Lucio Victorio Mansilla was an Argentine writer, journalist, traveler, politician and diplomatic, famous for his book An Expedition to the Ranquel Indians (Una excursión a los indios ranqueles), write after a journey through ranquel territory in 1870. He belongs to the politic and literary current know as 80' Generation (Generación del 80).
Primer libro completo que leo del gran Lucio V. Mansilla y no puedo estar más que feliz. Una excursión a los indios ranqueles inicia después que Sarmiento amonestara a Mansilla y lo enviara lejos. Sus crónicas de viaje a las tribus de los ranqueles son absolutamente geniales. Poseen una fina escritura y acertadísimos comentarios sin perder el humor y la seriedad. Por un lado tenemos al coronel explorador que relata cómo viven las tribus, su sistema de jerarquías, los modos del habla, sus posesiones, los lugares que ocupan e incluso la lengua araucana. Por otro lado está el Mansilla quejándose de lo lentos y vuelteros que son los indios o que relata cuentos a los subalternos, como también el que hace comentarios sobre sus pensamientos o expone la política necesaria para una civilización mejor. Mansilla crea, tal vez, a uno de los mejores cronistas de la historia argentina. Ese coronel bondadoso con los pobres indios se confunde también con un personaje que odia a un negro y su acordeón o le teme a los perros. Los matices del Mansilla personal y del Mansilla ficcional hacen de esta obra una de las mejores, o tal vez la mejor, de la literatura argentina.
Valiosísimo documento histórico en forma de testimonio pero también de reflexión acerca del encuentro de dos formas de vida diferentes. Es el relato de una incursión en territorio ajeno por parte de un coronel criollo que quiere dejar bien asentado un acuerdo de paz (que por desgracia duró poco, ya que unos años más tarde comenzó la conocida como campaña del desierto que se llevó por delante a los indios de la zona). Lleno de reflexiones que ponen en duda las concepciones de la época sobre la confrontación entre barbarie y civilización, es una mirada (aunque algo sesgada) crítica hacia lo propio y abierta a lo extraño.
Pude, gracias a este libro, entender de dónde vienen algunas cosas del carácter argentino (quizás también latino) y también ver otras maneras de ver el mundo, la tierra, la amistad, la vecindad... En definitiva, otro régimen de vida.
Este clásico de la literatura argentina, uno de los más sutiles y penetrantes jamás escritos sobre la frontera, apareció inicialmente en forma seriada. Publicado posteriormente como libro, Una excursión a los indios ranqueles constituye uno de los pocos trabajos literarios que presenta un relato vívido y testimonial de un encuentro pacífico entre los habitantes nativos del sur y de quienes se consideraban representantes de la civilización europea y del futuro de la Argentina. Apreciado por su humor y frescura narrativa, Una excursión a los indios ranqueles de Lucio V. Mansilla es comparable, y puede ser leído y estudiado junto al Facundo de Sarmiento. Ofrece una visión penetrante sobre los aspectos fundamentales del enfrentamiento entre «civilización y barbarie», así como sobre la inmigración, la diversidad racial y étnica, la propiedad privada y la tenencia de la tierra. Juan Manuel de Rosas había dominado gran parte del país entre 1829 y 1852 y, pese a haber conducido expediciones exitosas contra los indios de frontera, la situación del «tema indio» luego de su caída distaba mucho de ser pacífica. En 1869, luego de la firma de un tratado de paz, Mansilla fue enviado a la tensa zona de fronteras en misión de reconocimiento. El Coronel Mansilla, un aristócrata culto y «viajado» –y, además sobrino de Rosas (que escribía “Rozas”– constituía una excepción para su época al abogar por un diálogo abierto como la mejor solución al «problema indio». Finalmente el acuerdo pacífico que buscó con los ranqueles fue desechado por el gobierno que lentamente derivó en una política de limpieza étnica y expropiación de tierras. Mansilla, en un rasgo de humor, titula su expedición una «excursión», elegantemente minimizando los peligros de su emprendimiento y desechando, de paso, toda alusión a su desobediencia. Durante el viaje Mansilla escribió a un amigo una serie de cartas, luego publicadas en La Tribuna de Buenos Aires. Sus cuidadosas observaciones ofrecen, además de una lectura ágil y divertida, una información etnográfica valiosa ya que muy poco después la mayoría de los indios del sur argentino fueron exterminados o asimilados. Este trabajo, así como su actuación política y social, hacen de Lucio V. Mansilla una de las figuras dominantes de la «Generación del ‘80», impulsora fundamental del desarrollo literario e intelectual argentino.
