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Juglar
Obra finalista del premio Minotauro 2006
«Mio Cid de Vivar, mi señor Campeador. Valencia te llama. Levántate y anda.»
Cuenta la historia que Rodrigo Díaz de Vivar, Mio Cid, ganó su última batalla después de su muerte. Dicen que ataron su cadáver al caballo y que así, muerto, guió a su ejército a la victoria. Efectivamente, un domingo del mes de julio del año de gracia de 1099, no pudiéndose recuperar de una herida en el cuello, vio la muerte Mio Cid. Sin embargo, fue gracias a las artes mágicas de las tres religiones monoteístas conjugadas que, en presencia de la viuda Ximena, de los capitanes del ejército y del obispo don Jerónimo, el cuerpo sin vida del Campeador resucitó por un día. Un día en el que debía de nuevo defender la ciudad del enemigo almorávide. El artífice del hechizo fue, a petición de Ximena, Esteban de Sopetrán, juglar también conocido cmo Estebadillo o, sencillamente, Truhán.
Esteban, Estebanillo o Truhán, como solían llamarle, era un juglar, un truhán redomado, un pilluelo saltabancos con apariencia de muchacho destetado que, sin embargo, en 1099 llevaba ya corridos sus más de sesenta años, atesorando conocimientos y conjuros, aprendiendo de la vida y del saber vivir, escabulléndose como una sombra de mil y un peligros gracias a su prodigiosa capacidad de su cuerpo para curar. Más de sesenta años de andanzas que le condujeron aquella madrugada a la capilla ardiente en la que se velaba al Cid…
«Mio Cid de Vivar, mi señor Campeador. Valencia te llama. Levántate y anda.»
Cuenta la historia que Rodrigo Díaz de Vivar, Mio Cid, ganó su última batalla después de su muerte. Dicen que ataron su cadáver al caballo y que así, muerto, guió a su ejército a la victoria. Efectivamente, un domingo del mes de julio del año de gracia de 1099, no pudiéndose recuperar de una herida en el cuello, vio la muerte Mio Cid. Sin embargo, fue gracias a las artes mágicas de las tres religiones monoteístas conjugadas que, en presencia de la viuda Ximena, de los capitanes del ejército y del obispo don Jerónimo, el cuerpo sin vida del Campeador resucitó por un día. Un día en el que debía de nuevo defender la ciudad del enemigo almorávide. El artífice del hechizo fue, a petición de Ximena, Esteban de Sopetrán, juglar también conocido cmo Estebadillo o, sencillamente, Truhán.
Esteban, Estebanillo o Truhán, como solían llamarle, era un juglar, un truhán redomado, un pilluelo saltabancos con apariencia de muchacho destetado que, sin embargo, en 1099 llevaba ya corridos sus más de sesenta años, atesorando conocimientos y conjuros, aprendiendo de la vida y del saber vivir, escabulléndose como una sombra de mil y un peligros gracias a su prodigiosa capacidad de su cuerpo para curar. Más de sesenta años de andanzas que le condujeron aquella madrugada a la capilla ardiente en la que se velaba al Cid…
284 pages, Hardcover
First published January 1, 2006
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About the author
Rafael Marín Trechera
240 books45 followersRafael Marín Trechera comenzó su carrera como escritor a finales de los años 70, cuando estaba estudiando la carrera de Filología Inglesa. Lanzó entonces su propio fanzine, "McClure" (1978),1 y colaboró con varias revistas de ciencia ficción, como Kandama, Máser, Nova y Nueva Dimensión; en esta última se publicó su primera novela corta, Nunca digas buenas noches a un extraño (1978), donde preludia el movimiento cyberpunk.
