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Aquí, en el tramo final, disfrutando de cómo Berruezo hace suyo mantras de Tim Powers, tejiendo lo histórico y lo fantasioso para encontrar nuevos sentidos a la realidad mientras nos asoma al abismo.

Mundo hormiga es como si a Parpadeo, de Theodore Roszak, le cortaran la parte expositiva/especulativa sobre el poder del cine, lo pasaran por una mandolina posmoderna y lo recompusieran en forma de comedia intelectual bufa. Tiene detalles ingeniosos, chistes que funcionan... pero es tan extensa, reiterativa y tendente al egotrip que me empieza a extenuar.

La parte de la producción, con la peña contando el rodaje en México, es sobre todo un recuerdo edulcorado donde los problemas surgen de un equipo multicultural grabando en un lugar donde pillas indigestiones alimentarias. "Fue duro pero éramos una familia". La de postproducción, con los profesionales del ramo hablando de "se acabó el dinero, hicimos lo que pudimos a coste cero", es puro apocalipsis De Laurentiis.

Este libro es una delicia para quien esté obsesionado con el Dune de Lynch. Ahora bien, la edición es un desastre. Estamos ante una historia oral donde nadie te dice quién es cada persona. Acaba de aparecer Paul Sammon, periodista, que puede parecer otro diseñador que participó en la producción si no lo conoces.

Las fotos no tienen pie, no hay índice onomástico... ¿Se ha editado el libro?

¡Qué cosa más hermosa reencontrarse con La niña muerta veinte años después de la primera vez!

La guerra de las galaxias se encuentra con Cariño me he topado con superhéroes encogidos de otra dimensión. Lo mejor hasta ahora, cómo no, el dibujo de Golden. A pesar de estar tierno, ya tiene lo que después perfeccionaría. Lo peor... acabo de llegar al número entintado por Al Milgrom. Madre mía, qué destrozo frente al trabajo de Joe Rubinstein de los siete primeros números (o, incluso, el de Bob McLeod del octavo)

Voy cerca de la mitad y joder Joan Samson. Empiezo pensando que la equivalencia con La tienda le viene grande y la impotencia que te hace sentir en la página 100 sobre lo que les ocurre a la familia protagonista es sobrecogedora. Te retuerce nivel Jack Ketchum.

Me falta el humor de El globo de oro, la única novela de los ocho mundos que he leído hasta el momento. Pero ahí está la gracia de Varley para componer y contar el mundo; ese universo despiadado donde la clonación y la grabación de la personalidad devalúan la vida hasta niveles desconcertantes. Inconmensurable esa colonia de clones robados obligados a investigar por un megalomaniaco porque es o eso o morir.

Voy avanzando poco a poco. Entre un conflicto entre Elois y Morlocks de toda la vida me empieza a golpear una deformación de la España post Guerra Civil. Quizás se queda corto en sentido de la aventura e imaginación frente al Aldiss de La nave estelar, o la poética del Martinson de Aniara. Pero qué bien idea el mundo y el lenguaje para contarlo.

Novela terminada. Valoración en proceso.

¡Qué cosa más posmoderna, por Dick! La chapa de Graham Jones con el slasher y cómo dialoga con este subgénero a cada recodo del texto se le va un poco de las manos. Pero es su herramienta para que meterte en un argumento más transitado que el Paseo Pereda e iniciar el diálogo con el lector a través de la lucha de clases, el racismo soterrado y explícito, el pasado de la comunidad como pecado original...

No es una novela infame. Pero lo dice todo sobre los Hugo que Al final del arco iris ganara el premio a la mejor novela el año de La carretera (que, es obvio, no estaba ni entre las finalistas) o Visión ciega (que sí lo fue). En este último caso, de manera si acaso más sorprendente. Siendo una historia escrita desde los códigos propios de su universo de votantes, los maneja bastante mejor.

Empecé el libro después de mucho tiempo en la mesilla demorándolo porque yo el que realmente quiero leer es el volumen 2 XD Pero el trabajo de Alberto Corona me ha ganado por completo. Un repaso minucioso, agudo, vibrante a una época que vivimos en aquellos VHSs de carátula blanca.

Y Furias desatadas sale del sopor con lo que Morgan hace mejor: situaciones extremas resueltas con acción desenfrenada. Que haya tardado 500 páginas y 30 capítulos en darnos una sucesión de tres capítulos para el recuerdo define perfectamente el quiero y muchas veces no puedo de este libro.

