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Unerwünschte Bücher zum Faschismus #7

El Gran Juego: Memorias del Jefe del espionaje Soviético en la Alemania Nazi

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EN opinión de Hitler. los soviéticos se
hallaban en condiciones de superioridad
respecto a, ios, nazis en un úniGo terreno;
el espionaje, tos hechos militares se encargaron
de demostrar que incluso esta afi-rmaciórt
'contenía la dosis de sobrevaloración
de la propia potencia necesaria para que el
íH Beich se precipitara por sí sólo, a la aniquilación
total que selló uno de los episodios,
más aberrantes de la Historia, Pero el
testimonio de Hitler es harto elocuente 'respecto
a |a extraordinaria importancia y eficacia
dé la Orquesta 'Roja, la red de espionaje
soviética cuyo jefe Leopold Trepper
Mudío polaco que había vivido una doble
persecución: nacional y étnica, y había conocido,
en Palestina, la confrontación con el
colonialismo—-. pus© en movimiento unos
servicios de.Información que, en Bélgica, en
Francia e incluso en Berlín, asestaron al
nazismo golpes decisivos.. En las presentes
memorias, Trepper narra, en primer lugar,
los hechos trascendentales de esta etapa de
su vida, que llegaron al más angustioso e
inverosímil malabarismo cuando, detenido finalmente
por los nazis, flagró desorientarlos
con la 'lucidez fulgurante un jugador de ¡a
más prestigiosa .partida de ajedrez. En segundo
lugar, Trepper evoca su posterior y
amarga experiencia en la cárcel bajo el stalinísmo,
como si, tras haber conocido ei
vientre de la ballena nazi, le estuviera reservado
el triste privilegio —que tantos
otros militantes revolucionarios conocieron
por entonces— de pasar a las entrañas de
otro voraz y cruel ieviatán. Una vez liberado
y rehabilitado, Trepper seria aún objeto
de persecución por parte del Gobierno
polaco hasta que un vasto movimiento de
protesta consiguió su salida del país. Desde
el exilio, Trepper, en.su vejez, ha escrito
un libro que no sólo resume la trayectoria
de un luchador por la libertad1 y ¡a dignidad
humana sino que también constituye un documento
histórico que revela no pocos aspeptos
inéditos de la faz Secreta de las dos
mayores tragedias de nuestro siglo: el nazismo
y él, stalinismo. t a fe en el hombre,
la conmovida fe en los valores esenciales
que le fueron revelados desde su adolescencia
en Polonia,.confiere a esta obra, como
a la vida que relata, su significación ultima
y más profunda; creer en el hombre nos
autoriza —y nos obliga-- a seguir combatiendo,
á ¡no perder la esperanza.

512 pages

First published January 1, 1975

6 people are currently reading
137 people want to read

About the author

Leopold Trepper

9 books1 follower
Leopold Trepper (February 23, 1904 – January 19, 1982) was an organizer of the Soviet spy ring Rote Kapelle (Red Orchestra) prior to and during World War II.

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Profile Image for I. Mónica del P Pinzon Verano.
229 reviews88 followers
July 29, 2019
Llegué a este libro de Leopold Trepper, buscando una entrada al espionaje y la guerra fría, ya que no he leído nada -nada es ¡nada! - de espionaje y apenas algo de la guerra fría.

