Cinco horas con Mario

by Miguel Delibes

"Aquí está, de una pieza, deshecha, rota en llanto, buscando frenéticamente la razón de su vida, frente al cadáver de su marido, que acaba de fallecer. Se trata de Carmen Sotillo, uno de los personajes más conmovedores de la literatura española contemporánea, protagonista de esta hermosa y densa novela... Pocos la conocen por su propio nombre, pues su largo y explosivo monólogo ha hecho famoso sólo el nombre de su difunto esposo: Mario...
...Mario Díez Collado ha muerto de repente, de un infarto, a los 49 años de edad. Ha sido catedrático de instituto, colaborador en los periódicos, representante del espíritu católico postconciliar, crítico y progresista, lo cual no le ha acarreado más que problemas dentro del mediocre ambiente de la pequeña burguesía de una capital de provincia. Su viuda, mujer sin estudios, pero no inculta, repasa su vida en común con el desaparecido, al que culpa de todas sus frustraciones y fracasos, tanto sociales como personales. Carmen Sotillo no es más que una voz que habla. Pero ¡qué voz, qué intensidad, qué brutalidad impacable la de su queja! Carmen es la perfecta señora de provincias, mediocre, insegura, superficial, que se apoya en los convencionalismos sociales y en el más oscuro reaccionarismo político para apuntalar una vida vacía y sin demasiado sentido. Representa la voz de esa España franquista surgida de una tradición oscurantista, de un dogmatismo religioso a ultranza y de una lamentable victoria en la guerra civil que desembocó en el "nacionalcatolicismo", en la mediocridad, en el miedo y en la violencia. Delibes puede ser muy cruel en este retrato, y las eternas quejas de Carmen reclamando un coche -aunque sea un "seiscientos"- proclamando una fidelidad que al final resulta bastante hipócrita, definiendo los límites exactos de un matrimonio fracasado desde el principio configuran un panorama aterrador... Fábula atroz, de la que el amor ha desaparecido, donde la religión es pura caricatura, donde la política es un autoritarismo frágil... Hay aquí muerte, monólogo interior "objetivado", sátira y poco humor. Un lenguaje inolvidable. Y, como siempre en Delibes, el esbozo de la esperanza final...

De la introducción de Rafael Conte

Genres: Classics, Spanish Literature, Fiction, Drama, Spain, 20th Century, Novels

258 pages, Hardcover

First published January 1, 1966

About the author

Miguel Delibes Setién was a Spanish novelist, journalist and newspaper editor associated with the Generation of '36 movement. From 1975 until his death, he was a member of the Royal Spanish Academy, where he occupied letter "e" seat. Educated in commerce, he began his career as a cartoonist and columnist. He later became the editor for the regional newspaper El Norte de Castilla before gradually devoting himself exclusively to writing novels.
He was a connoisseur of the flora and fauna of Castile and was passionate about hunting and the countryside. These were common themes in his writing, and he often wrote from the perspective of a city-dweller who remained connected with the rural world.
He was one of the leading figures of post-Civil War Spanish literature, winning numerous literary prizes. Several of his works have been adapted into plays or have been turned into films, winning awards at the Cannes Film Festival among others. He has been ranked with Heinrich Böll and Graham Greene as one of the most prominent Catholic writers of the second half of the twentieth century. He was deeply affected by the death of his wife in 1974. In 1998 he was diagnosed with colon cancer, from which he never fully recovered.

Reviews

[Juan Naranjo · Rating 5 out of 5]

Hay libros que te gustan, hay libros que te enamoran y hay libros que, incluso mientras los lees, eres consciente de que pasarán directamente a tu top de libros favoritos. Y eso es lo que me ha pasado con “Cinco horas con Mario”.

El soliloquio de una señora de provincias ante el féretro de su marido la noche en que lo está velando sirve para hacer una radiografía detallada de la historia de España de mediados del siglo XX, así como un retrato descarnado de las bases esenciales de la moralidad nacionalcatólica y judeocristiana.

El odio hacia la mentalidad progresista, el desapego hacia la ciencia y la cultura, la doble moral religiosa, la justificación de un alzamiento armado y un golpe de estado, el machismo, el racismo, la educación de las niñas, la represión política en las provincias, la censura en la prensa, la visión de la sexualidad, el recuerdo del Hambre... son algunos de los muchos temas que Carmen, la viuda, trata en un monólogo infinito en el que cuenta la historia de su matrimonio rememorando (y reprochando) los momentos más importantes de su vida junto a su recién fallecido marido. Y es que en ese matrimonio se contraponen las dos Españas de las que se lleva un siglo hablando, porque el muerto representa a la España que perdió la guerra y la viva a la que la ganó.

Delibes es capaz de intercalar la comedia (hay momentos hilarantes constantemente) con el drama propio de un velatorio en un texto que me parece inteligentísimo y que, además de su valor literario e histórico, considero que tiene un gran valor lingüístico al recoger de forma fiel el código más coloquial de una época y de una clase social muy específicas.

“Cinco horas con Mario” es una novela excepcional, emocionante, divertida y desgarradora, que te hace indignarte pero que, de alguna forma, no tiene buenos ni malos ya que los personajes que desfilan por el discurso de la viuda son simplemente víctimas de su tiempo y sus circunstancias.

Creo que puede ser un gran libro para iniciarse en la lectura de los clásicos contemporáneos nacionales que, a menudo, consiguen despertar poca simpatía. En mi caso he tenido la suerte de leer el audiolibro en el que la grandísima actriz de doblaje Mercè Montalà dota a Carmen de una voz propia, llena de matices y de requiebros.

[Guille · Rating 5 out of 5]

Qué bien está envejeciendo la obra de Miguel Delibes. Leí esta novela en mi juventud, como casi toda su obra, y me impresionó tanto como me sorprendió que allá por 1966 pasara la censura franquista sin ningún problema. Está claro que no es la ironía, y la novela es una gran ironía de principio a fin, uno de los colores más comunes en las paletas de los déspotas y sus lacayos.

