Clara, que ha recibido el encargo de escribir una guía personal de Alemania, convence a su pareja para tomarse un periodo sabático y viajar juntos por el norte del país. Para ella significa la oportunidad de rematar una obra inspirada. Para él, en cambio, un extranjero que lleva pocos años en el país, será ocasión de unas vacaciones placenteras, con el solo inconveniente de visitar museos... o librerías donde preguntar por el libro publicado de su mujer. Pero por más que el recorrido y las actividades estén organizados al germánico modo, enseguida surgen menores algunos, como las jaquecas de ella o sus crisis de inspiración, que obligan a Clara a quedarse en el hotel y a él a realizar el correspondiente reportaje; otros más graves, como la irrupción de la familia alemana, o de algunos amigos de un ecologismo radical, que proporcionarán al viaje sus momentos más hilarantes y más enternecedores. La clave, como ya ha descubierto el lector, es que estamos leyendo la crónica que él, que no es escritor, se ve obligado a redactar para recoger todo aquello que la guía de su mujer ha obviado.
Fernando Aramburu Irigoyen nació el 4 de enero de 1959 en San Sebastián, Guipúzcoa, España. Es licenciado en filología hispánica por la Universidad de Zaragoza y desde 1985 reside en Alemania. Fue miembro del Grupo CLOC de Arte y Desarte. Considerado ya como uno de los narradores más destacados de su generación, es autor de tres libros de relatos: No ser no duele (1997), Los peces de la amargura (2006) y El vigilante del fiordo (2011), y de cinco novelas: Fuegos con limón (1996), Los ojos vacíos (2000), El trompetista del Utopía (2003), Bami sin sombra (2005) y Viaje con Clara por Alemania (2010), títulos que han sido distinguidos con el Premio Ramón Gómez de la Serna 1997, el Premio Euskadi 2001, el XI Premio Mario Vargas Llosa NH, el Dulce Chacón y el Premio Real Academia Española en 2008. Ha escrito también libros para niños, como Vida de un piojo llamado Matías (2004). Con Años lentos mereció el VII Premio Tusquets Editores de Novela.
Quiero que conste en acta que este es el primer libro que no logro terminarme desde que tenía 10 años. Así de malo es este libro. Simplemente infumable.
"Pues en mi nombre te sugiero que abandones de aquí hasta la hora de la cena los prejuicios artísticos, la perfección formal y demás quimeras que te causan sufrimiento, y redactes en hojas sueltas tus recuerdos relativo a la mina de Rammelsberg. Hazlo como si se tratara de una carta dirigida a una persona ajena a la literatura, con quien tuvieras un trato tan estrecho que no te haría falta prestar atención a las garambainas del estilo. Una carta rápida dirigida a tu padre, a mí, a tu hermana, que más da. El caso es que te salga un texto fluido. Eso es lo que yo y mi prima la sensatez haríamos en tu lugar: improvisación absoluta, frases cortas, lengua llana."
Cosas que molan: - Ninguna. Salvo la certeza de que hoy en día publican cualquier cosa.
Cosas no molan: - En relación al fragmento que he copiado he de decir que es lo mejor del libro. Si tan sólo el autor hubiera seguido ese consejo... Quizás hasta me habría terminado el libro y todo. - Hay una escena que dura páginas y páginas y páginas en la que todo lo que hace el protagonista es comerse 8 miseros bombones. En serio. De verdad. Y claro, para llenar tantas páginas sólo hablando de bombones es imprescindible ser pesado, cursi y pedante hasta la saciedad. - En general el estilo es horrible. Es tan barroco, tan rococó, tan cargante. Además el lenguaje es raro, como cuando dice "pensé entre mi" en lugar de para mi o que esté utilizando el pretérito imperfecto de subjuntivo cada poco. Hay unas cosas totalmente innecesarias como "alquiladoras de vulvas" en lugar de prostitutas o "hondonadas mamarias" en lugar de pechos o entreteto o lo que sea que "Ratoncito" estuviera tocándole a la escritora en ese momento. Porque esa es otra. Probar a leer 370 y pico páginas (que me leí yo) sin saber el nombre del protagonista, al que sólo se le llama "Ratón" o "Ratoncito". - Los personajes son insufribles. Tanto Clara como "Ratón" son malos de aguantar. Para mi no tienen nada interesante ni mucho menos que haga que conectes con ellos. - Otra cosa que me ponía de los nervios (y me pone siempre que algún escritor lo hace) es decir que algo resulta divertido o ingenioso pero no ponerlo. Ejemplo: "Mi apellido les hace mucha gracia" pero jamás pones el apellido. O "hice el mejor juego de palabras jamás visto" y no pones el juego de palabras. Ese tipo de cosas me pone de muy mal humor. O eres tú original y te piensas el chiste o no pongas que chiste más gracioso. - ¡Ah! Y por si todo esto no fuera poco, "Ratón" esta cada dos por tres restregándonos por la cara que el no escribe esto para público y que por tanto puede permitirse esto y lo otro, porque total no lo va a leer nadie. El problema es que sí que lo esta leyendo alguien. - Pero lo más importante en mi opinión es el fracaso general de la novela (ya ni el estilo, ni lo personajes, ni nada, sólo la novela) que se queda a medio camino entre novela de viajes y novela que narra la convivencia de un matrimonio si llegar a ser ninguna de las dos. Está en un vacío existencial novelístico y por tanto no tiene interés argumental o estético alguno.
