so why haven’t we allocated the same grace and expectation for the bereaved and the pregnant?
Thank you Deep Vellum for noting my love of Lispector, and appropriately sending me a copy of The Animal on the Rock. I’m so happy to have been one of the first to read its English translation.
Después de un periodo de letargo lector, tomé esta novela que acababa de comprar y leí sin poder parar. La extrañeza de la situación, las incógnitas que van apareciendo y se entrelazan me mantuvieron picada a lo largo de la novela.
La presencia de Lisandro y la interacción que tienen la protagonista y él fue una de las cosas que más disfruté: ese percibir al otro que percibe los cambios que enfrenta la personaje. También destaca mucho la forma en que la personaje narradora presenta su testimonio e incluso cómo racionaliza la situación insólita que atraviesa. Me agrada pensar que su filtro de raciocinio se modifica al ir cruzando los umbrales de eso otro que será porque en realidad ya lo es, siempre lo ha sido.
Le pongo tres estrellas porque aunque me mantuvo interesada todo el tiempo, mi sensación como lectora fue que la historia me tuvo en una tensión que finalmente no se resolvió. No sé, me quedé con ganas de más, un cierre más... mmm contundente, quizá, o incluso con una incógnita diferente. Otra cosa fue que la edición que compré incluye un epílogo y no me encantó; me pareció innecesario como lectora, aunque puedo entender por qué está ahí. De por sí me estaba costando asimilar que ese final era el final, con la lectura del epílogo sentí que de plano me sacaban abruptamente del texto.
Lo volvería a leer para volver a varias frases y pasajes donde habla de los cambios en su cuerpo. Me pareció de lo mejor de la novela.
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Me desagrada todo esto del 'stream of consciousness'. La historia es fragmentaria y experimental, aborda un luto que se vuelve metamorfosis que se vuelve embarazo que se vuelve abandono, ser un fenómeno de la naturaleza; conectar con lo bestial de nuestro interior. Sí sí sí sí sí, aún así no tuvo ni pies ni cabeza. Se recupera un poco al final. Tiene frases buenas. Pero nunca puedes poner los pies en la tierra; yo sé que esta ambigüedad es intencional pero me desesperó.
Los saltos en el tiempo eran chocantes, los saltos entre párrafos discordantes. No sabía que la protagonista se llamaba Irma o que se convertía en camaleón hasta el epílogo. De plano no puedo con este tipo de cosas experimentales.
📣 "Pruebo la calidad de mis uñas sobre la piedra, escalo la roca unos metros y me detengo, gozo la luz sobre mi cresta. Acepto la magia, veo que mi piel es del color de la piedra, entonces, sé que aquí nadie puede notar mi existencia: soy parte de esta superficie."
Imposible de decir qué está leyendo uno con esta novela. Es una historia que parece fantasía, a la vez sueños, y sin duda es poesía. Construida a apartir de fragmentos, nos muestra la totalidad de una mujer en duelo.
Después de la muerte de la madre de la protagonista, empiezan a ocurrir cosas extrañas. No más extraña la forma en que nos lo narra, accedemos a un universo propio y sólo queda confiar en que esta mujer se convierte en lagarto, o sólo habla simbólicamente?
Que decida el lector. Me parece que tiene esa gran virtud, de siempre mantenernos en la sospecha, de cautivarnos con los límites de los real o lo imaginado. Leer a Tarazona es dejar que el mundo, y sobre todo, la literatura, vuelva a sorprendernos.
La novela describe la mutación y/o metamorfosis de una mujer transformándose en una especie de anfibio… En mi opinión una transformación evolutiva regresando al ser humano a sus orígenes (des-evolución). Una manera muy singular de tocar temas antropológicos sin hablar de ellos: nos da en su lugar el contraste de volver al origen, a lo primitivo. A diferencia de la metamorfosis Kafkiana que alude sufrimiento y desenlace, en la metamorfosis de Tarazona nos lleva a una liberación, una oportunidad de un nuevo comienzo…
Es una novela rara por la mutación y que te puede llevar a multiples interpretaciones…
No fue lo que esperaba en un principio, pero me gustó mucho. Es un libro que se lee muy rápido por la forma en que está escrito como un diario. Creo que de lo que trata exactamente es difuso, pero yo diría que para mí trata de un cuerpo atravesado por la pérdida y de ahí se origina la idea de la metamorfosis. Aunque, también me hizo pensar en la metamorfosis como el cambio que se vive al ser madre. Al final la frase inicial de la novela: "Mi casa fue el territorio de un suceso extraordinario" me remitió a la idea del cuerpo como espacio habitable (con la que he estado jugando y reflexionando últimamente).