Obtenida la licenciatura, ejerce como profesor de lengua inglesa y literatura en el Colegio San Felipe Neri de Cádiz. Trabaja también como traductor en más de un centenar de obras de diversa temática para editoriales como Martínez Roca, Júcar, Ultramar, Folio, Ediciones B, Gigamesh, La Factoría de Ideas, Bibliópolis, Minotauro y otras. Su novela Lágrimas de luz (1984) está considerada una de las mejores de la ciencia ficción española.[cita requerida]
En 1995 y a partir de su memoria de licenciatura, publicó su primer ensayo sobre historieta, Los cómics Marvel.1
Como guionista de cómic, destaca sobre todo su trabajo formando equipo con Carlos Pacheco, en la serie Iberia Inc. (1996), dibujada por Rafa Fonteriz y Jesús Yugo. La serie desarrollaba las aventuras de un grupo de superhéroes españoles. En 1998, también con Pacheco, desarrolló otro cómic de temática similar, Triada Vértice, dibujada por Jesús Merino. Posteriormente co-guionizó junto con Carlos Pacheco la mini-serie de cuatro números Los Inhumanos (con dibujos de José Ladronn) y Los 4 Fantásticos (con dibujos de Carlos Pacheco), de la editorial norteamericana Marvel Comics.
Dirigió la revista de estudios sobre la historieta Yellow Kid (2001-2003).
Es también guionista de una serie de doce álbumes de historieta, 12 del Doce , sobre la vida en el Cádiz que redactó la primera Constitución española y que forman en conjunto una novela gráfica de 240 páginas. Lo acompañan dibujantes como Mateo Guerrero, Fritz, Antonio Romero, o Sergio Bleda.
Obtenida la licenciatura, ejerce como profesor de lengua inglesa y literatura en el Colegio San Felipe Neri de Cádiz. Trabaja también como traductor en más de un centenar de obras de diversa temática para editoriales como Martínez Roca, Júcar, Ultramar, Folio, Ediciones B, Gigamesh, La Factoría de Ideas, Bibliópolis, Minotauro y otras. Su novela Lágrimas de luz (1984) está considerada una de las mejores de la ciencia ficción española.[cita requerida]
En 1995 y a partir de su memoria de licenciatura, publicó su primer ensayo sobre historieta, Los cómics Marvel.1
Como guionista de cómic, destaca sobre todo su trabajo formando equipo con Carlos Pacheco, en la serie Iberia Inc. (1996), dibujada por Rafa Fonteriz y Jesús Yugo. La serie desarrollaba las aventuras de un grupo de superhéroes españoles. En 1998, también con Pacheco, desarrolló otro cómic de temática similar, Triada Vértice, dibujada por Jesús Merino. Posteriormente co-guionizó junto con Carlos Pacheco la mini-serie de cuatro números Los Inhumanos (con dibujos de José Ladronn) y Los 4 Fantásticos (con dibujos de Carlos Pacheco), de la editorial norteamericana Marvel Comics.
Dirigió la revista de estudios sobre la historieta Yellow Kid (2001-2003).
Es también guionista de una serie de doce álbumes de historieta, 12 del Doce , sobre la vida en el Cádiz que redactó la primera Constitución española y que forman en conjunto una novela gráfica de 240 páginas. Lo acompañan dibujantes como Mateo Guerrero, Fritz, Antonio Romero, o Sergio Bleda.
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Community Reviews
Displaying 1 - 10 of 10 reviews
March 28, 2022
Este pícaro juglar con enseñanza religiosa que mezcla tanto la vida de un monje con la del juglar más poca verguenza del país, nos narra sus diversiones y procezas junto a su amigo El Cid.
April 16, 2020
Le doy tres estrellas porque el argumento se me ha hecho un poco errático, pero desde luego, por la narrativa se llevaría cuatro. ¡Qué bien escribe Rafael Marín, leches! No hay libro suyo que me haya decepcionado.
January 11, 2014
Rafael Marín es el secreto literario mejor guardado de España. Este hombre escribe lo que Vila-Matas sueña, con la elegancia de Neil Gaiman y la sensibilidad poética con la que sólo un andaluz puede hilvanar las palabras.
El experimento exitoso es volver a contar la historia del Cid Campeador (a) Desde el punto de vista de un pícaro, el juglar que da título a la novela y (b) Echando mano de todo el folklore mágico de España, tanto de la mitología cristiana como la mora y desde luego, las riquísimas tradiciones celtas, gallegas, astures, etc.
Un libro hermoso de un autor que merece millones de lectores.
