La juez Lola MacHor está a punto de enfrentarse a la experiencia más terrible de su carrera: dos cuerpos con vestes clericales son encontrados en una remota ermita, brutalmente asesinados, y los cadáveres aparecen rodeados por una importante cantidad de dinero y de un antiguo Lignum Crucis. Poco después, el arzobispo de Pamplona recibe en su palacio un extraño paquete: un dedo humano dentro de un pequeño ataúd. A partir de estos hechos, obra sin duda de una mente calculadora y perversa, la juez MacHor inicia la investigación.
Con la colaboración de Juan Iturri, un inspector de la INTERPOL y viejo amigo, y la inesperada ayuda del padre Chocarro, un antiguo matemático reconvertido en místico, empieza la búsqueda del asesino. Pero los crímenes no han hecho sino comenzar, y pronto descubrirán que ellos mismos forman parte de un plan mucho más amplio, donde las voces del pasado resuenan con los ecos de la venganza, y que sus propias vidas estarán en peligro. En una carrera contra el tiempo, sólo disponen de una pista para localizar al autor de los crímenes: un número primo.
Me llamo Reyes por mi abuela sevillana, pero nací en el corazón de Castilla: Valladolid, donde dicen, se habla el mejor castellano y se practica el más puro laísmo. Guardo grandes recuerdos (y amigos) de esa ciudad. Allí estudié, trabajé algunos años, y me casé, con notable éxito, por cierto: llevamos 28 años juntos y tenemos 9 hijos (también juntos).
Después, me trasladé a Navarra y me quedé. Hace veinte años que aprendo más que enseño de mis estudiantes de UNAV, y tengo la suerte de vivir en un pueblecito en pleno Camino de Santiago, flanqueado por dos iglesias medievales y con los gorriones por despertador.
Estudié Economía porque me lo aconsejaron y Filosofía porque quise. Devoro los tratados de Derecho y Política para situarme en el mundo y escribir con algo (un poco, al menos) de sentido.
Aunque soy de secano, adoro el mar, especialmente las costas gallegas y San Sebastián. Me atrae su inmensidad de tal manera, que me baño en cualquier época del año: ¡espero no acabar como Alfonsina! Por lo demás, me encantan las tertulias y la siesta de los domingos, cocinar para mi gente, cantar si alguien rasga una guitarra, viajar con la familia, el cine, leer sin mirar el reloj, y, naturalmente, escribir.
De niña, siempre tenía la cabeza llena de historias fantásticas, pero me suspendían los trabajos manuales y mi ortografía dejaba mucho que desear. De mayor, enseñaba Matemáticas o Economía, ciencias poco amigas del arte. Con estos antecedentes, me aseguraron que la literatura y yo éramos seríamos con MacHor e Iturri, caminos paralelos. En 2000, decidí que seguiría la regla de escuchar a todos y hacer lo que me diera la gana, y contra viento y marea, entregué a imprenta mi primera novela. Acabo de publicar la séptima, tengo dos terminadas en lista de espera y algunas traducidas a otros idiomas. Espero tener tiempo suficiente para vaciar mi cabeza antes de morir.
No me importa cómo escribo sino para quién escribo. Por eso, repaso mil y una veces lo escrito, me pateo personalmente todos los escenarios, y me rodeo de benditos y generosísimos amigos: jueces, forenses, policías, fiscales o médicos, que pulen las distintas aristas de mis ideas y suplen mis torpezas. Por eso me llena de alegría que quien me lee me escriba y me cuente sus impresiones, que mis obras pasen de mano en mano o que visites este sitio web.
Lola MacHor, el padre Chocarro, Iturri y Jaime o el doctor Wilson no pagan impuestos ni tienen DNI, pero son tan parte de mi vida como mis compañeros de despacho, mis alumnos o mis colegas de la CPEN. Espero que lo sean también de la tuya y con-sintamos juntos.
el thriller menos thrilling q he leído en mucho tiempo con frases como
“Quizás, en ocasiones, se deje llevar por su tendencia oculta que nunca ha hecho pública. En todo caso, a nadie le molesta; en el mundo del arte, son frecuentes las extravagancias.”
la extravagancia es q el personaje es queer. a partir de ahora en lugar de queer o bisexual me voy a definir como ✨extravagante✨. la novela es de 2008, no me parece tan antigua como para excusar la manera en la que habla de la gente lgtb. fuerte.