“Rogad a Dios en caridad por el alma de D. Mario Díez Collado
¿Tú sabes, Valen, si Mario tiene el ilustrísimo señor? No es vanidad mal entendida, entiéndeme, figúrate en estos momentos, pero por la esquela, ¿comprendes?... el ilustrísimo es sólo para los directores. Lo siento, mona”

En esta relectura, que hago con la excusa de haber conseguido hacerme con una primera edición, he quedado igual de impresionado si no más. Además de su inteligencia para la ironía, Delibes tiene un maravilloso sentido del humor, algo que he apreciado incluso más que entonces, un oído portentoso para el habla popular y una gran maestría para llevarla al papel, y un genio enorme para transfigurar, y de paso ridiculizar, toda la retórica franquista-católico-patriarcal a través de una mujer, Carmen, una señorita de provincias, proveniente del bando ganador de la guerra, superficial, con pocas luces y sin apenas cultura, incapaz de advertir cómo su monólogo, que transcurre mientras vela a su difunto marido, describe perfectamente el andamiaje caduco y represor del régimen a través de un discurso cuya intención sería precisamente la contraria.

“… no es que yo vaya a decir que no haya injusticias, ni corrupción, ni cosas de ésas que tú dices, pero siempre las ha habido, ¿no?, como siempre hubo pobres y ricos, Mario, que es ley de vida, desengáñate”

Aunque la novela es el retrato de la clase media española de provincias de mediados del siglo pasado, frases como esta vuelven a ser pronunciadas hoy en día sin vergüenza alguna. Carmen es la demostración de la gran habilidad que tienen estos discursos políticos que apelan a sentimientos primarios de seguridad, de orden, de estatus, de tradición y de chovinismo, para esconder sus verdadera intenciones. Así, Carmen es incapaz de darse cuenta de que la sociedad patriarcal que imperaba en la España franquista, tan de su gusto, es precisamente, a nivel doméstico, la raíz de muchas de las quejas que hace a su marido, quizás por primera vez en su vida.

“Los hombres una vez que os echan las bendiciones a descansar, un seguro de fidelidad, como yo digo, claro que eso para vosotros no rige, os largáis de parranda cuando os apetece y sanseacabó… El día que os casáis, compráis una esclava, hacéis vuestro negocio, como yo digo”
“Y luego a la noche, ni caso… y no es que a mí me interese especialmente, que ni frío ni calor, ya me conoces, pero al menos contar conmigo, que los días buenos los desaprovechabas y luego, de repente, zas, el antojo, en los peores días, fíjate… que eso sí, luego te molestaba hasta mi vientre”
“… algún día te darás cuenta de lo poco que me has ayudado en la educación de los niños”
“los hombres me hacéis gracia… agarráis un día la escoba o sacáis de paseo a los niños y os creéis que habéis hecho algo”
“… que los hombres no sois más que unos soberbios, os creéis en posesión de la verdad y a nosotras ni caso”

Aunque bien se podría pensar que estas recriminaciones de Carmen a su marido en el fondo no son más que una forma de justificar los hechos por los que siente una profunda culpa, de reivindicar su «sacrificio», que en realidad no es tal, de la misma forma que "Las santas feas no tienen ningún mérito y, por tanto, no son tales santas", como solía decir su mamá con “mucha gracia” (las «perlas de sabiduría» de su pobre mamá, que en paz descanse, funcionan en Carmen a modo de refranero, que ella seguramente consideraría vulgar, y como manual de buenas maneras).

“… el que no lo reconozcas es lo que peor llevo, que en veintitrés años de matrimonio que se dice pronto, no hayas tenido una sola palabra de gratitud, porque había otros hombres, Mario, y tú lo sabes, que no me faltó dónde elegir, y aún los hay si me apuras, que después de casada no me hubieran faltado proporciones, y si yo te contase, que éste es el chiste, pero como una es una mujer de su casa, una mujer como debe ser…”

En cualquier caso, los reproches también nos retratan el otro lado de Mario. Si bien lo más destacable de su figura es su oposición al régimen, su talante liberal, su honestidad, su compromiso con los pobres, su firmeza a la hora de defender unos principios con gran menoscabo de su posición social y económica, también él es producto de su tiempo. Su matrimonio no se diferencia en muchos aspectos de cualquier otro de la época, en el que la mujer juega un papel muy secundario, madre y ama de casa, supeditada siempre a las decisiones y necesidades del marido. Carmen expresa reiteradamente en su soliloquio su insatisfacción sexual (“Mario, que en seguida te pasa y a una la dejas con la miel en los labios”) y la gran frustración que siente al no haberse sentido considerada ni comprendida ni atendida por su marido, que ni siquiera supo mantenerla en el estatus social del que ella provenía, algo que Carmen concreta en ese seiscientos, mil veces mencionado, que Mario siempre se negó a adquirir (“pero si los llaman ombligos, hombre de Dios, porque todo el mundo los tiene”).

“… conversaciones serias, lo que se dice conversaciones serias, bien pocas hemos tenido. La ropa te traía sin cuidado, el coche no digamos, las fiestas otro tanto, la guerra, que fue una Cruzada, que todo el mundo lo dice, te parecía una tragedia, total que como no hablásemos del dinero astuto o de las estructuras y esas historias, tú a callar”

Una falta absoluta de comunicación, muy propia de las parejas de la época, que explicaría su unión pese al abismo que les separaba y que les hizo infelices a ambos.

“¿Quién iba a leer esas cosas tristes de gentes muertas de hambre que se revuelcan en el barro como puercos? Vamos a ver, tú piensa con la cabeza, ¿quién iba a leer ese rollo de «El Castillo de Arena» donde no hablas más que de filosofías?... ¿no te dije yo misma mil veces que buscases un buen argumento, sin ir más lejos el de Maximino Conde el que se casó con la viuda aquella y luego se enamoró de la hijastra?”

Un enorme placer reencontrarme con Carmen, tan clasista, tan machista, tan racista, pero también tan entrañable; con Mario, que descanse en paz en una larga posvida alejada de la mediocridad y la incomprensión que sufrió en vida; y, sobre todo, con el gran Delibes, que tan buenos momentos me hizo pasar en mi adolescencia y que espero se repitan en las relecturas que vendrán en esta adolescencia tardía en la que me he instalado tan ricamente.