El experimento exitoso es volver a contar la historia del Cid Campeador (a) Desde el punto de vista de un pícaro, el juglar que da título a la novela y (b) Echando mano de todo el folklore mágico de España, tanto de la mitología cristiana como la mora y desde luego, las riquísimas tradiciones celtas, gallegas, astures, etc.
Un libro hermoso de un autor que merece millones de lectores.
April 26, 2019
Está bien. Me ha gustado. Bastante.
Libro corto. Cuenta la historia de un personaje llamado “Juglar” y en muchas más ocasiones Truhán. Después de una escena de apertura para abrir el apetito —que continuará al final del libro— nos narra la vida y vicisitudes del protagonista. Éste es un donnadie y después de una introducción en la que no pasa mucho sale al mundo y tiene su primer contacto con el Cid, EL CID, el Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar mismo y a partir de ahí se desencadenan los primeros acontecimientos de interés del libro.
No hay que cometer el error de pensar que el libro va a ir sobre el Cid. Lo vemos, aparece en ocasiones y seguimos su trayectoria pero siempre a través de los ojos del truhán. A veces acabas pensando que ojalá dejase de lado al protagonista y se centrase en el Cid pero entiendo el motivo de hacerlo así ya que consigue un punto de vista más real y las repentinas apariciones crean el efecto épico. Aunque lo describan como uno más y como campechano al verlo a través de los ojos de otro personaje que lo admira consigue crear el efecto de que es un ser superior.
Y cuando creía que una vez unidos los caminos seguirían juntos se vuelven a separar y vuelve a la historia propia del protagonista con momentos de Indiana Jones (Tom Raider para los modernos) buscando reliquias sobrenaturales y aprendiendo sobre sus habilidades.
Algunas veces da la sensación de que las cosas suceden porque sí. Siempre aparece algo milagroso que salva los problemas, aunque por otra parte los problemas también aparecen porque sí.
A pesar de ser un libro corto la prosa no es ligera. Tampoco pesada pero si tiende más hacia ella. Tiene una esencia barroca y engolada. Esto no me suele gustar pero a la historia ambientada en esta época —siglo XI— le da un aire arcaico y antiguo que le va muy bien. Está escrito de vicio. Te la firma un escritor de esos afamados que hay por ahí y premios a cholón.
Libro corto. Cuenta la historia de un personaje llamado “Juglar” y en muchas más ocasiones Truhán. Después de una escena de apertura para abrir el apetito —que continuará al final del libro— nos narra la vida y vicisitudes del protagonista. Éste es un donnadie y después de una introducción en la que no pasa mucho sale al mundo y tiene su primer contacto con el Cid, EL CID, el Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar mismo y a partir de ahí se desencadenan los primeros acontecimientos de interés del libro.
No hay que cometer el error de pensar que el libro va a ir sobre el Cid. Lo vemos, aparece en ocasiones y seguimos su trayectoria pero siempre a través de los ojos del truhán. A veces acabas pensando que ojalá dejase de lado al protagonista y se centrase en el Cid pero entiendo el motivo de hacerlo así ya que consigue un punto de vista más real y las repentinas apariciones crean el efecto épico. Aunque lo describan como uno más y como campechano al verlo a través de los ojos de otro personaje que lo admira consigue crear el efecto de que es un ser superior.
Y cuando creía que una vez unidos los caminos seguirían juntos se vuelven a separar y vuelve a la historia propia del protagonista con momentos de Indiana Jones (Tom Raider para los modernos) buscando reliquias sobrenaturales y aprendiendo sobre sus habilidades.
Algunas veces da la sensación de que las cosas suceden porque sí. Siempre aparece algo milagroso que salva los problemas, aunque por otra parte los problemas también aparecen porque sí.
A pesar de ser un libro corto la prosa no es ligera. Tampoco pesada pero si tiende más hacia ella. Tiene una esencia barroca y engolada. Esto no me suele gustar pero a la historia ambientada en esta época —siglo XI— le da un aire arcaico y antiguo que le va muy bien. Está escrito de vicio. Te la firma un escritor de esos afamados que hay por ahí y premios a cholón.
