What do you think?
Rate this book


416 pages, Paperback
First published April 26, 2011
Mi aventura en el mundo de Warhammer 40.000 continúa, esta vez con la décimo sexta entrega de la Herejía de Horus. Y esta novela es en realidad una colección de relatos de diferentes autores y con diferentes protagonistas, a lo largo de todo el imperio. Algo que explica bien la sinopsis: el camino que lleva al enfrentamiento entre padre e hijo es muy largo: siete años llenos de secretos y de silencios, de planes y de proyectos.
El primer relato se titula Reglas de combate, de Graham McNeill. Lo cierto es que me parece el mejor relato para comenzar, pues nos narra varios combates que involucran a la XIII legión, los Ultramarines, de la que poco hemos sabido a lo largo de toda esta guerra. Además me ha encantado su final. De mis favoritos.
El legado del mentiroso, de James Swallow. En un pequeño pueblo agrícola las noticias sobre la rebelión de Horus comienzan a llegar con cuentagotas y la gente se hace preguntas a las que nadie da respuestas. Parece además que el último anuncio oficial es lo suficientemente impactante como para que por fin haya que tomar decisiones en la colonia. Me gustó mucho el desarrollo.
Hijos olvidados, de Nick Kyme. Viajamos en una nave que intenta aterrizar para llevar a un par de astartes en misión diplomática. Un mundo hasta ahora perteneciente al imperio desea escuchar a emisarios de ambos bandos para decidir a quién serán leales de ahora en adelante. Horus ha enviado políticos, sin embargo el Emperador envía guerreros. Estos deberán moverse fuera de su zona de confort, o quizás no tanto ? Entretenido relato que tiene de todo.
—Sólo con la muerte se acaba nuestro deber hacia el sueño del Emperador, y sólo con nuestra muerte morirá ese sueño. No pienso permitir que ese sueño muera. ¡¿Y vosotros?! La Cuarta Compañía respondió como un solo hombre. —¡Jamás!
El último rememorador, de John French. Una nave con la insignia de Horus llega a la galaxia, es interceptada y dentro solo un ocupante sobrevive. El título nos hace spoiler sobre su identidad, pero la trama que gira a su alrededor me resultó interesante por los temas que trata, tanto filosóficos, como éticos. Es sencillo, corto y los personajes escogidos siempre resultan interesantes.
Renacimiento, de Chris Wright. Menes Kalliston, marine de los Mil Hijos, regresa a un Próspero ya arrasado por la lucha con los lobos. Este relato se narra en dos tiempos, tenemos al marine de la XV legión recién apresado por un misterioso captor, contando en primera perona como está siendo interrogado. Y por otro lado se nos cuenta en pasado como es que sucedió para que terminara en dicha situación. Resulta interesante en gran parte gracias al uso de los dos tiempos y las ganas de conocer la identidad del interrogador.
La cara de la traición, de Gav Thorpe. Este relato se desarrolla en Istvan, en los momentos posteriores a la gran masacre. Nos sitúan primero en una nave de los traidores Devoradores de mundos, y después con la Guardia del Cuervo. Unos están persiguiendo a una nave de los Salamandras por el sistema, aunque esto cambiará a lo largo del tiempo. Y otros desean descubrir qué ha pasado y conocer el estado de su primarca, Corvus Corax, por lo que se mueven silenciosos por el sistema esperando cumplir su misión. Tiene tensión y un buen final.
—Cualquier persona cuerda debe preocuparse por lo que deparará el futuro, pero si algo he aprendido, es que no puedes dejarte llevar por lo que quizá es posible que pase. Una existencia vivida a la sombra de posibilidades que no se han cumplido es limitada y demasiado centrada en uno mismo.
Pequeño Horus, de Dan Abnett. Horus Aximand es el protagonista de este relato. Hay dos cosas a saber, como ha resultado herido y quienes serán los nuevos integrantes del Mournival después de las bajas de nuestros queridos Loken y Torgaddon. Una invasión nos servirá de excusa para conocer a los implicados y de paso divertirnos un rato.
Hierro por dentro, de Rob Sanders. Un capitán de la legión de los Guerreros de Hierro de Perturabo continua fiel al emperador en su bastión, Schandehold. Y cuando sus propios compañeros le vienen a imponer las nuevas órdenes del primarca, este no dudará en defender la base hasta el final. Me gustaron mucho todos sus personajes y toda la acción, incluido su final.
Armas salvajes, de Aaron Dembski-Bowden. El León intenta mantener los planetas del Imperio con su legión de Los Ángeles Oscuros peleando contra las tropas de su hermano y antiguo camarada, Konrad Curze. Llevan así más de 2 años, en parte debido a que las tormentas de la disformidad no le dejan regresar a Terra, pero ha surgido la oportunidad de tener un parlamento con su hermano y no la desaprovechará. Está bien, pero es el que menos me ha sorprendido.
No me importa quién sepa la verdad, hoy, mañana o dentro de diez mil años. La lealtad es mi propia recompensa.
Son 9 relatos en total que navegan por todo el espacio con diferentes ambientaciones y todas profundizando en las diversas formas en que se está llevando a cabo esta guerra. Tenemos el punto de vista de diversas legiones, leales y traidoras, y varios relatos muy humanos. Esto es algo que me ha gustado sobremanera, dado que te acerca más al sentir que puede tener la gente llana ante estas cosas de escala cósmica y que muchas veces parecen reducidas a puentes de mando y astartes en acción, pero esto afecta a toda la humanidad.
6/10
Puesto que este es el primer libro de relatos de la saga, no tengo con qué comparar, pero si puedo decir que me ha resultado muy entretenido. Cada relato tiene su punto, su estilo y eso resulta muy interesante. A cada hora de lectura tienes una nueva perspectiva, y aunque por contra no hay tanto tiempo para empatizar con los peronajes. si he sentido que aquí consiguen esto de forma realmente efectiva con muchos de los protagonistas.
En resumen, para mi esta antología de relatos de la guerra del milenio 30.000 resulta recomendable si te está gustando la Herejía de Horus. Tiene algún relato sencillamente pasable, la mayoría interesantes y alguno ciertamente notable. Seguramente no sea imprescindible, pero yo pasé un buen rato y el tiempo invertido ha merecido la pena.
Un saludo.