"Cuando nuestros primeros padres los españoles llegaron a América, ¿qué mujeres traían? ¿El gobierno de la metrópoli hizo con sus colonias lo que los gobiernos de Francia e Inglaterra hicieron con las suyas? ¿Mandó a ellas cargamentos de prostitutas? ¿No tuvieron los conquistadores que casarse con mujeres indígenas, entroncando recién entre sí, pasada la primera generación? Y entonces, si es así, todos los americanos tenemos sangre de indio en las venas, ¿por qué ese grito constante de exterminio contra los bárbaros?"
Empecé este libro como lectura obligatoria de la facultad. Admito que se me hizo un poco denso, de a momentos se me hacía pesado que contara momento a momento, día a día, todo lo que pasaba. Sin embargo, el mensaje que deja el libro vale totalmente la pena y, al final, sin darme cuenta pasó de ser una obligación a ser un libro que disfrutaba un montón.
Una excursión a los indios ranqueles nos conecta con una parte de nuestro país con la que no acostumbramos dialogar. Replantea por primera vez el conflicto civilización-barbarie con una visión totalmente distinta a la que hasta el momento se había dado. Lucio tuvo el valor de dar un paso más y convivir con los indios que, hasta entonces, nadie se había molestado por intentar entender, limitándose a tacharlos de conflictivos y ladrones.
Es un libro que deja una enseñanza muy linda, que da cosas en las que pensar. Nos conecta un poco más con nuestros orígenes, con nuestro país.
Mansilla me hizo comprender lo complejo que fue el derrotero que nos llevó a la Conquista del desierto de Roca, mediante este libraco tremendo que es un alegato a favor de la integración de los indígenas a la civilización, una defensa del gaucho y una texto que exalta los sentimientos patrióticos. Lucio tiene una mirada lúcida y perspicaz acerca de las virtudes y los defectos de los ranqueles (y de los gauchos), pero también de las dificultades para lograr el acuerdo de paz que se propone realizar. No escatima tampoco en críticas a lo que en la época se consideraba "civilizado". Discute con Sarmiento, con Echeverría y, a futuro, con Hernández y su Martín Fierro. Es un libro escrito por un hombre de Estado y un patriota, un tipo que está imaginando un país nuevo y que sabe que ese país que imagina todavía es un "mito" que hay que construir y dejar atrás. Pero la empresa de la excursión no le da vértigo, no lo pone ansioso; diría, más bien, que lo motiva a ir hacia el peligro a buscar entre los ranqueles la defensa de sus ideas. Y allí, entre los indígenas, este rico se ensucia las manos, vive según los usos y costumbres de Tierra Adentro, ganándose el respeto de sus admirados "indios ranqueles" (la escena en la que se corta las uñas es maravillosa). Literariamente, me quedo con el manejo de la tensión narrativa en los momentos clave (el derrotero hacia la firma del Tratado de Paz, por ejemplo), por la distribución de indicios que apuntan a generar efectos emocionales en el lector (el pañuelo), por el suspenso, por las hermosas descripciones del "desierto" como un lugar donde todo abunda y con las historias de cada ranquel, gaucho o cautiva que vive por esos pagos.
