Como enfermero de emergencias viví vida y muerte, alegrías y penas, dolor y lamento, esperanza y desilusión…
Recogí esas lecciones, esas reflexiones, muchas de última hora, que nuestros pacientes y sus familias nos legaron a pie de camilla. Esas que son verdades del que nada tiene que perder más allá de lo más importante que puedes llegar a perder, la propia vida.
Durante años anoté en un diario aquello que me conmovía y no me dejó indiferente. Aquello que es grano tras aventar paja, aquello que puede ser herramienta y orientación en camino ajeno y hoy lo comparto contigo que me lees, por si en algo te ayuda a entender.
Simple reflexión, simple memoria destejida de un enfermero de emergencias que también busca orientar la singladura de sus hijos, que busca hacerles pensar, hacerles entender que navegar por la vida sin cuestionar, sin dudas, sin interrogantes, triste forma de navegar es.
Tu vida no ha de ser perfecta, pero que nunca deje de ser bonita y suave de vivir.