Resumen: Niños, no leáis esta novela, es una soberana perdida de tiempo. Se merece menos que un I didn't like it , se merece 0 estrella, pero por desgracia Goodreads no tiene opción de el peor libro de mi vida .
Difícilmente dejo sin terminar un libro, pero voy a hacer una excepción con este. No me queda claro el propósito del libro, no se si es una guía de viaje porque habla sobre diferentes ciudades Alemanas (sin mucho detalle) o una novela porque recae en la relación de Clara y "ratoncito"; fuera cual fuera se queda corto en ambos casos. No es un libro que atrape al lector con sucesos interesantes, y por otro lado cae en la sobredescripción al grado de describir en 6 cuartillas el sabor de unos bombones de chocolate. La protagonista me parece también un poco estresante y poco considerada con su acompañante, al grado que me enojaba leer sobre ella. En fin el libro me cansó y no lo recomiendo.
Aramburu es un gran autor. Esto es indiscutible. Su uso de la prosa y su talento a la hora de captar y evocar el mundo le convierten en uno de los referentes de la literatura contemporánea. No obstante, ¨Viaje con Clara por Alemania¨ no obtiene mi máxima puntuación por una sencilla razón y es que considero que este libro pertenece más bien a la categoría de libro ensayo en la que un autor se enfrenta a sí mismo en el propio proceso creativo. Un poco al modo de Torrente Ballester en ¨Fragmentos de Apocalipsis¨. Por cierto, que realizo la misma crítica a ambas obras, que nadie vaya a pensar que tengo predilección por uno y otro, pues admiro la labor de estos dos autores.
La novela de Aramburu es una tapadera que le sirve al autor para reflexionar sobre el propio proceso creativo. Eso explica que las partes más interesantes lleguen cuando el autor se abre y comparte su modo peculiar de percibir el mundo y de plasmarlo. Lo que Aramburu llama ¨momentos blam¨ del personaje me hacen pensar en la filosofía de Schopenhauer y en los instantes en los que el ser se libera de la voluntad y se convierte en sujeto de contemplación puro. El arte tiene mucho que ver en este proceso, sin ninguna duda.
Otro aspecto que considero de interés es el contraste cultural que Aramburu destaca. Se nota que lleva viviendo en Alemania desde 1985 y que se ha dedicado a analizar el contraste cultural e idiomático que en ocasiones separa las relaciones entre las personas, no digamos ya un matrimonio. Su postura irónica es una apuesta inteligente que además suscita una tímida risa en el lector.
Considero que es una obra de interés para los estudiosos de la literatura pero temo que para el gran público no resulte tan equilibrada. Para empezar porque la trama en sí carece de interés. Las ideas y desavenidas de Clara, la mujer del narrador que alteran hasta al alma más paciente, el constante llamar ¨Ratón¨a su marido, sus infinitas manías... las pésimas relaciones que existen entre los miembros de la familia, la poca libertad que tiene el autor hasta para pedirse con tranquilidad un plato en un restaurante, ya que en todo momento es cuestionado... todo contribuye a crear un clima claustrofóbico en el que apenas sucede nada.
Las descripciones sobre la comida abunda, quizás, demasiado. Confieso que hay partes tan bien narradas, que pasan a formar parte del imaginario del lector. Como el momento en que Aramburu llega a comerse cuatro o seis bombones en un cementerio y cada sabor de cada pieza es descrito con tanta delicadeza que el lector parece estar saboreando el cacao en su lengua. Pero... son muchos y repetidos los momentos los que Aramburu se detiene en la descripción de la comida y una vez más... esto contribuye a que avance la trama. Sencillamente no pasa nada en esos instantes en los que el paladar toma posesión del relato.