[Natalia Luna · Rating 5 out of 5]

Este libro lo leí de adolescente para un trabajo de clase. Jamás pensé que un largo monólogo de una viuda en el velatorio de su marido, se convertiría en uno de mis libros favoritos. El poder de Delibes.
Magistral retrato de la España de esa época y una crítica feroz al franquismo.
Una joya.

[Molinos · Rating 5 out of 5]

Leí esta novela cuando tenía veintidos o veintitres años y recordaba que, en aquel momento, me había asombrado que se pudiera escribir una novela entera a partir de un monólogo sin resultar aburrido. (Estaba en esa etapa en la que uno cree que los diálogos son más entretenidos). Ahora viniendo de Panza de Burro, sorprendida por el oído de su autora para captar la oralidad, llegas a Delibes y madre mía, todo lo que le falta a Abreu está aquí: los personajes, la historia, una vida entera que se expande como una tela de araña y todos los sentimientos humanos: amor, ilusión, frustración, alegría, incomprensión, rabia, decepción, mezquindad, mediocridad, envidia, clasismo, ignorancia, superioridad moral, la necesidad de aparentar. La vida entera está en la historia que Menchu se cuenta a sí misma delante del cadáver de su marido.

Leyendo ahora, con veinticinco años más, me han parecido los dos unos pobrecillos. Ella en su estrechez de miras, aspirando siempre a otra vida, a que su marido fuera una persona que no era ni iba a ser nunca. Él sufriendo por un idealismo que le hacia despreciar a su mujer y sus necesidades sin que nada le importara y sufriendo toda su vida. Él tiene una depresión y me ha sorprendido como Delibes lo cuenta, como refleja la incomprensión social, ese ¿pero cómo vas a tener tú una depresión?

«Es como lo de llorar, las primeras veces me desgarrabas el corazón, ¿eh?, ¡Dios mío, que hipo! Y "¿por qué lloras querido?" Y tú "no lo sé, por todo y por nada". ¿Tú crees que esas son formas? Y todavía Luis dándote por el gusto, que no es más que un Don Concedo "emotividad incontrolada. Depresión", que lo primero, vaya, lo admito, pero lo que yo le dije, y no me arrepiento, Mario, que me tuvo que oir, "deprimido no te lo consiento", tú dirás si tenías motivos, mira que eres, la comida a su hora, las camisas siempre a punto, una mujer pendiente de ti, ¿qué más puede pedirse?»

[Mari Carmen · Rating 4 out of 5]

Increíble lo que hacía este hombre con el papel, magia construyendo personajes, ambientes.
Con la excusa del velatorio de su marido (pobre, qué Tortura de mujer) Carmen hará un resumen de su relación, de sus vidas. Y con esta voz el autor hace una crítica directa, sin edulcorantes, al franquismo, a la España de posguerra, a la hipocresía de una sociedad que pensaba estar por encima de los demás,con unos valores que dejan mucho que desear.
Una visión muy clara de esa época.
Muy recomendable.

[David Carrasco · Rating 5 out of 5]

¿Estás seguro de que quieres conocer a Carmen?

Porque Cinco horas con Mario no es solo una novela. Es un billete sin retorno a la mente de una mujer atrapada entre la hipocresía, el resentimiento y una visión del mundo que apesta a naftalina. Miguel Delibes nos encierra con ella en un velatorio, durante cinco horas en las que habla, y habla, y habla… Y cuanto más lo hace, más deja al descubierto no solo su carácter, sino toda una sociedad que se aferra a un pasado podrido.

La premisa es brutalmente sencilla: Carmen (Menchu) tiene cinco horas. Cinco horas para hablar con su marido, Mario. Pero Mario está muerto. Y Carmen, en vez de llorarle, le reclama. Le reprocha. Lo juzga. Sentada junto a su féretro, se sumerge en un monólogo incesante, ácido, claustrofóbico, en el que no solo desnuda su matrimonio, sino también el alma de una España dividida. Y ahí está la genialidad de Delibes: a través de Carmen, reconstruimos a Mario, ese marido progresista que a ratos parece admirable, a ratos un tipo que, pese a sus ideas, no dejó de ser un producto de su época. Cinco horas con Mario no es una novela cualquiera: es un ajuste de cuentas, un duelo sin consuelo y, sobre todo, una radiografía brutal de la mentalidad que dominaba la sociedad franquista.

Carmen no se da cuenta de que mientras despotrica contra Mario, nos está mostrando mucho más sobre sí misma de lo que quisiera. Su desprecio por las ideas de su marido —la empatía, la justicia social, la compasión— es un reflejo del franquismo en estado puro: el miedo a todo lo que huela a cambio. “Leer y pensar es malo, cariño, convéncete.” No es solo la viuda de un hombre, es la viuda de un país dividido, de un pasado que se resiste a morir.

Y aquí es donde Delibes juega con nosotros. Porque por muy insufrible que Carmen sea —clasista, ignorante, cruel— su verborrea nos atrapa. Es como esas personas que te sacan de quicio, pero a las que no puedes dejar de escuchar. Habla sin filtro, con una lógica tan retorcida que acaba resultando fascinante.

”Ahora os ha dado la monomanía de la cultura y andáis revolviendo cielo y tierra para que los pobres estudien, otra equivocación, que a los pobres les sacas de su centro y no te sirven ni para finos ni para bastos, les echáis a perder, convéncete, en seguida quieren ser señores y eso no puede ser, cada uno debe arreglárselas dentro de su clase como se hizo siempre... “

Su mentalidad es un espejo de un país donde los vencedores de la Guerra Civil dictaban las reglas, pero su voz también es una advertencia sobre cómo la intolerancia y el resentimiento pueden enquistarse en cualquier época.

Cinco horas encerrados en su mente, y de pronto todo encaja: esta novela es un duelo, sí, pero no solo entre dos personas, sino entre dos Españas.

