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Mi casa está donde estoy yo
A partir de sus recuerdos y de las historias que su madre le contaba de niña, Igiaba Scego traza en «Mi casa está donde estoy yo» un mapa de su memoria, marcada por los lugares de la ciudad donde nació y aún habita, Roma, y del país de donde su familia partió exiliada, Somalia. Así, la autora emprende un poético viaje que la llevará a transitar la época del colonialismo, la guerra civil somalí, la llegada de su familia a Italia y una infancia llena de cuentos, preguntas, miedos y anhelos. La palabra configura entonces una topografía interior que restituye la pérdida y da sentido a la búsqueda de una casa propia, de una identidad.
176 pages, Paperback
First published January 1, 2010
28 people are currently reading
1056 people want to read
About the author
Igiaba Scego
36 books231 followersIgiaba Scego is an Italian writer, journalist, and activist of Somali origin. She graduated with her BA in Foreign Literature at the First University of Rome (La Sapienza) as well as in pedagogy at the Third University of Rome. Presently, she is writing and researching cultural dialogue and migration.
She writes for various magazines that deal with migrant literature, in particular Carta, El-Ghibli and Migra. Her work, not devoid of autobiographical references, are characterized by the delicate balance between her two cultural realities, the Italian and Somalian.
In 2003, she won the Eks & Tra prize for migrant writers with her story "Salsicce", and published her debut novel, La nomade che amava Alfred Hitchcock. In 2006 she attended the Literature festival in Mantua.
Scego collaborates with newspapers such as La Repubblica and Il manifesto and also writes for the magazine Nigrizia with a column of news and reflection, "The colors of Eve". In 2007 along with Ingy Mubiayi, she edited the short story collection 'Quando nasci è una roulette. Giovani figli di migranti si raccontano.' It follows the story of seven boys and girls of African origin, who were born in Rome of foreign parents or came to Italy when young: the story of their schooling, their relationship with family and with peers, religion, racism in Italy, and their dreams.
She writes for various magazines that deal with migrant literature, in particular Carta, El-Ghibli and Migra. Her work, not devoid of autobiographical references, are characterized by the delicate balance between her two cultural realities, the Italian and Somalian.
In 2003, she won the Eks & Tra prize for migrant writers with her story "Salsicce", and published her debut novel, La nomade che amava Alfred Hitchcock. In 2006 she attended the Literature festival in Mantua.
Scego collaborates with newspapers such as La Repubblica and Il manifesto and also writes for the magazine Nigrizia with a column of news and reflection, "The colors of Eve". In 2007 along with Ingy Mubiayi, she edited the short story collection 'Quando nasci è una roulette. Giovani figli di migranti si raccontano.' It follows the story of seven boys and girls of African origin, who were born in Rome of foreign parents or came to Italy when young: the story of their schooling, their relationship with family and with peers, religion, racism in Italy, and their dreams.
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Displaying 1 - 30 of 82 reviews
November 8, 2016
Bello, bello, bello, bello. Ho avuto un nodo alla gola per tutto il tempo. Bello, bello, bello... quanto altre volte posso dirlo?
RTC
RTC
February 15, 2020
Mi sono innamorata della scrittura di Igiaba e delle sue mille storie. Non vedo l’ora di leggere altro scritto da lei!
March 30, 2023
Una lectura muy interesante. Autobiografía, historia familiar y reflexiones sobre la identidad de una mujer de la diáspora somalí en Italia.
Gracias a esta obra he podido conocer la historoa de Somalia, totalmente desconocida para mí, y un poco más del pasado colonial de Italia, que no lo tenemos muy presente.
Me gusta ver cómo tantas mujeres afrodescendientes contemporáneas hemos decidido publicar libros hablando sobre nuestra experiencia: Lucía Asué Mbomío Rubio, Reni Eddo-Lodge, Ijeoma Oluo o yo misma. Se nota lo necesario que es para nosotras expresar lo que supone conjugar en un solo cuerpo esas identidades que a veces no sabemos muy bien cómo sostener, cuando no nos sentimos ni de aquí ni de allí. El malabarismo identitario constante de esta generación queda muy claro en estas obras.
Super recomendable.
Gracias a esta obra he podido conocer la historoa de Somalia, totalmente desconocida para mí, y un poco más del pasado colonial de Italia, que no lo tenemos muy presente.
Me gusta ver cómo tantas mujeres afrodescendientes contemporáneas hemos decidido publicar libros hablando sobre nuestra experiencia: Lucía Asué Mbomío Rubio, Reni Eddo-Lodge, Ijeoma Oluo o yo misma. Se nota lo necesario que es para nosotras expresar lo que supone conjugar en un solo cuerpo esas identidades que a veces no sabemos muy bien cómo sostener, cuando no nos sentimos ni de aquí ni de allí. El malabarismo identitario constante de esta generación queda muy claro en estas obras.
Super recomendable.
December 16, 2019
Igiaba è di una simpatia inarrestabile, ed è un piacere sentirla parlare e leggere ciò che scrive.
Qui parte da un gioco fatto col fratello "inglese" e il cugino "finlandese" per ricostruire la mappa della loro Mogadiscio (o quello che ne ricordano, soprattutto lei, che ci ha vissuto pochissimo; e comunque la città che loro ricordano non esiste più) e finisce per creare una mappa tutta sua dei luoghi del cuore, quelli che costituiscono la sua casa, e che uniscono ai pochi luoghi di Mogadiscio che ricorda per averci trascorso periodi di vacanza, angoli di Roma - la città in cui è nata e in cui ha sempre vissuto - che sono importantissimi per lei.
Qui parte da un gioco fatto col fratello "inglese" e il cugino "finlandese" per ricostruire la mappa della loro Mogadiscio (o quello che ne ricordano, soprattutto lei, che ci ha vissuto pochissimo; e comunque la città che loro ricordano non esiste più) e finisce per creare una mappa tutta sua dei luoghi del cuore, quelli che costituiscono la sua casa, e che uniscono ai pochi luoghi di Mogadiscio che ricorda per averci trascorso periodi di vacanza, angoli di Roma - la città in cui è nata e in cui ha sempre vissuto - che sono importantissimi per lei.
February 6, 2023
«¿Qué soy? ¿Quién soy?
Soy negra e italiana.
Pero también soy somalí y negra.
Entonces, ¿soy afroitaliana? ¿Italoafricana?
… ¿Una negra de mierda?
Entonces, ¿cómo llamarme?»
Decir que esta novela es la búsqueda de las raíces y la individualidad es resumir en exceso el testimonio de Igiaba Scego. La autora intentó renunciar a sus orígenes somalís para pertenecer, luego aprendió que valorarlos, saber la historia de cada uno, soluciona algunos problemas. Las raíces, la ayudarán a saber quién es. Encontrará su identidad, descubrirá que es única y singular, y con un destino por descubrir.
Hay tanto en estas escasas 200 páginas, la relación de Italia y Somalia. ¿Quién fue Siad Barre y dónde estudió los principios de la democracia? ¿Quién fue Rodolfo Grazioni y qué hizo en Somalia, Libia y Etiopía? ¿A quién temía Rodolfo Grazioni? ¿A quién mandó fusilar? A los poetas, daz una vuelta a esta idea, reflexionar sobre el poder de las letras, de la palabra, del conocimiento, de saber leer y tener comprensión lectora. Somalia era una sociedad con un índice de analfabetismo alto, pero con una fuerte tradición oral, los cuentos, las leyendas, los poetas..., no quemaron libros, persiguieron poetas. «Las historias eran la mejor manera de no pensar en la fatiga de la vida real». «La fuerza de las palabras».
En Somalia existía una ley:
«Solo podíamos estudiar hasta cuarto de primaria, luego estaba prohibido por ley»
Cuanta menos cultura se tenga, más sencillo de manejar será el rebaño, que no saque sus propias conclusiones, ya le darán los poderosos las que deben pensar, creer y por lo que deben actuar o callar. Si nos prohibiesen estudiar, nos revolveríamos como culebrillas, pero ¿si cogemos un atajo? ¿Si vamos acotando el abanico de posibilidades, reduciendo temarios, asignaturas, no es casi lo mismo?
«Teníamos poco dinero, pero la educación bien valía un sacrificio. Comer menos tenía un pase, pero no saber menos»
Igiaba tiene una fuerte unión con sus padres. A través de ella conoceremos a su madre y su testimonio, desde su infancia como nómada hasta su edad adulta, episodios duros que marcan un antes y un después, un punto de inflexión, como su infibulación; su maternidad, lo que significa ser madre en Somalia y en Italia, «la frialdad en el trato de parir en Roma, nadie sonríe. Era una manera de aprender a afrontar el oficio más difícil del mundo».
¿Qué fue el fútbol para Igiaba y por qué sendero le llevó la culpa? El racismo.
No quiero despedir esta opinión tan personal sin mencionar otro hilo de debate. «Antes, los ancianos eran el pilar de la sociedad: daban consejos, fabricaban perlas de sabiduría y ofrecían sus viejos hombros para llorar o descansar. Eran un gran oído, una boca oráculo…». Los ancianos son nuestra memoria viva, nuestra experiencia, sin ellos la historia se puede reescribir, nuestros ancianos nos cuentas lo que se logró con el esfuerzo, con la educación, con el trabajo, la solidaridad y el perdón. Ya no se veneran, ahora son una carga.
Una lectura muy recomendable.
Soy negra e italiana.
Pero también soy somalí y negra.
Entonces, ¿soy afroitaliana? ¿Italoafricana?
… ¿Una negra de mierda?
Entonces, ¿cómo llamarme?»
Decir que esta novela es la búsqueda de las raíces y la individualidad es resumir en exceso el testimonio de Igiaba Scego. La autora intentó renunciar a sus orígenes somalís para pertenecer, luego aprendió que valorarlos, saber la historia de cada uno, soluciona algunos problemas. Las raíces, la ayudarán a saber quién es. Encontrará su identidad, descubrirá que es única y singular, y con un destino por descubrir.
