Giorgio Agamben is one of the leading figures in Italian and contemporary continental philosophy. He is the author of Homo Sacer: Sovereign Power and Bare Life; Remnants of Auschwitz: The Witness and the Archive; Profanations; The Signature of All Things: On Method, and other books. Through the 1970s, 1980s, and early 1990s he treated a wide range of topics, including aesthetics, literature, language, ontology, nihilism, and radical political thought.
In recent years, his work has had a deep impact on contemporary scholarship in a number of disciplines in the Anglo-American intellectual world. Born in Rome in 1942, Agamben completed studies in Law and Philosophy with a doctoral thesis on the political thought of Simone Weil, and participated in Martin Heidegger’s seminars on Hegel and Heraclitus as a postdoctoral scholar.
He rose to international prominence after the publication of Homo Sacer in 1995. Translated into English in 1998, the book’s analyses of law, life, and state power appeared uncannily prescient after the attacks on New York City and Washington, DC in September 2001, and the resultant shifts in the geopolitical landscape. Provoking a wave of scholarly interest in the philosopher’s work, the book also marked the beginning of a 20-year research project, which represents Agamben’s most important contribution to political philosophy.
There's a good chance that Stanzas is probably my favorite of Agamben's many wonderful books, if only because it's really the element of wonder that shines through here in his writing. Here you'll find something like a 'pre-theological' Agamben, an Agamben still ruminating on love and poetry, fascinated by the role of the 'phantasmic' in medieval medical treteases, and exploring the weird and fantastical world of enchanted objects during second Industrial Revolution. It's still Agamben-the-philosopher writing, but in a way that philosophy serves as the black-light against which the diverse and varied investigations contained within make themselves shine.
Divided into four chapters - on melancholy, fetishism, fantasy and semiology - Stanzas explores the liminal and marginal spaces (Stanzas means 'rooms' in Italian) that characterize each. Thus for example, in undoubtedly the most interesting chapter of the book, Agamben painstakingly reconstructs the ways in which 'the phantasm' in scholastic thought played the mediating role between body and soul, the corporeal and the incorporeal, sensibility and intelligibility; a role which would be taken up in the in the love poetry of the stilnovisti, the proper understanding of which, argues Agamben, has long been occluded by the neglect of just this 'physiological' dimension inherent to it.
Stanzas is full of such 'local' interventions into seemingly obscure debates (just how should one understand Albrecht Dürer's captivating engraving, Melencolia I?) , only to find their consequences ramify through to psychoanalytic theorization, Derridian deconstruction, and the attempt to think - in the terms first used by Maurice Blanchot - the step backward/beyond metaphysics. As far as Agamben's oeuvre is concerned - and Agamben's books aren't meant to be read in isolation from each other -, this pairs very nicely with both Language and Death, and The End of the Poem. Give it a shot!
«Si el mundo externo es en efecto negado narcisistamente por el melancólico como objeto de amor, el fantasma recibe sin embargo de esa negación un principio de realidad y sale de la muda cripta interior para entrar en una nueva y fundamental dimensión. No ya fantasma y todavía no signo, el objeto irreal de la introyección melancólica abre un espacio que no es ni la alucinada escena onírica de los fantasmas ni el mundo indiferente de los objetos naturales; pero en este lugar intermediario y epifánico, situado en la tierra de nadie entre el amor narcisista de sí y la elección objetual externa, es donde podián colocarse un día las creaciones de la cultura humana»
No better place to begin than the beginning. Agamben records a significant historical event quite widespread during the Middle Ages: a plague of acedia. What is the English word for this terrible disease? Sloth. It involves the sorrow of living, all too familiar for us today in the midst of a more molecular based pandemic. But acedia is far worse than Covid-19 and the hysteria surrounding it. Acedia involves a "loathing for life" itself. Most of those who suffer from Covid infection do not loath life itself. In fact they hope to recover from illness, the patient who doesn't care if he or she recovers, that is acedia.
In fact, to recover from life means to go beyond the binary form of life-death, a form we all live within at all times. Idleness is another way of speaking of acedia. Asked, "Why are you living?" the idle person says, "Got nothing else to do." Sad, so very very sad. The author offers up a rich banquet of decadence: torpor, wandering of the mind, garrulity...but I refuse to deny you the joy of discovery.
