El destino de Bobby parece estar jodido desde que se volvió cojo. Sus padres se avergüenzan de él y lo envían a estudiar fuera. En el barco es abusado por la tripulación. Humillado, se propone nunca más ser la víctima y pasar a ser el victimario. Desalmado, apasionado de las motos y las armas de fuego, incapaz de ser leal o de amar, vuelve a Lima dispuesto a vengar su suerte contrariada. El loco Pancho es bruto, feo, sucio y tartamudo. Además, está poseído por una lujuria incontrolable. Cuando en una lejana hacienda parece enderezar su destino, la reforma agraria lo obliga a regresar a Lima. Incapaz de adaptarse a las costumbres burguesas, se aficiona a la marihuana, se vuelve hippie, quema sus documentos, abandona a su familia y huye a las montañas, buscando una paz que le resulta esquiva. Éste es el relato brutal y vertiginoso de las vidas de dos jóvenes de la clase alta limeña, el cojo y el loco, víctimas de la crueldad y las vejaciones de sus padres, quienes los convierten en dos sujetos sin escrúpulos, dispuestos a dinamitar todo lo que encuentren en su camino.
Jaime Bayly Letts es un escritor, presentador y periodista peruano nacionalizado estadounidense y radicado en Miami. Se destaca por su humor ácido y su escritura ágil, dinámica y entretenida.
¡Una pequeña obra maestra! Breve y de pocos personajes, pero con una potencia al borde de la perfección.
Ambientada en Lima y ligeramente en Londres, entre los años cincuenta y ochenta del siglo XX, es la historia intercalada de dos niños que se vuelven hombres en una época (y en una sociedad) feroz que no admite diferencias ni cambios, y que maquilla su miseria con solemnidad y su barbarie y crueldad con frivolidad y silencio.
Es la historia de dos niños que nacen diferentes en una sociedad que no tolera diferencias. La historia de dos personas biológicamente distintas (con cojera el uno, con dificultad para hablar el otro) que nacen y crecen en un entorno privilegiado donde la apariencia física es orgullo y razón de poder, motivo mismo de superioridad sobre el resto, y la discapacidad, verbal o motriz, sinónimo de debilidad, de inferioridad, sumisión e incluso perversión.
Es decir, es la historia de cómo dos sujetos discapacitados fueron rechazados hasta lo inhumano; de cómo experimentaron, desde su niñez hasta su muerte, año tras año y día tras día, la crueldad de un mundo acostumbrado a valorar y normar la vida según dicotomías inmóviles, según lo bueno y lo malo, lo normal y lo anormal, lo establecido y lo marginado, lo decente y lo sátiro, lo tolerable y lo intolerable, lo permitido y lo prohibido, lo correcto y lo incorrecto, lo moral y lo inmoral, lo sagrado y lo profano, lo sano y lo enfermo, los que mandan y los que los que obedecen, los que hablan y los que callan, los que pueden y los que no, los que se adaptan y los inadaptados, los asesinos y los asesinados, los fuertes y los débiles, los que joden y los que son jodidos, o los que, como dice uno de los personajes, «rompen el culo y quienes tienen el culo roto».
Y por ende, es también el relato de cómo ese entorno, esa sociedad y ese mundo mantienen las fronteras de esas dicotomías, ya sea con la coacción ingenua (a través de la compasión o el adoctrinamiento intelectual o religioso) o con el más puro oprobio y violencia.
Es decir, de cómo un sector social controla lo heterogéneo, lo insólito, lo raro, «el error», por medio del estigma y la agresión. Y de cómo una sociedad basada en una visión simplista de la vida, reducida a buenos y malos, a normales y anormales, basada en prejuicios y tabúes, sólo puede interactuar con lo extraño, con lo inesperado, con lo monstruoso desde el sadismo más brutal, desde la discriminación total, absoluta.