Hay tanto en estas escasas 200 páginas, la relación de Italia y Somalia. ¿Quién fue Siad Barre y dónde estudió los principios de la democracia? ¿Quién fue Rodolfo Grazioni y qué hizo en Somalia, Libia y Etiopía? ¿A quién temía Rodolfo Grazioni? ¿A quién mandó fusilar? A los poetas, daz una vuelta a esta idea, reflexionar sobre el poder de las letras, de la palabra, del conocimiento, de saber leer y tener comprensión lectora. Somalia era una sociedad con un índice de analfabetismo alto, pero con una fuerte tradición oral, los cuentos, las leyendas, los poetas..., no quemaron libros, persiguieron poetas. «Las historias eran la mejor manera de no pensar en la fatiga de la vida real». «La fuerza de las palabras».
En Somalia existía una ley:
«Solo podíamos estudiar hasta cuarto de primaria, luego estaba prohibido por ley»
Cuanta menos cultura se tenga, más sencillo de manejar será el rebaño, que no saque sus propias conclusiones, ya le darán los poderosos las que deben pensar, creer y por lo que deben actuar o callar. Si nos prohibiesen estudiar, nos revolveríamos como culebrillas, pero ¿si cogemos un atajo? ¿Si vamos acotando el abanico de posibilidades, reduciendo temarios, asignaturas, no es casi lo mismo?
«Teníamos poco dinero, pero la educación bien valía un sacrificio. Comer menos tenía un pase, pero no saber menos»
Igiaba tiene una fuerte unión con sus padres. A través de ella conoceremos a su madre y su testimonio, desde su infancia como nómada hasta su edad adulta, episodios duros que marcan un antes y un después, un punto de inflexión, como su infibulación; su maternidad, lo que significa ser madre en Somalia y en Italia, «la frialdad en el trato de parir en Roma, nadie sonríe. Era una manera de aprender a afrontar el oficio más difícil del mundo».
¿Qué fue el fútbol para Igiaba y por qué sendero le llevó la culpa? El racismo.
No quiero despedir esta opinión tan personal sin mencionar otro hilo de debate. «Antes, los ancianos eran el pilar de la sociedad: daban consejos, fabricaban perlas de sabiduría y ofrecían sus viejos hombros para llorar o descansar. Eran un gran oído, una boca oráculo…». Los ancianos son nuestra memoria viva, nuestra experiencia, sin ellos la historia se puede reescribir, nuestros ancianos nos cuentas lo que se logró con el esfuerzo, con la educación, con el trabajo, la solidaridad y el perdón. Ya no se veneran, ahora son una carga.
Una lectura muy recomendable.
April 8, 2023
Un libro precioso con un título que es una auténtica declaración de intenciones. Unas memorias de una somalí de segunda generación en Italia. La guerra, las lenguas madre, el exilio. Un libro bellísimo, sobre los orígenes, sobre cómo pertenecer a dos lugares. Increíble.
July 26, 2022
3.5
Igiaba Scego è un'autrice molto capace.
Con uno stile diretto, semplice, lineare, conciso, riesce a trasmettere tanto.
"La mia casa dove sono" è un romanzo autobiografico che racconta la vita dell'autrice in Italia e come ha vissuto in quanto straniera, nera in un paese diverso dal suo paese di origine.
Igiaba ci parla del razzismo, della discriminazione, del bullismo, dell'immigrazione e della guerra e lo fa con un tono estremamente delicato.
Ho adorato le scelte stilistiche proprio perché mi sembrava di star parlando con lei, ascoltandola mentre mi raccontava tutte le peripezie vissute a causa del suo colore della pelle.
Stupende le parti dedicate alla Somalia e alla cultura dell'autrice.
Ho apprezzato molto alcune metafore utilizzate, soprattutto quelle riferite alla guerra che, con frasi all'apparenza semplici, racchiudevano al loro interno significati estremamente profondi e toccanti.
Non lo posso negare, la parte che mi ha maggiormente fatto male è quella dedicata al bullismo. Da straniera in Italia, mi sono proprio ritrovata nelle parole dell'autrice. La cosa più sconvolgente, però, è che l'autrice racconta della sua esperienza a scuola all'incirca negli anni '80, io ho subito le stesse cose negli anni 2000. Chiaramente la società non sta andando avanti e ciò mi spezza il cuore.
E' un libro capace di far male ma dà anche tanto.
Ammetto di essermi approcciata al libro pensando di trovare meno elementi autobiografici e più riflessioni generali ma, nonostante questo, resta un libro che consiglio caldamente.
Igiaba Scego è un'autrice molto capace.
Con uno stile diretto, semplice, lineare, conciso, riesce a trasmettere tanto.
"La mia casa dove sono" è un romanzo autobiografico che racconta la vita dell'autrice in Italia e come ha vissuto in quanto straniera, nera in un paese diverso dal suo paese di origine.
Igiaba ci parla del razzismo, della discriminazione, del bullismo, dell'immigrazione e della guerra e lo fa con un tono estremamente delicato.
Ho adorato le scelte stilistiche proprio perché mi sembrava di star parlando con lei, ascoltandola mentre mi raccontava tutte le peripezie vissute a causa del suo colore della pelle.
Stupende le parti dedicate alla Somalia e alla cultura dell'autrice.
Ho apprezzato molto alcune metafore utilizzate, soprattutto quelle riferite alla guerra che, con frasi all'apparenza semplici, racchiudevano al loro interno significati estremamente profondi e toccanti.
Non lo posso negare, la parte che mi ha maggiormente fatto male è quella dedicata al bullismo. Da straniera in Italia, mi sono proprio ritrovata nelle parole dell'autrice. La cosa più sconvolgente, però, è che l'autrice racconta della sua esperienza a scuola all'incirca negli anni '80, io ho subito le stesse cose negli anni 2000. Chiaramente la società non sta andando avanti e ciò mi spezza il cuore.
E' un libro capace di far male ma dà anche tanto.
Ammetto di essermi approcciata al libro pensando di trovare meno elementi autobiografici e più riflessioni generali ma, nonostante questo, resta un libro che consiglio caldamente.
March 12, 2023
(5/5)
•
De este libro me llamó la atención la portada (me encanta la fotografía) y la nota de prensa de la editorial. Pero no sabía qué tal sería leer a esta mujer, porque este libro es lo primero suyo que se publica en España.
Así que me hice con él, esperando, obviamente, disfrutarlo al menos. Y vaya si lo he disfrutado. Ha sido una maravillosa lectura.
La familia de Igiaba es de Somalia aunque tuvieron que exiliar a Italia, y allí nació ella. Allí se crio y allí sigue viviendo. Se siente italiana y somalí, y no quiere (ni debes, Igiaba) renunciar a su ADN.
Me ha encantado que me hables de tu cultura, de tu tierra, de tus orígenes, de tus miedos y sueños. De tu dolor. De lo mala que puede llegar a ser la gente (qué poco ha cambiado eso, Igiaba). De la familia, de lo que significa (lo mismo que para mí, Igiaba; da igual el color de piel).
Os lo recomiendo. Se lee en nada y es una preciosa historia de recuerdos y sueños, autobiográfica, adornada con los colores de dos banderas.
•
¿Qué encontraréis en este libro? Dos continentes. Dos culturas. Misma familia. Una historia.
•
Erratas encontradas: 0 (#CeroNuloNegativoConjuntoVacío) 🎉🎉
•
FRASES SUBRAYADAS:
➰«Sheeko sheeko sheeko xariir… Historia, historia, oh historia de seda… Así empiezan todas las fábulas somalíes».
➰«Las historias eran la mejor manera de no pensar en las fatigas de la vida real».
➰«Porque lo único que de verdad nos hace libres es la voluntad […]».
➰«[…] en la vida, no solo comenzamos una vez […]».
➰«[…] la guerra es un Iblis, un Satán que siempre murmura palabras necias a los seres humanos».
➰«Hay muchas ciudades que mueren. Como nosotros».
➰«Pero nadie da sepultura a una ciudad».
➰«[…] los celos son una enfermedad de gente estúpida».
➰«[…] el amor consiste en entregarse por entero».
➰«[…] el amor es esperanza, renacimiento, nuevas puertas que se abren en la vida».
➰«Nunca somos simplemente negros o blancos, sino el fruto de un encuentro o un desencuentro».
➰«Los niños se acuerdan de todo, lo intuyen en el ambiente, no es posible ocultarles las cosas».
➰«Una persona está viva cada vez que alguien la recuerda».
➰«Una leyenda mexicana afirma que la casa es el lugar donde se entierran los cordones umbilicales que nos alimentaron antes de nacer».
➰«[…] la guerra me tiene atada a sus horrores».
➰«La guerra es como un conocido molesto y vulgar de quien no queremos saber nada, pero ahí sigue, sin despegarse de nosotros, invadiéndonos sin bienvenida, vaciándonos la nevera y el alma».
➰«Gracias a la maestra, comprendí por primera vez la fuerza de las palabras, comprendí que quien habla o escribe bien difícilmente estará solo».
•
AUTORA ANOTADA: Gloria Anzaldúa.
•
Lectura para 7 de los #24retosdelectura:
7.-Ay, no esperaba que me gustara tanto
9.-Novella que tenga algo autobiográfico
10.-Protagonista con nombre raro
11.-Autora nacida en el S. XX
13.-Con muerte violenta
17.-Mujer protagonista
23.-Novedad 2023
•
#LeoYComparto #bookish #DimeUnLibro #bookaholic #booklover #instalibros #bookworm #bookstagram #LeoAutoras #LaMiaCasaÉDoveSono #IgiabaScego #Somalia #Mogadiscio #NørdicaLibros #NørdicaEditorial
•
#libros / para #blogloqueleo / #MiCasaEstáDondeEstoyYo @nordica_libros @igiaba_afroitalian / #ColecciónOtrasLatitudes / Traducción: #BlancaGago
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De este libro me llamó la atención la portada (me encanta la fotografía) y la nota de prensa de la editorial. Pero no sabía qué tal sería leer a esta mujer, porque este libro es lo primero suyo que se publica en España.