La elección de un monólogo ininterrumpido, narrar toda la novela en un solo flujo de conciencia, no es casualidad. Delibes nos sienta en esa habitación con Carmen y no nos deja escapar. Su monólogo es tan natural que parece improvisado, pero eso es una trampa. Cinco horas con Mario es una partitura perfecta. La repetición de frases, las pausas, los recuerdos que se mezclan con la Biblia que descansa sobre el féretro… Todo está calculado para que sintamos el peso del tiempo y la claustrofobia de su mundo. El lector, al igual que Mario, solo puede escucharla. No hay réplicas. No hay escape.

Y lo mejor: aunque Mario esté muerto, su ausencia llena la novela. No necesitamos escucharlo para entenderlo. Lo reconstruimos a través de los ojos de su esposa, que sin darse cuenta, nos deja ver su lado bueno…, pero también intuir sus sombras.

Porque aquí no hay héroes ni villanos puros. Mario tenía ideales nobles, sí, pero también era un hombre de su tiempo, con actitudes condescendientes y machistas hacia su esposa. Y Carmen… bueno, Carmen es un personaje que se quedará contigo. Para odiarla, para analizarla, para preguntarte cuántas "Cármenes" siguen existiendo.

El gran truco de Delibes es que Cinco horas con Mario no se presenta como un panfleto político, pero su carga crítica es feroz y sorprende cómo pudo sortear la censura franquista cuando se publicó en 1966. Todo en la novela respira la tensión entre la tradición y el cambio, entre la España que perdió la guerra y la que la ganó. Carmen es la voz de una mentalidad que se aferra al pasado con uñas y dientes, que justifica la violencia en nombre del orden, que desprecia la educación y la cultura como cosas de “rojos”. Y ahí, en esa visión rancia y asfixiante, radica la verdadera fuerza de la novela: su actualidad.

”Sí, Mario, sí, estoy llorando, pero bueno está lo bueno, que yo paso por todo, ya lo sabes, que a comprensiva y a generosa pocas me ganarán, pero antes la muerte, fíjate bien, la muerte, que rozarme con un judío o un protestante.”

Porque, aunque el franquismo sea historia, la mentalidad que representa Carmen nunca ha desaparecido. Sigue apareciendo en discursos, en debates, en titulares. Y eso es lo que hace que esta novela siga siendo tan demoledora casi sesenta años después de su publicación.

Cinco horas con Mario es incómoda, es intensa, es absorbente. Es de esas novelas que no te dejan indiferente, que te remueven, que te hacen reflexionar sobre lo que hemos cambiado… y sobre lo que aún nos queda por cambiar.

Así que vuelvo a la pregunta inicial: ¿estás seguro de que quieres conocer a Carmen? Cinco horas con ella pueden parecer una eternidad… pero si te atreves a escucharla, no podrás olvidarla.

[Nicholas Avedon · Rating 3 out of 5]

Supongo que los libros que pueden tener tantos matices y tantas interpretaciones son libros que merecen la pena. No obstante, no es un libro fácil de leer. En su día, imagino que innovador, como La colmena de Cela y tantos otros "clásicos" que además de contarnos mucho mas que una historia cotidiana, experimenta y bastardea con el lenguaje.

Los recursos de Delibes son los de un gran autor, eso no cabe duda, un autor que se permite además, hacer lo que quiere y como quiere, innegable. Otra cosa es que el libro sea disfrutable fuera de una época donde ya ni hay represión (si no todo lo contrario, una pulsión por lo políticamente correcto), ni tampoco intelectuales puros como Mario.

Me llama la atención las críticas soterradas que hace el autor con maestría. La mayoría de las criticas que he leído se quedan en la evidente crítica al régimen y a la sociedad de la época, usando como artificio a una mujer vacía e inculta, que no deja de repetir como una cotorra frases hechas, lugares comunes y pasajes de su vida muy cercanos a momentos que todos hemos vivido. Pero lo que más me divirtió fue la autocrítica a los intelectuales y a los grupos de izquierda de la época, que hace de forma mucho mas velada aún que la crítica al sistema franquista. Dando cera a unos y a otros, incluso se permite el lujo de situarlos en la ultima página, amenazando con cascarse mutuamente en el entierro del protagonista. No deja títere con cabeza, es el aspecto que mas me ha gustado.

Toda una lección de literatura y de mensajes profundos. Todo un estudio de personajes. No obstante, una lectura pesada para los tiempos que vivimos.

[Libros Prohibidos · Rating 5 out of 5]

Genial golpe en los morros, sutilísimo y elegante, pero golpe en los morros a la moral franquista (cuando no se podía). Una obra de arte que merece el apelativo de clásico, de imprescindible, de inmortal.
Reseña completa:

http://www.libros-prohibidos.com/migu...

[Miguel Blanco Herreros · Rating 5 out of 5]

Creo que pocas cosas nos ponen más de acuerdo a la inmensa mayoría de lectores (y no lectores) que el inmenso error que es obligar a niños y adolescentes a leer clásicos —más o menos antiguos, eso es indiferente— en la escuela. No digo que eso suponga el fin de una vida lectora, ni que por no hacerlo todas esas personas en formación vayan a acabar siendo ratones de biblioteca, pero de lo que no dudo es de que no favorece el acercamiento a la literatura, cuanto menos a la clásica.

Delibes es, en mi caso, un ejemplo claro. Con trece o catorce años nos obligaron a leer “El camino”, una historia con la que se supone que empatizaríamos bien, por la cercanía en edad al protagonista. Yo a veces no entiendo los razonamientos de los profesores de Lengua. Siendo yo un gran lector desde siempre, reconozco que “El camino” se me atragantó. Me pareció una novela aburrida; con personajes que vivían en un mundo totalmente ajeno a mí o a mis intereses; y que me sentó un poso de frustración con Delibes que me hacía rechazarlo allá donde lo veía.

Y he ahí mi lamento: cuánto tiempo perdido por un prejuicio preadolescente. Si hubiese leído “El camino” en el momento adecuado —no lo he vuelto a leer, supongo que los prejuicios siguen vivos para esa obra—, estoy convencido de que lo hubiese disfrutado y habría buscado leer a Delibes. Sin embargo, ese “trauma” escolar ha hecho que mi encuentro con el autor vallisoletano se haya retrasado hasta el mismo año pasado, cuando me atreví con la vieja edición de mi padre de “El disputado voto del señor Cayo”. Suerte que Delibes es tan bueno que sólo necesita una oportunidad para no dejarte escapar.