Challenge your own acedia reader, challenge it, and decide, are you fit to go on living?
una seconda rilettura che mi ha richiesto cinque mesi e che pretenderà una terza. ogni volta mi stordisce (di stupore e meraviglia) più della precedente
Debo decir que este libro me llevó demasiado lejos, casi me arrepentí de empezar a leerlo. Es excesivamente erudito, fragmentario y contiene citas sin traducción, por lo menos en cuatro idiomas. En efecto es una de las primeras obras de Giorgio Agamben. Sin embargo, él siempre merece la pena el esfuerzo porque explora lugares insólitos y descubre puntos de encuentro entre pensadores antiguos, medievales y modernos, quienes en este caso le sirven de base para articular ideas sobre la condición fantasmática de la palabra.
En contraposición al discurso científico, la palabra poética muestra la manera en que el lenguaje difiere y defiere, sin franquear la fractura inherente al esquema significante/significado, que las ciencias modernas han querido anular haciendo transparente el significado y dándole una función definitiva que termina en el significante. En este sentido se resalta la esencia aporética de la alegoría, la metáfora, el emblema, el blasón, la negación que opera en el fetiche y el carácter apotropaico del enigma, que sirven como modelos para dibujar una topología del pliegue, en la que se reúnen la forma y la materia, negándose mutuamente.
"Lo que la Esfinge proponía no era simplemente algo cuyo significado está escondido y velado detrás del significante enigmático, sino un decir en el que la fractura original de la presencia era aludida en la paradoja de una palabra que se acerca a su objeto manteniéndolo indefinidamente a distancia." (p. 233)
El autor descubre relaciones histórico-teóricas entre fisiología humoral, medicina neumatológica, fantasmología, psicología, religión, poesía, y la mercancía en el capitalismo decimonónico, donde traslapa teorías fastasmáticas, de maneras muy sugerentes, con la tesis marxiana sobre el fetichismo de la mercancía, las reflexiones de Baudelaire y Benjamin sobre la obra de arte mercantilizada y el animismo en Kafka. Pero uno de los temas que más desarrolla en el libro es la imaginación del enamorado, y cómo esta se explicó durante más de dieciséis siglos por medio de esquemas que fusionaban exterioridad daemónica e interioridad corporal. Relaciones "telepáticas", de las que ya hablaba Platón, son retomadas durante siglos por poetas y médicos, especialmente entre los siglos V y XIII. Modelos cósmicos y fisiológicos que explicaban las interacciones humanas como influjos o vapores, con propiedades reflexivas y vectoriales que determinaban los comportamientos del cuerpo y el alma, que en esta concepción pre-cartesiana se entendían como una unidad constituida gracias al "espíritu fantástico", responsable de unir lo sensible y lo inteligible, posibilitando así entre otras cosas, el amor que es a la vez concupiscente y elevado. Ocupa una gran porción del libro esta arqueología del fantasma, y por tanto de los padecimientos a que esta conlleva cuando ofusca la razón; por ejemplo en la fascinación y el amor hereos, en los que cuando se ama, se desea, se imagina y se sueña la imagen -fantasma- del objeto deseado, esta llega al cuerpo y lo penetra por los ojos, circula por el cuerpo y es llevada por la sangre hasta imprimirse fuertemente en la memoria, enfermando al enamorado.
Peter Sloterdijk en Esferas I (Siruela, 2004) recorre también algunos modelos de interioridad e interrelación cardiovasculares. Como los evocados por la imaginación cristiana en el tópico del corazón expuesto y la estigmatización. Agamben, por su parte, enfatiza la relación que encuentra entre la naturaleza neumática del fantasma, o sea su papel en la fisiología humana del amor y la melancolía; y la teoría poética medieval en la que la voz poética se produce en el corazón como resultado de un encantamiento. De esta manera, por ejemplo, la poesía del dolce stil novo del siglo XIII cobra su estatus como instancia legítima de realización del amor beato -i.e. no consumado- es decir como sustituto del amor carnal. Lo que acerca al poema -escrito- medieval al fetiche y al acto apotropaico, en tanto que en los tres hay un desplazamiento infinito del objeto al que se dirige la intención inicial, que queda satisfecha por un sustituto de algo que no había existido aún materialmente.
Given the structure of the essays, it seemed highly doubtful that he would adequately explain the problem of representation and its approaches in poetry and philosophy.
However, as a work that brings a new lease on life to certain medieval concepts, this is obviously up Agamben's alley (and luckily, this is before he's doing his 'biopolitical governmentality... but make it medieval/put it in antiquity' schtick).
I definitely like the stuff about melancholia/mania and the first few semiology essays. I really think it is a cut above being an extension of a fringe science, and he makes it clear that he is writing about the situation of the melancholic itself.
His investigation on lack and the fetish object as a present absence was clear, albeit a bit trite, as I think Carson writes about it much more compellingly.
Dentro de todo lo destacable que tiene este libro, lo que más me llama la atención es cómo Agamben puede hacer lecturas y sacar conclusiones interesantísimas de un libro tan aburrido como lo es el Roman de la Rose.