Es la segunda entrega de la saga Iturri-MacHor. La impresión general es que Reyes Calderón ha dado un considerable salto de calidad desde Las lágrimas de Hemingway hasta Los crímenes del número primo, aunque todavía le queda un gran camino por recorrer a la hora de construir un relato sólido y coherente. Quizá porque en el primero no supo transmitir ni la emoción de la fiesta de Pamplona con los sanfermines -los encierros, las corridas y las tertulias en los cafés de la plaza del Castillo- ni delinear los personajes para que fueran creíbles, ni convencer en la descripción de las guerras de poder en la universidad ni mucho menos de la etiología y funcionamiento de las hermandades mafiosas; y en esta ocasión, sin embargo, los personajes empiezan a aparecer con algunas facciones (psicológicas sobre todo, aunque también físicas) reconocibles y verosímiles, y la trama se sostiene, aunque con algunas fallas en el camino. El argumento de esta novela es la investigación y resolución de dos crímenes que se suceden con pocos días de diferencia, casi horas: el asesinato del abad del monasterio de San Salvador de Leyre y el del arzobispo de Pamplona. Ambos cadáveres aparecen en la ermita de Mendigorría (Navarra) junto con una gran cantidad de dinero y un relicario antiguo con un fragmento del lignum crucis. Además, a ambos cadáveres les han amputado el dedo índice. No obstante, el hallazgo de los cadáveres no es el comienzo del libro, sino que antes ya se ha dado al lector algunas claves: cómo desaparece del monasterio de Leire su abad, Pello Urrutia; cómo muere; cómo el arzobispo de Pamplona recibe el dedo amputado del abad de Leyre y contacta con Juan Iturri, investigador de la Interpol, antes trabajando en la policía científica de Pamplona; y cómo se pone en camino con el relicario de lignum crucis para entregarlo al secuestrador del abad. A partir de ahí entran en escena la protagonista de la novela -la jueza Lola MacHor-, que gracias a la llamada previa del arzobispo se puede reunir con su coprotagonista el inspector Juan Iturri para la resolución del caso. Otros personajes importantes son el rector del monasterio (antiguo juez reciclado en monje con sus resabios de soberbia y retorcimiento), el maestro de novicios y, sobre todo, el sacristán, hermano Fermín Chocarro, matemático brillante rendido ante su vocación y perteneciente a los contemplativos convencidos (los "seráficos", así les llaman los no tan místicos) dentro de la orden religiosa. Este fraile, con su mentalidad matemática al abordar cualquier problema o conflicto, será de gran ayuda en la investigación. Un decorador famoso, Faustino Gorla, que vive en Málaga pero que ha pasado varios días en el monasterio justo antes de la desaparición del abad. Y, como siempre, el juez Gabriel Uranga, amigo de la jueza Lola MacHor, al que ella acude en busca de orientación siempre que se encuentra perpleja o sobrepasada por los acontecimientos.
En este libro, la autora nos vuelve a presentar a quienes ya conocimos en Las lágrimas de Hemingway, Lola Mac Hor - ahora jueza de primera instancia en Pamplona - y Juan Iturri, - ahora miembro de Interpol -, como principales protagonistas. Es una obra de fácil lectura, con una atmósfera atrapante, especialmente en la primera parte, donde un narrador omnisciente desarrolla la historia. Ésta, que gira en torno a una serie de crímenes y robos sacrílegos que afectan a la Iglesia, está, en general, bien desarrollada, con muy buenas descripciones de ambiente y abundante información sobre usos, creencias y costumbres de la iglesia católica, información necesaria, por otro lado, para entender el sentido de la novela. A partir de la segunda parte, comienza la narración de la protagonista, por lo que, el desarrollo de la acción lo seguimos desde su punto de vista, ya enunciado en un prólogo, también hecho por la misma. Además de lo meramente criminal, hay alusiones a la vida personal, familiar, y a cuestiones de creencias que permiten conocer mejor a los distintos personajes, - en general muy bien caracterizados, aunque se cae en algún estereotipo - , y su interrelación. No faltan, además algunas subtramas que corren paralelas o que se desarrollan en algún momento y que matizan y complementan al relato principal. En conjunto, nos encontramos entonces, con una novela que se puede leer, no obstante, hay planteadas algunas situaciones poco verosímiles, y algún desfasaje temporal respecto de la primer novela que, en el balance final, le juegan un poco en contra. https://sobrevolandolecturas.blogspot...
La novela me ha gustado. Típica novela negra con bastantes ramificaciones, y con el aliciente de que transcurre en Navarra, y los lugares me son conocidos. Como pega, creo que a la autora se le nota mucho su filiación al Opus Dei.