Y como lo físicamemte monstruoso es rechazado y agredido y nunca tolerado, nunca comprendido en su humanidad interna (como suelen hacer, superfluamente, las princesas con los monstruos en películas como «La bella y la bestia» o «El jorobado de Notre Dame»), es decir, como nunca su dificultad congénita es procesada desde la empatía o la ternura, desde la condición humana, estos sujetos, el cojo Bobby y el loco Pancho, cargados de tanta violencia cultural, social, mental y sexual, abrumados en su desdicha y en su soledad, bajo el espejo mismo de la crueldad que los rechazó, crecen reconrosos y miserables, y conforme maduran y se vuelven adultos, como tantas veces ocurre en la vida real, pasan de ser víctimas impotentes del mundo que los jodió a ser sus más frenéticos victimarios.
Pasan del dolor al placer. De la angustia infantil al descaro adulto.
De soportar a corromper. De sufrir a hacer que sufran.
Quieren devolverle al mundo lo que el mundo les hizo. Pero no pueden, están solos y nadie los entiende. Su única arma, la única que tienen en su soledad y en su rencor, es solamente su cuerpo, su piel, y quizá de algún modo oscuro, también su vida.
De ahí que ambos, en todo el trayecto de su existencia, busquen modos de usar su cuerpo al límite, haciéndose adictos al sexo, a las drogas, al ejercicio físico o al entrenamiento manual (dibujando rostros o disparando balas). No pueden enfrentarse directamente al mundo que los agredió, pero sí pueden usar su vida para liberarse de él. Para salir de él. Para joderlo, para sacarlo. Para expulsarlo.
Sí pueden usar su cuerpo para expulsar el mundo de su mente.
Ese mundo de mierda que sólo puede salir de ellos en su exacta medida, en su forma propia, a través de violaciones sexuales, peleas, huidas, delitos, crímenes, balas, borracheras, silencios, ausencias, ronquidos y hasta inofensivos y melancólicos dibujos. En otras palabras, abandonándose al cinismo y al placer. Aprovechando las costuras de la corrección política y la decencia para socavarla a punta de bajezas y obscenidades. No para demostrar que debe cambiar, o que necesita ser desplazada, sino para burlarse, para mofarse inconteniblemente de sus tabúes, de sus miedos, de sus dogmas, de sus jerarquías arbitrarias, de todas esas ficciones que sostienen su orden y ecualizan la posición social de quienes están ahí, esas ficciones que apuntalan la vida real y que permiten y legitiman que algunos se sientan y se atribuyan la condición de ser más normales que otros, más decentes, más civilizados, más modernos, ligeramente mejores.
A esas ficciones que tanto nos constriñen, este cojo y este loco le oponen cinismo y placer. En abstracto (qué más da) oponen desvergüenza al cálculo, hedonismo al concepto, sentidos a la idea.
Así pues, a la ley férrea (visible o invisible), al orden moral y legal que los determina, le oponen sin descaro delito y crimen. Y a la mente y a la ficción, de donde nace todo, las asaltan hasta el hartazgo desde el cuerpo y desde el goce, desde lo sensorial y lo instintivo.
Retóricamente, es como si Bayly se preguntara: ¿qué clase de mundo es este que enaltece demasiado a la razón y coacta y hasta humilla los instintos? ¿Qué mundo es este donde lo permitido es un molde y lo prohibido y castigado todo aquello que no entra, que sobra, que estremece, que causa vergüenza, asco? ¿Qué moral es aquella que se funda en la exclusión y no en la tolerancia, en el castigo y no en la comprensión? ¿Por qué seguimos creyendo que una moral así nos salva, cuando en realidad nos pudre?
«El cojo y el loco» es el relato de esa hipocresía. Del dolor y del sufrimiento que provoca un orden moral establecido y de la profunda crueldad que cobija y reproduce en sus normas más implícitas y fundamentales.
Walter Benjamin acuñó una frase para resumir todo esto. Dijo: «todo documento de civilización es también uno de barbarie».
Pero hay más.