“Cinco horas con Mario” es una obra maestra en muchos sentidos. Sin duda, en el literario y técnico, pero también en el filosófico, en el histórico, o incluso en el emocional. A partir de algo muy pequeño, Delibes consigue plasmar un todo. Un todo que se llama España. Y, por desgracia, mucho me temo que la obra no ha pasado de moda.

Para quien se acerque a este libro por primera vez, le recomendaría que lo leyese poniendo el radar lector lo más sensible y amplio que le sea posible. Si uno se limita a lo que se cuenta, en bruto, o a lo que le inspiran Carmen o Mario, se estará perdiendo todo un universo detrás del monólogo de la viuda.

Cinco estrellas porque no hay más.

[Abril Camino · Rating 5 out of 5]

He visto dos veces la adaptación teatral de Cinco horas con Mario (con una Lola Herrera tan genial que es imposible que al leer el libro no imagines el personaje de Carmen con su cara y su voz), pero nunca había leído la novela. Es una genialidad, sin más. Una crítica social agudísima a los años de dictadura, en el ámbito familiar y en el político. Un monólogo espléndido. Me quedo sin adjetivos. Es una maravilla, sin más.

[Masteatro · Rating 4 out of 5]

Uns novela que, sin duda, todo el mundo debería leer. El retrato completo de dos personajes simplemente a través del monólogo interior de uno de ellos.
A pesar de que la inmensa mayoría de la historia está escrita mediante la técnica del flujo de conciencia, no se hace nada pesado y las páginas vuelan.
Muy recomendable la edición de austral por la introducción que contiene.

[Cristóbal Angulo Rivero · Rating 4 out of 5]

La capacidad de Delibes para los personajes es fascinante. Ahora bien, en este justo nos pone con un monólogo de la persona más insoportable que conoces.
La radiografía de la sociedad española de los 50 es, una vez más, brillante, pero el tono, el contenido y la puntuación hacía que leerlo me sentara como entrar en una peluquería con reverb. Genuinamente me dolía la cabeza de ver las reiteraciones, las comas infinitas y las expresiones repetidas. Entiendo perfectamente que es el punto y como recurso está perfectamente traído, sólo que para mí le resta a la experiencia, si quisiera que me calentaran la cabeza hablaría con mi madre.
Este mismo formato hace que sea todo un bloque gordo, porque no hay una historia que avance es solo una señora enfadada con un muerto diciéndole que por qué no le ha comprado un seiscientos y que quién le había dado permiso para coger depresión o incluso morirse sin avisar.
Un libro recomendable a todos pero que a la vez me cuesta creer que sea el favorito de nadie, es una sensación rara.

[Jeraviz · Rating 5 out of 5]

No voy a venir aquí a descubrir la pólvora, pero el ejercicio de construcción de dos personajes mediante un monólogo me parece alucinante. La voz que imprime Delibes en sus personajes llega a tantos niveles que parece que estás espiando por un agujero el velatorio de Menchu a su marido Mario.
Pero a parte de decir obviedades, quiero añadir que lo he escuchado en audiolibro y ha sido una experiencia que recomiendo. Escuchar el monólogo interior de Menchu (muy bien narrado) hace que sea más fácil introducirte en el ambiente que si lo hubiera leído tal vez, porque hay pasajes un poco repetitivos y lentos que leídos pueden hacerse pesados.

[Mery_B · Rating 5 out of 5]

Que a los pobres les estáis revolviendo de más y el día que os hagan caso y todos estudien y sean ingenieros de caminos, tú dirás dónde ejercitamos la caridad, querido, que ésa es otra, y sin caridad, ¡adiós el evangelio!, ¿no lo comprendes?, todo se vendrá abajo, es de sentido común.

Los hombres sois unos casos, Mario, pues no te va a apenar ver negra tu pantorrilla, natural, pues para eso es el luto, adoquín, para recordarte que tienes que estar triste y si vas a cantar, callarte, y si vas a aplaudir, quedarte quieto y aguantarte las ganas. Para eso y para que te vean los demás, a ver qué te has creído, que los demás sepan que te ha caído una desgracia muy grande en la familia, ¿comprendes?, que yo, ahora, inclusive gasa, cariño, faltaría más, que no es que me favorezca, entiéndelo, que negro sobre negro va fatal, pero hay que guardar las apariencias y, después de todo, mi marido eres, ¿no?

[Pedro · Rating 4 out of 5]

Mi perfil de lector es: hombre, sesentón, jubilado, padre de dos hijos.

Solía ir al teatro con mi mujer, que en paz descanse. Ahora, por casualidad, ha vuelto a caer en mis manos esta novela de Delibes, junto con decenas de libros que encontré en una caja de la que me había olvidado. Recordé que fue una de las obras que vimos juntos, de novios, así que me senté, la abrí al azar, empecé a leer... y volví a sentirme tan impactado, conmovido, pensativo y nostálgico como cuando la vimos en su día, en escena. No puedo resumir en palabras lo que me emocionó volver a encontrarme con ella. Carmen se "come" a todos los demás personajes, es una figura femenina muy sólida, muy dominante (aunque ella se vea a sí misma sumisa y sometida la mayor parte de su vida), que no creo que deje indiferente a nadie, una obra maestra de sicología: una viuda, esposa, madre, hija, mujer típicamente española que no puedes menos que querer y reconocer en más de una parienta mayor tuya cercana, a la que, igual que a ella, a veces admiras, otras compadeces, otras quieres sacudir para que rompa los estereotipos de su época. Real y realista, como la vida misma: .