August 21, 2013
Otra espléndida muestra de la prosa pulida y sonora de Rafael Marín. Leo por ahí que es una novela histórica fallida, o que el autor quiere alejarse del mundo de la ciencia ficción u otra serie de ideas un tanto mostrencas.
Una de las cosas que he leído es que el personaje del Cid pesa demasiado en la novela. Discrepo totalmente. Son docenas, por ejemplo, los libros sobre Arturo de Bretaña en que con el trasfondo del mito en cuestión se nos narran las aventuras de Merlín, Uther, Morgana y demás componentes de la historia. Arturo hace de marco inmutable (en los relatos que son más fieles) y lo que se nos cuenta es cómo se adaptan a ese escenario personajes menos tocados por la mano del destino.
Merlín para su Arturo, Esteban de Sopetrán es para la historia del Cid la oportunidad de introducir elementos míticos y folclóricos en nuestra historia, pero con miras más amplias que las que suelen mostrar los libros de la Mesa Redonda. Hablamos de un acervo mítico universal, moderno si se quiere (el Necronomicón se asoma a las páginas de este libro, lo que, por cierto, quizá lo relacione con el Sherlock Holmes que Marín y Rodolfo Martínez comparten). Un paisaje mitológico, que, como cualquier otro, quizá lo que deba es enseñarnos algo acerca de nosotros, los que no alcanzamos dimensiones míticas.
Pero creo que sería un error pensar que la idea es españolizar el tipo de libro arturiano. El trasfondo del Cid, rico como es, sirve para marcar uno de los dos puntos de referencia para el juglar: la perfección moral, por así decirlo, si bien hay escasa grandilocuencia y moralización en el libro.
Antes de seguir dando tumbos, por lo estúpidas que me han parecido algunas de las críticas, voy a dejarlo en que es un libro impresionante, ameno y bien escrito. Si no lo habéis leído, deberíais hacerlo. La única lástima es que se queda uno con ganas de más Esteban de Sopetrán. Pero, con el Cid muerto ya (en el contexto del libro), probablemente sea imposible.
Una de las cosas que he leído es que el personaje del Cid pesa demasiado en la novela. Discrepo totalmente. Son docenas, por ejemplo, los libros sobre Arturo de Bretaña en que con el trasfondo del mito en cuestión se nos narran las aventuras de Merlín, Uther, Morgana y demás componentes de la historia. Arturo hace de marco inmutable (en los relatos que son más fieles) y lo que se nos cuenta es cómo se adaptan a ese escenario personajes menos tocados por la mano del destino.
Merlín para su Arturo, Esteban de Sopetrán es para la historia del Cid la oportunidad de introducir elementos míticos y folclóricos en nuestra historia, pero con miras más amplias que las que suelen mostrar los libros de la Mesa Redonda. Hablamos de un acervo mítico universal, moderno si se quiere (el Necronomicón se asoma a las páginas de este libro, lo que, por cierto, quizá lo relacione con el Sherlock Holmes que Marín y Rodolfo Martínez comparten). Un paisaje mitológico, que, como cualquier otro, quizá lo que deba es enseñarnos algo acerca de nosotros, los que no alcanzamos dimensiones míticas.
Pero creo que sería un error pensar que la idea es españolizar el tipo de libro arturiano. El trasfondo del Cid, rico como es, sirve para marcar uno de los dos puntos de referencia para el juglar: la perfección moral, por así decirlo, si bien hay escasa grandilocuencia y moralización en el libro.
Antes de seguir dando tumbos, por lo estúpidas que me han parecido algunas de las críticas, voy a dejarlo en que es un libro impresionante, ameno y bien escrito. Si no lo habéis leído, deberíais hacerlo. La única lástima es que se queda uno con ganas de más Esteban de Sopetrán. Pero, con el Cid muerto ya (en el contexto del libro), probablemente sea imposible.