Así que me hice con él, esperando, obviamente, disfrutarlo al menos. Y vaya si lo he disfrutado. Ha sido una maravillosa lectura.
La familia de Igiaba es de Somalia aunque tuvieron que exiliar a Italia, y allí nació ella. Allí se crio y allí sigue viviendo. Se siente italiana y somalí, y no quiere (ni debes, Igiaba) renunciar a su ADN.
Me ha encantado que me hables de tu cultura, de tu tierra, de tus orígenes, de tus miedos y sueños. De tu dolor. De lo mala que puede llegar a ser la gente (qué poco ha cambiado eso, Igiaba). De la familia, de lo que significa (lo mismo que para mí, Igiaba; da igual el color de piel).
Os lo recomiendo. Se lee en nada y es una preciosa historia de recuerdos y sueños, autobiográfica, adornada con los colores de dos banderas.
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¿Qué encontraréis en este libro? Dos continentes. Dos culturas. Misma familia. Una historia.
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Erratas encontradas: 0 (#CeroNuloNegativoConjuntoVacío) 🎉🎉
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FRASES SUBRAYADAS:
➰«Sheeko sheeko sheeko xariir… Historia, historia, oh historia de seda… Así empiezan todas las fábulas somalíes».
➰«Las historias eran la mejor manera de no pensar en las fatigas de la vida real».
➰«Porque lo único que de verdad nos hace libres es la voluntad […]».
➰«[…] en la vida, no solo comenzamos una vez […]».
➰«[…] la guerra es un Iblis, un Satán que siempre murmura palabras necias a los seres humanos».
➰«Hay muchas ciudades que mueren. Como nosotros».
➰«Pero nadie da sepultura a una ciudad».
➰«[…] los celos son una enfermedad de gente estúpida».
➰«[…] el amor consiste en entregarse por entero».
➰«[…] el amor es esperanza, renacimiento, nuevas puertas que se abren en la vida».
➰«Nunca somos simplemente negros o blancos, sino el fruto de un encuentro o un desencuentro».
➰«Los niños se acuerdan de todo, lo intuyen en el ambiente, no es posible ocultarles las cosas».
➰«Una persona está viva cada vez que alguien la recuerda».
➰«Una leyenda mexicana afirma que la casa es el lugar donde se entierran los cordones umbilicales que nos alimentaron antes de nacer».
➰«[…] la guerra me tiene atada a sus horrores».
➰«La guerra es como un conocido molesto y vulgar de quien no queremos saber nada, pero ahí sigue, sin despegarse de nosotros, invadiéndonos sin bienvenida, vaciándonos la nevera y el alma».
➰«Gracias a la maestra, comprendí por primera vez la fuerza de las palabras, comprendí que quien habla o escribe bien difícilmente estará solo».
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AUTORA ANOTADA: Gloria Anzaldúa.
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Lectura para 7 de los #24retosdelectura:
7.-Ay, no esperaba que me gustara tanto
9.-Novella que tenga algo autobiográfico
10.-Protagonista con nombre raro
11.-Autora nacida en el S. XX
13.-Con muerte violenta
17.-Mujer protagonista
23.-Novedad 2023
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#LeoYComparto #bookish #DimeUnLibro #bookaholic #booklover #instalibros #bookworm #bookstagram #LeoAutoras #LaMiaCasaÉDoveSono #IgiabaScego #Somalia #Mogadiscio #NørdicaLibros #NørdicaEditorial
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#libros / para #blogloqueleo / #MiCasaEstáDondeEstoyYo @nordica_libros @igiaba_afroitalian / #ColecciónOtrasLatitudes / Traducción: #BlancaGago
July 14, 2023
Un libro precioso que habla del exilio, de la identidad, de encontrarse en otra tierra y de apropiarse de ella, para finalmente hacerla tu hogar.
March 10, 2021
one of the best books i've read in a long time and nice thing was it was for coursework! many birds, one brilliantly-written, emotive stone :)
April 30, 2023
wow! quante coincidenze durante la lettura di questo libro. Non conoscevo questa autrice ma quando ne ho sentito parlare sono andato subito in biblioteca del campus e ho trovato la versione italiana! poi ho scoperto che nel medesimo momento, stava facendo un tour degli Stati Uniti andando nelle varie università a presentare il suo ultimo libro. Il libro - pur essendo di 2010 - parla degli argomenti che sono ancora molto presenti nel discorso pubblico dell'Italia: l'odio verso gli immigrati di cui il libro parla molto concretamente con delle informazioni autentiche e il loro arrivo in Italia fanno vivamente parte della politica italiana (questa recensione viene scritta nei giorni in cui Giorgia Meloni è andata a Londra per lodare il divieto contro l'ingresso dei migrati imposto dal governo di Sunak)... ma non solo. Il libro tocca anche molto bene il razzismo e la negrofobia immenso che esiste nell'Italia, l'eredità coloniale dell'Italia nell'Etiopia, nell'Eritrea, e nella Somalia. C'è anche un approfondimento sulla cultura somala, le trasformazioni del paese nel periodo di dopoguerra, fascismo e quello che ne è rimasto in Italia, e quello con la quale non si è fatto i conti. Il libro parte dai vari posti a Roma, dei quali conservo delle memorie molto care, parla della loro storia, parte ad una storia personale e poi la sviluppa in una questione sociale sulla diaspora, sociologia dell'Italia, migrazione e guerra e altre tematiche. Una lettura molto gradevole e nello stesso tempo impegnativo!
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There were so many coincidences while I was reading this book. I didn't know this author despite having lived in Italy for some time so when I learned about her I went right to the campus library and found the book - to my surprise - in Italian. Then I discovered that she was touring the US in those very days talking about her latest book. Written back in 2010, this book deals with a whole bunch of issues that are still at the forefront of the public debate in Italy. It very concretely touches upon the issue of xenophobia and negrophobia in Italy (which are huge) and the arrival of migrants. As I was reading this book, the Italian PM went to Britain to pat Rishi Sunak on the back for the restrictions he is imposing on the arrival of migrants. The book also deals with issues such as Italy's colonial legacy in Ethiopia, Eritrea, and Somalia. It also deals with the cultural transformation of Somalia after the end of WWII and the alteration it went through during the decolonization period. There is a whole lot of fascism, what is left of it, and what hasn't been studied and accounted for in Italy. The books is centered around various places in Rome, their (hi)story, a personal anecdote to build up a social or cultural theme around that place. It is an easy and enjoyable read but that doesn't mean it is easy... it's a very formative experience to read this book too and I am definitely gonna read a lot more by her.
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There were so many coincidences while I was reading this book. I didn't know this author despite having lived in Italy for some time so when I learned about her I went right to the campus library and found the book - to my surprise - in Italian. Then I discovered that she was touring the US in those very days talking about her latest book. Written back in 2010, this book deals with a whole bunch of issues that are still at the forefront of the public debate in Italy. It very concretely touches upon the issue of xenophobia and negrophobia in Italy (which are huge) and the arrival of migrants. As I was reading this book, the Italian PM went to Britain to pat Rishi Sunak on the back for the restrictions he is imposing on the arrival of migrants. The book also deals with issues such as Italy's colonial legacy in Ethiopia, Eritrea, and Somalia. It also deals with the cultural transformation of Somalia after the end of WWII and the alteration it went through during the decolonization period. There is a whole lot of fascism, what is left of it, and what hasn't been studied and accounted for in Italy. The books is centered around various places in Rome, their (hi)story, a personal anecdote to build up a social or cultural theme around that place. It is an easy and enjoyable read but that doesn't mean it is easy... it's a very formative experience to read this book too and I am definitely gonna read a lot more by her.
November 8, 2024
Me gusta descubrir a autores y autoras que cuentan cosas de lugares en los que nunca pienso. Este libro autobiográfico nos cuenta la historia de la familia de Igiaba, de cómo llegó ella a nacer en Roma y de las diversas experiencias racistas y discriminatorias que tuvo que vivir desde muy pequeña. Eso y de cómo sus padres tuvieron que salir forzosamente de su país, Somalia.
Es difícil que este tipo de historias nos lleguen en formato de libro, pues si queremos leer literatura africana, lo más probable es que lleguemos a Ghana, Nigeria o Sudáfrica, pero muy poco a otros países del continente. Por eso me pareció interesante el concepto de este libro, en donde la autora traza un mapa de sí misma a través de su pasado familiar y los lugares emblemáticos para ella dentro de Italia.
No me convenció demasiado su estilo, pero es muy recomendable si no sabes nada de nada de Somalia y su colonización. Tampoco es un tratado ni profundiza en las implicaciones políticas de las violencias y la guerra civil de ese país, más bien es un encuentro personal de las creencias y sentimientos de Igiaba por lo que sucede.
Es difícil que este tipo de historias nos lleguen en formato de libro, pues si queremos leer literatura africana, lo más probable es que lleguemos a Ghana, Nigeria o Sudáfrica, pero muy poco a otros países del continente. Por eso me pareció interesante el concepto de este libro, en donde la autora traza un mapa de sí misma a través de su pasado familiar y los lugares emblemáticos para ella dentro de Italia.
No me convenció demasiado su estilo, pero es muy recomendable si no sabes nada de nada de Somalia y su colonización. Tampoco es un tratado ni profundiza en las implicaciones políticas de las violencias y la guerra civil de ese país, más bien es un encuentro personal de las creencias y sentimientos de Igiaba por lo que sucede.
March 17, 2015
Conosco Igiaba Scego per i suoi interventi su Internazionale, mi piace leggerne le recensioni sui libri per ragazzi. Non che ne acquisti molti, ma nelle sue parole c’è sempre un ché di poetico da far venir voglia di sfogliarli. L’ho ascoltata un paio di volte per radio, poi mi è capitato di incontrarla e di perdermi tra i suoi discorsi. Passare dall’entusiasmo per La famiglia Karnowsky alla situazione in Somalia è un attimo; non so come, ci ritroviamo a parlare della comune fascinazione per la lingua portoghese. Ma lei si butta subito a falar o Portugues do Brasil, mentre io resto muta come un pesce. Incapace di proferire la più banale delle frasi. Chissà dove si è nascosto il mio povero portoghese!