Y ahí está el único pero que le veo a esta obra, por lo demás una pieza teatral como la copa de un pino, y por eso le pongo cuatro estrellas y no cinco: que, como refleja exactamente no solo a la mujer española, sino a toda una época muy claramente reconocible, la década de los sesenta, con el optimismo y una clase trabajadora que casi casi alcanza a la pequeña burguesía, con sus pequeños sueños materialistas de unas vacaciones al año, y un cochecito como símbolo de estatus social, etcétera, una España, en fin, que va levantando cabeza despacio, pero también con la enorme rigidez social, con el papel de la mujer prestablecido, y sin mucho margen para ellas, salvo ser las hijas perfectas, las esposas amantísimas en segundo plano, las hermanas abnegadas y las madres modélicas (qué poquito espacio, con tanto papel diferente, para dedicárse lo a ellas mismas, ¿eh?).

Y por eso mismo está un poquito trasnochada. Creo que muy pocas mujeres, hoy en día, a menos que tengan una tía o una madre mayorcita que les diga que fue tal y como muestra esta novela, se podrían llegar a imaginar la enorme contradicción social que fueron los sesenta para la mujer, por un lado muy diferentes y mejores que la década de los cincuenta, pero por otra que casi parecen la Edad Media para una mujer, digamos, nacida después de los noventa (como mi hija, que me ha prometido leerla, aunque solo sea por lo importante que fue para su difunta madre, y el carca de su papá...)

Recomendada para todos, pero todos de verdad, y sobre todo los jóvenes, porque es una radiografía de la España del pasado cercano que no llegaron a conocer ellos mismos, pero sin el cual no pueden comprender muchas cosas que caracterizaron su propia educación, todavía marcada en parte por esos valores de los sesenta... para bien, o para mal.

[Watt ✨ · Rating 5 out of 5]

audiolibro
Impresionante. Todos los libros de Delibes que he leído son fascinantes, por cómo estan escritos y por lo que narran y éste es un prodigio. El monólogo de Menchu reiterativo, machacón, cansino, lleno de tópicos, a ratos ofensivo, a ratos enternecedor, es un prodigio de escritura, tan hondo, con unos pocos episodios cotidianos que diseccionan la vida de un matrimonio, donde se sabe más por lo que se calla que por lo que se dice, un relato con un inicio lento, que incrementa el ritmo, toma carrerilla, acelera y explota en un final prodigioso, tierno, dramático, bello, conmovedor. (10/10)

[Salud Yáñez · Rating 5 out of 5]

"Sencillamente tratamos de abrir las ventanas.En este desdichado país nuestro no se abrían las ventanas desde el día primero de su historia, convéncete."

[Juan Nalerio · Rating 4 out of 5]

"Cinco horas con Mario" utiliza el monólogo de la viuda Carmen Sotillo mientras vela el cadáver de su esposo, Mario, para ofrecer una crítica a la sociedad española de la dictadura franquista. El matrimonio ha vivido años sin entenderse y la muerte evidencia esa distancia. Carmen habla, y su esposo no puede responderle. El fluir de la conciencia de ella es síntoma de esa incomunicación profunda.

Carmen representa la ideología conservadora, religiosa y burguesa de la España franquista; Mario, la visión progresista, crítica y humanista. La tensión entre ambos simboliza el choque entre dos Españas. Es la dicotomía entre un pensamiento crítico y una moral tradicional. Aunque el autor escribe desde la mirada de una mujer conservadora, la obra expone la situación de las mujeres de clase media atrapadas entre los deberes domésticos, la dependencia económica, el machismo y roles sociales rígidos de la época.

La muerte de Mario hace aflorar verdades ocultas y contradicciones. La vela del cadáver se convierte en un momento de revelación moral y sicológica. La impulsiva, emocional y verborreica Carmen critica a su esposo por la falta de dinero y comodidades pero desprecia sus logros con comentarios crueles y egoístas. ¿Lo amó en algún momento?

El largo monólogo avanza por asociaciones libres, no lineales, y con bloques de pensamientos interconectados. El lenguaje coloquial de Carmen, abunda en giros, expresiones populares, repeticiones y muletillas sonando fresco y vivo para el lector.

¿Por cuál otra obra de Delibes puedo continuar?

[Marta · Rating 4 out of 5]

A modo de soliloquio, Carmen se sincera durante el velatorio de su marido, Mario. En la soledad de la noche, antes del funeral, una vez la casa se vacía de familiares y amigos, la viuda hace un repaso de una vida en común entre un hombre y una mujer completamente opuestos ideológicamente. Un momento profundamente íntimo en el que afloran todo tipo de reproches y en el que se buscan respuestas cuando ya es demasiado tarde. La única respuesta es el silencio.
Una magnífica obra en la que queda demostrado que no hay nada peor que la falta de comunicación en una pareja.

Aunque sea la voz de una mujer la que se vea representada con gran maestría por un autor hombre no me he sentido identificada, ya que la protagonista es el reflejo de ama de casa de los años 50/60 del siglo XX en España. Pero sí que a través de las palabras de Carmen se pueden conocer las diferencias ideológicas, sociales y religiosas de un país roto por una Guerra Civil.

Por último, me habría encantado que Miguel Delibes hubiera escrito una segunda parte en la que la difunta fuera Carmen y que en ese caso el soliloquio fuera de Mario. ¿Será porque a los periodistas nos gusta contrastar?

[Patricia Ayuste · Rating 3 out of 5]

🔴 Un velatorio, un monólogo de cinco horas y toda una vida en pareja en la que pensar.

🗨️ "Si las palabras no se las dices a alguien no son nada".

📗 "Cinco horas con Mario" arranca en el velatorio de Mario. Carmen, su mujer, mantiene un intenso "diálogo" con su marido como si todavía estuviera vivo en el que repasa cómo era él, la vida de la pareja, y no desaprovecha la oportunidad de colmarle de reproches. Mientras, los recuerdos y algunos secretos afloran y Carmen termina por darse cuenta de sus errores y pide perdón a Mario.

✒️ Algunos de los temas que se tratan en la novela son la infidelidad, el arrepentimiento, la frustración y el matrimonio.

🔝 Puntos fuertes:
- Retrato de la sociedad española de la época y de las dos Españas.
- Narración desarrollada sin diálogos.
- El papel protagonista de la mujer.
- La profunda crítica social.

[Laura · Rating 4 out of 5]

Esta lectura fíxoseme algo densa, pero penso que vale a pena por certas reflexións que fai e algunhas escenas cómicas que inclúe.