April 13, 2021
En pleno siglo XI, en la época del rey Sancho el fuerte y su hermano Alfonso, la época de aquel que algunos llamaron el Campeador, Sidi o el Cid habitó un personaje, un juglar, un mago al que llamaron Esteban de Sopetrán, Estebanillo o Truhán. El fue el artíficé de la última batalla del Campeador que ganó después de muerto. Esta es su historia. Así a grandes rasgos está podría ser la sipnosis de "Juglar" de Rafael Marin
, una novela fantástica y de fantasía, una novela que podría ser picaresca, una ucronía dirían otros, pero sea como sea es una de las mejores obras de este gaditano universal que nos regala con "Juglar" una historia difícil de olvidar. En esta novela veremos como la magia y la historia caminan de la mano en la oscura época de la edad media. Truhán es un mago o aprendiz de mago de la magia de las tres religiones y que vive mil aventuras y ofrece una versión de la historia que difiere de la historia oficial, y quien sabe si pudiera haber sido tal como la cuenta Rafael Marin
. Es una novela escrita en primera persona, una novela que no olvidareis por su gran calidad, lo tiene todo para ser un clásico. Espero que si podéis conseguir un ejemplar no la paséis de largo.
, una novela fantástica y de fantasía, una novela que podría ser picaresca, una ucronía dirían otros, pero sea como sea es una de las mejores obras de este gaditano universal que nos regala con "Juglar" una historia difícil de olvidar. En esta novela veremos como la magia y la historia caminan de la mano en la oscura época de la edad media. Truhán es un mago o aprendiz de mago de la magia de las tres religiones y que vive mil aventuras y ofrece una versión de la historia que difiere de la historia oficial, y quien sabe si pudiera haber sido tal como la cuenta Rafael Marin
. Es una novela escrita en primera persona, una novela que no olvidareis por su gran calidad, lo tiene todo para ser un clásico. Espero que si podéis conseguir un ejemplar no la paséis de largo.
May 31, 2024
Pensaba que sería una reescritura del Cid en clave fantástica, pero en realidad el Cid es casi un personaje secundario en la protagonista vida de un juglar mágico, Esteban de Sopetrán. Está bien, me interesa más el juglar que el Cid. Novela picaresca se conjuga con novela fantástica con un transfondo histórico. Está muy bien escrita, Rafael Marín de verdad escribe genial. Me ha sorprendido todas las formas que tiene de llamar al pene. Final un poco meh, no nos vamos a engañar. Pero aun así el viaje se disfruta.
Cositas de género (ya sabéis, es mi cosa. Ligeros spoilers): Obvio, las mujeres son: 1. santas esposas; 2. brujas demoniacas, o 3. anónimas, casi siempre amantes de Estebanillo. Pero lo realmente interesante de la obra es la masculinidad: la masculinidad del Cid como héroe es idealizada (Rodrigo es GRANDE, es FUERTE, es BUENO, es un HOMBRE), pero la que más se explora es la de Estebanillo como pícaro, y como hombre a la sombra de la masculinidad hegemónica. En cierto momento de la novela, unas demonias árabes castran al protagonista, que se pasa el resto de la novela lamentándose por su "hombría perdida", su condición de "medio hombre", y su incapacidad de, disculpadme la metáfora, erguir el mástil. La pérdida de su agencia sexual, de su capacidad de ejercer su masculinidad hegemónica a través del sexo (i.e del pene; hay algo freudiano aquí) resulta traumática. El protagonista se pasa medio libro llorando sobre el tema. Normal, por otro lado. Si un par de demonios me comieran, literalmente, el pito, yo también lloraría. Podría haberse quedado ahí y a mí me habría resultado interesante de por sí: lo trumático de la pérdida de la masculinidad, especialmente a la sombra del Cid, el hombre idealizado. Pero lo realmente interesante viene más tarde, cuando una bruja sarracena le devuelve el pito a cambio de traicionar al Cid. Le devuelve el pene en una escena calenturienta en la que se representa una felación, tras lo cual el juglar decide cargarse a la bruja porque es demasiado poderosa y tiene mucho poder sobre él. Restaurada la hombría, el hombre ejecuta a la mujer por ser una amenaza, precisamente, de su hombría. Tócate los cojones (ahora que te los han devuelto, Estebanillo).