Leopold Trepper, nació el 23 de febrero de 1904 en Nowy Targ, Polonia, pueblo de la región de Galitzia, antes polaca y luego principalmente soviética, fallece en 1982 en Jerusalén (Israel). Fue judío, comunista, periodista, director de la Orquesta Roja y presidiario de las purgas estalinistas.
Estas memorias de Leopold Trepper arrancan contando cómo siendo judío se hace comunista con una anécdota de Lenin en Polonia. Habla de los pogroms, de su migración a Palestina (y posterior expulsión), a Paris y finalmente a Moscú, en donde militante del partido comunista soviético, estudia en la Universidad Comunista de Minorías Nacionales del Oeste, y siendo periodista es designado a conformar la red secreta de información de la URSS a finales de los años 30. Dicha red secreta de información fue llamada por la Gestapo La Orquesta Roja, de la cual L. Trepper, “el gran jefe”, es el director. Trepper narra aquí, como se monta dicha red; desde el volverse un industrial en Bélgica, porque cómo él mismo dice hay que ser y no parecer, hasta los mensajes de radio, el interactuar con nazis, el establecimiento de la cadena de contactos y comunicación con colaboradores, porque sí bien, muchos colaboraron, pocos sabían que estaban sirviendo a la Orquesta Roja, pues el propósito común era derrotar el nazismo. Y esta es la parte más emocionante de estas memorias, no solo por el juego a dos bandas que se plantea Trepper, su captura en Paris y papel en el gran juego de Berlín y su huida, sino por la lucidez y brillo de su mente, un hombre tremendamente inteligente, que en un mismo movimiento podía leer y responder a la lógica del adversario y tener ya trazadas múltiples opciones de respuesta según lo que pudiera plantear el otro. Me acordaba mucho de cuando a uno le decían mientras usted ha ido, yo ya he ido y vuelto. Para mi L. Trepper había ido y vuelto dos y tres veces. Definitivamente, todo lo que he visto de espionaje en el cine apenas retrata el andamiaje de la época.

Aquí Leopold Trepper cuenta cómo surge la leyenda de su figura y de la Orquesta Roja, y de cómo sirvieron para derrotar al nazismo, así como también hace un reconocimiento a las personas que no teniendo formación militar ni en inteligencia, se comprometen con la causa solo por convicción. Pero ante todo él denuncia el antisemitismo, el fascismo del régimen nacional socialista y cómo el stalinismo resultó en la fuga de la ilusión de una generación que creyó en la igualdad y la revolución, no sólo porque él haya sido preso de las purgas, una vez termino la guerra, sino porque él explica la lógica y los criterios de Stalin “el padre de todos los pueblos” para que alguien sea un traidor y por ende ingrese a las purgas. A este respecto, Leopold Trepper también reconoce y reivindica a quienes lucharon contra la distorsión de la revolución de octubre de 1917. Para muchas personas la postguerra fue un infierno mayor al de la guerra.

El Gran Juego: Memorias del Jefe del espionaje Soviético en la Alemania Nazi, es un recomendado por las revelaciones que hace de un episodio de la historia que seguimos viviendo hasta hoy, para mí, un descubrimiento de muchos datos y circunstancias de la segunda guerra mundial que quizás han pasado y pasan de agache en estos tiempos. Porque, aunque haya leído muchos libros de la 2GM, muchos nunca serán suficientes, confirmo que la historia que se nos da a conocer es genérica, una historia escrita por los que pudieron hacerse con el protagonismo, e ingrata por su filiación política con muchos de los que se arriesgaron y dieron sus vidas. Estas memorias de Trepper dan cuenta de la guerra secreta y uno no puede desligarse de la fascinación que despierta el espionaje. Dentro de mis lecturas de la segunda guerra mundial, están sobre todo las testimoniales, las históricas y también había leído algo de la guerra mágica. Este es el primer libro que leo de espionaje y la guerra secreta, me parece una lectura imprescindible. Sin embargo, debo advertir que Leopold Trepper no es escritor y se nota, sobre todo en el primer 40% del libro (a excepción del capitulo de su llegada a Moscú), en el cual para una persona como yo (interesada por la historia pero no investigadora o especialista) se hace pesada la falta de depuración en la escritura. Así que recomendadisimo el libro, pero así mismo sugiero buscar un momento en el cual se goce de paciencia para leerlo, pues hay que ser tolerante y esperar bastante para encontrarse con la historia.

Profile Image for dr_set.
282 reviews1 follower
June 21, 2025
La realidad siempre supera la ficción y esta biografía de Leopold Trepper compite con facilidad con Kafka. Es imposible leer este libro y no pensar en “Ante la Ley” o en películas como “Brazil” de Terry Gilliam.