Aquí ando, un poco decepcionado ante, por el momento, la peor de las tres novelas de Kovacs, un poco popurrí de las dos anteriores sin nada nuevo que echarse al cerebro. Y dándome de tortas con el pésimo formato en tapa dura de Gigamesh, nefasto para obras tan extensas. Ni abriendo a tope el libro permite leer bien el final de las líneas. ¡Qué diferencia con los volúmenes de, por ejemplo, Alamut!

"Eres realmente bueno en la cama, distino... ¿Lo sabías? Me haces sentir cosas que nunca había sentido"

Hacía mucho tiempo que no leía una escena de sexo tan risible como la del capítulo 9. A pesar de eso, ¡qué bien se mantiene esta novela negra de Harry Harrison!

Buff, la corrección de estilo (o, más bien, la ausencia de ella).

Hacía mucho tiempo que no leía un libro tan pésimamente corregido. Hay frases donde las palabras parecen ordenadas por el traductor del altavista. Literalmente.

Voy leyendo despacio, no del todo por causa de Priest. Se toma mucho tiempo en desarrollar el tema central y eso hace que el relato se despliegue lentamente, a veces por terrenos (necesariamente) previsibles. Pero a 100 páginas del final empiezo a ver el entramado que tiene detrás y me quito el sombrero. "Expect me tomorrow" es su "La investigación". Su manera de entender el escepticismo sin caer en el negacionismo.

¡Qué artefacto metaliterario más encantador y gratificante!

Algunas historias terminan con un punto chorrada en la última página que desvirtúan las seis anteriores, pero también tienen sus puntos. Genial la historia meta en la que el giro final viene de haber leído una entrega anterior de Tales From de Crypt (y que, a su vez, no puedo dejar de ver como un antecesor del divertidísimo relato de vampiros "L'Chaim!", de Harvey Jacobs.

Generalmente estos tomos están plagados de adaptaciones encubiertas de historias de la época o anteriores. Pero, de pronto, te das de bruces con un antecesor de "Las frías ecuaciones" o "Bajo la piel" de Faber. Supongo que estarían inspiradas en sus relatos de los 30 o 40 pero como no les conozco, olé Feldstein and company.

Traducción infame. No puedo con ella

El clasicismo del western se ve claramente en cómo traza la moral. Independientemente de sus zonas difusas, las incursiones que unos hagan en el territorio del otro, la cercanía de la muerte quebranta cualquier duda sembrada. El (posible) final pone a cada uno en su lugar.

¡Novelón!

El libro es breve pero lo estoy disfrutando con calma. Hasta ahora, lo que más me gusta es cómo Tawada trabaja el marco mental de un apocalipsis suave a lo japonés. La manera de acercarse a cada tema (natalidad hundida, el nacionalismo, el arraigo de las costumbres, el anticientifismo...) los hace sonar flamantes. Claro que, como lector, tienes que estar abierto a este trabajo descriptivo predominante sobre el relato

Hasta la página 100 parecía la tópica novela gotiquilla de familia decadente encerrada en mansión contada por una joven sacrificada a casarse con terrateniente. Bien narrada pero sin demasiada chicha. Pero entre cómo Slatter mantiene la intriga, su manera de salpicar el relato de pequeñas historias y el giro que lo saca de los raíles, la lectura a estas alturas es vibrante.

Hay aspectos equiparables a lo mejor de 334, que para mi son palabras mayores. También alguna otra (especialmente la monotonía de algunos fragmentos), que deslucen sensiblemente el resultado final. Lo que es de juzgado de guardia es la edición en español. 21 pavos costó este libro en 2007, cuando el nivel de la traducción/corrección roza el amateurismo.

Trescientas páginas le lleva a Robin Hobb escapar de la pescadilla Traspié Calimero y sus tristezas. Y lo hace con un empujón que saca la novela del argumento de la anterior y lo proyecta, por fin, hacia algo nuevo. Realmente no era del todo así porque había apuntado cosillas, pero lo del conflicto entre Mitonar y Chalaza, y su relación con los Vetulus son palabras mayores. ¡Por fin!

No es la primera, pero en el tercer número de este volumen, Jack Kamen y Al Feldstein hacen una historia de terror protagonizada por el "bullpen" de la EC; 10 años antes que los de Marvel. Con el mismo punto jocoso y uno truculentillo, indispensable en esta publicación. Grandes.