Me resultó mucho más ameno que lo que esperaba. Mansilla es excelente como narrador, tiene un sentido del humor y un nivel intelectual que hace que la historia fluya muy bien. Es un libro que plasma de forma excelente la época sarmientina y algunos estigmas que todavía siguen existiendo con respecto a los pueblos originarios.
"Hermano, cuando los cristianos han podido nos han muerto; y si mañana pueden matarnos a todos, nos matarán. Nos han enseñado a usar ponchos finos, a tomar mate, a fumar, a comer azúcar, a beber vino, a usar bota fuerte. Pero no nos han enseñado ni a trabajar, ni nos han hecho conocer a su Dios. Y entonces, hermano, ¿qué servicios les debemos?". Lucio Mansilla es un claro ejemplo del hombre de la Generación del '98: hombre muy culto, viajado, e instruido. Luego de trotar por Europa y otros continentes, vuelve al país y se alista en el ejército. Lucha contra el Paraguay, y nombrado coronel, entre el 30 de marzo y el 17 de abril de 1870 parte en una misión a territorio ranquel a tratar de lograr la paz con tres caciques: Ramón, Mariano Rosas y Baigorrita. Parten casi sin armas , con provisiones y regalos para los indios. Este libro narra la experiencia, el encuentro con los indios ranqueles, sus tolderías, los cautivos, las tramoyas políticas, el entendimiento con los caciques. Con una prosa muy amena, casi un libro de aventuras, el autor nos describe costumbres, entramado social, político y religioso de las diferentes tribus. Si bien Mansilla es del pensamiento "civilización y barbarie", este acercamiento hace que reflexione todo el tiempo acerca de la cultura indígena. El choque se hace notar, mientras para el hombre blanco la tierra es de quien la trabaja, para el indio la tierra es del que ha nacido en ella. Por momentos divertido, la desconfianza de los indios se va relajando, logrando el coronel Mansilla una relación de amistad. Interesante el cambio de mirada que va desarrollando el autor con respecto a los ranqueles. Gran pensador de la época, cita a Voltaire, pasando por Platón y Shakespeare, pero le cuesta descifrar ciertas creencias de los autóctonos. Lamento que no sea muy leído hoy en día, que se prefieran los clásico de otros países. Yo recomiendo que le den una oportunidad, que se adentren en la pampa profunda y conozcan de cerca estos personajes. Les juro que no se van a arrepentir.
Increíble relato, la grandeza persuasiva que tiene Mansilla. Es muy interesante como lleva adelante la tarea de engrandecer su propia imagen, los esfuerzos por ser convincente y la sinceridad para con el lector en aquellos aprietos donde reconoce su falta de respuestas. Un regalo tener estos registros que nos permiten reflexionar sobre la posesión real de nuestra tierra como Argentinos
Qué delirio la literatura argentina del xix, tan a caballo de la política, tan hecha a los tumbos, a veces, y sin embargo tan refinada. Al margen de que tiene páginas enteras casi que para enmarcar, hacía mucho que no me reía tanto con un libro, que no subrayaba tanto (tanto) un libro.
* Cuarta relectura de la Excursión de Mansilla para darla en un taller de literatura argentina. Enfoque en las formas en que Mansilla trastoca la dicotomía civilización y barbarie y en varios episodios interesantes, como el sueño de Lucius Victorius Imperator. Queda pendiente la escritura de una reseña como la gente.
* Tercera relectura de la mejor obra de toda la literatura argentina del siglo XIX. Alguna vez escribiré una buena reseña de este libro maravilloso.
Encaré este libro esperando encontrar un relato eurocentrista y racista, que justificara el avance argentino sobre los pueblos originarios, y lo encontré. Pero también encontré una pluma sorprendente en cuanto a la belleza de las descripciones de la naturaleza en las pampas, en su humor e ironía a la hora de narrar ciertas situaciones, y en su capacidad de reconocer y halagar ciertos aspectos de la vida en las tolderías, superando por breves lapsos la dicotomía "civilización / barbarie" que caracteriza al pensamiento nacional de la época y atraviesa casi toda esta obra también. Les dejo algunos fragmentos que ejemplifican las características que mencioné:
"Y como siempre que bajo ciertas impresiones levantamos nuestro espíritu, la visión de la patria se presenta, pensé un instante en el porvenir de la República Argentina el día en que la civilización, que vendrá con la libertad, con la paz, con la riqueza, destituidas de belleza, sin interés artístico, pero adecuadas a la cría de ganados y a la agricultura."