Es algo que desconocía previamente, pero pone en boca de los personajes muchos mensajes sobre la promiscuidad, la homosexualidad y el VIH (todo relacionado) como ejemplo de mala vida frente a la vida en familia, a poder ser con muchos hijos, como ejemplo a seguir. Desprende un tufillo rancio, aunque lo intente disimular con una protagonista agnóstica y algún personaje secundario anticlerical.
Uwielbiam połączenie kryminału z religią, a jeśli jest to kryminał hiszpański - przeczytam tę książkę.
Ta pozycja była w porządku, ciekawa zagadka kryminalna, motyw opactw i kościoła katolickiego. Problemem była dla mnie główna bohaterka, której nie polubiłam. Niezbyt wiem dlaczego, jednak przez to nie potrafiłam się wczuć w historię. Inaczej wygląda sytuacja z drugim głównym bohaterem, inspektorem Iturri (utożsamiałam się z nim bo też miał giga delulu odnośnie swojej situationship). Niestety tylko niewielka część książki poświęcona była jego perspektywie.
Esta segunda novela de la saga de Lola Machor me ha convencido tan poco como la primera. Si en Dispara a la luna, me sorprendió gratamente el personaje y la narrativa, en estas dos primeras resultan ambos muy decepcionantes. Lola es una caricatura de juez/detective y la trama es floja y pobre, por no decir que su resolución es más bien cogida con pinzas. Quiero pensar que la saga va cogiendo más fuerza conforme avanzan las novelas, pero de momento estas dos primeras han sido muy flojas.
He de decir que al principio, se me hizo un poco pesado, no entendía muy bien de que iba, pero según me iba adentrando en el juego de la escritora, más me enganchaba. Me ha gustado mucho.
Me costó un poco entrar en el libro por el tipo de lenguaje en el que está escrito. Es una novela de suspense en la que se supone la intención es atraer al lector y engancharle desde la primera página, cosa que no consigue.
Pero una vez que te acostumbras al lenguaje vas entrando en el misterio de quién es el asesino. Un misterio por otro lado irresoluble para el lector.
Pero la trama no está mal.
Hay comentarios que creo, a día de hoy están más que fuera de lugar, e insinuaciones que... Bueno, mejor no entrar en ellas.
Quitando está mancha más que oscura del libro ha sido entretenido, sin más.
La jueza que lleva el caso y nuestra protagonista, conseguí empatizar con ella al principio, su mentalidad objetiva ante la subjetividad del entorno en el que se rodea me gustó. Conforme el libro fue avanzando sus convencimientos e ideales fueron cambiando totalmente de rumbo, en lo que hizo que mi visión sobre ella cambiara en el mismo modo, y terminó que ni fú ni fá.
Juan Iturri, nuestro inspector experto... Pues bueno... De pronto desparece de escena y nunca más se supo... Si la jueza era la objetividad en persona él era un paso más allá y supongo esperaba un poco más de esta pareja de sabuesos.
La historia no está mal y es de lectura fácil , aunque en ocasiones la autora utiliza palabras demasiado rebuscadas, pero no me ha gustado , las descripciones de personajes son tan minuciosas y tan irrelevantes y me cansaban y aburrían tanto que le dejé sin terminar.Libro prescindible!
El llibre està molt bé, una mica lent de vegades, també hages pogut aprofundir una més amb la història de Navarra i de les abadies. Dona bones dades de com es viu en un convent.
Podía haber estado mejor. Hay partes en las que he perdido completamente y he tenido que releerlas para poder entenderlas y, aún así ha habido veces en que seguia sin enterarme. El final no me ha gustado nada, podía haberlo terminado de otra manera. En mi opinión podría haber añadido unas páginas más y explicar un poco algunas cosas, como por ejemplo la detención del asesino o qué ocurre justo después de que a ella le disparen.
En fin, ha estado entretenido y quizás en algún otro momento lea algún que otro libro suyo, pero hasta entonces le voy a dar prioridad a otros libros a los que ya les he echado el vistazo.
Tener un buen argumento, un buen planteamiento, personajes interesantes que prometen dar mucho juego, empezar la narración alternando puntos de vista... Y después se acabó, todo queda en pura rutina bestsellera con tufo de moralina fácil. Qué pena me dan los libros malogrados, los que iban para mucho y al final se quedan en nada.
Ambientada en un entorno eclesiástico de Navarra, es una novela detectivéstica que te hace pasar un agradable trato. Te llega a enganchar pero dejándote frío al acabarla. No pasará al estante de tus libros preferidos pero se lee rápido una vez inmerso en él.