Pablo De Santis nacio en Buenos Aires en 1963. En 1984 gano el premio al mejor guion de la recien nacida revista Fierro y a partir de entonces comenzo a escribir guiones para el dibujante Max Cachimba. El album Rompecabezas recogio parte de esas historias. Escribio varios libros para jovenes (La sombra del dinosaurio Paginas mezcladas El inventor de juegos El buscador de finales entre otros) por los que gano el premio Konex de Platino. Tambien es autor de las novelas El palacio de la noche Filosofia y Letras La traduccion El caligrafo de Voltaire La sexta lampara y El enigma de Paris (Premio Planeta-Casamerica Premio de la Academia Argentina de Letras). Cuando Juan Sasturain relanzo la revista Fierro en 2006 lo invito a trabajar con el dibujante Juan Saenz Valiente. Juntos publicaron un par de historias breves antes de comenzar con las aventuras de Arenas. Juan Saenz Valiente nacio en Buenos Aires el 1 de octubre de 1981. Es hijo unico de una madre arquitecta que luego se dedicaria a l
A journalist and comic-strip creator who became editor in chief of one of Argentina’s leading comics magazines, Pablo De Santis is the author of six critically acclaimed novels, one work of nonfiction, and a number of books for young adults. His works have been published in more than twenty countries. He lives in Buenos Aires.
Arenas, un hipnotizador que se instala en el Hotel Las Violetas de forma indefinida, realiza espectáculos con gente del público para desentrañar los recuerdos que no quieren salir a la luz mientras busca y devela el porqué de su eterno insomnio. Pablo de Santis creo un personaje oscuro y misterioso que despierta un interés, que recuerda mucho a Sandman.
Lo más interesante es cuando uno lee esto comparando la serie de HBO, que tiene un gran despliegue de personajes, visual e historia que te deja con ganas de conocer más. Lo más emocionante es que usa muchos lugares de Montevideo para representar las escenas que vemos aquí, en la novela gráfica. Suma personajes que no se encuentran en la novela y profundiza con otros que se encuentran en ella. Mis favoritos siguen siendo Salineros y Anita.
Si bien la estructura episódica le resta algo de potencia al relato final (que aparece un poco apresurado por terminar), las historias contenidas son lo suficientemente interesantes como para sostener el relato a nivel macro. Párrafo aparte para el trabajo descomunal de Juan Sáenz Valiente en la puesta en página de lo que muy probablemente sea su mejor trabajo hasta la fecha (y eso que tiene galardones de sobra). Hay una naturalidad y una gracia descomunal en su trazo, algunas viñetas parecen cuadros y/o fotogramas salidos de una película. El trabajo con el color es particularmente destacado, en especial la iluminación de los espacios (¡esos campos abiertos en los últimos episodios!).
Este comic está dividido en ocho capítulos con historias individuales que se conectan por su protagonista, un particular hiptonizador que sufre insomnio. Algunas son mejores que otras, y la verdad es que no recordaré muchas de ellas en un par de días, pero me gusta el sentimiento general que te deja el libro, la coherencia entre los capítulos y el final cerrado. Me quedo con ganas de algo más, pero contenta con el final.
La trama es un vaivén entre la realidad y lo fantástico, por lo que te dejas envolver por completo por la magia del libro y no piensas en lo ridícula que sonaría la premisa de un hipnotizador insomne si se tratara de otro autor.
Por otra parte, el dibujo es perfecto para la historia. A primera vista parece descuidado, porque no se esfuerza en ser realista, sin embargo las expresiones de los personajes y los escenarios son muy detallados y transmiten una atmósfera tétrica y apagada. El hipnotizador -y la mayoría de los personajes, la verdad- tienen una constante expresión de tristeza en sus rostros, y esto es acompañado por el color, tonos grises y marrones, con pequeños toques de rojos y rosas que realzan la ilustración cada tanto.
No hay mucho más que decir. El hipnotizador> es un comic que disfruté un motón por el precioso dibujo y la melancolía que evoca. Sin dudas recomiendo que le den una oportunidad.
De nuevo, me encanto. Para variar me gustó el que dibujo tuviera acolor y en vez de ser delicado, como lo que suelo leer, fuese grotesco. Al comienzo es una hsitoria en donde el protagonista sirve para revelarlos las historias de las personas que le piden ser hipnotizadas y sus deseos pero a medida que avanza la historia también conocemos la historia de nuestro protagonista. Creo que es muy completo. Me gusto la división de capítulos y todo lo que aportan los personajes aunque sus apariciones sean breves. El dueño de la posada y su enamorada me derritieron el corazón.
