Nació en Buenos Aires el 8 de enero de 1896, hijo de Manuel Rojas Córdoba y Dorotea Sepúlveda, ambos chilenos. A pesar de pasar un par de años en Chile, su madre ya viuda volvió a Argentina en 1903. Manuel estudió hasta los 11 años en ese país. A los 16 decidió volver a Chile, donde realizó en variados oficios como pintor, electricista, estibador, aprendiz de sastre, actor en compañías teatrales, entre otros. Se casó con María Baeza con quien tuvo tres hijos. Luego de enviudar viajó por Europa, Sudamérica y Medio Oriente. Posteriormente comenzó a trabajar como escritor en Los Tiempos y Las Últimas Noticias. Fue profesor en la Universidad de Chile. Murió el 11 de marzo de 1973 en Chile.
My second attempt at an audibook in Spanish - this time much better luck. I got it! Phew! This was a short story about a hungry boy. I was more concentrated on understanding it rather than it's literary value.
I loved this short so much. I just loved the way it was written, there was so much emotion. I could really feel what the youth was feeling (he doesn't have a name, we just call him "the youth") the part when he cried at the end tho, I wanted to cry too...it was to sad. I do feel like he shouldn't have stopped wanting to repay the women at the milk bar. But overall, I need more and doubt I'll get it Lol. Like what happens to him ahhhhhh 😣 Thx for reading.
Un relato corto pero maravilloso. En pocas palabras, un personaje sin nombre puede causar tantas emociones, empatizar con la desesperación y la tristeza.
¿Qué serias capaz de hacer por hambre? Esta pequeña historia podría parecer simple, pero eso es lo que la hace especial y poderosa, con personajes simples o cotidianos.
Nuestro protagonista el cual lleva días sin comer, prefiere mantener su orgullo qué menguinear por comida. Pero incluso el hombre tras una guerra por probar bocado, es capaz de hacer lo que sea, aunque eso lo llevé a quebrar sus valores.
Es una historia interesante ya qué muestra la naturaleza del ser humano, y como el hecho de "comer" puede ser un hecho tan purificador y liberador para aquellos que la padecen.
Otro cuento que he dado a leer durante este año. Siempre llevo cuentos cortos a mis clases por si nos ponemos demasiado rápidos y alcanzamos a hacer todo, o por si nos ponemos demasiado lentos (llegan sin las cosas hechas) y pasa lo contrario.
Este es precioso. Tiene mucha soledad y sufrimiento, pero también mucha dulzura y humanidad e ilustra lo importante que es la bondad, cómo puede realmente hacer una diferencia y también cómo cada quien lucha sus propias batallas pero a la vez cómo cada quien nunca está realmente solo.
Además, tiene bastante vocabulario, lo que me gusta mucho, porque en los cuentos nuevos (éste es de 1929) en general hay bastante menos y saber hartas palabras no es una señal de snobismo, sino que de poder: mientras más cosas puedo enunciar, más conceptos puedo manejar, transmitir y conocer y además el castellano es un idioma TAN RICO y TAN DIVERTIDO, aunque el cuento en cuestión sea bastante dramático (pero realista).
Por último, me gusta que el autor sea chileno. Creo que la literatura es universal, pero también que es importante poner un poco de historia local o propia en los textos que elegimos.
Fondo de Cultura Económica publicó para su colección "Vientos del Pueblo" el cuento "El vaso de leche", una de las obras grandes del escritor chileno Manuel Rojas. El texto es simple pero capaz de tocar el alma, siguiendo a un hombre que ha terminado su trabajo como marinero, y en un puerto ajeno, vagando en soledad, sumergida en una lucha incontrolable contra el hambre. Hambre, hambre, hambre, nos repite Manuel Rojas, y como martilleo en la cabeza, en los huesos que restan de frío, sufrimos su miseria y el dolor que solamente puede curarlo un simple bocado, o un vaso de leche. La noche larga y la esperanza. El llanto de lo consolador. Y una pequeña luz que puede ser hallada, de pronto, en un otro.
Una lectura rápida, pero que te llega. No se si antes de iniciar la lectura ya tenía hambre, pero en definitiva para cuando terminé ya sentía mucha hambre... Afortunadamente yo nunca me he visto en la situación de este joven, y espero nunca estarlo, pero creo que el hambre es una sensación que todos conocemos bien y por lo mismo es fácil empatizar con la situación que se presenta en este cuento. Además, me encantó la forma tan simple en que Rojas narra de principio a fin, lo cual ayuda a enfatizar lo común de esta situación y también la facilidad con la que se podría ayudar, aunque a menudo no se hace.
es una realidad que dejamos - y dejo - pasar muy fuera de las esferas que habito/habitamos.
mi mamá es una persona muy solidaria, me recuerda a la señora de la lechería. yo soy muy miedoso igual, santiago saca lo peor de mi generosidad, porque desconfío hasta cuando no es necesario.
son cosas que se trabajan igual.
leí el cuento mientras escuchaba a la banda chilena vaso de leche, buena experiencia :)
Un relato maravilloso. Manuel Rojas tiene un don excepcional para describir lo que es pasar hambre, junto con las emociones y los pensamientos que la acompañan. En tan sólo unos minutos sentí que era yo quien se quedaba dormida con el rostro vuelto hacia el mar...
Me gustó mucho esta edición económica del FCE, las ilustraciones le quedan muy bien. Buena historia corta sobre un marinero al que el hambre lo hace encontrar algo mas profundo y preciado que algo para comer
Un muy breve relato, bastante triste pero narrado con una excelente prosa. El personaje principal es un marinero, quien con todo y que padece el hambre tras varios días de ayuno, se debate internamente con sus propios principios y orgullo que le vetan la posibilidad de robar por necesidad. Las imágenes de esta edición acompañan muy bien la historia, transmiten ese estado de ánimo que el propio autor imprime al cuento.
„Un vaso de leche” de Manuel Rojas, publicado en la edición Vientos del Pueblo por el Fondo Nacional de Cultura en el 2021, publicado originalmente en 1927 y considerado una de las cumbres de Manuel Rojas, El vaso de leche narra la angustia de un marinero que, tras ser expulsado del barco en el que trabajaba, deambula por el puerto sin poder echarse nada a la boca. Pasan los días y este joven siente que el hambre lo azota como un latigazo que le quema las entrañas. Desprovisto de todo, pero a su vez ejemplo de integridad moral en un mundo corroído por el comercio y los intereses, emprende una búsqueda que trasciende el alimento: es la búsqueda de un resto de humanidad. Manuel Rojas, quién ejerció múltiples oficios; peón de ferrocarril, nochero y cargador de lanchas en Valparaíso, evidencia en estas páginas su enorme talento como narrador de las historias que vivió —o escuchó de primera mano— y su capacidad, poco frecuente, de dar vida, con un mínimo de elementos, a una obra inolvidable y conmovedora, como dice su contraportada. Una obra hermosa que narra lo desgarradora que puede llegar a ser la vida muchas veces. Me lo recomendo y regaló mi colega Ana a la cual agradezco mucho por recomendarme esta belleza de letra.
Libro de mierda. No vale ni para abono. Cuento de menos de 20 páginas que cuesta leer de lo insoportable que se hace. Las malas lenguas dicen que en Corea del norte torturan a presos políticos obligandoles a leer esto ¿conocen la naranja mecanica? hacen lo mismo pero con este libro.