Von diesem Buch war ich etwas enttäuscht. 1. ist es eher eine Reise durch Norddeutschland, aber das ist kein großer Minuspunkt. Vor allem, da ich aus Norddeutschland bin und die Gegend nochmal aus einer anderen Perspektive sehen konnte und auch neue Orte kennengelernt habe, die ich mir vielleicht nochmal anschauen sollte. Aber 2. war der Fokus eher auf der Beziehung der beiden Hauptprotagonisten und die war, für mich, super nervig. Clara ist meiner Meinung nach ein absolut unsympathischer Charakter. Sie jammert und zickt eigentlich durchgehend, nett ist sie nur, wenn sie etwas will, dann bezirzt sie ihren Partner (den Ich-Erzähler) und er tut alles was sie will, um bloß den Frieden zu wahren. Manchmal reizt es ihn aber auch und er ärgert und provoziert sie bewusst, nur um am Ende doch nachzugeben, weil sie wieder mal rumjammert, wie fies er immer zu ihr ist, obwohl er sich eigentlich die ganze Zeit den Arsch aufreisst für sie. Diese Beziehung und Claras Charakter haben mir das Buch leider madig gemacht. Da haben auch die Beschreibungen der Orte nicht mehr viel rausgerissen.
Después de Patria tenía ganas de leer algo más de Aramburu y aunque no se puede negar que es un gran escritor y me gusta mucho como escribe, este libro se me ha hecho bastante largo. No sabría bien como definirlo, es una mezcla entre un libro de viajes, novela y algo de ensayo salpicado de anécdotas divertidas. Lo que destaco de este autor es la forma que tiene de escribir, como hace hablar a sus personajes sin utilizar guiones de diálogo y otras cosas curiosas que emplea sin que resulte "ofensivo" a la vista. En definitiva, creo que Aramburu debe tener mejores libros que éste y voy a seguir intentándolo con él.
Esta tremendamente bien escrito, con una prosa divertida y elaborada pero sin trama ni interés, con un argumento que nunca lleva hacia ningún lugar, aunque te advierten repetidamente que esa no es una de sus pretenciones. Finalmente termina de forma inesperada sin pena ni gloria. me senti estafado y fue dificil llegar hasta el fin. Le doy tres estrellas por la prosa, sin embargo la historia es particularmente insustancial y por momentos desesperante.
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Aramburu writes like a master, playing a lot with humor, irony and sarcasm, the translator is doing an impeccable job..unfortunately the substance of the book is so thin..
Clara tiene que hacer una crónica sobre poblaciones en el norte de Alemania e invita a su esposo para compartir el viaje, compartir experiencias y así enriquecer su trabajo. A la par de Clara, nuestro personaje va haciendo su propia historia, no desde el punto de vista de un turista, sino describiendo cómo está viviendo el viaje en compañía de su esposa. Fernando Aramburu es un narrador fuera de serie, me enganche totalmente con el libro, me encanto el sentido del humor ácido y mordaz del esposo de Clara ( nunca sabemos su nombre) y me gusto mucho la dinámica del matrimonio, esos acuerdos implícitos que dan los años de casados , que en ocasiones pueden parecer raros a los extraños pero que reflejan el amor, el entendimiento y la ternura que solo la pareja puede comprender. Me molesto un poco ciertas situaciones descritas en un lenguaje muy escatológico para mi gusto. Pero disfrute mucho el libro, sobre todo por el sentido del humor manejado por Aramburu irónico, provocador y socarrón.
Hasta ahora lo que menos me ha gustado de Aramburu. No se si es un libro para divertirse un rato con un relato insustancial, que le aleja de la trascendencia de su literatura más comprometida, es un intento de cambiar de registro, o simplemente es un libro fallido. Quiere ser un libro a medias entre lo satírico y lo irónico, del que es difícil definir su intención. Su descripción de su relación con su pareja es compleja y a veces poco creíble. Parece que quiere hacer una sátira de las relaciones en un matrimonio, y a veces cae en algo parecido a la misoginía, en otras en el más puro machismo, y así podríamos seguir con sucesivos tópicos. Por lo que no se si es intencional crear un personaje algo zafio, grosero y pueril, que se aleja de la imagen que el autor da públicamente de si mismo. O al menos, el que yo he podido captar. Sus personajes en otras novelas presentan matices muy diversos y describen identidades más elaboradas. En este caso la novela casi parece un juego del autor, incluso por el mismo estilo de escritura, con algunas expresiones que parecen intencionalmente rebuscadas y sin sentido. Incluso construcciones gramaticales a veces confusas. El hecho de que paulatinamente nos introduzca en un personaje que escribe por escribir pero que acaba publicando, en un diálogo con el supuesto editor, puede dar alguna pista de que hay una razón para todo ello. Pero no parece que esté claramente conseguido. Lo que empieza como un relato de viajes, termina siendo un género epistolar, sin que eso le de más elementos de valor al libro que el del simple juego estilístico. Quizás lo más interesante sea el puro viaje. Pero que bien mirado, tampoco se puede decir que sea tal cosa.