La ascolto mentre parla dei suoi libri; dello scollamento tra tempi di scrittura e tempi di pubblicazione, dei non facili rapporti con le case editrici.
Guardo questa donna così intelligente, così carismatica, così sicura di sé e mi vien voglia di andare oltre gli articoli di Internazionale. Prendo La mia casa è dove sono solo perché nel corso della nostra conversazione l’ha menzionato più volte. Neanche ho capito che stiamo parlando della sua biografia.
"Sheeko sheeko sheeko xariir…
Storia storia oh storia di seta…
Così cominciano tutte le fiabe somale. Tutte quelle che mia madre mi raccontava da piccola".
Ho sempre pensato di essere una donna senza preconcetti e senza pregiudizi. Ma non è così. Il mio cervello aveva già elaborato un film ed io neppure me ne ero accorta. Igiaba Scego, scrittrice, elegante, bella, di successo. Doveva esser nata in Italia, da una famiglia benestante; al massimo poteva esser stata adottata da una famiglia italiana. Una tipa così in gamba non può essere figlia di una donna che non sa scrivere. Impossibile. Che c’entra lei con quegli sfigati che sbarcano qui, con un nome impronunciabile e un baule di sogni destinati a naufragare tra uno spostamento e l’altro, aggrediti dai nostri sguardi diffidenti? Quelli là non ce la possono fare. Per carità, non siamo razzisti, che anzi i bimbi neri, con le loro treccine e i sorrisi smaglianti ci piacciono da morire. Però che ci vengono a fare qui, a contaminare la nostra terra, la nostra cultura, la nostra religione, la nostra lingua, senza portar nulla di buono?
La mia casa è dove sono è scritto quasi come un diario; è una sorta di memoir. Non ci sono frasi ricercate, parole altisonanti, vittimismo; c’è il desidero di raccontare, di spiegare ma anche di capire; se fosse una conversazione, Igiaba direbbe che sta ragionando a voce alta. La famiglia di Igi era potente, negli anni Sessanta faceva parte della nuova intellighenzia somala; sua papà avrebbe dovuto guidare il Paese nella svolta democratica, invece si ritrova a scappare dalla dittatura di Siad Barre e dalla guerra incivile, senza soldi e senza futuro.
"Eravamo i più invidiati, i più ammirati, forse anche i più odiati, poi siamo stati semplicemente compianti, qualcuno forse avrà detto tra sé e sé: «Ben gli sta a questi palloni gonfiati, che assaggino la miseria. Siete dei capitalisti, dei borghesi, non vi meritate altro». Chiunque aveva un’opinione su di noi. Anche noi del resto abbiamo avuto un’idea su di noi."
Arrivano in Italia spinti dalla sensazione che là si possa ricominciare a sognare.
Igiaba è nata in Italia, ha vissuto l’infanzia spostandosi da una pensioncina fatiscente all’altra, tra un insulto e un gesto d’amicizia, tifando Roma e studiando la storia della Capitale. Italiana al 100%.
Igiaba ha trascorso poco tempo in Somalia. Eppure le è bastato stare lì qualche mese per ritrovare la lingua dei suoi genitori, le storie raccontate dalla mamma, un altro pezzo di infanzia. Somala al 100%.
Ma allora dov’è la casa dei famigerati immigrati di seconda generazione?
Forse ha ragione lei: molti figli di migranti sono come tartarughe. La casa se la portano dietro.
La ascolto mentre parla dei suoi libri; dello scollamento tra tempi di scrittura e tempi di pubblicazione, dei non facili rapporti con le case editrici.
Guardo questa donna così intelligente, così carismatica, così sicura di sé e mi vien voglia di andare oltre gli articoli di Internazionale. Prendo La mia casa è dove sono solo perché nel corso della nostra conversazione l’ha menzionato più volte. Neanche ho capito che stiamo parlando della sua biografia.
"Sheeko sheeko sheeko xariir…
Storia storia oh storia di seta…
Così cominciano tutte le fiabe somale. Tutte quelle che mia madre mi raccontava da piccola".
Ho sempre pensato di essere una donna senza preconcetti e senza pregiudizi. Ma non è così. Il mio cervello aveva già elaborato un film ed io neppure me ne ero accorta. Igiaba Scego, scrittrice, elegante, bella, di successo. Doveva esser nata in Italia, da una famiglia benestante; al massimo poteva esser stata adottata da una famiglia italiana. Una tipa così in gamba non può essere figlia di una donna che non sa scrivere. Impossibile. Che c’entra lei con quegli sfigati che sbarcano qui, con un nome impronunciabile e un baule di sogni destinati a naufragare tra uno spostamento e l’altro, aggrediti dai nostri sguardi diffidenti? Quelli là non ce la possono fare. Per carità, non siamo razzisti, che anzi i bimbi neri, con le loro treccine e i sorrisi smaglianti ci piacciono da morire. Però che ci vengono a fare qui, a contaminare la nostra terra, la nostra cultura, la nostra religione, la nostra lingua, senza portar nulla di buono?
La mia casa è dove sono è scritto quasi come un diario; è una sorta di memoir. Non ci sono frasi ricercate, parole altisonanti, vittimismo; c’è il desidero di raccontare, di spiegare ma anche di capire; se fosse una conversazione, Igiaba direbbe che sta ragionando a voce alta. La famiglia di Igi era potente, negli anni Sessanta faceva parte della nuova intellighenzia somala; sua papà avrebbe dovuto guidare il Paese nella svolta democratica, invece si ritrova a scappare dalla dittatura di Siad Barre e dalla guerra incivile, senza soldi e senza futuro.
"Eravamo i più invidiati, i più ammirati, forse anche i più odiati, poi siamo stati semplicemente compianti, qualcuno forse avrà detto tra sé e sé: «Ben gli sta a questi palloni gonfiati, che assaggino la miseria. Siete dei capitalisti, dei borghesi, non vi meritate altro». Chiunque aveva un’opinione su di noi. Anche noi del resto abbiamo avuto un’idea su di noi."
Arrivano in Italia spinti dalla sensazione che là si possa ricominciare a sognare.
Igiaba è nata in Italia, ha vissuto l’infanzia spostandosi da una pensioncina fatiscente all’altra, tra un insulto e un gesto d’amicizia, tifando Roma e studiando la storia della Capitale. Italiana al 100%.
Igiaba ha trascorso poco tempo in Somalia. Eppure le è bastato stare lì qualche mese per ritrovare la lingua dei suoi genitori, le storie raccontate dalla mamma, un altro pezzo di infanzia. Somala al 100%.
Ma allora dov’è la casa dei famigerati immigrati di seconda generazione?
Forse ha ragione lei: molti figli di migranti sono come tartarughe. La casa se la portano dietro.
July 13, 2022
Raccontando la sua storia e quella della sua famiglia Igiaba ha voluto mettersi a nudo, mostrandoci il bello e il brutto di essere italiana ma sentirsi anche somala, nonostante tutto quel che conosce del paese dei suoi genitori sia scaturito dai loro racconti.
Questo probabilmente è il sentimento di molte seconde generazioni, che vivono a metà tra due mondi, sentendosi parte di entrambi o di nessuno dei due.
Igiaba ama profondamente l'Italia nonostante non sempre sia stata accolta come avrebbe meritato, l'integrazione è stata per lei una lotta fin dall'infanzia, ma non la sola che ha dovuto affrontare nel corso della sua vita, dalle code alla caritas per assicurarsi cibo e vestiario, alla sparizione della madre durante la guerra in Somalia.
Sono tantissimi gli argomenti trattati e di conseguenza le cose che si potrebbero dire su questa storia, ma la cosa che mi ha colpito di più è molto personale: io e Igiaba siamo cresciute all'incirca nello stesso quartiere, in molte delle sue righe ho letto di luoghi e situazioni a me familiari, diversi miei amici frequentavano la sua scuola e se non ci siamo mai incontrate forse è solo una questione di tempistiche, dato che lei ha qualche anno più di me. Nonostante ciò mi è sembrato che lei abbia dovuto affrontare ingiustamente molti più ostacoli.
Per fortuna Igiaba ha le spalle larghe e di tutte le esperienze, di tutti gli ostacoli superati, ne ha fatto non solo una carriera ma una missione, nella quale da voce a tante storie come la sua, cercando di normalizzare la coesistenza di più culture.
Aspettando il momento che non sarà più necessario giustificare la diversità credo che sia importante per tutti leggere storie come questa.
Questo probabilmente è il sentimento di molte seconde generazioni, che vivono a metà tra due mondi, sentendosi parte di entrambi o di nessuno dei due.
Igiaba ama profondamente l'Italia nonostante non sempre sia stata accolta come avrebbe meritato, l'integrazione è stata per lei una lotta fin dall'infanzia, ma non la sola che ha dovuto affrontare nel corso della sua vita, dalle code alla caritas per assicurarsi cibo e vestiario, alla sparizione della madre durante la guerra in Somalia.
Sono tantissimi gli argomenti trattati e di conseguenza le cose che si potrebbero dire su questa storia, ma la cosa che mi ha colpito di più è molto personale: io e Igiaba siamo cresciute all'incirca nello stesso quartiere, in molte delle sue righe ho letto di luoghi e situazioni a me familiari, diversi miei amici frequentavano la sua scuola e se non ci siamo mai incontrate forse è solo una questione di tempistiche, dato che lei ha qualche anno più di me. Nonostante ciò mi è sembrato che lei abbia dovuto affrontare ingiustamente molti più ostacoli.
Per fortuna Igiaba ha le spalle larghe e di tutte le esperienze, di tutti gli ostacoli superati, ne ha fatto non solo una carriera ma una missione, nella quale da voce a tante storie come la sua, cercando di normalizzare la coesistenza di più culture.