Daniela Tarazona escribió esta novela después de la muerte de su abuela, suceso que se ve retratado en la propia historia de la protagonista; Irma, una mujer que se pierde a si misma después de la muerte de su madre. A través de los capítulos narrados con consciencia libre, podemos ser testigos de como poco a poco Irma deja de lado su especie, que tan ajena le parece, para comenzar a mutar en un reptil. El proceso de su duelo es complejo, en algunas partes demasiado ambiguo, para finalmente cerrar la historia con un final increíble (fue lo que más me gustó). “Estoy compuesta de fragmentos, no soy un animal completo, y desde esa carencia, resulto extraña para quienes si lo son”.
En retrospectiva, una novela de 2008 que pone al centro de su narración las transformaciones del cuerpo sin una voz autoficcional la convierte en un paradigma imaginativo dentro del rubro de las escrituras sobre el cuerpo. Llevada a sus últimas consecuencias, la transformación de la narradora acontece en diversos niveles que no sólo la involucran a ella sino también a su alrededor. Lo maravilloso de esta primera obra de Daniela Tarazona es la rareza de su estructura y lo fugitiva de su interpretación como totalidad. Es decir, la obra tiene una ambigüedad que la pone en otro nivel de interpretación que no otorga una respuesta definitiva. Y eso es lo intrigante, lo enigmático.
Fábula tras fábula, Daniela Tarazona, nos hace dudar sobre lo que estamos leyendo, así como también sobre el carácter de la propia fabula que va construyendo. El relato, a la mitad de su extensión, se torna complejo y exige la reelectura, pues difícilmente se puede encontrar una conclusión sólida o de modo "tradicional". La lectura es amena y muy fluida, sin embargo esto resulta engañoso ya que perfectamente se puede leer este libro en una "sentada", pero para su comprensión y digestión se requieren un par de sesiones adicionales.
Esta novelita me ha dejado muchas preguntas. Es una lectura realmente facil y sencilla ya que no tiene practicamente nada de metáforas o figuras retóricas, únicamente pensamientos y acciones. Sin duda se puede leer en una tarde, me atrapó pero no pude seguir un buen ritmo dado que estoy acostumbrada a narrativas más elaboradas. De cualquier forma, resultó una lectura novedosa por el tema, el suceso de la transformación y la incógnita que me deja "¿Acaso todo lo vivido era una metáfora del duelo, era real y crudo, o simplemente era todo alusinación de la protagonista?". Muy interesante 🦎
Durante mi día laboral, tengo dos recesos de media hora cada uno. Bastaron 4 recesos para terminar esta novela. Una elaborada e imaginativa historia que juega con las etapas del duelo, mientras muestra la metamorfosis de una mujer-reptil que vive en el presente, pero se alimenta del pasado. O que tal vez llegó al punto de quiebre y perdió la cordura, tras la muerte de las dos mujeres de su vida, especialmente la de su madre.
"Mi madre, la invencible, murió. Los dioses mueren."
Este libro me conmovió en distintas formas. Me lo leí de una sentada y mis amigas también. La narrativa de este libro es inmersiva, como un fluir de conciencia. Nos habla de una metamorfosis de una mujer a reptil. Aunque es una mera metáfora, porque el cambio que conlleva ser madre se ve más allá de los estragos que se llevan en el cuerpo. Tarazona nos cuenta qué es la pérdida, el duelo y cómo lo sobrelleva. Definitivamente una historia que toda persona debe darse la oportunidad de leer.
Fácil de explicar una historia, una rima sim prosa, un laberinto de palabras para expresar una emoción aparentemente de duelo, sin embargo, compartir es lo que observo y leo. Una exploración a la literatura, a la transmutación del cuerpo a reptil, identificándote con el dolor, el trauma y la aceptación. Es una exploración al ser tu mismo desde la óptica de la creación literaria. Gracias!
Como dice la canción «Nosotras, las serpientes, evolucionamos / Es lo que hacemos las serpientes.».
Tras la pérdida de un ser querido, pasamos por un duelo —un delirio, una transformación, una metamorfosis— para pelar la piel y crear una nueva, más ajada, sí, aunque también más endurecida ante los embates de un mundo no necesariamente hostil, pero sí indiferente.
La protagonista y narradora tiene conciencia plena de su cuerpo, que enfrenta una transformación radical, y actúa para satisfacer sus necesidades animales.
La ida y vuelta entre la identidad humana y animal es confusa y dispara reflexiones sobre la impermanencia, el instinto de supervivencia y el cuidado respetuoso de otros seres.