"Los fariseos que crucificaron a Cristo no podía tener unas fachas de forajidos más completas. Sus vestidos eran andrajosos, sus caras torvas, todos encogidos y con la pata en el suelo; necesitábase estar animado del sentimiento de bien público para resolverse a tratar con ellos."
"Una negra cabellera larga y lacia, nevada ya, cae sobre sus hombros y hermosea su frente despejada, surcada de arrugas horizontales. Unos grandes ojos rasgados, hundidos, garzos y chispeantes, que miran con fijeza por entre largas y pobladas pestañas, cuya expresión habitual es la melancolía, pero que se animan gradualmente, revelando entonces orgullo, energía y fiereza; una nariz pequeña, deprimida en la punta, de abiertas ventanas, signo de desconfianza, de líneas regulares y acentuadas; una boca de labios delgados que casi nunca muestran los dientes, marca de astucia y crueldad (...) caracterizan su fisonomía, broncada por naturaleza, requemada por las inclemencias del sol (...)"
Al decir de Borges, Lucio Victor Mansilla es el mejor escritor de su generación, que incluye a Marmol, Alberdi y Sarmiento. A diferencia de este último -con quien comparte cómodamente el podio de la habilidad literaria y el estilo sólido- Mansilla no escribe con un objetivo político: se dá por satisfecho si consigue entretener e informar a su lector, al que siempre trata con campechano afecto: no lo desafía, no pretende hacer otra cosa que hacer como el cuentista que, en torno al fogón, entreteniene a sus compañeros de aventura. Y vaya si lo logra. En esta obra Mansilla translitera su propia experiencia político militar: al formar parte de una comisión que se adentra en territorio todavia bajo control militar araucano con la intención de firmar un tratado de paz. Con mano firme, el autor nos guia en una cabalgata intensa y reveladora, que puede leerse también como un viaje iniciático. Sorprende en Mansilla -militar al servicio del recientemente unificado Estado Argentino- una visión muy lejos del estereotipo de su época; por momentos, su relato nos perfila usos y costumbres hoy extinguidos, con poco o nulo juicio moral, siendo sus estampas más sociología y antropología que reporte militar. Escrito con maestría, no deja tampoco de lado ni la intriga ni el suspenso: aunque buscando la paz, tanto él como sus anfitriones son el epicentro de intereses encontrados con la violencia mortal como amenaza no siempre sutil, siempre permanente. Mayor será la sorpresa del lector al saber que la excursión, que parciera durar meses, apenas duró un poco más de una veintena de días. Toda la obra de Mansilla merece ser devuelta a la biblioteca de lo mejor de la literatura Argentina, su lugar está entre los grandes autores de la literatura argentina.
El relato de Mansilla es exquisito: es un documento histórico que describe en detalle una civilización aniquilada (por el propio Mansilla y sus colegas) mientras narra una pequeña historia fascinante y atrapante (la de su viaje y de las personas que allí conoce). El libro también refleja las complejidades de la empresa colonial: los miedos y las virtudes de las individualidades involucradas, y las decisiones difíciles que debían tomar esas personas --en su rol de simples personas, y no tanto de personajes históricos-- en un contexto por demás difícil. Las dualidades y ambigüedades en la relación de Mansilla con Mariano Rosas, Ramón y Baigorrita muestran un mundo sin buenos y malos, pero con mucha maldad (y también bastante bondad) desperdigada.
