Figura singular dentro de la poesía española del siglo XX, Miguel Hernández (1910-1942) depuró en su poesía amorosa con sensibilidad extraordinaria las pulsaciones más naturales y primarias del impulso erótico, como el deseo, los celos, o la reproducción y la fertilidad como instrumentos de pervivencia. Como indica Leopoldo de Luis, -preparador y prologuista de la presente antología-, los poemas de amor del poeta alicantino enriquecen los modelos clásicos que los inspiraron con símbolos e imágenes originales que los individualizan y les confieren un sello propio e inconfundible. Completa el panorama de la poesía de Miguel Hernández en esta colección: "Poemas sociales, de guerra y de muerte".
Miguel Hernández, born in Orihuela (Alicante Province), was a leading 20th century Spanish poet and playwright.
Hernández was born to a poor family and received little formal education; he published his first book of poetry at 23, and gained considerable fame before his death. He spent his childhood as a goatherd and farmhand, and was, for the most part, self-taught, although he did receive basic education from state schools and the Jesuits. He was introduced to literature by friend Ramon Sijé. As a youth, Hernández greatly admired the Spanish Baroque lyric poet Luis de Góngora, who was an influence in his early works. Like many Spanish poets of his era, he was deeply influenced by European vanguard movements, notably by Surrealism. Though Hernández employed novel images and concepts in his verses, he never abandoned classical, popular rhythms and rhymes. Two of his most famous poems were inspired by the death of his friends Ignacio Sánchez Mejías and Ramon Sijé.
Hernández campaigned for the Republic during the Spanish Civil War, writing poetry and addressing troops deployed to the front.
During the Civil War, on the ninth of March in 1937, he married Josefina Manresa Marhuenda, whom he had met in 1933 in Orihuela. His wife inspired him to write most of his romantic work. Their first son, Manuel Ramon, was born on 19 December 1937 but died in infancy on 19 October 1938. Months later came their second son, Manuel Miguel (b. 4 January 1939, d. 1984).
Unlike others, he could not escape Spain after the Republican surrender and was arrested multiple times after the war for his anti-fascist sympathies, and was eventually sentenced to death. His death sentence, however, was commuted to a prison term of 30 years, leading to incarceration in multiple jails under extraordinarily harsh conditions until he eventually succumbed to tuberculosis in 1942. Just before his death, Hernández scrawled his last verse on the wall of the hospital: Goodbye, brothers, comrades, friends: let me take my leave of the sun and the fields. Some of his verses were kept by his jailers.
While in prison, Hernández produced an extraordinary amount of poetry, much of it in the form of simple songs, which the poet collected in his papers and sent to his wife and others. These poems are now known as his Cancionero y romancero de ausencia (Songs and Ballads of Absence). In these works, the poet writes not only of the tragedy of the Spanish Civil War and his own incarceration, but also of the death of an infant son and the struggle of his wife and another son to survive in poverty. The intensity and simplicity of the poems, combined with the extraordinary situation of the poet, give them remarkable power.
Perhaps Hernández's best known poem is "Nanas de cebolla" ("Onion Lullaby"), a reply in verse to a letter from his wife in which she informed him that she was surviving on bread and onions. In the poem, the poet envisions his son breastfeeding on his mother's onion blood (sangre de cebolla), and uses the child's laughter as a counterpoint to the mother's desperation. In this as in other poems, the poet turns his wife's body into a mythic symbol of desperation and hope, of regenerative power desperately needed in a broken Spain.
Yo no te quiero en ti sola: te quiero en tu descendencia. Porque te quiero me voy camino de la pelea, para que los hijos tuyos [...] reconozcan una vida menos vieja, menos injusta, más pura que ésta que, como herencia maldecida, han recibido nuestras manos jornaleras.
Qué maravilla, Miguel. Me lo he leído en una noche y planeo releer algunos de los poemas que más me han gustado. Ojalá alguien me quiera como Miguel quería a Josefina.
Aunque bajo la tierra Mi amante cuerpo esté Escríbeme a la tierra Que yo te escribiré
Mientras los colmillos crecen Cada vez más cerca siento La leve voz de tu carta Igual que un clamor inmenso La recibiré dormido Si no es posible despierto Y mis heridas serán Los derramados tinteros Las bocas estremecidas De rememorar tus besos Y con su inaudita voz Han de repetir: Te quiero
Leído con pasión, historia de España, historia de nuestras letras, de nuestra cultura. Con suerte la semana que viene iré a su casa. Miguel Hernández eterno, siempre, para toda la eternidad.
«Mientras los colmillos crecen, cada vez más cerca siento la leve voz de tu cara igual que un clamor inmenso. La recibiré dormido, si no es posible despierto. Y mis heridas serán los derramados tinteros, las bocas estremecidas de rememorar tus besos, y con su inaudita voz han de repetir: te quiero».