Desde luego esto hoy lo leemos de otra manera, supongo que porque tenemos mucha más conciencia sobre feminicidios, violencia de género y sobre ser un hombre. Pero no deja de ser representativo del fandom que esta novela, con una representación tan marcada y sexista del género (por no decir directamente misógina), se alzara ganador del Premio Ignotus 2007.
Anyway, es una novela que está guay, si puedes obviar estas cositas que tan, tan mal han envejecido. Tiene folklore ibérico, fantasía mezclada con picaresca, y está atravesada por unas ideas que, si bien en 2024 huelen a cajón cerrado, bien dan para una reflexión. Por mi parte, estoy convencido de que le dedicaré un buen capítulo en mi tesis. Lo del juglar castrado y descastado es demasiado bueno como para no incluirlo.
Cositas de género (ya sabéis, es mi cosa. Ligeros spoilers): Obvio, las mujeres son: 1. santas esposas; 2. brujas demoniacas, o 3. anónimas, casi siempre amantes de Estebanillo. Pero lo realmente interesante de la obra es la masculinidad: la masculinidad del Cid como héroe es idealizada (Rodrigo es GRANDE, es FUERTE, es BUENO, es un HOMBRE), pero la que más se explora es la de Estebanillo como pícaro, y como hombre a la sombra de la masculinidad hegemónica. En cierto momento de la novela, unas demonias árabes castran al protagonista, que se pasa el resto de la novela lamentándose por su "hombría perdida", su condición de "medio hombre", y su incapacidad de, disculpadme la metáfora, erguir el mástil. La pérdida de su agencia sexual, de su capacidad de ejercer su masculinidad hegemónica a través del sexo (i.e del pene; hay algo freudiano aquí) resulta traumática. El protagonista se pasa medio libro llorando sobre el tema. Normal, por otro lado. Si un par de demonios me comieran, literalmente, el pito, yo también lloraría. Podría haberse quedado ahí y a mí me habría resultado interesante de por sí: lo trumático de la pérdida de la masculinidad, especialmente a la sombra del Cid, el hombre idealizado. Pero lo realmente interesante viene más tarde, cuando una bruja sarracena le devuelve el pito a cambio de traicionar al Cid. Le devuelve el pene en una escena calenturienta en la que se representa una felación, tras lo cual el juglar decide cargarse a la bruja porque es demasiado poderosa y tiene mucho poder sobre él. Restaurada la hombría, el hombre ejecuta a la mujer por ser una amenaza, precisamente, de su hombría. Tócate los cojones (ahora que te los han devuelto, Estebanillo).
Desde luego esto hoy lo leemos de otra manera, supongo que porque tenemos mucha más conciencia sobre feminicidios, violencia de género y sobre ser un hombre. Pero no deja de ser representativo del fandom que esta novela, con una representación tan marcada y sexista del género (por no decir directamente misógina), se alzara ganador del Premio Ignotus 2007.
Anyway, es una novela que está guay, si puedes obviar estas cositas que tan, tan mal han envejecido. Tiene folklore ibérico, fantasía mezclada con picaresca, y está atravesada por unas ideas que, si bien en 2024 huelen a cajón cerrado, bien dan para una reflexión. Por mi parte, estoy convencido de que le dedicaré un buen capítulo en mi tesis. Lo del juglar castrado y descastado es demasiado bueno como para no incluirlo.
March 21, 2018
Recomendación completa en mi blog: https://goo.gl/B5rMzq
Está súper bien documentado y maravillosamente bien escrito. Narra los hechos con detalles verosímiles y unos diálogos contextuales, de modo que la historia avanza a buen ritmo.
Está súper bien documentado y maravillosamente bien escrito. Narra los hechos con detalles verosímiles y unos diálogos contextuales, de modo que la historia avanza a buen ritmo.
February 1, 2025
Amé esta historia de un personaje entrañable, que pasaba tras bambalinas de las gestas de uno de los más grandes héroes de la historia, el Cid campeador
January 25, 2024
CHULADA de libro. Disfruté mucho de las aventuras de Esteban de Sopetrán.
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