Cinco destinos marcados de manera tragicómica por la ruina, la muerte, el amor y la gloria. Una voz anónima, surgida de uno de esos grupos que asisten ociosos al espectáculo de las vidas ajenas, reconstruye un suceso en el que cinco destinos privados se van poco a poco entrelazando hasta convertirse en uno solo, Esteban, el inocente, descubre de pronto el fascinante mundo del dinero, el lujo y el poder, y se empeñará a su manera en hacerse rico y poderoso; el pequeño Luciano, como para culminar el fervor religioso en el que le educaron, descubre el amor, un amor imposible, que sólo encontrará descanso en su plenitud; Belmiro, el viejo ilustrado, tras una vida de estudio, se topa de golpe con la irracionalidad de las pasiones; don Julio, comerciante de mercería, detecta un día en sí mismo insólitas dotes para convertirse en líder político; y Amalia se debate entre el amor transgresor hacia un adolescente y el afecto sereno que le ofrece un hombre otoñal. La fatalidad convierte estas vidas en una aventura en la que, como en las antiguas Ruedas de la Fortuna, se entrecruzarán la ruina y la muerte, el amor y la gloria.
Luis Landero Durán, nacido en una familia de agricultores extremeños emigrados a Madrid en 1960, tuvo que trabajar muy joven para pagarse los estudios en los oficios más variopintos, en especial como profesor de guitarra flamenca. Estudió filología hispánica en la Universidad Complutense de Madrid y ejerció en la misma como profesor ayudante de Filología Francesa. También fue profesor de Lengua y Literatura españolas en un instituto de bachillerato de Madrid. Actualmente está jubilado, tras impartir clases en la Escuela de Arte Dramático de esta misma ciudad. Desde la aparición de su primera y exitosa novela, Juegos de la edad tardía, donde se da un singular diálogo entre la fantasía y la realidad de raíces cervantinas, y que fue galardonada con los premios de la Crítica de 1989 y el Nacional de Literatura en 1990, ha publicado otras novelas y artículos en la prensa (El País, principalmente) recogidos en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004).
Muchas vidas independientes que a lo largo de los días se cruza d entre sí.
Sin embargo, su trágico final fue debido a la falta por saber escoger. Estamos constantemente tomando y distiendo opciones bajo nuestro criterio pero jamás estamos del todo satisfechos con ellas, siempre nos preguntamos si hemos hecho lo debido. Es complejo cree que algo bueno viene detrás
Se acaba el año, pero no por ello se termina todo, aún nos quedan muchos libros… ;)
“Es suficiente con la paz, para vivir es suficiente con la vida misma”
Es un engranaje perfecto, historias mezcladas que vociferan a nuestra condición de humanos lo cerca y lejos que estamos unos de otros, cómo nuestros propósitos no son más que uno mismo canalizado en distintas perspectivas. Esperanzador al comienzo, absorbente en la trama, atronador en sus conclusiones. Arte!
Qué poco se lee a Luis Landero y cuán necesario es hoy en día...; no es una osadía decir que es uno de los mayores escritores en castellano de nuestra época.
En Caballeros de Fortuna vuelve a explorar la misma prosa, la exprime y juega con ella, ejecuta con maestría y con manos de artesano el castellano para presentarnos la historia de cinco personajes que aspiran a ser caballeros, cada uno de ellos en busca de una excelencia en la vida, de mejorar el estatus intelectual, moral y social del que disponen en esos momentos; a través de ellos Landero explora el papel que la propia fortuna ha jugado y juega en la sociedad española, al mismo tiempo que revolotea alrededor de la palabra caballero, de lo que significa, lo que significó y lo que puede significar en el futuro.
Cuatro historias que parecen independientes pero que poco a poco se irán encontrando a través de una invisible red, tejida por Landero de manera sibilina pero que se hace visible ante los ojos de quien lea sus párrafos, sus reflexiones. Cuatro que se convierten en una, un final en el que convergen los destinos de los protagonistas, movidos por unos hilos interconectados que ni ellos podían ver.
Todo un despliegue de literatura exuberante, exigente pero que a cambio intercambia con el lector aprendizaje; en cierta manera leer a Landero es querer ser caballero.
De esta novela hermosa, en realidad el retrato de tres personas, Belmiro, Amalia y Luciano, y no tanto su triángulo amoroso, algo que posterga el autor hasta más tarde, casi al final, como si lo despeñara tanto como el acontecimiento trágico que habrá de resolver la situación, me quedo con páginas, momentos, ensoñaciones, diálogos también, pero, fundamentalmente, con su fantástico ángulo o perspectiva narrativa: es el pueblo, o la gente o el rumor de la gente, o el barullo mismo, el que cuenta la historia. ¡Qué ASOMBRO tan feliz! Uno lee a Landero por la belleza de sus imágenes, por la prosa virtuosa, rica y caudalosa, pero también encuentra en él una forma amable, tierna y compasiva de mirar, así que uno vuelve a Landero, claro, por ese humor con el que baña una cultura rica y ancha que, fabulosamente, también, vuelve o se centra en lo pequeño.
Lento y pausado, escrito con gusto, un gusto que requiere mantener todos los sentidos alerta. Inesperado y perspicaz, insólito y seductor. Final inesperado. Sabor de boca agridulce por lo que podría haber sido.
Interesante reflexión sobre las decisiones del ser humano y cómo se entremezclan con las decisiones de los demás. Decisiones que te hacen cambiar tu propio destino, anhelos siempre constantes y recurrentes que te hacen preguntarte sobre ti mismo y el por qué de tus decisiones. Una novela que se adentra en las reflexiones humanas y el por qué tomar un rumbo u otro (y que hace contraposición entre los personajes, dado que los deseos de uno son contraproducentes con los del de al lado).
El sabor de boca con el que me quedo es como una nana agridulce.
Buen libro, se lee concierta facilidad y es entretenido. El modo de cómo está narrado por unos personajes del pueblos que sólo ver pasar la gente y mover los pies es muy original. Leído en agosto del 2022
Lite gullig och intressant, men med stor brist på styckeindelning, vilket gjorde att jag flera gånger tappade bort mig i texten. Att den dessutom emellanåt blir lite okronolgisk i handlingen (gärna dessutom i samma mastodontstycke) hjälper inte heller.
Handlingen går ganska långsamt framåt i första halvan av boken, sedan ökas takten och det blir riktigt händelserikt de sista trettio sidorna. Något obalanserat, men det fungerar. Jag gillar också hur Landero använder sig av stream of consiousness på vissa ställen.
Landero vuelve a hablarnos de las ilusiones malogradas y de la dificultad de resignarnos ante nuestra gris cotidianidad. De los personajes, me quedo con Don Julio y la búsqueda a su pesar de la inanidad. Novela algo compleja (se recomienda una lectura pausada) pero deslumbradora.