Desde sus primeros años como militante en el partido comunista y la comunidad judía en Polonia y Palestina hasta sus largos años de encarcelamiento y persecución por la Gestapo, el NKVD de Stalin y el gobierno comunista Polaco de postguerra, la vida de Trepper fué una lucha constante contra la persecución, el antisemitismo y la injusticia.

Es particularmente interesante observar los horrores del Estalinismo desde los ojos de un comunista convencido que se encontraba en Moscú durante gran parte del proceso. Leer sus reflexiones ayuda a entender como lo justificaron y porque decidieron seguir sacrificándose por la unión Soviética y la ideología comunista.

En las palabras del propio Trepper:


Vivíamos los acontecimientos día a día, sin que advirtiéramos su ineluctable encadenamiento. Sin duda me sentía herido en mi conciencia revolucionaria, pero me hallaba demasiado comprometido en la lucha para sentir la tentación de volverme atrás en mis opciones. Invocaba la inevitable flaqueza humana y el peso de las contingencias.


Muchos militantes sostenían públicamente las posiciones de Stalin, aunque en su fuero interno las desaprobaran. Esa atroz duplicidad aceleró la desmoralización interior del partido.


Al autor se encontró también en una posición privilegiada para observar el nacimiento de la Alemania Nazi en su rol de jefe de espías en Europa.

Los partidos obreros alemanes se hallaban empeñados en una lucha fratricida, en lugar de aunar fuerzas para dirigirlas contra el adversario común. Muchos confiaban que, al llegar al poder, Hitler arrinconaría su panoplia guerrera, olvidaría el Mein Kampf y transformaría los SA en monitores de las colonias veraniegas. La burguesía alemana e internacional pensaba que, en definitiva, una pequeña cura de orden no sería perjudicial para un país en el que tanto se agitaban los rojos.


Quizá los más asombroso del libro es el encarnizado ensañamiento de los propios conciudadanos y “camaradas” de Trepper tanto en la Unión Soviética como luego en su Polonia natal bajo gobierno comunista que le dieron un trato mucho peor que a sus enemigos Nazis. El jefe de la contrainteligencia Alemana y criminal de guerra condenado, Heinz Pannwitz, encerrado en la misma prisión Soviética que el autor, cumplió una sentencia menor y vivió el resto de sus días en libertad y en paz en sus país, sin sufrir ninguna persecución y cobrando una pensión del estado Alemán mientras que Trepper y toda su familia sufrieron una insoportable persecución antisemita por parte del gobierno comunista polaco durante años que separo a la familia obligándolos finalmente a marcharse del país.

Quizá la mayor de las ironías es que el trato que recibió de la Gestapo cuando estaba prisionero e intentaban convertirlo en agente doble fue infinitamente más humano que el trato que le dieron los propios soviéticos cuando lo encarcelaron por 10 años sin cargos, juicio, sentencia o siquiera motivo alguno cuando regreso al país después de ganada la guerra.

Como le explico su carcelero en Lubianka, la situación de Trepper no fue un caso aislado si no parte de una política asombrosa de depuración interna de todo aquel que tuviera una cuota de autoridad y representara una potencial amenaza para Stalin, las minorías raciales y, más increible aún, de todos aquellos que hubieran tenido contacto con extranjeros.


Stalin declara que la lucha de clases cobra cada vez una mayor profundidad durante la construcción del socialismo y el NKVD liquida cada vez un mayor número de enemigos para demostrar lo acertado de esta política… ¿Por qué la mayor parte de los oficiales instructores son tan feroces para con unos detenidos que ellos saben inocentes?

Los jóvenes son inexperimentados; realizan su cometido convencidos de que así destruyen a los enemigos del partido, de Stalin y de la Unión Soviética. Otros prosiguen esta tarea sin la menor convicción: no creen en lo que están haciendo. Pero si se muestran reacios, saben que mañana se sentarán en el banquillo de los acusados. El terror constituye el motor del sistema. Finalmente existen asimismo los sádicos y los que sólo aspiran a hacer su <>.