A través de un estilo de frase larga y fluida, desbocado y apuradísimo, como si las palabras se le desparramaran incontenibles, y con un tono completamente cínico, majadero y grotesco, sin el humor negro y cortés de sus novelas anteriores, desde un narrador cruel que lanza todo tipo de burlas hacia sus personajes y el mundo en el que viven, y que tiene la osadía y el atrevimiento máximo de mostrar al detalle un sinfín de escenas grotescas, asquerosas y sádicas, sin perder nunca la destreza para avanzar al mismo ritmo y seguir hipnotizando al lector, sin perder nunca la confianza en su propia historia y en su propia perspectiva, sin caer en medias tintas ni en titubeos morales, sin ser hipócrita con el lector, es decir, un narrador que desviste las miserias de sus personajes, y que las cuenta sin eufemismos, sin cortesías, sin rodeos ni elipsis, directo al grano, directo a la yugular, directo a lo que se esconde, directo al morbo (que es lo único que en verdad importa); a través pues, de un narrador abyecto, que sabe por dónde ir, nunca tímido ni miedoso, ni seco ni lento, Bayly compone un relato municioso y desaforado del desprecio físico y de sus consecuencias.
Y muestra claramente que, cuando las ficciones que sostienen la vida (desde las más básicas e íntimas hasta las más sofisticadas, las religiosas o científicas) ahogan el placer y mutilan la diferencia, la única salida, la única vía de escape posible es y siempre será la realidad pura y desenfrenada del crimen, de la muerte o del sexo.
Del goce, del estallido, de la revolución. De la fiesta.
- Pero esta es sólo una pequeñísima parte (quizá la más obvia, la más superficial) de la maestría de esta novela.
Hay más, mucho más, que en una segunda y tercera lectura podrían verse mejor. Por ejemplo, la paternidad como premonición y fuga (ya no como redención), o la crítica despiadada a los rituales de la vida religiosa (y la tantas veces repetida tríada ironía, sexo y religión), o la clásica crítica a la vida burguesa (que aquí tiene dos versiones, la que va por el camino de la contemplación, a través de la pérdida de la identidad y la huida al campo; y la que va por el trayecto cómodo de la pereza, a través de la reafirmación de la identidad y la permanencia ubicua en la ciudad), o por último, la relación entre la rebeldía de los protagonistas y el tono sarcástico con que el narrador la cuenta, ese vínculo entre sarcasmo y rebeldía (que parece tácito pero no lo es tanto)
Sin duda es un libro que merece varias relecturas.
Por ahora lo dejo aquí.
- Personalmente, ya por fuera de la novela, creo que la apuesta de Bayly funciona muy bien porque ataca a la seriedad, a la corrección política y hasta a los conservadores, con la única arma que él maneja a la perfección y que todos sabemos que nunca falla, contra la que ningún serio o solemne sabe defenderse: la ironía.
Y esta ironía, la que saca aquí, por más sádica y desproporcionada que sea, por más majadera y vil, no deja de ser nunca enternecedora, y seguidora a su modo de esa larga tradición de irónicos y escandalosos que se remonta hasta el mismo irónico y escandaloso Cervantes. Pero claro, a diferencia de aquella, cándida aún, la ironía que aquí despliega Bayly está ya manchada, de inicio a fin, y se nota muchísimo, por el sarcasmo tóxico y desencantado de Kafka.
- Sin alargar más, creo que mucho de esta novela podría atenazarse desde las propuestas de Foucault y Goffman, en especial desde sus libros «Historia de la clínica», «Establecidos y marginados» y «El estigma».