Agamben es claro y profundo. Me encantan los temas que aparecen en Estancias. Es un libro para leer lento, pausado y con diccionario de distintos idiomas en mano, como toda la filosofía.
Que Giorgio Agamben no és el que anomenaríem un filòsof seriós ho sabem tots. Si cerqueu rigor intel·lectual i conceptual aneu a un altre lloc. Tampoc estic parlant de llegir els analítics: ni en Nietzsche ni en Derrida (autors dels que no s'espera rigor conceptual en el sentit clàssic, justament la seva gràcia està en què juguen amb els conceptes) existeix ni molt menys aquesta manca de decència. Agamben fa dir als autors (tant grans com siguin, li és igual si és Plató, Kant o Heidegger) el que li interessa per a apuntalar la seva “tesi”. Que no és mai una tesi sinó senzillament una petita troballa, una paradoxa que li fa gràcia i de sobte li sembla que podria ser la clau de tot, que en tot àmbit apareix i pràcticament com a fonament.
Aquest llibre no és diferent: de quina manera podem o hem pogut relacionar-nos amb allò que mai no es presenta, amb allò irreal? I toma llistat històric al canto amb fonts molt heterogènies d'exemples que van des de l'específica disposició d'ànim dels melancòlics (no tenen el que els hi manca perquè en el fons no és res, és la mateixa mancança el que posseeixen) a la caracterització de la mercaderia al Capital de Marx (que no es deixa aprehendre sencera ni en el seu valor d'ús ni en el de canvi), a la relació entre Narcís i Pigmalió amb els seus respectius objectes d'amor o a una feixuga i llarga reconstrucció de la neumatologia medieval.
I tot i així, si acceptem això i tractem d'obviar-ho els llibres d'Agamben són fantàstics. Sempre acabo deixant-los a mitges i tornant-hi perquè els autors i llibres que cita són tan txul·los i els ven tan bé que hom no pot reprimir les ganes d'anar-los a buscar. I estancias és un llibre terrible, eh. Literalment un llistat, sense pràcticament solució de continuïtat de contextos on aquesta paradoxal relació amb l'irreal es palesa. Cadascun, a més, d'una manera ben diferent. (Més tard em vaig assabentar que era un recull d'articles)
És un llibre d'aquells que llegeixes lent perquè saps que cada capítol durarà tan poc i que el tema que t'està encisant tan aviat acabarà que recordo una mena de mandra al passar de pàgina. Abans de fer-ho mirava bé les dues pàgines, a banda i banda, assegurant-me que els subratllats i les notetes eren bones, els rellegia, alçava vista al sostre i hi reflexionava... I tot i així no s'aprèn gaire. No has acabat amb Avicena que saltes a Dionís Aeropagita passant per Freud: un despropòsit.
El darrer capítol ja és el súmum, una còpia barata de Derrida, que, per cert, només cita una vegada. A banda, com a conclusió és una mica regulinxi ja que no està tan clar què collons té a veure ara la fractura originària de l'ésser amb tot el discurs del llibre. Que em treguis a passejar la differance sense ni haver-t'hi apropat en tota l'obra doncs, no ho sé, podries haver preparat una mica el camí. De cop i volta s'enfronta als problemes més profunds de la metafísica. Fa la sensació que hagués estat capaç de reconduir qualsevol tema cap aquí.
I, per colmo, es carrega Derrida en dues línies. En el fons no fa més que invertir la metafísica donant a l'escriptura l'antic privilegi de la veu, diu Agamben. Cosa que Derrida nega i ho argumenta mil vegades. L'escriptura són moltes coses, senyor Agamben, per això és tan potent el terme, tan ambigu que no és ni concepte. Segons Agamben els extrems es toquen i tan dolent és degradar l'escriptura com alabar-la, ni masclisme ni feminisme. Les que no es toquen, i si no em creieu llegiu el llibre, són les seves neurones.
"Santo Tomás capta perfectamente la ambigua relación de la desesperación con el propio deseo: 'lo que no deseamos', escribe, 'no puede ser objeto ni de nuestra esperanza ni de nuestra desesperación'; y es a su equívoca constelación erótica a lo que se debe que, en la 'Summa theologica', la acidia no se oponga a la 'sollicitudo', es decir al deseo y al cuidado, sino al 'gaudium', es decir a la satisfacción del espíritu en Dios".
An early, and not particularly clear book. Agamben hadn't quite found his own voice yet, I think. Still, an interesting concept, reading Provençal love poetry through medieval medical theory, Heidegger, and Lacan.