Aspettando il momento che non sarà più necessario giustificare la diversità credo che sia importante per tutti leggere storie come questa.
January 7, 2011
Rileggendo l'incipit mi accorgo che il libro era già lì, nelle prime righe. Dove il dolore, la morte, la sofferenza sono presentate come parte integrante dell'esistenza.
Fra i ricordi diretti e indiretti di una patria lontana e forse scomparsa nel sangue e le peripezie di un presente che non prometteva futuro. Dalla vecchia Stazione Termini puzzolente di piscio alle distibuzioni quasi notturne dei pacchi della Caritas in Trastevere, insieme a bellissime e nonostante tutto ancora aristocratiche donne somale avvolte in colorate stoffe.
Con le storie di un padre tombeur de femmes e di una madre che meriterebbe davvero l'appellativo di madre Coraggio.
La sora Igiaba racconta la sua Roma, quella disegnata con Mogadiscio nella testa, ma senza cedere alla lacrima, all'autocommiserazione; neanche quando, così en passant, accenna ai compagni di scuola che dicevano cose terribili sul colore della sua pelle; ma detta così, come raccontando di un acquazzone fastidioso. Per tutta la lettura, l'unica immagine che resiste è il sorriso di copertina di questa ragazza che in culo... pardon, chiedo scusa per la caduta di tono, volevo dire alla faccia delle jene del corno d'Africa e di quelle forse più schifose e umanoidi dei sette colli è diventata scrittrice (ormai neanche più promettente, ma a tutto titolo) e giornalista.
Purtroppo, le jene che dovrebbero leggere questo libro, non lo capirebbero neanche. Forse non sono neanche in grado di leggere qualcosa di più complesso di uno slogan.
http://topometallo.wordpress.com/2010...
Fra i ricordi diretti e indiretti di una patria lontana e forse scomparsa nel sangue e le peripezie di un presente che non prometteva futuro. Dalla vecchia Stazione Termini puzzolente di piscio alle distibuzioni quasi notturne dei pacchi della Caritas in Trastevere, insieme a bellissime e nonostante tutto ancora aristocratiche donne somale avvolte in colorate stoffe.
Con le storie di un padre tombeur de femmes e di una madre che meriterebbe davvero l'appellativo di madre Coraggio.
La sora Igiaba racconta la sua Roma, quella disegnata con Mogadiscio nella testa, ma senza cedere alla lacrima, all'autocommiserazione; neanche quando, così en passant, accenna ai compagni di scuola che dicevano cose terribili sul colore della sua pelle; ma detta così, come raccontando di un acquazzone fastidioso. Per tutta la lettura, l'unica immagine che resiste è il sorriso di copertina di questa ragazza che in culo... pardon, chiedo scusa per la caduta di tono, volevo dire alla faccia delle jene del corno d'Africa e di quelle forse più schifose e umanoidi dei sette colli è diventata scrittrice (ormai neanche più promettente, ma a tutto titolo) e giornalista.
Purtroppo, le jene che dovrebbero leggere questo libro, non lo capirebbero neanche. Forse non sono neanche in grado di leggere qualcosa di più complesso di uno slogan.
http://topometallo.wordpress.com/2010...
May 24, 2016
Igiaba per lungo tempo ha sentito parlare della sua terra, la Somalia, solo attraverso le fiabe della madre e i racconti nostalgici dei fratelli, che ricordavano i fasti passati. Lei della sua infanzia romana ricorda bene invece gli insulti dei compagni di classe per il colore della sua pelle e le incursioni a Trastevere con la madre, nel cuore della notte, per avere un po' di pasta e qualche vestito dalle associazioni del quartiere. Ora è diventata la voce ironica e intensa della seconda generazione, sospesa tra il fascino per le proprie radici e l'amore per la terra in cui è cresciuta.
April 16, 2023
acho que já está bem estabelecido que eu sou uma grande fofoqueira. vejo um livro de memórias e automaticamente quero ler, quero saber da vida daquela pessoa que escreveu, quero saber dos relacionamentos dela, quero saber o que ela acha das coisas e, por que não, quero julgar. nós somos feitos para isso, para ouvir ou ler um relato e julgar com base nas nossas próprias concepções.
igiaba escreve sobre seus primeiros vinte anos de vida nesse relato. nascida em roma, mas com pais somalis, ela diz que é italiana, mas não totalmente e é somali, mas não completamente. uma mistura. e a luisa fofoqueira pode até ter se decepcionado porque este livro não fala tanto da vida de igiaba ou de seus relacionamentos interpessoais, mas sim do seu relacionamento com os lugares que a marcaram, porque ela vê a vida como se fosse um mapa.
com muito contexto histórico da colonização italiana na somália, passando por golpe, ditadura e uma guerra civil que aparenta não ter fim, as memórias de igiaba são quase uma aula de história e eu no alto da minha ignorância fiquei em iguais partes contente e triste ao saber mais sobre a história da somália — contente por adquirir um conhecimento que até então não tinha e triste por perceber o quanto as aulas de história mundial apaga os países africanos. fica a recomendação para qualquer um que queira saber um pouco mais sobre a somália através de um relato delicado e tocante, contado com maestria por alguém que ama o poder das palavras tanto quanto qualquer leitor.
igiaba escreve sobre seus primeiros vinte anos de vida nesse relato. nascida em roma, mas com pais somalis, ela diz que é italiana, mas não totalmente e é somali, mas não completamente. uma mistura. e a luisa fofoqueira pode até ter se decepcionado porque este livro não fala tanto da vida de igiaba ou de seus relacionamentos interpessoais, mas sim do seu relacionamento com os lugares que a marcaram, porque ela vê a vida como se fosse um mapa.
com muito contexto histórico da colonização italiana na somália, passando por golpe, ditadura e uma guerra civil que aparenta não ter fim, as memórias de igiaba são quase uma aula de história e eu no alto da minha ignorância fiquei em iguais partes contente e triste ao saber mais sobre a história da somália — contente por adquirir um conhecimento que até então não tinha e triste por perceber o quanto as aulas de história mundial apaga os países africanos. fica a recomendação para qualquer um que queira saber um pouco mais sobre a somália através de um relato delicado e tocante, contado com maestria por alguém que ama o poder das palavras tanto quanto qualquer leitor.
February 16, 2025
O livro é contado em primeira pessoa e começa com a autora em uma reunião de família, tentando lembrar com o irmão e o primo como era a vida em Mogadíscio, na Somália. A partir destas lembranças, eles vão desenhando um mapa dos lugares icônicos daquela cidade. Depois, ela resgata este mapa físico e vai traçando sozinha sobre este mapa um mapa da cidade de Roma e dos lugares significativos para ela e para os imigrantes somalis, alternando lembranças que os lugares evocam e juntando estas lembranças com sua própria história. Ela fala da família, do pai e da mãe, de como é ser imigrante em um país estranho e se sentir - e ao mesmo tempo não se sentir - italiana e somali. Narra as consequências da guerra para sua família e para seu país de origem, suas experiências de crescer se sentindo tão diferente, a juventude que é tão igual a de qualquer uma de nós. Gostei bastante desse livro.
March 4, 2020
Che libro ho letto?!
Fantastico! Dopo un mese di letture fiction molto deludenti, la non fiction sta acquistando sempre più punti.
La storia di Igiaba è poco narrata nel nostro Paese, ma la sua (e quella di tanti somali) è legata a noi in un modo che non pensiamo nemmeno. Se pensiamo che il razzismo è una cosa recente, il libro di Igiaba ci fa capire che il razzismo e l'ignoranza ci sono sempre stati. E nemmeno troppo nascosti.
Non posso fare altro che consigliarvi questo libro.
Fantastico! Dopo un mese di letture fiction molto deludenti, la non fiction sta acquistando sempre più punti.
La storia di Igiaba è poco narrata nel nostro Paese, ma la sua (e quella di tanti somali) è legata a noi in un modo che non pensiamo nemmeno. Se pensiamo che il razzismo è una cosa recente, il libro di Igiaba ci fa capire che il razzismo e l'ignoranza ci sono sempre stati. E nemmeno troppo nascosti.
Non posso fare altro che consigliarvi questo libro.
November 9, 2020
***3 stelle e mezzo***
Se doveste disegnare la vostra città, da cosa iniziereste? Quale aspetto avrebbe?
La mia avrebbe la Mole, la Villa della Regina, la via centrale di Noto, il Convento do Carmo... E chissà, non ci ho pensato abbastanza.
La mia casa è dove sono racconta il disegno dell'autrice e porta il lettore a Roma e attraverso Roma in Somalia: sono pagine fatte di storia, con la S maiuscola in alcuni casi, e di vita.
Leggere diventa davvero viaggiare: si raggiungono i luoghi simbolo dell’infanzia di Igiaba e si scoprono i luoghi simbolo di un’intera comunità. Scego racconta la sua storia e la storia dell’Italia tra passato e presente, muovendosi tra le piazze e le vie romane che sono state la sua culla e rivela la loro parte nella Storia, quella che gli italiani ignorano.
Scego mostra come la propria geografia e la propria storia non siano scontate.
Recensione completa su La Bella e il Cavaliere
Se doveste disegnare la vostra città, da cosa iniziereste? Quale aspetto avrebbe?
La mia avrebbe la Mole, la Villa della Regina, la via centrale di Noto, il Convento do Carmo... E chissà, non ci ho pensato abbastanza.
La mia casa è dove sono racconta il disegno dell'autrice e porta il lettore a Roma e attraverso Roma in Somalia: sono pagine fatte di storia, con la S maiuscola in alcuni casi, e di vita.
Leggere diventa davvero viaggiare: si raggiungono i luoghi simbolo dell’infanzia di Igiaba e si scoprono i luoghi simbolo di un’intera comunità. Scego racconta la sua storia e la storia dell’Italia tra passato e presente, muovendosi tra le piazze e le vie romane che sono state la sua culla e rivela la loro parte nella Storia, quella che gli italiani ignorano.