Stalin no descarta la eventualidad … de una guerra con nuestros aliados de ayer; por consiguiente, acomete, en una vasta escala, la depuración de todos los ciudadanos que juzga peligrosos para la seguridad del Estado. En primer lugar, la de todos aquellos que, durante la guerra, han combatido en Europa: soldados, oficiales, agentes en misión. Stalin ha declarado igualmente que, en la larga cadena de las nacionalidades de la Unión Soviética, existen algunos <> … ha señalado al NKVD los sospechosos: ucranianos, bielorrusos, asiáticos, usbegos, judíos y todas las minorías nacionales.


En el epílogo, el autor reflexiona sobre la pregunta de si desperdició su vida:



pertenezco a una generación que la historia ha sacrificado. … La revolución ha degenerado y nosotros la hemos acompañado en su derrumbamiento.
¡Cómo! ¡Medio siglo después de la toma del Palacio de Invierno, hay quien se atreve a hablar todavía de socialismo tras las «desviaciones» curadas con electrochoques, las persecuciones de los judíos y el este de Europa «normalizado» gracias a tal sistema de coerción!
¿Es eso lo que queríamos? ¿Para esa perversión luchamos y sacrificamos nuestra vida en ansias de un mundo nuevo? Vivíamos en el futuro, y tal futuro, como el paraíso de los creyentes, justificaba nuestro incierto presente…
Queríamos cambiar al hombre y hemos fracasado. Este siglo ha engendrado dos monstruos, el fascismo y el stalinismo, y nuestro ideal ha naufragado en semejante apocalipsis. La idea absoluta, que confería un sentido a nuestra vida, posee un rostro cuyos rasgos no supimos discernir. Nuestro fracaso nos impide dar lecciones a nadie, pero creo que sigue siendo lícito abrigar esperanzas, porque la historia posee demasiada imaginación para repetirse.
No lamento la opción política de mis veinte años, no lamento los caminos que luego me decidí a seguir. En otoño de 1973, un joven me preguntó en Dinamarca durante una reunión pública: «¿No ha sacrificado usted su vida en vano?». Y le respondí: «No». No, con una condición: que los hombres deduzcan la lección que para ellos constituye mi vida de comunista y de revolucionario, y no enajenen su persona a un partido deificado.


Lamentablemente, luego de tanto sufrimiento, queda claro que no pudo aprender la lección cuando dice que "la historia posee demasiada imaginación para repetirse" e ignora que el terror sovietico repitió la experiencia del terror Jacobino nacido de la revolución francesa que buscaba la misma igualdad y fraternidad que siglos más tarde buscaría la revolución comunista.
220 reviews1 follower
February 17, 2025
La obra carece de valor literario, es una biografía escrita por un novel con mucho sesgo de subjetividad.
No obstante, al lector actual, nacido en occidente con posterioridad a la segunda guerra mundial, le resulta interesante conocer la historia desde el otro lado, es su mayor virtud.
Lo que ocurre es que es que Trepper es desconcertante. Relata, con pesar, el horror de las purgas comunistas de 1937. “Yugoslavos, polacos, lituanos, checos, todos desaparecían. En 1937 ya no era posible encontrar ni siquiera a uno de los principales dirigentes de `partido comunista alemán…” “trece de los diecinueve comandantes de cuerpo de ejército, ciento diez de los diento treinta y cinco comandantes de división y de brigada, la mitad de los comandantes de regimiento y la mayor parte de los comisarios políticos fueron ejecutados”. Todo ello al margen de terror de los civiles; y sin embargo se mantiene fiel a su credo comunista. Hay que luchar contra “la barbarie imperialista” que representa el nacional socialismo pese a que el socialismo soviético de “Stalin, el gran sepulturero, liquidaba diez vece, cien veces más comunista que Hitler”
Al margen de ello, el autor resulta un tanto presuntuoso, primero en la clandestinidad y después en prisión (de lujo) se jacta de ciertas actuaciones como que, con su ironía influyó en el ánimo del jefe del Sonderkommando, o que daba consejos profesionales a sus carceleros, a quienes presenta como fácilmente manipulables. Todo ello, sin contar con su maravillosa actuación como jefe de grupo de radiotransmisores creado por él. Bueno, es el protagonista de una historia escrita por el mismo, no se va a poner mal.
Sorprende que después de estar 10 años preventivamente encarcelado en Lubianka y que el libro se publicara después de su liberación, no haga nada más que una mención de pasada sobre este asunto
Profile Image for Marc Lichtman.
487 reviews18 followers
November 8, 2025
“Between the hammer of Hitler and the anvil of Stalin, the path was a narrow one for those of us who still believed in the revolution. Over and above our confusion and our anguish was the necessity of defending the Soviet Union, even though it has ceased to be the homeland of the socialism we had hoped for.”—Leopold Trepper

