Hoy es un día muy triste para la literatura. Hoy ha muerto un referente para miles de personas. Una enfermedad nos ha arrebatado a Carlos Ruiz Zafón antes de tiempo.
La expresión «hacer magia con las palabras» con él adquirió un nuevo significado. Con él no solo quería decir escribir de una forma muy bonita y que cala dentro de la gente, sino que es capaz de remover algo por dentro, de empujar a la gente a adentrarse en otros libros, tanto ajenos como propios.
Sí, Carlos Ruiz Zafón no solo consiguió que miles de personas se aficionasen a la lectura (yo entre ellas), sino que se atrevieran a escribir.
Sus palabras eran y serán capaces de hacer surgir una llama en el interior de las personas que le leemos. (Vaya mezcla de tres tiempos verbales en una sola frase, pero creo que es la mejor manera de dejar constancia de su inmortalidad). La llama de la pasión por las historias, esa que a veces se nos queda corta mientras leemos y sentimos la necesidad de pasar al siguiente nivel: escribir las nuestras propias.
Carlos Ruiz Zafón no solo ha sido padre de lectores, sino también de escritores.
Hoy todos lloramos por él. Por la rabia e impotencia que supone arrancar un alma de su cuerpo demasiado pronto. Por el recuerdo de todas sus historias que ya forman parte de nosotros. Y por las que jamás podremos leer.
Por supuesto, no podemos olvidarnos de que, antes que escritor, Carlos Ruiz Zafón era una persona, con familia y amigos que en estos momentos están mucho más destrozados que nosotros. Pero cuando alguien se cuela de manera tan arrolladora en el corazón de las personas, el no conocerle de tú a tú no es un impedimento para sentir que nos desgarramos por dentro.
A partir de aquí ya no sé cómo seguir. Soy más lágrimas que palabras. Creo que eso lo dice todo.
Gracias por tanto y por seguir en nuestros corazones aunque tú ya no estés. Jamás te irás del todo.