Scego mostra come la propria geografia e la propria storia non siano scontate.
Recensione completa su La Bella e il Cavaliere
February 21, 2025
“Tantas cidades morrem”, mas a autora conseguiu transpor os mapas de modo a manter Mogadíscio viva, ou sobrevivendo. Fiquei na dúvida se era um 5, mas acho que é sim, principalmente porque é importante reconhecer o quão visceral é um livro desses. Achei a premissa genial e só não gostei de um aspecto: acho que acabou muito de supetão. Mas isso talvez fale mais de mim do que do livro.
November 26, 2017
clarification: read it in slovenian translation, not in italian, but couldn't find the slovenian version on goodreads
January 14, 2024
Molt interessant la reflexió del sentiment de pertinença. És un llibre que es llegeix ràpid i que és molt lleuger!
December 7, 2022
“Os meus percursos. Pedaços porque a memória é seletiva. Pedaços porque a memória é como um espelho despedaçado. Não podemos (nem devemos) colá-los. Não precisamos ser a cópia passada a limpo, arrumadinhos, limpos de qualquer imperfeição. A memória é um rabisco.”
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January 11, 2021
Sono contenta di aver iniziato il 2021 con questo libro, che in realtà è una rilettura: lo lessi anni fa per scuola, ma al tempo non compresi in tutto e per tutto ciò che l’autrice vuole comunicare con i suoi racconti; perciò, a parer mio non è una lettura adatta a tutti. Eppure, mi sento di consigliarlo veramente tanto perché l’autrice mette in contrapposizione la realtà italiana, nella sua Roma, alla realtà somala, nella sua Mogadiscio; ed è interessante, oltre che molto utile, conoscere la storia e il passato di altre nazioni e le rispettive usanze, credenze e tradizioni.
I capitoli sono solo otto, ma sono abbastanza lunghi; tuttavia lo stile fresco e carico di colore dell’autrice non ne fa pesare l’estensione, poiché si viene spinti dalla curiosità di scoprire la storia della Somalia e di come gli avvenimenti abbiano influenzato le tradizioni. I temi protagonisti dei capitoli sono forti: la guerra, la diaspora, l’occupazione fascista, lo stupro, l’infibulazione e l’emarginazione di ciò che è diverso dalla società.
Nell’ultimo capitolo l’autrice si sofferma su ciò che lei è, che è un po’ il riassunto della mappa estesa per tutto il libro: una riflessione profonda che fa riflettere su ciò che si ha davvero, su ciò che si possiede dentro di sé, i propri valori e non le cose materiali.
“La mia casa è dove sono” è un libro ricco di sapori di due terre lontane ma tra loro più vicine di quanto si possa immaginare. Perché non li assaggi anche tu, questi sapori?
IG: @skyesbooktique 🌹
I capitoli sono solo otto, ma sono abbastanza lunghi; tuttavia lo stile fresco e carico di colore dell’autrice non ne fa pesare l’estensione, poiché si viene spinti dalla curiosità di scoprire la storia della Somalia e di come gli avvenimenti abbiano influenzato le tradizioni. I temi protagonisti dei capitoli sono forti: la guerra, la diaspora, l’occupazione fascista, lo stupro, l’infibulazione e l’emarginazione di ciò che è diverso dalla società.
Nell’ultimo capitolo l’autrice si sofferma su ciò che lei è, che è un po’ il riassunto della mappa estesa per tutto il libro: una riflessione profonda che fa riflettere su ciò che si ha davvero, su ciò che si possiede dentro di sé, i propri valori e non le cose materiali.
“La mia casa è dove sono” è un libro ricco di sapori di due terre lontane ma tra loro più vicine di quanto si possa immaginare. Perché non li assaggi anche tu, questi sapori?
IG: @skyesbooktique 🌹
March 27, 2023
«¿Qué soy? ¿Quien soy?
Soy negra e italiana.
Pero también soy somalí y negra.
Entonces, ¿soy afroitaliana? ¿Italoafricana?
... ¿Una negra de mierda?
Entonces, ¿cómo llamarme?»
Perfecta descripción de las sensaciones, sentimientos y confusiones que los emigrantes llegamos a sentir en algún momento u otro.
Soy negra e italiana.
Pero también soy somalí y negra.
Entonces, ¿soy afroitaliana? ¿Italoafricana?
... ¿Una negra de mierda?
Entonces, ¿cómo llamarme?»
Perfecta descripción de las sensaciones, sentimientos y confusiones que los emigrantes llegamos a sentir en algún momento u otro.
September 29, 2021
“Roma e Mogadiscio, le mie due città, sono come gemelle siamesi separate alla nascita. L’una include l’altra e viceversa”.
June 20, 2025
"Ainda hoje não sei se entendi direito aquelas palavras. Meu rosto se transformou num ponto de interrogação suspenso no vazio. É a minha cidade? Ou não é? Eu estava numa encruzilhada. [...] Sou uma encruzilhada, eu acho. Uma ponte, uma equilibrista, alguém que está sempre no limiar e nunca está. No fim, sou somente a minha história. Sou eu e os meus pés. Sim, os meus pés..." [Capítulo 1, p. 27-29]
"Gostaria de correr. Brincar com outros filhotes. Ter uma mãe. Fundir-se à savana. Mas a savana está distante, muito longe. Para ele, é uma terra proibida. Encontra-se em perpétuo exílio, uma criança nascida sozinha. Nem sabe se um dia voltará para a África. Nem sabe se já esteve lá.
[...] O elefantinho do Bernini da Piazza della Minerva é um dos melhores amigos que tenho em Roma. Para mim, aquele elefantinho é somali. Tem o mesmo olhar dos exilados. E também a mesma irreverência.
[...] Com o tempo, descobri que aquele elefantinho tem o mesmo olhar da minha mãe. Não pode voltar, não pode saciar a sede da sua angústia. O exilado é uma criatura dividida. As raízes foram arrancadas, a vida foi mutilada, a esperança eviscerada, o princípio separado, a identidade despida. Parece não ter sobrado nada. Ameaças, dentes crispados, maldade.
[...] Minha mãe viveu muitos lampejos. Antes de ser arrancada da Somália, alguém a havia arrancado da mata. De nômade foi forçada a se tornar sedentária. E todas as vezes teve que reinventar-se, teve que redesenhar o seu mapa. Aquele lampejo que vejo em minha mãe e no elefantinho do Bernini são as histórias que nadam em seus ventres. Afinal de contas, se vocês se aproximarem de uma somali ou de um somali, é isso que vão receber: histórias. Histórias para o dia e histórias para a noite. Para vigília, para o sono... para os sonhos." [Capítulo 3: Praça Santa Maria sobre Minerva, p. 54-56]
"Ninguém é puro nesse mundo. Nunca somos só negros ou só brancos. Somos o fruto de um encontro e de um afrontamento. Somos uma encruzilhada, pontos de passagem, pontes. Somos móveis. E podemos voar com as asas escondidas nas dobras das nossas almas celestiais." [Capítulo 4: A estela de Axum, p. 76]
"Tínhamos que encarar o rosto obsceno daquela realidade que nos tocou no destino. Aquele barquinho naufragado estava cheio de somalis, essa era realidade! Cheio de homens e mulheres, de seres humanos reduzidos a larvas. Aquela embarcação de papel estava cheia de gente com o nariz como o meu, com a boca como a minha, com os meus cotovelos. Todos nós da diáspora somali, no dia em que ficamos sabendo dessa notícia, não sabíamos o que fazer com os nossos corpos. Os que morreram nas costas da ilha de Lampedusa tinham provocado não somente uma comoção sem igual, mas um mal-estar. Por que eles morreram e nós estávamos vivos? Por que o destino nos dividiu em dois? A estação melhorou muitíssimo nos últimos anos. De uma parte, houve a restauração feita pela prefeitura, de outra, várias comunidades migrantes também se organizaram. Há lojinhas de todo tipo. Quer colocar aplique no cabelo? Quer um pouco de cardamomo para os chás condimentados do seu recanto? Quer um tecido com a história da rainha de Sabá para pendurar nas paredes de casa? Em Termini, encontram-se coisas fantásticas: de saris a raiz de rummay para escovar os dentes, e até goiabada que os brasileiros comem com queijo e chamam romanticamente de 'Romeu & Julieta'. E também quantidades infinitas de eenjera e zighinì.
[...] Moha, em sua época de ouro, pintou e bordou. Eu e minha mãe éramos espectadoras mudas das confusões que ele armava. Por um período, ele teve até três nomes. Louis para as mulheres que achavam que ele fosse sul-americano, Ali para as brancas que não sabiam pronunciar seu verdadeiro nome (e todas as vezes lhe diziam 'Que massa, como Ali Babá', e Amedeo para as mais duras na queda e experientes. Só disse seu nome verdadeiro à mulher que se tornou, por fim, a mulher da sua vida. 'Eu não queria estragar o nome. É o que me sobrou da Somália, além de vocês." [Capítulo 5: Estação Termini, p. 94-95, p. 100, p. 106]
"'Igiaba, está vendo aquelas mulheres?'. Bem, sim, eu as estava vendo. Eram mulheres somalis com porte de realeza e trajando roupas vivazes. 'Aquelas mulheres, no passado, eram poderosas. São filhas ou esposas de antigos funcionários do governo, algumas chegaram até a ocupar altos cargos. Mulheres que trabalhavam com a diplomacia e lidavam com segredos diplomáticos. Olhe para elas, mesmo mal cuidadas, que belo porte elas têm. E se aquelas mãos já não ostentam joias, ainda reluzem bem-estar. E sabe por quê? É porqeu, minha filha, elas não se sentem humilhadas de ter que pedir ajuda. Não há nada de errado no que estamos fazendo aqui.' Eu olhava ao meu redor. Não havia rostos tristes, só havia pessoas passando por maus bocados, mas que desejavam superar aquele momento ruim. Nós estávamos entre aquelas pessoas." [Capítulo 6: Trastevere, p. 115-116]
"quando penso num evento em especial, minha mente viaja para a maratona das Olimíadas de Roma de 1960: quarenta e dois quilômetros, cento e noventa e cinco metros. Maratona ganha por Abebe Bikila, que a completou, descalço, em duas horas, quinze minutos e dezesseis segundos, com uma vantagem de duzentos metros à frente do marroquino Rhadi ben Abdesselem. De uma só vez, Abebe Bikila quebrou o recorde mundial e deu ao continente africano a primeira vitória nessa modalidade olímpica. Para o ex-agente da polícia e guarda-costas de Hailé Selassié, foi um dos momentos mais lindos da sua vida. Para mim, considerando tudo a posteriori, é quase simbólica a sua vitória descalça naquele estádio. O estádio Olímpico, que nascera para celebrar a pompa de um regime fascista cujos planos incluíram a desfaçatez de humilhar as gentes da África, ao contrário, celebrou em 1960 a vitória de um pequeno grande homem que não tinha medo de se mostrar ao mundo de pés descalços.