"Sencillamente nos hemos dado cuenta de que lo que uno viene pensando desde hace siglos, las ideas heredadas, no son necesariamente las mejores. Es más, a veces no son ni tan siquiera buenas".

[Dina · Rating 4 out of 5]

Maldita, maldita mujer…
Maravilla.

[Laura Bergen · Rating 5 out of 5]

Cuando uno empieza a tener experiencia lectora a sus espaldas, así como conocimientos lingüísticos y literarios específicos, empieza a admirar más a Delibes. Porque, sí, yo también, en la enseñanza media, tuve que leer alguna obra suya por obligación, y me gustó mucho, pensé que tenía sensibilidad, pero ya.

Delibes es mucho más que eso. Es la coherencia, la autenticidad y la sencillez en la literatura. Es un observador de las conductas y las formas de las personas, de manera que aquí, en Cinco horas con Mario, no solo tenemos la disección de una sociedad encarnada en una mujer medioburguesa que no entiende a su marido. Leemos la aparente verborrea de una mujer que no para de acusar. Y nos cae mal, fatal incluso; precisamente por eso, Mario se convierte en víctima. Sin embargo, la acusación de Carmen esconde un porqué mucho más profundo: es una defensa, una necesidad de afirmar su individualidad como mujer y como persona, una presa que se desborda después de años de silencio.

En esta segunda (y mucho más profunda) lectura que he hecho, he aprendido que Delibes tiene niveles de lectura, como Cervantes o Galdós; uno se puede quedar con lo superficial (una mujer reprochando cosas a su marido), con la segunda capa (el matrimonio como símbolo de la España del momento) o con la tercera (la individualidad de Carmen y de Mario, la complejidad de su relación, los porqués de sus actitudes). Cinco horas con Mario es literatura en estado puro: una exploración en el alma humana a través de un lenguaje aparentemente natural.

[Luis · Rating 5 out of 5]

Cuando todos los asistentes a dar el pésame se han marchado, una mujer realiza un extenso monólogo frente al cadáver de su marido. Abriendo con una nota bíblica, cada capítulo es una retahíla de reproches de Carmen hacia Mario, a quien culpa de aspectos como su ideología socialista, de no querer darle el capricho de un Seiscientos o de ser tan frío en su noche de bodas.

Detrás de toda la bronca se esconden dos personajes muy distintos. Mario es un profesor republicano que cree firmemente en sus ideas de redistribución de la riqueza, un hombre culto que escribe artículos en periódicos comprometidos, y que ha preferido renunciar a los lujos burgueses para tener una vida sencilla. En contraposición, Carmen es hija de burgueses y no acaba de perdonar que Mario no le haya dado una vida abundante como a sus amigas. Sin embargo, en el texto se intuye cierta complicidad soportable entre ellos, una admiración y un cariño submarinos.

Magistral la técnica del monólogo que compone perfectamente la personalidad de Mario sin necesidad de que este diga una sola palabra, salpicado de los malos recuerdos de su mujer. La principal baza de seducción de esta novela es saber qué fue de Mario, aunque en el presente ya no importe.

[Mayte Blasco · Rating 4 out of 5]

Esta novela tuvo el gran mérito de criticar y ridiculizar los valores franquistas a través de su personaje principal sin que la censura, aparentemente, lo notara, ya que no pusieron pegas a su publicación en los años 60. La esposa de Mario, Carmen, no deja títere con cabeza: se mete con los comunistas, con los negros, con los pobres, con los protestantes, llama "marimachos" a las mujeres intelectuales, defiende a la Inquisición y justifica el abuso de poder... Un despliegue de fascismo y fanatismo y, sobre todo, de incomprensión hacia su esposo fallecido, un intelectual con una evidente tendencia a la izquierda al que ella nunca comprendió.

El final del libro me ha gustado y sorprendido. El último capítulo del monólogo de Carmen pone en evidencia la hipocresía de esta mujer y, por extensión, de toda una época.

El mayor inconveniente del libro, a mi parecer, es el parloteo repetitivo de la protagonista. Muchos capítulos no aportan nada nuevo al argumento. La mujer vuelve una y otra vez sobre los mismos temas, por lo que la parte central del libro se hace pesada. Evidentemente, Delibes hizo esto a propósito, ya que el cacareo repetitivo de la protagonista era una parte fundamental de su personalidad.

[Carmen · Rating 3 out of 5]

3,5/5⭐️

Menchu….. vaya señora. No entendía muy bien el por qué era ella la protagonista y el tono del libro hasta que leí algo que hizo que me gustara mucho más el libro.

Delibes ideó el libro con Mario vivo y desde su perspectiva, pero cuando escribió el libro había censura y no lo iba a poder publicar por la ideología de Mario.

Así que decidió matar a Mario y publicarlo desde la perspectiva de la mujer, típica mujer de derechas y conservadora de la época que refleja a su marido desde la crítica y el reproche por lo que pudo ser publicado.

El final me sorprendió mucho, pero menchu se me hizo repetitiva con sus argumentos contra mario.

[HacheC · Rating 4 out of 5]

Qué bien me lo he pasado con la paliza que le pega Carmen a Mario.

[Cudeyo · Rating 5 out of 5]

Otro libro clásico, recomendado como lectura en Bachillerato, que por eso mismo había dejado de lado. Eso de que me "obliguen" a leer un libro me provoca el efecto contrario, que no quiera leerlo. En fin, tras tantos años (ay qué me estoy haciendo mayor), he encontrado la oportunidad de "leerlo" con Audible, aprovechando la tarifa plana de Amazon. Y qué buena idea ha sido. Y qué pena no haber ido al teatro a ver a Lola Herrera en este papel. Porque si en audiolibro lo he pasado tan bien con la narración de Mercé Montalá, seguro que habría sido una pasada haber asistido al teatro, en este papel que según todas las críticas bordó Lola.

