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456 pages, Paperback
First published January 1, 2002
Los académicos venezolanos en ocasiones se quejan de que las discusiones sobre los indígenas tienen poca relevancia en la Venezuela contemporánea, ya que ellos representan solo el 2% de la población. Es importante replantearse esa pregunta, Si nuestra preocupación central es cómo el 60-80% de los venezolanos que viven en la pobreza […] entonces las construccciones sobre los indígenas proporcionan una base decisiva para abordar las cuestiones teóricas y políticas inmediatas. Al establecer los límites de lo que se consideran modos aceptables de describir y tratar a las poblaciones más sacrificables, la economía racial determina lo que se puede hacer a los ciudadanos cuya “marginalidad” está definida básica y frontalmente por las concepciones de pobreza y criminalidad en lugar de la de raza. Al fracasar en el desafío de las proyecciones de la “marginalidad” social y espacial de los indígenas como un indicador natural de su subordinación política, legal, económica, social y moral, y como señal de su incapacidad de convertirse en parte del proyecto moderno, los observadores aceptan un elemento clave de los discursos y prácticas que legitiman la violencia estructural contra otros venezolanos[…]El trabajo resulta interesante desde varios puntos de vista.
Las historias contadas sobre la permanencia de los mariuseros en La Tortuga se centraban a menudo en la penuria, la negación de los derechos constitucionales, la corrupción y la protesta, pero es importante recordar que su confinamiento fue presentado oficialmente como un cordón sanitario, una medida de salud pública necesaria para eliminar una amenaza médica a la sociedad criolla. Los efectos profilácticos de la cuarentena produjeron exactamente lo contrario, por lo menos para la población objeto. La Tortuga estaba en medio de un área donde los casos de cólera se estaban extendiendo. A los mariuseros inicialmente no les fue suministrado cuidado médico y su única fuente de agua potable era el río. Más aún, el cordón sanitario requería que otros indígenas que se dirigían a tierra firme, incluyendo los individuos sintomáticos en búsqueda de atención médica, se detuviesen en la isla […L]os funcionarios del Gobierno han condenado a los mariuseros a otra ronda de infección de cólera.En desesperación los mariuseros dejaron la isla, regresar a Barrancas, desde donde marcharon en “desesperación y frustración” primero a San Félix (Estado Bolívar) y luego, cuando fueron devueltos a Barrancas, sesenta kilómetros a Tucupita la capital del estado Delta Amacuro para plantear sus reclamos -allí se les despachó con una atención más simbólica que real. Si bien la movilización institucional logró, tardiamente, atender la epidemia, según los autores, no se tomaron las medidas de mediano o largo plazo necesarios para evitar su recurrencia.
Frederic Jameson [en The Geopolitical Aesthetic, 1992] sugiere que las teorías de la conspiración ofrecen una forma narrativa particularmente apropiada para usarla en un área “cuya repugnancia es magnificada por su encubrimiento y su impersonalidad burocrática”. Sugiere también que las mismas cumplen una suerte de “cartografía cognitiva” de toda la vida social contemporánea, un esfuerzo para ver cómo la experiencia local encaja en el sistema global del capitalismo tardío. Jameson pudo haber estar pensando en el delta. Las narrativas oficiales intentaton confinar la visión de la gente sobre lo que sucedió después que fue reportado el primer caso de cólera, dificultando mirar más allá de los ríos y la costa del delta. Las teorías de la conspiración buscaban relacionar las corporaciones transnacionales, las políticas del Estado-nación y los mecanismos para legitimar y extender una economía racial que había costado numerosas vidas[…]Briggs dedica un capítulo (11) al papel, uso y abuso que se le dio a las estadísticas. La OMS autoriza a las oficinas nacionales de salud a considerar como casos de cólera a aquellos que presenten su sintomatología después de que se hayan presentado varios casos en que exámenes de laboratorio demuestren la presencia del Vibrion cholerae. Perú se cinó a la directiva de la OMS y reportó más de 300.000 casos de cólera en un año, lo que tuvo un impacto devastador en sus exportaciones e imagen internacional. En el caso de la epidemia entre los Warao, las órdenes del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social fue que sólo podían reportarse como casos de cólera aquellos que estuvieran respaldados con exámenes de laboratorio -pero en el área del Delta Amacuro no habán laboratorios suficientemente cercanos a la mayor parte de la población Warao como para llevar a hacer esos exámenes. En palabras de Foucault citadas por los autores:
La crítica que desecharon las historias alternativas que surgieron durante la epidemia no apreciaron el papel que estas narrativas tuvieron para ayudar a los habitantes del delta a mirar más allá de las retóricas que les restaba poder y colocaban la responsabilidad de la epidemia en sus creencias y comportamientos.
Cada sociedad tiene su régimen de la verdad, su “política general” sobre la verdad: esto es, el tipo de discurso que ésta acepta y hace funcionar como verdad: el mecanismo y las instancias que le permiten a uno distinguir entre declaraciones verdaderas y falsas, el medio por el cual cada uno es sancionado; las técnicas y procedimientos en consonancia en la adquisición de la verdad; el status de aquellos encargados de decir lo que cuenta como verdadero.Las palabras de Foucault suenan razonables hasta que uno considera como funcionaron esos mecanismos y procedimientos en dictaduras totalitarias, o recuerda la acidez de la conocida frase “La primera baja en una guerra es la verdad”. Esa -según algunos- “viveza” del Ministerio, se volvió política de estado orwelliana bajo Chávez en su intento hegemónico de acallar, controlar o redefinir las estadísticas nacionales y los medios para su difusión.
Nuestro papel de hacer circular esto relatos concluyó en general. Pero el de ustedes acaba de comenzar. Les pedimos que miren alrededor y vean quién sufre las peores enfermedades que pueden prevenirse y que son tratables, quien obtiene qué clase de atención médica, y qué clase de historias se cuentan acerca de los pacientes y poblaciones “en riesgo”. A medida que que usted cuente nuevamente estas historias, le pedimos que piense cómo pueden ser usadas para desarraigar estereotipos denigrantes y desafiar las prácticas gubernamentales y corporativas que limitan el acceso a la atención médica y responsabilizan a la gente por los efectos de la violencia estructural.Posteriormente Briggs se acercará con simpatía a los proyectos chavistas y estudiará los primeros momentos de la Misión Barrio Adentro, pero una lectura más detallada de este libro permiten ver no sólo como las fallas del modelo político y de políticas públicas venezolanas abrieron espacios para que calara el discurso chavista, sino cómo el propio modelo chavista no hizo sino apropiar y ampliar los mecanismos autoritarios, populistas, demagógicos y represivos y hasta la retórica militarista que se venían manejando previamente. El libro pues, es un recordatorio saludable que para poder resolver los problemas que vive actualmente Venezuela hay que superar vicios de su presentes y de su pasado.