Es un libro difícil de leer con constancia, la trama se podría resumir en un hombre extranjero (nunca dice de que país hispanohablante ni su nombre) de mediana edad que viaja con su esposa Alemana por este último país. Ella tiene que escribir un libro de viajes y él escribe sus propias memorias sin que ella lo sepa. El gran problema de la novela y lo que la hace poco llevadera es la falta de un objetivo o un conflicto clave, es una sumatoria de acontecimientos poco interesantes con desenlaces normales que no conducen a nada nuevo. Desde que empieza hasta que termina nada realmente interesante pasa y los personajes no son atractivos como para identificarse con ellos (incluso en mi situación de extranjero en Alemania con novia Alemana) Tenía muchas expectativas después de haber disfrutado "Patria" enormemente. Mi momento favorito fue cuando por fin pude terminarlo para poder empezar a leer algo más interesante...
He disfrutado de la lectura del libro que además me ha resultado muy ameno. Nada que ver con otros dos títulos del autor que había leído previamente, excepto en la agilidad con que se lee. La verdad es que el libro desconcierta al principio, ¿cómo se pueden aguantar mutuamente los personajes del matrimonio? Pero, poco a poco todo va asentando; los sucesivos episodios narrados no son simples oportunidades para introducir un nuevo episodio de humor irreverente (y bienvenidos todos ellos), ni los estereotipos de los personajes para humillar a nadie (especialmente Kevin y Gudrun), sino para ir desgranando la complicidad conyugal que une a la pareja y lo bien avenida que resulta ser. Yo lo recomendaría como lectura a todos aquellos que se encuentren en ese momento de su vida que dudan de la oportunidad de su matrimonio.
Amüsante Ehegeschichte zwischen einer deutschen Frau und einem Spanier. Sie sind seit 16 Jahren verheiratet und dementsprechend "eingespielt". Clara, Lehrerin, nimmt ein Sabbatjahr um eine Reisegeschichte über Deutschland auf den Spuren von deutschen Schriftstellern neu zu schreiben. Ihr Mann soll sie begleiten, um ihr das lästige Autofahren, Fotografieren, Haushaltsdinge etc. abzunehmen. Da ergeben sich viele humorvolle Diskussionen. Er schreibt heimlich die Begebenheiten auf spanisch auf, um seine Muttersprache nicht zu verlernen. Gut zu lesen.
Patria me gustó muchísimo. Por ello, decidí leer esta novela para un trabajo del máster en relación con la emigración de españoles a Alemania. Me ha parecido una novela entretenida, con la que recorrer ciertos lugares de Alemania y con la que te ries mucho por el tono burlesco e irónico del protagonista. Le he bajado la puntuación por que el final es demasiado acelerado, parece que el autor no tenía más ganas de seguir escribiendo y lo deja a medias y con una "excusa" que tampoco me ha gustado. En fin.
Al contrario de lo que veo por aquí, me ha gustado el libro. No me ha vuelto loco y ha habido momentos muy pesados. Personalmente, el momento en el club de streapteasse me pareció insoportable y sin venir a cuento, y no por razones morales. Sin embargo, es una obra que en una sencillez tan absoluta que puede confundirse con el vacío, Aramburu diseña una vida cotidiana incluso en un viaje fuera de la rutina. Hay muchos pequeños detalles que te ayudan a disfrutar de una lectura que quizá le falte momentos verdaderamente potentes, o que haya un tema central realmente interesante.
Leo las demás críticas donde descalifican totalmente a este libro y las entiendo un poco. Lo primero que pensé al terminarlo fue "¿Qué onda con este libro?" No entiendo su repentino final, había mucho que viajar aún y acabarlo así me parece un escape. Por otro lado me hizo reír en muchas ocasiones, fue pesado y largo para terminar, un libro sin una trama clara más que el mismo viaje de Clara. Es un libro raro, no puedo cancelarlo pero no puedo alabarlo del todo.
Si te gusta o has ido o planeas ir a Portugal, José Saramago se luce con su fino estilo de escribir describiendo pueblos e historia de este pequeño pero gran País en el mundo. ojo, es un libro para leerlo con calma.
Vaya por delante que Aramburu me gusta mucho, pero este libro es INSUFRIBLE. Sintiéndolo mucho, abandono al 20%. Aburrido hasta decir basta y pretencioso.
Una novela muy entretenida, que narra el quijotesco viaje de una pareja por Alemania, incidiendo en todos aquellos detalles que diferencian las costumbres, forma de ser y cultura alemanas de la española. Las anécdotas y vivencias del protagonista son divertidas y se hace bastante ligero de leer. Quizás, eso sí, su lectura resulte más amena para los hombres por empatizar con el protagonista.
No entiendo unas calificaciones tan bajas de otros lectores. He disfrutado leyendo las aventuras de Ratoncito, junto a su mujer, por Alemania. He acompañado con una sonrisa a los protagonistas y su familia. He comido sus bombones, bebido sus cervezas, visitado sus clubes de estriptis..., deseando siempre que esa noche Clara me pusiera la pierna sobre la barriga. Lo dicho, una delicia.