Empecemos hablando de un aspecto que no suelo reseñar: la impecable edición. El formato grande (28x21) no me suele gustar demasiado, pero en este caso favorece muchísimo al dibujo detallista y meticuloso de Sáenz Valiente. Las expresiones de los personajes, las casas más enormes, los objetos más pequeños; todo se luce en esos dibujotes, que van llevando la historia con mucha naturalidad, y que con el coloreado -que parece emular un día nublado- no hacen más que sumarle puntos a una historia que ya de por sí está muy bien pensada. Incluso el papel, de buena calidad pero áspero al tacto y con olor a viejo que se quiere hacer el joven, suma sensaciones que se acoplan perfectamente a la lectura. Yendo al guión, la historia de De Santis tiene su propia catarata de virtudes, y las ganas de leerse todo de un saque ya arrancan desde la intro. Pero a su vez, la historia episódica es perfecta para ir leyendo de a puchitos y quedar conforme con cada una de las mini-lecturas. Cada uno de los ocho capítulos que componen la obra van sumando su granito en un reloj de arena cerrado y atrapante. (Nota al margen: no sé si es porque este año completé Sandman y me di una panzada con sus "14" tomos o qué, pero me pareció ver muchos guiños a la obra de Gaiman. Desde detalles más bien genéricos, como que el hipnotizador epónimo que no puede dormir se llama "Arenas", hasta un capítulo entero de tinte sandmánico como es "La puerta de marfil", donde nos hablan de la puerta de los sueños verdaderos y la puerta de los sueños falsos. Fin de nota al margen). La trama central va creciendo a través los relatos autoconclusivos, y si bien el último de los capítulos no me parece el mejor de los ocho, sí me parece muy adecuado, bien puesto y perfecto como cierre, aunque -para bien o para mal- sigue dejando ganas de leer un poquito más.
Soy nueva en el género, pero en mi opinión, El Hipnotizador es fantástico. Salinero narra la historia de Arenas, un hipnotizador que llega a la cuidad y se instala en su Hotel "Las Violetas". La historia tiene 8 capítulos, cada uno cuenta con una pequeña escena donde Arenas hace su trabajo, salva vidas, comparte su trágica historia de amor y resuelve dramas pasados. El tipo, una vez medico y ahora hipnotizador circense, es inteligente, sabe lo que hace, pero también retraído, solitario y algo misterioso. Tiene un sentido del humor interesante, una apatía que en el fondo produce empatía en quien lo lee.
Ana y Salinero son los que hacen esta historia tan agradable. Su interludio de coqueteo y pseudo profesionalidad fue de lo mejor de la trama. Se preocupan y ocupan de Arenas con yuyos raros en el té, plantas somniferas y todo lo que se les ocurra para que Arenas concilie el sueño. Y sin dudas, la historia de amor entre Arenas y Livia como relato principal, la venganza de Darek y el fantasma que perseguía a Arenas me mantuvo intrigada hasta el final del libro.
El mundo creado por De Santis y Sáens Valiente es un Buenos Aires algo descolorido, edificios antiguos, un juego entre realismo e irrealismo. Lugares fascinantes como La Casa de los Sueños Verdaderos, o la feria producen cierta sensación de nostalgia y melancolía. Quizás la misma desesperanza que siente el hipnotizador hipnotizado a causa de sus sueños robados.
El guión tiene un par de joyas que no pude ignorar: "Yo le prometí lo único que tiene sentido prometer: lo imposible"
Salinero: Ahora que me ha contado todo, ¿cree que el adivino le dijo la verdad? ¿Que el día mas feliz de su vida todavía no llegó? Arenas: Claro que dijo la verdad. Sin esa respuesta, ¿quién podría vivir?
Fabuloso. Comencé a leerlo por la nueva serie de la HBO y no me esperaba una historia tan buena. Un hipnotizador que no puede dormir, amores del pasado, venganzas, giros inesperados de guión. Y unos dibujos detallistas, unas expresiones cuidadas. Fabuloso.
Este libro recoge las entregas que Pablo De Santis y Juan Sáenz Valiente hicieron de la historia de Arenas, un hipnotizador que no puede dormir, en la segunda etapa de la revista Fierro. Cada uno de los ocho capítulos es autocontenido pero mirados como un todo se puede apreciar una trama amplia con inicio y fin. Comienza con Arenas llegando al hotel Las violetas y con el enunciado: "Los hoteles están hechos para dormir, se puede hacer otras cosas, pero si el sueño falla, el hotel no sirve". El hipnotizador se queda a vivir en el hotel y empieza a trabajar en un teatro de mala muerte donde se presenta cada noche con su show y por el que desfilan sus eventuales clientes: por lo general, personas turbadas que mediante el sueño y la hipnosis quieren acceder a recuerdos del pasado. Asistimos a terribles secretos familiares, la búsqueda de un botín robado varios años atrás, el mito de origen del propio Arenas y a otras aventuras que involucran a magos, adivinos, estafadores, imitadores, serpientes y autómatas. Los dibujos de Sáenz Valiente son sutiles como algunos detalles en el texto que va plantado De Santis. La única crítica, si cabe alguna, es que al ser cada capítulo de pocas páginas (seis), los misterios se resuelven demasiado rápido.