La poesía de Miguel Hernández se destaca por la simbología y las imágenes que proyecta a lo largo de sus versos, por la belleza que expresa hacia la vida, su mujer y a su familia, y el dolor también hacia estos mismos y sobre las injusticas de una guerra que lo marcaron en cada estrofa, en cada punto, en cada silencio... También se caracteriza por el uso de una lírica tan humanizada, tan expresiva y tan libre como encadenada es. He destacado este fragmento como ejemplo de unos de los poemas que más me gustaron de él, el cual recibe el nombre de "carta", pero, siendo sincera, he subrayado y dejado posits en la mayoría de los poemas que contiene este poemario. No conocía mucho de este querido poeta de Orihuela, salvo lo básico que se aprende en la escuela y he de admitir que poco. Es cierto que los profesores de vez en cuando lo mencionan en los temarios de clase, pero, sinceramente, ¿cuánta importancia se le llega a dar a día de hoy? Por mi parte, no la suficiente. A mis veintidós años estoy tratando de experimentar más en mis lecturas, ya sea tanto de temática, como de géneros. Este es uno de mis primeros poemarios que he empezado por voluntad propia y confieso que me siento muy feliz y agradecida por haber encontrado en él una sonrisa, un suspiro y un consuelo.
De amor y muerte, la poesía de Miguel Hernández va ligada a su trágico final. El desamor no el fin del amor sino el fin de la vida, la anulación de toda posibilidad de volver a sentir a su lado el cuerpo amado. La sublimación del amor platónico forzado por las circunstancias del encierro y muerte.
Lenguaje unas veces popular y otras lleno de matices sofisticados. Es difícil calificar al más incalificable de los poetas de la generación del 27, alejado de las vanguardias y nacido de la retaguardia, de las trincheras en que las personas sobreviven cada día en la rutina del trabajo y la familia.
Hermosos versos, un hilo rítmico sostenido de principio a fin, metáforas delicadamente construidas, simbolismos presentes a lo largo de los poemas y extensiones correctas de palabras.
Es asombroso como con unos pocos poemas, era fácil llegar a entender a Hernández. Ver los rastros de la guerra sutilmente comentados, los poemas que hablaban de su esposa sin comentarlo, aquellos versos desesperados antes de ir a la guerra, las palabras agridulces que le dedicaba a su hijo y su recurrente amor con el mar.
Cinco estrellas a Miguel siempre, como las cinco diminutas ferocidades de su hijo. Cinco estrellas también a la introducción de Leopoldo de Luis. No solo me ha ayudado a entender mejor los poemas y ponerlos en contexto. Jamás había subrayado frases de un prólogo/estudio previo únicamente por su belleza.
Me tomo la libertad de dedicarte tus propios versos: "Satélite de ti, no hago otra cosa/ si no es una labor de recordarte".
P.D.: quiero dejar claro que hay poemas que no me gustan en particular, pero los que sí lo iluminan todo como para compensarlo.
No se puede negar que Miguel Hernández ha sido uno de esos poetas que eriza la piel con sus versos. Quizá la culpa ha sido mía por leer, de seguido y sin pausa, una antología como esta. Algunos poemas me han desgarrado por dentro y otros me han hecho sonreír. Quizá se disfruta más a sorbitos que a bocados. La conclusión es que su poesía transmite y eso es lo que yo valoro de este género. La forma en la que se debe leer creo que es cuestión de encontrarla con el tiempo.
Miguel Hernández, a mi juicio, es un poeta un tanto difícil, retorcido, con una concepción de la poesía muy compleja. Conceptos rebuscados e imágenes y metáforas que a veces te cuesta encajarlas en el poema. Como ejemplo el famoso soneto "como el rayo he nacido para el luto y el dolor..." Es uno de los poemas que aparece en esta recopilación y es un soneto que a mi me encanta, pero hay que reconocer que la imagen del rayo asociada al luto y al dolor parece una metáfora muy rebuscada.
Pues esa es la línea de todos o al menos gran parte de sus poemas. Difíciles algunos y otros con gran fuerza dramática ¡Y cómo no! en muchos de ellos la eterna tríada: vida, amor y muerte.
En fin una recopilación en donde están los más conocidos poemas de amor de Miguel Hernández, entre ellos "las nanas de la cebolla" que cierra el recopilatorio, con un Miguel Hernández en ocasiones difíciles, como es típico de su poesía.
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Miguel Hernández, junto con Machado o Bécquer, es uno de los poetas más populares de nuestra literatura. Su poesía nace de la necesidad y del contacto directo con la vida, con el amor, con el paisaje, con la realidad que le rodea. Sus poemas son un fiel espejo de sus sentimientos, que pueden ir desde la exaltación por la vida hasta el desesperanzador pesimismo de sus últimos libros. Uno de los rasgos más identificativos de la voz del poeta es su defensa de una poesía hecha por el pueblo y para el pueblo. El poeta intenta dignificar la tierra y al hombre sencillo de campo; se hace eco de los problemas que castigan a la población, como la miseria y la injusticia, para denunciarlos.
Las tantas facetas del amor con las que uno se encuentra en la vida están encerradas en esta antología poética. El dolor, la vida, la pasión, el erotismo... son los tan disidentes temas que trata cada poema, pero al mismo tiempo tan iguales. Poemario más que recomendado.