Y es que lo he pasado muy bien, me he reído mucho, con la narración de Mercé Montalá, de esta mujer tan conservadora, tan de derechas, que se encuentra casada con un hombre progresista. Y que como buena mujer conservadora, se calló durante su matrimonio, el hombre siempre tiene razón, pero que en el velatorio decide abrir la caja de Pandora. Qué obsesión la de la buena señora con el seiscientos que nunca tuvo, y con la vergüenza de ver al marido y al hijo montando en bicicleta.

[Glasstown · Rating 4 out of 5]

Leí este clásico moderno de nuestra literatura ya hace meses y me pareció una absoluta maravilla.
La novela se ambienta en la época de la dictadura franquista y se sustenta en el soliloquio de una mujer que acaba de perder a su marido. La historia arranca con la esquela por la muerte de Mario Díez Collado. Carmen, la viuda, se encierra a solas con el cadáver de Mario, y, en su última noche con él, abre la que era su biblia y se dedica a leer las partes subrayadas, a partir de las cuales inicia un largo monólogo cargado de reproches.
Toda la obra se basa en las reflexiones que hace Carmen sobre su matrimonio con Mario. Ella es una mujer educada por el régimen franquista para ajustarse al perfecto modelo de esposa y ama de casa que exigía la dictadura. Carece de instrucción suficiente para entender los dilemas e ideales de su marido; desprecia el conocimiento, es clasista, religiosa y racista porque le han enseñado que la desigualdad, el machismo y la injusticia social son irremediables, naturales e incluso positivos. Pero, a pesar de tener una imagen tan distorsionada de la realidad, sufre un gran vacío interior y una profunda insatisfacción. Abandonada tanto en el plano afectivo como en el sexual por su marido, se ve empujada a la infidelidad y cuestiona la vida que tuvo al lado de Mario como si tal vez hubiera podido ser más feliz de otra manera: no siendo ignorada ni menospreciada, no aceptando cada una de las decisiones de su marido, aunque en el fondo discrepase, solo porque se suponía que debía acatarlas, o buscando consuelo en otros hombres que sí la desearan; es decir, no aceptando el papel de mujer sumisa y mojigata que le impusieron desde que nació.
Mario, por su parte, aparece descrito como un intelectual con demasiadas ínfulas, un catedrático que no se cansa de luchar contra las injusticias, que desprecia el orden social y político que estableció la dictadura y lucha constantemente contra él. Es solidario, íntegro e idealista, quiere que sus hijos estudien y se rebelen, y anhela un país libre donde poder expresarse y repartir la riqueza de forma más equitativa. Pero, sin embargo, vive atormentado por las dudas de cuál es el mejor camino a seguir, resulta débil e indeciso en muchos aspectos, y es incapaz de hacer feliz a su mujer, a quien ignora y aparta como si no tuviera sentimientos ni necesitase un verdadero compañero. Se muestra muy generoso con todos, menos con ella, a quien desatiende por completo desde el mismo día de la boda.
La tensión radica en ir desgranando poco a poco el pasado, pues se van sugiriendo los sucesos que, más tarde, volverán a abordarse para explicarse en su totalidad, y de ese modo, el lector se pregunta cómo es determinado personaje o qué pasó en determinada situación. Por consiguiente, la estructura resulta equilibrada, aunque los hechos no siguen un orden cronológico, sino que se adaptan al monólogo de una mujer que salta de un tema a otro según le viene en gana; lo cual resulta, además, muy creíble.
El tema principal es la insatisfacción conyugal y el hastío existencial de una mujer que, al perder a su marido, echa la vista atrás y analiza su vida. Profundamente herida, incomprendida y abandonada, Carmen hace un repaso fabuloso de la realidad de su tiempo, y, a través de esa mirada al pasado, la novela retrata la sociedad española de la dictadura, fracturada en dos mitades: la que ganó la guerra y la que la perdió, la que defiende el régimen y se siente cómoda con él, y la que se está ahogando en un país sin libertad, memoria ni justicia. Carmen representa a la España franquista, Mario a la republicana. Ambas partes están condenadas a convivir, aunque no logren entenderse. Se habla de los prejuicios, de la hipocresía, del clasismo, de todos los principios que regían en esa época frente a los que debían regir, de la falta de instrucción femenina y de la castración de las mujeres como seres humanos, en cuanto que solo importaban como madres y esposas.
La novela es fantástica desde el principio hasta el final, está impecablemente bien escrita y reproduce los pensamientos de Carmen con absoluta coherencia: se dan las repeticiones lógicas de un largo soliloquio que trata las frustraciones de una mujer insatisfecha, el estilo es informal y sencillo, pero muy correcto y elegante, el ritmo fluido y, a pesar de contar un drama, que es el drama de una mujer y de un país entero, tiene muchas notas de humor.

[Carmen · Rating 4 out of 5]

2018 Popsugar Reading Challenge: 40. Tu categoría favorita del 2015, 2016, o 2017 POPSUGAR Reading Challenge (Un libro acerca de una mujer interesante)

Clásico de lectura imprescindible.
Radiografía feroz de la sociedad española de posguerra, en la que Carmen Sotillo, Menchu, ejemplo de la mujer de clase media conservadora de la época, se desahoga de todas sus frustraciones, tanto sociales (su mayor ambición es tener un 600) como sexuales (a pesar de tener cinco hijos ¿tuvo alguna vez un orgasmo?), mientras vela a su marido, Mario, un intelectual izquierdoso y un "espíritu de contradicción" según su mujer.
Delibes consigue escribir, con agudeza y humor, una obra en apariencia sencilla, pero en realidad compleja, en la que retrata fielmente a las mujeres de la época, sometidas estrictamente por la religión ("los principios"), sin libre albedrío, que tenían que limitarse a ser el espejo de los éxitos o fracasos de sus maridos, ser las fieles guardianas de la virtud, totalmente condicionadas por "el qué dirán" y que al mínimo desliz eran calificadas de "cualquieras".
En este velatorio imaginario, asistimos no sólo a la muerte de Mario sino también, en cierto modo, a la de una Carmen que se rebela ante el cadáver de su marido en un diálogo desenfrenado (ella replica a las citas de la Biblia que Mario había seleccionado como favoritas), en el que, por fin, puede desnudar su alma y liberarse.