[...] Fedíamos todos. Nós, da diáspora somali, naqueles dias, fedíamos pelos sonhos apodrecidos e pelas promessas quebradas. Aquele cheiro rançoso nunca mais nos abandonou. Ficou impregnado em nós até hoje, mesmo depois de passados tantos anos, como o suor das piores doenças. Eram os mesmos anos em que minha mãe desapareceu, desaparecida nas ramificações do terror daquela guerra sem sentido.
Por dois anos, os primeiros dois anos de guerra, eu não tive mais notícias suas: cresci sem a sua voz, sem o seu toque, sem a sua presença. Muitas vezes, os vizinhos me perguntavam: 'Onde foi parar a sua mãe? Há tempos que não a vemos'. Eu nunca sabia o que responder. Claro, poderia dizer a verdade. Poderia dizer: 'Mamãe desapareceu. Estourou uma guerra. Ela estava em Mogadíscio por acaso, por falta de sorte, por azar, por maldição, porque assim estava escrito no livro de Deus. Não sabemos que fim levou. Não sabemos se está viva ou morta. A guerra a tragou. Às vezes, é difícil acreditar que ela sequer tenha existido'. Porém, no fim das contas, eu não dizia a verdade aos vizinhos: eles não entenderiam; explicações demais, palavras demais.
[...] Minha tia Howa, como muitos idosos, jã não tinha mais qualquer autonomia depois do começo da guerra somali. Antes, os velhos eram o pilar da sociedade somali, davam conselhos, produziam pérolas de sabedoria e ofereciam seus ombros antigos seja para o choro, seja para o repouso. Eram um grande ouvido, uma boca oracular, um abraço infinito. Todo gesto estava carregado de afeto. Eram odres de amor. Mas, quando necessário, também sabiam repreender. Desferiam suas palavras repletas de verdade. Não havia sombra de raiva neles, somente de justiça. A Somália dos idosos era um país digno de ser vivido. Era a Somália dos nobres dromedários, das praias imaculadas de Jazeera, dos tuqul portentosos, das mesas cheias de beris skukaris e de uvas passas." [Capítulo 7: Estádio Olímpico, p. 119, p. 122-123, p. 126]
"'Sabe Igiaba, quando te vi assim, eu me senti impotente. Eu era tua mãe, uma adulta, mas me sentia sem recursos.' Porém, mamãe tinha e ainda tem muitos recursos. Começou a me contar histórias da Somália. Porque, para os nômades somalis, sempre há uma solução escondida numa história. Suas histórias tinham um objetivo: ela queria que eu entendesse que não surgíamos do nada; que por trás da gente havia um país, tradições, toda uma história. Não existiam só os antigos romanos e gauleses, não havia só os latinorum e a ágora grega. Havia também o antigo Egito e os coletores de incenso do Reino de Punt, ou seja, da nossa Somália. Havia os reinos de Ashanti e Bambara. Ela queria que eu me sentisse orgulhosa da minha pele negra e da terra que tínhamos deixado para trás por motivos de força maior. Ela me contava dos nossos reinos distantes, das fortes ligações com o Egito, com a Índia, com Portugal, com a Turquia. Ouvindo a mamãe, eu sentia o eflúvio paradisíaco de incenso e unsi, cheiros que motivaram a rainha Hatshepsut da décima-oitava dinastia egípcia a ordenar uma expedição à Somália.
Com as suas histórias, minha mãe me livrou do medo que eu tinha de ser uma caricatura viva criada pela cabeça de alguém. Com as suas histórias, Ela fez de mim uma pessoa. De alguma forma, ela me pariu novamente.
[...] foi somente quando eu voltei para Somália que comecei a usar novamente minha língua materna. Em poucos meses, comecei a falar muito bem o somali. Agora, posso dizer que tenho duas línguas-mãe que me amam na mesma medida. Graças à palavra, sou hoje o que sou.
[...] Eu sou fruto desse caos entrelaçado.
E o meu mapa é o espelho daqueles anos de mudanças.
Não é um mapa coerente. É centro, mas também é periferia. É Roma, mas também é Mogadíscio.
É Igiaba, mas também é você." [Capítulo 8: O que é ser italiano para mim, p. 148-149, p. 152-153, p. 156]
"Gostaria de correr. Brincar com outros filhotes. Ter uma mãe. Fundir-se à savana. Mas a savana está distante, muito longe. Para ele, é uma terra proibida. Encontra-se em perpétuo exílio, uma criança nascida sozinha. Nem sabe se um dia voltará para a África. Nem sabe se já esteve lá.
[...] O elefantinho do Bernini da Piazza della Minerva é um dos melhores amigos que tenho em Roma. Para mim, aquele elefantinho é somali. Tem o mesmo olhar dos exilados. E também a mesma irreverência.
[...] Com o tempo, descobri que aquele elefantinho tem o mesmo olhar da minha mãe. Não pode voltar, não pode saciar a sede da sua angústia. O exilado é uma criatura dividida. As raízes foram arrancadas, a vida foi mutilada, a esperança eviscerada, o princípio separado, a identidade despida. Parece não ter sobrado nada. Ameaças, dentes crispados, maldade.
[...] Minha mãe viveu muitos lampejos. Antes de ser arrancada da Somália, alguém a havia arrancado da mata. De nômade foi forçada a se tornar sedentária. E todas as vezes teve que reinventar-se, teve que redesenhar o seu mapa. Aquele lampejo que vejo em minha mãe e no elefantinho do Bernini são as histórias que nadam em seus ventres. Afinal de contas, se vocês se aproximarem de uma somali ou de um somali, é isso que vão receber: histórias. Histórias para o dia e histórias para a noite. Para vigília, para o sono... para os sonhos." [Capítulo 3: Praça Santa Maria sobre Minerva, p. 54-56]
"Ninguém é puro nesse mundo. Nunca somos só negros ou só brancos. Somos o fruto de um encontro e de um afrontamento. Somos uma encruzilhada, pontos de passagem, pontes. Somos móveis. E podemos voar com as asas escondidas nas dobras das nossas almas celestiais." [Capítulo 4: A estela de Axum, p. 76]
"Tínhamos que encarar o rosto obsceno daquela realidade que nos tocou no destino. Aquele barquinho naufragado estava cheio de somalis, essa era realidade! Cheio de homens e mulheres, de seres humanos reduzidos a larvas. Aquela embarcação de papel estava cheia de gente com o nariz como o meu, com a boca como a minha, com os meus cotovelos. Todos nós da diáspora somali, no dia em que ficamos sabendo dessa notícia, não sabíamos o que fazer com os nossos corpos. Os que morreram nas costas da ilha de Lampedusa tinham provocado não somente uma comoção sem igual, mas um mal-estar. Por que eles morreram e nós estávamos vivos? Por que o destino nos dividiu em dois? A estação melhorou muitíssimo nos últimos anos. De uma parte, houve a restauração feita pela prefeitura, de outra, várias comunidades migrantes também se organizaram. Há lojinhas de todo tipo. Quer colocar aplique no cabelo? Quer um pouco de cardamomo para os chás condimentados do seu recanto? Quer um tecido com a história da rainha de Sabá para pendurar nas paredes de casa? Em Termini, encontram-se coisas fantásticas: de saris a raiz de rummay para escovar os dentes, e até goiabada que os brasileiros comem com queijo e chamam romanticamente de 'Romeu & Julieta'. E também quantidades infinitas de eenjera e zighinì.
[...] Moha, em sua época de ouro, pintou e bordou. Eu e minha mãe éramos espectadoras mudas das confusões que ele armava. Por um período, ele teve até três nomes. Louis para as mulheres que achavam que ele fosse sul-americano, Ali para as brancas que não sabiam pronunciar seu verdadeiro nome (e todas as vezes lhe diziam 'Que massa, como Ali Babá', e Amedeo para as mais duras na queda e experientes. Só disse seu nome verdadeiro à mulher que se tornou, por fim, a mulher da sua vida. 'Eu não queria estragar o nome. É o que me sobrou da Somália, além de vocês." [Capítulo 5: Estação Termini, p. 94-95, p. 100, p. 106]
"'Igiaba, está vendo aquelas mulheres?'. Bem, sim, eu as estava vendo. Eram mulheres somalis com porte de realeza e trajando roupas vivazes. 'Aquelas mulheres, no passado, eram poderosas. São filhas ou esposas de antigos funcionários do governo, algumas chegaram até a ocupar altos cargos. Mulheres que trabalhavam com a diplomacia e lidavam com segredos diplomáticos. Olhe para elas, mesmo mal cuidadas, que belo porte elas têm. E se aquelas mãos já não ostentam joias, ainda reluzem bem-estar. E sabe por quê? É porqeu, minha filha, elas não se sentem humilhadas de ter que pedir ajuda. Não há nada de errado no que estamos fazendo aqui.' Eu olhava ao meu redor. Não havia rostos tristes, só havia pessoas passando por maus bocados, mas que desejavam superar aquele momento ruim. Nós estávamos entre aquelas pessoas." [Capítulo 6: Trastevere, p. 115-116]
"quando penso num evento em especial, minha mente viaja para a maratona das Olimíadas de Roma de 1960: quarenta e dois quilômetros, cento e noventa e cinco metros. Maratona ganha por Abebe Bikila, que a completou, descalço, em duas horas, quinze minutos e dezesseis segundos, com uma vantagem de duzentos metros à frente do marroquino Rhadi ben Abdesselem. De uma só vez, Abebe Bikila quebrou o recorde mundial e deu ao continente africano a primeira vitória nessa modalidade olímpica. Para o ex-agente da polícia e guarda-costas de Hailé Selassié, foi um dos momentos mais lindos da sua vida. Para mim, considerando tudo a posteriori, é quase simbólica a sua vitória descalça naquele estádio. O estádio Olímpico, que nascera para celebrar a pompa de um regime fascista cujos planos incluíram a desfaçatez de humilhar as gentes da África, ao contrário, celebrou em 1960 a vitória de um pequeno grande homem que não tinha medo de se mostrar ao mundo de pés descalços.