Las palabras de Hotel Insomnio de Pablo de Santis marcan un gran comienzo para el libro. Son ocho historias con un trabajo impecable en los trazos y la aplicación del color que hace Juan Sáenz Valiente.
Bueno, por fin una a la que no le pude poner ni un solo “pero”. Esto, amigo viñetófilo, es Historieta Perfecta en su estado más puro. Es un 10, lo va a ser siempre, acá, en Europa, en EEUU, en cualquier lugar del universo donde se publique. Posta, no hay muchas historietas de esta calidad. La primera historia es la más flojita. Y ya a partir de la segunda, la serie despega en un montón de direcciones distintas. Por un lado, aparece un conflicto central, que atraviesa la obra de punta a punta y que se ve reflejado en todos los episodios: Arenas, el Hipnotizador, no puede dormir hace años. Y por otro lado, empieza a aparecer el realismo mágico, que es una constante en la obra literaria de Pablo De Santis: un coleccionista de días felices abre el juego y luego vendrán otros conceptos dignos de Ben Katchor, como la casa de los sueños verdaderos. Ambos elementos contribuyen a definir el clima de la serie, que podría haber sido bizarro y estridente, pero es melancólico, introspectivo e imbuído de enorme sensibilidad, aún cuando el protagonista es un tipo inexpresivo, que no exterioriza sus emociones. Tal vez lo mejor que tiene El Hipnotizador sea el formato. De Santis se las ingenia para que esta trama central avance en todos los episodios hasta llegar al clivaje final, pero a la vez cada uno de estos episodios cuenta una historia. En seis u ocho páginas, hay un relato que se abre, se desarrolla y se cierra con categoría, que deja contento al que leyó únicamente ese episodio (cosa que a veces sucede cuando las historietas aparecen en publicaciones periódicas) y a la vez le sube el cebamiento a niveles cósmicos al que se enganchó desde el principio y sigue la serie capítulo a capítulo. Eso, que debería ser la regla, casi siempre es la excepción. Pero De Santis lo logra con una solvencia monumental, como si realmente fuera muy fácil. El truco funciona por muchos motivos, pero uno de los más atractivos son los personajes secundarios, Salinero y Anita, e incluso el villano, al que conocemos en el episodio del “origen”, pero al que recién vemos cara a cara (Y qué cara! Nada menos que la de Domingo Cavallo!) con Arenas en el episodio final. Las relaciones entre estos personajes y el protagonista están perfectamente orquestadas y cada uno interviene en los momentos justos para hacer aportes grandes o pequeños, según los requerimientos de cada una de las tramas “menores”, que son las que se resuelven en los distintos capítulos. Y por supuesto, el propio Arenas tiene un trasfondo y una impronta absolutamente hipnóticas (cuac!) y se nota que está recontra-trabajado por los autores para convertirse en un personaje memorable. Todavía no nombré al dibujante, lo cual me hace merecedor de ignominiosos tormentos: esta es LA obra de Juan Sáenz Valiente, un dibujante que en poco tiempo pasó de joven promesa a referente ineludible. Entre su otra obra conocida (Sarna) y El Hipnotizador, Sáenz Valiente pega un salto abismal, y si en Sarna era buenísimo, acá ya es obscenamente genial. Sáenz Valiente no hace gala de su virtuosismo, no cancherea con lo bien que dibuja, y sin embargo no podés parar de maravillarte con sus dibujos, cuadro a cuadro, de punta a punta del libro. La narrativa está perfecta, las expresiones faciales, la arquitectura medio torcida (otra oportunidad para mencionar a Katchor), ese clima melanco, de edificios y gente que vio mejores épocas hace ya muchos años, los detalles increíbles en la ropa, en los muebles, la paleta de colores apagada, como gastada… No alcanzarían seis reseñas para mencionar la cantidad de recursos gráficos y narrativos a los que apela Sáenz Valiente para que esta historieta brille tanto en su faceta visual como en su asombroso y originalísimo guión. No hay palabras para recomendar lo suficiente El Hipnotizador. Si lo habías descubierto en Fierro, seguro ya te tiraste de cabeza. Si no, cazá el libro, miralo fijo, concentrate y vas a sentir un trance extraño y hermoso. Cerrá los ojos, pagá lo que te pidan, llevate el libro y hacé fuerza para romper el influjo. Posta, se complica. Este es un sueño del que nadie en su sano juicio querría despertar.
El hipnotizador presenta un mundo de fantasmas y fantasias para el que por momentos le queda corto el espacio. Las historias son un poco irregulares, con un punto alto en la del comisario, me genera la curiosidad de si en este caso sera mejor la version miniserie que en breve estrenara HBO