The best of the communists were in the graves Stalin dug for them, or in prison camps. Stalin purged the Red Army of its best officers during the period of the Stalin-Hitler pact. It was partly because of a Nazi misinformation campaign, but mostly because they had all served under Trotsky when he was People’s Commissar of War during the Russian Civil War.

Trotsky was in exile because in 1929, murder of a leader of the revolution was still unthinkable. Trotsky explained in The Revolution Betrayed: What Is the Soviet Union and Where Is It Going? that as degenerated as the revolution had become, it wasn’t dead, and the Soviet Union still had to be defended. While in exile in Turkey, Trotsky explained what the German Communist Party had to do to fight the rise of German fascism (see The Struggle Against Fascism in Germany). Only a few listened.

Trepper writes: "I became a communist because I was a Jew… In my contact with the workers of Dombrova, I had seen the extent of capitalist exploitation. In Marxism, I found the definitive answer to the Jewish question that had obsessed me since childhood. In my judgement, only a socialist society could put an end to racism and anti-Semitism, and allow the complete cultural development of the Jewish community...."

From his youth in Poland, and in Palestine, where he joined the Communist Party and attempted to organize Jews and Arabs into the same unions until the British put an end to it, Trepper was a fighter for socialism, and while a secular Jew, a fighter to maintain Jewish culture, which he was a product of.

For those on “the left” (an amorphous term which means practically nothing) who think it’s fashionable to hate Jews, or imagine they’re helping the Palestinians by doing so, read no further. To Marxists, more properly communists, anti-Semitism has always been “the socialism of fools.” It gets the bourgeoisie off the hook by proclaiming that “the Jews” are the source of all the problems. For those who want to investigate this further, let me recommend The Jewish Question: A Marxist Interpretation and The Fight Against Jew-Hatred and Pogroms in the Imperialist Epoch.

Trepper and his “Red Orchestra” spy ring (the name was coined by the Nazis, but the members embraced it) provided the Soviet Union with valuable information, but because the government was run by Stalin, whose word was viewed as that of a god, much of his information was ignored, including the information on exactly where and when Germany was going to invade the USSR! Later the Stalinist bureaucrats started listening.

Rather than being greeted as a hero, upon his return to the USSR, Trepper was thrown into prison. After almost ten years of prison there, shortly after Stalin died, Trepper was released. He rejoined his family, still living there, and they moved back to his Polish homeland, where the post-Stalin thaw was in effect. Trepper was elected president of a social and cultural association of the Jews of Poland. But anti-Semitism wasn’t dead, and the Six Days War gave the worst of the Stalinist hacks the opportunity to revive it. Soon Trepper was under house arrest, and only a movement in Western Europe and a few other countries was able to win his release.

Trepper didn’t meet any of Trotsky’s followers until after the war, when instead of being greeted as the hero he was, he was thrown into the gulag with them.

“All those who did rise up against the Stalinist machine are responsible, collectively responsible. I am no exception to this verdict.

"But who did protest at that time? Who rose up to voice his outrage?