-
Me quedo con la escena del robo al banco (típica de las películas peruanas serie B) y con la del sexo impúdico entre el marido y su esposa emabrazada (que es idéntica a una escena de los primeros capítulos de Breaking Bad). También con el momento en que el loco conoce a la gringa Lucy (nada romántico, muy procaz, pero curiosamente, tierno)
Y ya para terminar, desde una apropiación muy personal, creo que esta novela, por su tono y sus escenas, por su lenguaje y su trama, por todo lo que ofrece, puede encajar muy bien, aunque parafraseada, en esta frase del historiador peruano Pablo Macera: «un país que hace de la broma un sustituto de la rebeldía»
- Léanla con un buen chilcano (pisco quebranta + ginger) 🍹 y escuchando, una y otra vez, «1, 2, Ultraviolento» de Los Violadores. 🎶
Ya tiene un rato que terminé este. Bayly no es santo de mi devoción. "La noche es virgen" no me gustó para nada y junto a la película mediocre de "No se lo digas a nadie" había jurado no tocar nada más que tuviera algo que ver con él. Aún así una amiga me recomendó este....y debo decir que no es TAN malo. Llega a decente. A diferencia de lo demás que he leído de él, aquí si logra por lo menos ser chistoso cuando lo busca y aunque su estilo de usar jerga para darle sabor a una prosa bastante gris en cuanto a descripciones me siga pareciendo bastante barato...pues en efecto, aquí logra cosas que funcionan. Sus personajes son caricaturas pero aquí logran funcionar porque la historia es caricaturesca. Todo es violento y vulgar y todo sale mal pero se siente más natural por ser una comedia negra siguiendo a dos imbéciles...éste libro tiene la decencia --comparado al resto del material de Bayly --en saber que no cuenta una gran historia. Tampoco me gustó tanto, la verdad. Pero debo reconocer que es una novela perfectamente respetable, aunque Bayly y su estilo me sigan cayendo mal.
La narración acelerada, que no se explaya en detalles pero que increíblemente resulta suficiente para el lector y ciertamente es una característica que me ha gustado, las conversaciones son los momentos relevantes, porque en ellas se refleja cómo son estos funestos personajes. Funciona como una especie de crítica a la clase burguesa, rancia, acartonada e hipócrita, a la que pertenecen estas dos familias. El parelismo con el padre del autor es escalofriante, sabemos por sus entrevistas que era un ser nefasto, que nunca fue feliz y que no permitía que los de su entorno lo fueran, tal cual el cojo malvado de esta historia.
Es una novela breve que relata las desgracias de dos hombres en sus respectivos núcleos familiares, y cómo esto desemboca en un pretexto para la violencia y el sinsentido. Bayly rompe con cualquier concepto de pudor siendo explícito en lenguaje al detallar cada escena de abuso en la sociedad burguesa en Lima. Es una lectura con ritmo veloz y logra ser entretenida, pero poco profunda.
Dos historias independientes de dos jóvenes, uno cojo y otro un poco loco, marginados, humillados y cruelmente tratados por sus propias familias que crecen con el rencor hacia todo el mundo. La marginación y la falta de amor y cariño los convierte en personas resentidas con odio y falta de empatía hacia el otro. El desarrollo de la historia me gusto mucho como también el uso del vocabulario me encanto ya que sentí que los podía estar escuchando a mi lado.
“El cojo y el loco” es el primer libro que leo de Jaime Bayly. Es un libro corto pero muy entretenido que exalta diversas características del ser humano.
De la mano de sus dos protagonistas, Bobby y el Loco Pacho, el lector conoce la vida de dos personajes de la clase privilegiada limeña cuyo aspecto físico y sus disfuncionales relaciones familiares marcan en gran parte sus destinos. A lo largo de las páginas el autor va narrando una serie de experiencias crudas a un ritmo vertiginoso que personalmente me produjeron todo tipo de emociones: rabia, impotencia, desprecio y hasta por momentos risa.
Para mí es un relato sobre la realidad que pueden llegar a enfrentar personas catalogadas como “diferentes” en medio de una sociedad donde el dinero y las apariencias prevalecen sobre el amor, la inclusión, tolerancia y la comprensión hacia el otro.
No es una novela rosa, no es una historia bonita, es una obra cargada de humor negro; y aunque no es género favorito me gustó mucho.