La nota al pie es que el relato es excesivamente largo (son casi 600 páginas para contar una travesía de tan solo 10 días), y por momentos algo disperso, con puntos altos y bajos en cuanto a lo narrativo.
Siento que no tengo suficiente conocimiento para dar una buena reseña ñoña, de todas formas, voy a intentarlo.
La novela es larguísima y, por alguna razón, que tenga muchos capítulos cortos me costó aún más leerlo y no dejarlo tanto. La realidad es que no son capítulos sino apostillas y se iban publicando en el diario hace muchísimo años.
Me parece ciertamente cómico que el viaje durara mucho menos que la cantidad de apostillas, pero la verdad que no me quejo. Las tres estrellas de este puntaje se los lleva Mansilla y sus soliloquios.
Se las recomiendo si están interesados en la historia argentina (aunque no es una novela histórica del todo) o los pueblos originarios en sí, creo que se presentan muy buenas reflexiones para repensar.
"Las calamidades que afligen a la humanidad nacen de los odios de razas, de las preocupaciones inveteradas, de la falta de benevolencia y de amor. Por eso el medio más eficaz de extinguir la antipatía que suele observarse entre ciertas razas en los países donde los privilegios han creado dos clases sociales, una de opresores y otra de oprimidos, ES LA JUSTICIA. Pero esta palabra seguirá siendo un nombre vano, mientras al lado de la declaración de que todos los hombres son iguales, se produzca el hecho irritante, de que los mismos servicios y las mismas virtudes no merecen las mismas recompensas, que los mismos vicios y los mismos delitos no son igualmente castigados."
Exquisito en todo sentido, un hombre realmente adelantado a su momento si tenemos en cuenta que la visión imperante de la sociedad argentina sobre el problema con las comunidades que habitaban el sur del río Salado. Uno de los mejores libros para entender las costumbres y tradiciones de los indios, y muy bueno para poder quitar algunos glorificaciones que existen sobre la "santidad" de los pueblos originarios que nos inculcan hoy en día.
Pionero inesperado de la literatura del yo, Mansilla leyó lo mismo que Proust y lógicamente lo anticipa, sobre todo en sus reflexiones sobre el sueño. Capta la singularidad y la universalidad del ranquel. Podría decir como el Michaux decepcionado de Ecuador: “Un indien? Un homme quoi.” Pero Mansilla ni idealiza ni desprecia, mide a cada uno por lo que vale. Mención especial al perro Brasil. No entendí qué pasaba después de que lo bolearon.
Lo amé. Si bien es de lectura un tanto ágil tuve que detenerme muchas veces a consultar datos geográficos en un mapa y las referencias a idioma u otros libros y elementos de la cultura de la época. Vivo en la zona sobre la que escribe y la obra despertó en mí una consciencia sobre la historia mi provincia y de los pueblos originarios que la habitaron.
Gran libro para entender la cosmovisión de la clase dirigente argentina de fines de siglo XIX.
También permite ver (siempre a través del filtro de Mansilla) algunos tipos clásicos de la pampa argentina: ranqueles, gauchos, y cautivos, dando una imagen de los "pueblos originarios" y/o de la vida más allá de la frontera, muy diferente a la del imaginario colectivo.
Lo leí hace diez años en digital y leerlo en papel definitivamente es otro nivel, además fue mi compañero mientras leía otras lecturas por su género epistolar.
Mientras lo recorres era como volver a vivir en Indias Blancas y me emociona recordar personajes, modismos, costumbres, cultura de los ranqueles. Es imposible no recordar a Nauel y Laura.
Vine para entender aquello que había pavimentado el camino de Borges y encontré algo mucho más auténtico y valioso, más como documento histórico pero no menos como ejercicio de prosa, casi una crónica de guerra.
Me costó bastante terminarlo. Por momentos LV se pone a divagar en su prosa barroca que lógicamente pierde al lector. Sin embargo, los pasajes de crónica y diálogos compensan eso. Un adelantado a la época. En resumen: qué hombre!