"The Trotskyites can lay claim to this honor... they did not 'confess,' for they knew that their confession would serve neither the party nor socialism."

Trepper never became a Trotskyist, but he repeated his respect for them.

Trepper writes in his epilogue:
“In Denmark, in the fall 1973, a young man asked me in a public meeting, ‘Haven’t you sacrificed your life for nothing?’ I replied "No."

“No, on one condition: that people understand the lesson of my life as a communist and a revolutionary, and do not turn themselves over to a deified party. I know that youth will succeed where we have failed, that socialism will triumph, and that it will not have the color of the Russian tanks that crushed Prague.”

For the position taken by the “Trotskyists” (we don’t use the name anymore) on World War II, see for the US, Socialism on Trial: Testimony at Minneapolis Sedition Trial, Teamster Bureaucracy and The Socialist Workers Party in World War II: Writings and Speeches, 1940-43. For France, see Swimming Against the Tide: Trotskyists in German Occupied France.
Profile Image for Dalton.
66 reviews
September 1, 2021
An intriguing story especially for people who are interested in the World War II and the history of the Soviet Union. However, throughout the book, you feel that the author wrote it to make his case, to prove he was on the right side. So, it is not a thriller type of book, mostly it argues author's political stand through his presentation of what had happened.

I found Trepper's life story amazing. He belongs to a generation of European communists, they are very devoted and they really have very different backgrounds. The Soviet Union lost a lot by cutting the bond with these people.

In the book, two points were not clear for me or I missed the explanations: First, they found a unit to observe Sonderkommando headquarters and to prevent them escape after the liberation. But then after the liberation Trepper went to the headquarter a few hours after their escape. What happened to the observation unit? Second how did Trepper re-established contact with the Center after his escape? He told a lot how he tried to re-establish contact after the escape but we do not know how he managed. There are such wholes in the story throughout the book.

All in all, there are many very interesting stories and characters in the book. Definitely and interesting read!

This entire review has been hidden because of spoilers.
Profile Image for Laura.
113 reviews1 follower
January 22, 2025
"Que los hombres entiendan la lección de mi vida como comunista y revolucionario y no se entreguen a un partido divinizado. Sé que la juventud triunfará donde nosotros hemos fracasado, que el socialismo vencerá y que no tendrá el color de los tanques rusos que aplastaron Praga."
68 reviews1 follower
March 3, 2023
One of the greatest spy autobiographies---maybe the greatest.

Leopold Trepper was the head of Red Orchestra, the most dangerous Russian spy network in Germany during WW2. He was a Jew (and therefore at great risk), as were many of his recruits for Red Orchestra. His personality comes out of the book as that of an extraordinarily strong leader with exceptional intelligence. The book covers some years before the war, the whole WW2, and what happened to him after the war. I won't spoil the ending there--I will say, however, that Stalin was not much better than Hitler.

What he writes has been corroborated by many survivors of his network. I can't recommend this book enough for anyone who wants to know what it meant to spy against Germany.
Profile Image for Perrystroika.
100 reviews26 followers
November 6, 2014
One thing is certainly apparent from this book, and that is that Leopold Trepper, a Polish-Jewish Communist militant who at one time led the famous "Red Orchestra" spyring in Western Europe in the years running up to and during the SEcond World War, lived a very eventful life. This is certainly the most complete first hand account of the story available from one of the principals of the action. Parts of it read like a very authentic spy thriller as the Gestapo begin tightening their noose around Trepper's network. Gradually, as the covert radio signals they use to communicate are triangulated and used to track them, the Red Orchestra spies are rolled up one by one by the Police. Trepper, after getting away a few times, is eventually caught up in the dragnet as well during a fateful visit to his dentist. Subsequently, he is held in some pretty nasty prisons. The Nazis exert pressure on him to turn against his former comrades, to begin feeding his superiors in Soviet military intelligence false information to convince them he is still at large. Trepper, meanwhile, makes plans of his own to try to get them word that Red Orchestra has in fact mostly been liquidated...

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