¿Les gusta este autor?, ¿han leído alguno de sus libros?
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Me es difícil hacer una buena reseña de este libro, más allá de que se comprende el contexto y lo que el autor buscaba al escribir esta historia. La moraleja no es lo suficiente "relevante" como para dejar pasar ciertas situaciones que bajo ningún contexto pueden ser normalizadas o incluso ser objeto de burla sin cierta advertencia de ello. Más allá de eso, es un libro corto por lo que se puede terminar en menos de unos pocos días -no me ha tomado más de una tarde o dos-. Sin embargo sigo sin poder llegar a "alcanzar" a estos personajes, porque pasaron situaciones comunes aún hoy en día, terribles y simplemente decidieron que por esa razón todo el mundo tenía la culpa.
Puede ser que yo no sea el público que este libro buscaba, comprendo que a muchas personas les haya gustado. Pero mi humilde opinión es que los temas no fueron tratados con la consideración que se necesitaba, incluso aunque sea con humor.
Lamento mucho no haber podido disfrutar este libro como se debía, tal vez dentro de unos años pueda volver a reencontrarme con él, mientras tanto voy a regalarlo a ver si alguien lo aprecia más que yo.
"El Cojo y El Loco" Me parece que no es un libro para todos. Con su carga de humor negro y uso de un lenguaje en ocaciones vulgar (especialmente cuando se trataba de escenas sexuales) puede que resulte en un infarto para aquellos que gustan de un libro que no les haga sentirse sucios. Los protagonistas del libro son dos jovenes a quienes la vida y sus familias han "jodido", como marca el autor Jaime Bayly. El Cojo y el Loco, son dos personajes que, valga la redundancia, son todos unos personajes quienes viven una desventura llena de tragedias y de odio tanto para ellos como para los demás. Puede que el libro no haga reflexionar tan profundamente sobre la vida misma ni que agregue al vocabulario palabras aceptadas en la decencia de la sociedad, sin embargo, lo he leído como la comedia entre lineas que considero que es.
Jaime Bayly nos trae un libro cargado de violencia y lenguaje hasta cierto punto vulgar donde trata de retratarnos una parte de la sociedad a con los menos agraciados y discapacitados sin tomarselo demasiado en serie,manejando un humor negro que no ha cualquier persona la hara sentirse comoda,un libro ligero y que te hara pasar (si no te incomoda el lenguaje que utiliza)un rato entretenido con unos buenos personajes,son muchas escenas sexuales que insisto si no estas acostumbrado a ller este tipo de cosas te desagradara, a los demas se pasaran un rato entretenidos eso es todo,un libro bueno a secas
Explosivo, agudo, morboso, ojiplático te quedas, descomunal... Qué más adjetivos para atraer la atención hacia esta novela que es pura bomba? Explica el rechazo de unos padres hacia unos hijos que no esperaban así y cómo los abandonados se ponen el mudo por montera y se vengan de la vida misma. Todo ello aderazado con dosis de humor y realidad sin florituras que no dejan indiferente.
Primer libro que leo de Bayly y no está mal. Políticamente incorrecto, salvaje, crudo y lleno de un oscuro humor. Una versión coloquial de propuestas como la de Bernhard (salvando las diferencias).
