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“¿Cuántos osos polares tendrían que haberse cargado sus elfos para confeccionar unos ribetes como esos?
Pero no. La Navidad estaba fuera de límites. Nadie en su sano juicio o en su enfermizo desvarío, pensaría en cuestionar a su máximo representante. Santa contaba con inmunidad diplomática. Podía vestir un abrigo de pieles sin temor a que uno de esos animalistas pirados le vertiera encima una cubeta de sangre de osos polares.”
― Asesino de Santas
Pero no. La Navidad estaba fuera de límites. Nadie en su sano juicio o en su enfermizo desvarío, pensaría en cuestionar a su máximo representante. Santa contaba con inmunidad diplomática. Podía vestir un abrigo de pieles sin temor a que uno de esos animalistas pirados le vertiera encima una cubeta de sangre de osos polares.”
― Asesino de Santas
“Licky acabó por regresar y hundió el hocico en la leche expirada. Al fin y al cabo, por muy sofisticadas que fueran las papilas gustativas de algunos animales, ninguno moría de hambre por ser quisquilloso.”
― Asesino de Santas
― Asesino de Santas
“«Todo lo que hemos avanzado en materia de géneros, y ni una sola protesta por la desigualdad de expectativas gastrointestinales.» Se le vino a la mente la imagen de miles de mujeres iracundas afuera del Capitolio para luchar por sus derechos digestivos, dobladas en cuclillas y cagando en sincronía como señal de protesta.”
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“«No olvides los mitones, campeón ―oyó en su cabeza la voz juguetona y melosa de Papá―. No tendrás cómo sacarte los mocos si se te congelan los dedos.»”
― Asesino de Santas
― Asesino de Santas
“Sí. Sabía dónde estaba. Una habitación… una habitación sin ventanas… su sentido cinematográfico le dijo que estaba en un sótano, esperando ser descuartizada o inyectada con un líquido experimental que le proveería superpoderes y ampliaría la escala de su responsabilidad moral.
«Sigue así, Liz. Tu sentido del humor seguro te saca de esta.»”
― Asesino de Santas
«Sigue así, Liz. Tu sentido del humor seguro te saca de esta.»”
― Asesino de Santas
“Abrió los ojos y exhaló lentamente el humo del cigarrillo. Una madre que caminaba por la acera pasó delante de él. Cargaba en los brazos a un nene de no más de cuatro años que no le quitaba de encima una mirada boquiabierta.
Bob se preguntó si la decepción de ver a un Santa afeitado y fumando sería un trauma mayor que enterarse de la naturaleza imaginaria de su existencia.”
― Asesino de Santas
Bob se preguntó si la decepción de ver a un Santa afeitado y fumando sería un trauma mayor que enterarse de la naturaleza imaginaria de su existencia.”
― Asesino de Santas
“Sumando y restando, tal y como le gustaba decir a esos señoritos educados, existía una curva de utilidad.
Louie no necesitaba un doctorado para imaginarse la utilidad que el elegante autómata daría a esas curvas. Oh, sí. Los negocios de acera eran siempre rentables.”
― Asesino de Santas
Louie no necesitaba un doctorado para imaginarse la utilidad que el elegante autómata daría a esas curvas. Oh, sí. Los negocios de acera eran siempre rentables.”
― Asesino de Santas
“―Señor Kennett, está atrasado. El desayuno comienza en doce minutos.
―Richard, querida Jenna. No encontrarás que diga “Señor Kennett” en ninguna parte de mi certificado de nacimiento, y te aseguro que tampoco lo encontrarás escrito en mi lápida.”
― Asesino de Santas
―Richard, querida Jenna. No encontrarás que diga “Señor Kennett” en ninguna parte de mi certificado de nacimiento, y te aseguro que tampoco lo encontrarás escrito en mi lápida.”
― Asesino de Santas
“No existían guionistas que desafiaran la ley de probabilidades para mantener con vida al protagonista hasta el final de la historia. Las balas reales retumbaban con menos estruendo que en una sala de cine IMAX, pero eran más letales. En una situación como esta, los que no acababan cagándose en los pantalones de forma literal, lo hacían, al menos, metafóricamente.”
― Asesino de Santas
― Asesino de Santas
“Se preguntó si allí arriba contarían con una versión celestial de Monopoly y qué barrio del cielo sería el más costoso de todos.”
― Asesino de Santas
― Asesino de Santas
“De aullar a la luna en rituales de sectas y alucinógenos, habían pasado a conquistarla. La sociedad era un novio lozano que no sospechaba que en menos de quince años se aburriría de esa conquista y se marcharía a comprar cigarrillos al planeta de la esquina, sin planes de regresar.”
― Asesino de Santas
― Asesino de Santas
“Estaba seguro de que Lanotti se encontraba de pie frente a él. Si estaba de suerte, le apuntaba a la entrepierna con una semiautomática. Si no, a la cabeza.”
― Asesino de Santas
― Asesino de Santas