Los poemas de este primer libro de José Emilio Pacheco son elegías de una temprana madurez. Su elegante labrado formal es paralelo a su temple clásico, mesuradamente contenido.
José Emilio Pacheco Berny fue un poeta y ensayista mexicano nacido en Ciudad de México en 1939.
Empezó a brillar desde muy joven en el panorama cultural mexicano, gracias a su dominio de las formas clásicas y modernas y al enfoque universal de su poesía.
Además de poeta y prosista se ha consagrado también como eximio traductor, trabajando como director y editor de colecciones bibliográficas y diversas publicaciones y suplementos culturales. Ha sido docente universitario e investigador al servicio de entidades gubernamentales.
Entre sus galardones se cuentan: Premio Nacional de Poesía, Premio Nacional de Periodismo Literario, Premio Xavier Villaurrutia, Premio Magda Donato, Premio José Asunción Silva en 1996,el Premio Octavio Paz en el año 2003, el Premio Federico García Lorca 2005, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2004, la XVIII edición del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2009 y el Premio Cervantes en 2009.
De su obra poética se destacan: «Los elementos de la noche» en 1963, «El reposo del fuego» en 1966, «No me preguntes cómo pasa el tiempo» en 1969, «Irás y no volverás» en 1973, «Islas a la deriva» en 1976, «Desde entonces» en 1980, «Trabajos en el mar» en 1983, y «El silencio de la luna» poemas de 1985 1996.
Falleció el 26 de Enero de 2014 en su ciudad natal. Le sobrevive su esposa, la periodista Cristina Pacheco.
«De algún tiempo a esta parte las cosas tienen para ti el sabor acre de lo que muere y de lo que comienza. Áspero triunfo de tu misma derrota, viviste cada día en la madeja de la irrealidad. El año enfermo te dejo en rehenes algunas fechas que te cercan y humillan, algunas horas que no volverán pero viven su confusión en la memoria. Empezaste a morir y a darte cuenta de que el misterio no va a extenuarse nunca. El despertar es un bosque donde se recupera lo perdido y se destruye lo ganado. Y el día futuro, una miseria que te encuentra a solas con tus pobres palabras. Mírate extraño y solo, de algún tiempo a esta parte»
La poesía temprana de Pacheco, “Los elementos de la noche” y “El reposo del fuego”, son algo muy curioso para mí por el estilo tan diferente que tienen en comparación con su obra poética posterior. “No me preguntes cómo pasa el tiempo” por momentos incluso parece escrito por un autor completamente diferente. Si la poesía de Pacheco se caracteriza por un tono coloquial y claro, con temas de una transparencia total, estos dos primeros títulos son de una abstracción que incluso resulta rara. Leí Los elementos de la noche el año pasado cuando quise leer toda su poesía editada por el Fondo. Pero individualmente, con más atención esta vez, disfruté más la lectura. Me gustó más que “El reposo del fuego” (de todos el poemario de Pacheco que menos me gusta). Dentro de todo, en este su primer libro escrito cuando tenía entre 19 y 23 años, se advierten algunos de los temas que serán su obsesión poética. La primera parte me resultó muy simpática al crear una imagen y atmósfera tan nocturna, oscura y acuática. El poema “De algún tiempo a esta parte” tiene un epígrafe de Borges, por cierto, el primero que usé en algún poema suyo. Ahora, también es importante señalar que esta es una segunda edición revisada en el 2000. Sería necesario echarle una hojeada a la primera del 63 para ver qué tanto cambio Pacheco, conocida su obsesión con corregir y corregir.
Leer poesía es siempre una experiencia para mí. Suelo leer los poemas de manera seguida, y esto ocasiona que revise estos libros con frecuencia. Muchas veces, solo algunos poemas se quedan grabados en mí; en este caso, Égloga octava, Presencia y Como aguas divididas. Los tres escritos fueron parte del trabajo de José Emilio Pacheco entre los años 1960 y 1961.
No quiero decir que el resto de la obra no me gustó, pero llamó mi atención que los tres poemas que más disfruté fueran escritos durante un periodo de tiempo similar. Supongo que eso tiene sentido por la resonancia que me causaron.
En general, fue una lectura rápida que estoy seguro volveré a visitar en el futuro. Este libro fue uno de mis regalos de Navidad y, como siempre, es grato leer a José Emilio Pacheco.
Personalmente, no puedo calificar este libro más alto, ya que, aunque disfruto del autor, soy mucho más fan de sus novelas. En cuanto a su faceta de poeta, me gusta, pero no logré encontrar una personalidad distintiva. ¿Será que necesito leer más de su obra poética o podría ser el momento en que leí este libro?
En Elementos de la noche, José Emilio Pacheco desliza versos a nivel del agua, una superficie líquida rugosa, poética que surfea por el mar del tiempo y lo efímero. Se divide en tres partes: Primera condición, De algún tiempo a esta parte y Crecimiento del día.
Son versos que consignan el movimiento, todo fluye "mientras avanza, el día se devora". Las palabras en JEP sin aspiraciones al absoluto son preguntas al aire. No es vano el esfuerzo, el idioma cifra fugaz lo que somos, acaso lo queremos ser.
Dice Pacheco: Las palabras se rompen contra el aire / Ni el agua en su destierro sucederá a la fuente. En otro poema confirma: Puedo afirmar que vivo porque he aprendido el límite del aire. ¿Cómo atajar la sombra si nada permanece, si ha sido nuestra herencia la dualidad del polvo?
Elementos de la noche tiene poemas de entre 1958 y 1962, publicados originalmente en la UNAM en 1963; y luego por Ediciones Era veinte años más tarde.
“De algún tiempo a esta parte las cosas tienen para ti el sabor acre de lo que muere y de lo que comienza. Áspero triunfo de tu misma derrota, viviste cada día en la madeja de la irrealidad. El año enfermo te dejó en rehenes algunas fechas que te cercan y humillan, algunas horas que no volverán pero viven su confusión en la memoria. Empezaste a morir y a darte cuenta de que el misterio no va a extenuarse nunca. El despertar es un bosque donde se recupera lo perdido y se destruye lo ganado. Y el día futuro, una miseria que te encuentra a solas con tus pobres palabras. Mírate extraño y solo, de algún tiempo a esta parte” P. 26
"Ni el agua en su destierro sucederá a la fuente ni los huesos del águila volverán por sus alas."
"Publicados entre 1958 y 1962, en los poemas de Los elementos de la noche la evocación nocturna y el angustioso amanecer son las constantes por las que transita José Emilio Pacheco en busca de la vida perdurable."
No esperaba que su poesía tuviera esta fuerza, me gusta mucho más su faceta como novelista, pero no es posible mirar a otro lado mientras sus poemas se deshacen, silenciosos, en la saliva de mi soledad mientras los leo, vale la pena leerlo de manera distinta.
Lo leí en un día. Sus trabajos posteriores son más sofisticados, pero el primer volumen de poemas de Pacheco demuestra un dominio de la forma, con experimentación de diversas estructuras como los sonetos de rimas dispares o los poemas en estrofas de variable longitud, y entrega versos fenomenológicos y existenciales sobre el tiempo y el ser, sobre paisajes y finitud. Pacheco siempre es genial, y en sus incios también lo es.