I have enjoyed the reading of the novel. The style of Jaime Bayly is the best of it. The Perugian writer masters Spanish language and, for me, he has got the trick to present facts in a very original, personal way. Despite the atmosphere of violence, fatalism and crude sex, the experience of reading becomes attractive. While reading "El cojo y el loco" I remembered Valle-Inclán and his "Sonatas", Cormac McCarthy´s "No Country for Old Men" and Cela "La familia de Pascual Duarte". There were paragraphs which made me smile, laugh and admire Bayly. The moment in the church when "el cojo" drives his motorbike to the aisle and the thoughts of the priest were hilarious. "A las seis y veinte escuchó el estruendo de una moto invadiendo el templo" (...) "lo que más alarmó a los fieles no fue el escándalo de la moto ni la mirada malévola del cojo ni el modo en que rengueaba, sino que el cojo se encargó de dejar bien a la vista las dos pistolas que llevaba al cinto, lo que a todos les pareció de un mal gusto atroz y al cura le pareció una cosa hereje pero indudablemente sexy, y la verdad es que por un momento perdió la concentración " (...) página 82, "El cojo y el loco", Jaime Bayly (Alfaguara, Madrid; 2009). A good, brutal plot. An extremely attractive literary style
Este libro me deja perpleja. Me lo aconsejó mi abuela como si fuera una comedia. Confieso que hubieron momento tan irreales que me reí. De una parte está escrito con un lenguaje coloquial lleno de lisuras para resaltar la mentalidad de los personajes. De otra parte puedes encontrar todo los pecados de la sociedad limeña: clasismo, racismo, machismo, la expresión religiosa casi extrema, superficialidad, ecc. Las mujeres en este libro sirven solo para “cachar” y sino usan su cuerpo para pagar favores. O son santas… porque como se sabe… no hay mujeres con vidas sexuales activas normales.
Los personajes nacen en el amor que se vuelve odio y vergüenza apenas sus discapacidades se ven. El odio con los que son tratados desata el repudio por el mundo. Si tus padres no te aman, como harán los demás a amarte? A parte este inicio terrible hay dos cosas que los acomunan: el sexo y las gansa de no hacer absolutamente nada.
Antes que una novela es, ante todo, dos cuentos independientes. La temática está de acuerdo a los intereses de sus seguidores: personajes de la clase opulenta, con la lujuria y el lenguaje ofensivo a flor de piel. Pero eso no es lo sustancial, sino la definición que hace Bayly de dos personajes llenos de odio y resentimiento abierto y genuino. Estos, no se van con medias tintas, son todo o nada. Brutales en expresarse, inimputables frente a la justicia formal aunque no a la divina.
Una producción corta en páginas pero entretenida y redactada desde una óptica cómoda, en tercera persona, lo que hace fluida su lectura y disfrutable cada uno de sus párrafos.
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Novela que presenta las vidas de dos jóvenes (el cojo Bobby y el loco Pancho), víctimas de la desdicha por culpa de sus padres en un inicio, y que dio origen a posteriores infortunios. Sin embargo, ellos siguieron forjando su mala suerte gracias a sus malas decisiones, pero amparándose, en el caso del cojo, para que nadie le joda la vida y rompa el culo. Triste la suerte que corren también las personas que se cruzan en sus vidas. Lectura para adultos por el alto contenido sexual explícito.
Creo que para adentrar a algunos puertos a la lectura está muy bien, en un mundo donde la juventud busca los temas pervertidos, como dice Bayly, una novela de subterráneo, se lee rápido , lo leí en horas por qué es fácil de leer, obviamente no es una obra clásica , ni obra maestra , pero en estos tiempos donde menos gente lee libros, cae perfecto .
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Esos libros que da un poco vergüenza decir que uno los disfruto. Tiene una narrativa que atrapa por qué es muy Soez, grotesca etc. La historia te muestra como el rezago, el poco amor, desprecio hacia algunas personas durante la infancia los termina convirtiendo en seres despreciables. Este libro NO es para menores de edad, tampoco para personas sensibles a la violencia. En verdad es fuerte.
"El Cojo y El Loco" es una obra hilarante y bien escrita que vale la pena leer. Bayly es un escritor talentoso que sabe cómo crear personajes que te hacen reír, y esta novela es un ejemplo perfecto de su habilidad.
El cojo no nació cojo y el loco no nació loco, pero todas las circunstancias cambian por cosas de la vida. Historia de sexo, sudores, maltrechos y hechos que llevan a preguntarse miles de cosas.
Me fui con la finta de lo mucho que me gustó “El Canalla Sentimental” y este no fue lo máximo. Tiene unos pasajes interesantes, pero no los suficientes.