[...] Fedíamos todos. Nós, da diáspora somali, naqueles dias, fedíamos pelos sonhos apodrecidos e pelas promessas quebradas. Aquele cheiro rançoso nunca mais nos abandonou. Ficou impregnado em nós até hoje, mesmo depois de passados tantos anos, como o suor das piores doenças. Eram os mesmos anos em que minha mãe desapareceu, desaparecida nas ramificações do terror daquela guerra sem sentido.
Por dois anos, os primeiros dois anos de guerra, eu não tive mais notícias suas: cresci sem a sua voz, sem o seu toque, sem a sua presença. Muitas vezes, os vizinhos me perguntavam: 'Onde foi parar a sua mãe? Há tempos que não a vemos'. Eu nunca sabia o que responder. Claro, poderia dizer a verdade. Poderia dizer: 'Mamãe desapareceu. Estourou uma guerra. Ela estava em Mogadíscio por acaso, por falta de sorte, por azar, por maldição, porque assim estava escrito no livro de Deus. Não sabemos que fim levou. Não sabemos se está viva ou morta. A guerra a tragou. Às vezes, é difícil acreditar que ela sequer tenha existido'. Porém, no fim das contas, eu não dizia a verdade aos vizinhos: eles não entenderiam; explicações demais, palavras demais.
[...] Minha tia Howa, como muitos idosos, jã não tinha mais qualquer autonomia depois do começo da guerra somali. Antes, os velhos eram o pilar da sociedade somali, davam conselhos, produziam pérolas de sabedoria e ofereciam seus ombros antigos seja para o choro, seja para o repouso. Eram um grande ouvido, uma boca oracular, um abraço infinito. Todo gesto estava carregado de afeto. Eram odres de amor. Mas, quando necessário, também sabiam repreender. Desferiam suas palavras repletas de verdade. Não havia sombra de raiva neles, somente de justiça. A Somália dos idosos era um país digno de ser vivido. Era a Somália dos nobres dromedários, das praias imaculadas de Jazeera, dos tuqul portentosos, das mesas cheias de beris skukaris e de uvas passas." [Capítulo 7: Estádio Olímpico, p. 119, p. 122-123, p. 126]
"'Sabe Igiaba, quando te vi assim, eu me senti impotente. Eu era tua mãe, uma adulta, mas me sentia sem recursos.' Porém, mamãe tinha e ainda tem muitos recursos. Começou a me contar histórias da Somália. Porque, para os nômades somalis, sempre há uma solução escondida numa história. Suas histórias tinham um objetivo: ela queria que eu entendesse que não surgíamos do nada; que por trás da gente havia um país, tradições, toda uma história. Não existiam só os antigos romanos e gauleses, não havia só os latinorum e a ágora grega. Havia também o antigo Egito e os coletores de incenso do Reino de Punt, ou seja, da nossa Somália. Havia os reinos de Ashanti e Bambara. Ela queria que eu me sentisse orgulhosa da minha pele negra e da terra que tínhamos deixado para trás por motivos de força maior. Ela me contava dos nossos reinos distantes, das fortes ligações com o Egito, com a Índia, com Portugal, com a Turquia. Ouvindo a mamãe, eu sentia o eflúvio paradisíaco de incenso e unsi, cheiros que motivaram a rainha Hatshepsut da décima-oitava dinastia egípcia a ordenar uma expedição à Somália.
Com as suas histórias, minha mãe me livrou do medo que eu tinha de ser uma caricatura viva criada pela cabeça de alguém. Com as suas histórias, Ela fez de mim uma pessoa. De alguma forma, ela me pariu novamente.
[...] foi somente quando eu voltei para Somália que comecei a usar novamente minha língua materna. Em poucos meses, comecei a falar muito bem o somali. Agora, posso dizer que tenho duas línguas-mãe que me amam na mesma medida. Graças à palavra, sou hoje o que sou.
[...] Eu sou fruto desse caos entrelaçado.
E o meu mapa é o espelho daqueles anos de mudanças.
Não é um mapa coerente. É centro, mas também é periferia. É Roma, mas também é Mogadíscio.
É Igiaba, mas também é você." [Capítulo 8: O que é ser italiano para mim, p. 148-149, p. 152-153, p. 156]
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August 9, 2025
Foi numa ressaca literária (daquelas que deixam a gente meio zonza), logo após terminar a tetralogia da Amiga Genial, que encontrei Igiaba Scego. O livro dela ficou na minha estante por dois anos, esperando o momento certo. E, coincidentemente ou não, esse momento só chegou em outra ressaca: depois de “Americanah”. A fome por histórias sobre identidade e pertencimento me levou a finalmente abrir “Minha casa é onde estou”.
O livro mistura memórias pessoais e coletivas, tradição oral, diáspora, as cicatrizes da guerra e a busca por um lugar no mundo. Tudo isso arrematado com uma delicadeza intensa, como se a própria Igiaba estivesse sentada ao meu lado contando sua história.
A narrativa parte de um mapa: um dia, Igiaba, seu irmão e seu primo resolvem desenhar o mapa de Mogadíscio, capital da Somália. Mas a mãe da autora observa que Igiaba precisa “se colocar” nele, pois até então o desenho refletia apenas as lembranças dos dois homens. A partir daí, temos uma história linda, na qual as fronteiras entre Roma e Mogadíscio são tênues, criando uma topografia afetiva que atravessa a distância e o tempo entre a Itália e a Somália.
Além da beleza da narrativa, a crítica está sempre presente: Igiaba questiona os desdobramentos do colonialismo italiano na Somália e como isso reverbera na vida dos ítalo-somalis hoje. Essa tensão entre pertencimento e exclusão, entre memória e esquecimento, é uma das grandes forças do livro.
Sempre me encantei por escritoras africanas que entrelaçam a história de seus países à própria — sejam essas histórias inventadas ou vividas. Talvez porque, mesmo sendo brasileira até a última célula do meu dedo mindinho (já diria Bad Bunny: “gracias mami por parirme aquí”), exista em mim o desejo de conhecer as raizes aqueles que pavimentaram o caminho que hoje percorro. Ao ler sobre os diversos contextos do continente africano, sinto que, de forma indireta, descubro um pouco da minha própria história. Assim como a autora, que em certos momentos tinha a cabeça nas nuvens com cenários imaginários, também me pego pensando que, ao menos durante a leitura, parte de quem eu sou floresce daquele solo.
Eu e Igiaba compartilhamos algo precioso: fomos moldadas pelas histórias que nos contaram. A tradição oral sempre foi um alicerce, um conforto, uma forma de existir no mundo para mim. Encontrar esse mesmo respeito no olhar dela me deixou o coração quentinho.
Ah outra coisa que me deixou de coração quentinho: o livro tem muitas referências ao Brasil. Deve ser por isso que me senti ainda mais próxima da Igiaba
O livro mistura memórias pessoais e coletivas, tradição oral, diáspora, as cicatrizes da guerra e a busca por um lugar no mundo. Tudo isso arrematado com uma delicadeza intensa, como se a própria Igiaba estivesse sentada ao meu lado contando sua história.
A narrativa parte de um mapa: um dia, Igiaba, seu irmão e seu primo resolvem desenhar o mapa de Mogadíscio, capital da Somália. Mas a mãe da autora observa que Igiaba precisa “se colocar” nele, pois até então o desenho refletia apenas as lembranças dos dois homens. A partir daí, temos uma história linda, na qual as fronteiras entre Roma e Mogadíscio são tênues, criando uma topografia afetiva que atravessa a distância e o tempo entre a Itália e a Somália.
Além da beleza da narrativa, a crítica está sempre presente: Igiaba questiona os desdobramentos do colonialismo italiano na Somália e como isso reverbera na vida dos ítalo-somalis hoje. Essa tensão entre pertencimento e exclusão, entre memória e esquecimento, é uma das grandes forças do livro.
Sempre me encantei por escritoras africanas que entrelaçam a história de seus países à própria — sejam essas histórias inventadas ou vividas. Talvez porque, mesmo sendo brasileira até a última célula do meu dedo mindinho (já diria Bad Bunny: “gracias mami por parirme aquí”), exista em mim o desejo de conhecer as raizes aqueles que pavimentaram o caminho que hoje percorro. Ao ler sobre os diversos contextos do continente africano, sinto que, de forma indireta, descubro um pouco da minha própria história. Assim como a autora, que em certos momentos tinha a cabeça nas nuvens com cenários imaginários, também me pego pensando que, ao menos durante a leitura, parte de quem eu sou floresce daquele solo.
Eu e Igiaba compartilhamos algo precioso: fomos moldadas pelas histórias que nos contaram. A tradição oral sempre foi um alicerce, um conforto, uma forma de existir no mundo para mim. Encontrar esse mesmo respeito no olhar dela me deixou o coração quentinho.
Ah outra coisa que me deixou de coração quentinho: o livro tem muitas referências ao Brasil. Deve ser por isso que me senti ainda mais próxima da Igiaba
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