Rodrigo Oliveri's Blog
November 17, 2015
Desestabilizadores del Ambiente
Los Transnoopatas y sus predecesores, los Onironautas.
Los Transnoopatas son individuos que, una vez dentro de Akasha, se vuelven conscientes de encontrarse conectados. Este tipo de consciencia puede ser continua o esporádica, a voluntad o casual; en cualquier caso, se considera Transnoopata a aquel que en reiteradas ocasiones supo con certeza, mientras la experiencia tenía lugar, que permanecía conectado a una terminal.
Los Onironautas, por su parte, son aquellos que, de manera voluntaria o no, tienen conocimiento de estar dormidos a medida que el sueño se desarrolla. A este saberse soñando, por lo general, se lo denomina Lucidez, y a la experiencia, Sueño Lucido. Al igual que con los Transnoopatas, se considera Onironautas a aquellos que en más de una oportunidad cobraron lucidez dentro de sus sueños.
Los Transnoopatas son a Akasha lo que los Onironautas a los sueños. A diferencia del común de la gente, son capaces de reconocer la irrealidad de la experiencia. En ambos casos, este reconocimiento viene dado por una sensación que los Transnoopatas denominaron Aura y que, aun cuando no sea un concepto muy divulgado entre Onironautas, también se presenta entre ellos, normalmente acompañado por un chequeo de realidad.
Akasha se teje de los sueños de las personas y la capacidad de las terminales por manipular esas percepciones. La seguridad de encontrarse en la realidad limita a los conectados en todo sentido, especialmente en lo que respecta a las leyes físicas. Un Transnoopata en cambio, al reconocer la irrealidad de la experiencia, es capaz de flexibilizar aquellas leyes; de la misma manera que un Onironauta, con mayor o menor grado, lo hace en sus sueños. Ejercer ese tipo de control sobre la realidad depende pura y exclusivamente de la auto-convicción del sujeto y de su seguridad de que aquello es posible de lograrse.
Este tipo de manipulación, cuando es llevada adelante por Transnoopatas, modifica las reglas, que se supone, debe de seguir Akasha y cada uno de sus conectados. En ultima instancia, contagian la duda a aquellos, que al momento, permanecían inconscientes de la irrealidad en la que se desplazaban.
En conclusión los Transnoopatas desestabilizan el ambiente y funcionan como un virus que se propaga a través de todos los conectados: contagiando la distinción de lo irreal, propiciando desconexiones involuntarias, provocando fallas en la realidad del sistema y desviando las directrices de vida dentro de Akasha.
Solicitamos entonces, por este medio, la investigación con sujetos de prueba, repartidos en un 50% y 50%, dentro de las categorías antes mencionadas. El presente pedido se lleva adelante a fin de aislar el proceso neurológico vulgarmente denominado Aura e interrumpirlo, lo cual desencadenaría en la imposibilidad de reconocer la conexión, y por tanto, ejercer cambios en el ambiente.
Atte. Dr. Desberges, Michael.
Traducido al español por el Dr. Gustavo Gianini.
Parte de: Notas sobre el prototipo TFC-001
Memorias de Akasha
Facebook | Memorias de Akasha
Los Transnoopatas son individuos que, una vez dentro de Akasha, se vuelven conscientes de encontrarse conectados. Este tipo de consciencia puede ser continua o esporádica, a voluntad o casual; en cualquier caso, se considera Transnoopata a aquel que en reiteradas ocasiones supo con certeza, mientras la experiencia tenía lugar, que permanecía conectado a una terminal.
Los Onironautas, por su parte, son aquellos que, de manera voluntaria o no, tienen conocimiento de estar dormidos a medida que el sueño se desarrolla. A este saberse soñando, por lo general, se lo denomina Lucidez, y a la experiencia, Sueño Lucido. Al igual que con los Transnoopatas, se considera Onironautas a aquellos que en más de una oportunidad cobraron lucidez dentro de sus sueños.
Los Transnoopatas son a Akasha lo que los Onironautas a los sueños. A diferencia del común de la gente, son capaces de reconocer la irrealidad de la experiencia. En ambos casos, este reconocimiento viene dado por una sensación que los Transnoopatas denominaron Aura y que, aun cuando no sea un concepto muy divulgado entre Onironautas, también se presenta entre ellos, normalmente acompañado por un chequeo de realidad.
Akasha se teje de los sueños de las personas y la capacidad de las terminales por manipular esas percepciones. La seguridad de encontrarse en la realidad limita a los conectados en todo sentido, especialmente en lo que respecta a las leyes físicas. Un Transnoopata en cambio, al reconocer la irrealidad de la experiencia, es capaz de flexibilizar aquellas leyes; de la misma manera que un Onironauta, con mayor o menor grado, lo hace en sus sueños. Ejercer ese tipo de control sobre la realidad depende pura y exclusivamente de la auto-convicción del sujeto y de su seguridad de que aquello es posible de lograrse.
Este tipo de manipulación, cuando es llevada adelante por Transnoopatas, modifica las reglas, que se supone, debe de seguir Akasha y cada uno de sus conectados. En ultima instancia, contagian la duda a aquellos, que al momento, permanecían inconscientes de la irrealidad en la que se desplazaban.
En conclusión los Transnoopatas desestabilizan el ambiente y funcionan como un virus que se propaga a través de todos los conectados: contagiando la distinción de lo irreal, propiciando desconexiones involuntarias, provocando fallas en la realidad del sistema y desviando las directrices de vida dentro de Akasha.
Solicitamos entonces, por este medio, la investigación con sujetos de prueba, repartidos en un 50% y 50%, dentro de las categorías antes mencionadas. El presente pedido se lleva adelante a fin de aislar el proceso neurológico vulgarmente denominado Aura e interrumpirlo, lo cual desencadenaría en la imposibilidad de reconocer la conexión, y por tanto, ejercer cambios en el ambiente.
Atte. Dr. Desberges, Michael.
Traducido al español por el Dr. Gustavo Gianini.
Parte de: Notas sobre el prototipo TFC-001
Memorias de Akasha
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Published on November 17, 2015 14:41
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Tags:
akasha, memorias-de-akasha, onironauta, tfc, transnoopata
October 8, 2015
Ganadores del Giveaway
¡Buenos días a todos!
Quería, en primer instancia, agradecerles a todos los que participaron de este giveaway, y en segunda, ¡felicitar a los ganadores! Que además, esperó estén tan ansiosos de recibir el libro como yo de hacérselos llegar ^^
¡Ya empecé con los envíos! Del más lejano, en el extremo sur del pais, a los que como yo, están cerca de la capital. Me alegra muchísimo saber que el libro va a empezar a rondar cada vez más lejos de mis pagos.
Felicitaciones Valentin, Natacha, Mariana, Lucas, Romina, Silvia y Sofia. Es un placer que puedan acercarse al libro y zambullirse en sus páginas, voy a estar esperando muuuuy ansioso sus devoluciones/críticas/comentarios o lo que consideren oportuno ^^.
Según el correo lo más probable es que estén recibiendo los libros a fines de la semana que viene.
Así que, sin mucho más que decir, reiterarles mi agradecimiento y alegria, mandarles un abrazo gigante y esperar de corazon que disfruten la historia.
Memorias de Akasha: ¿Te crees capaz de distinguir lo real de lo aparente?
Rodrigo Oliveri
Quería, en primer instancia, agradecerles a todos los que participaron de este giveaway, y en segunda, ¡felicitar a los ganadores! Que además, esperó estén tan ansiosos de recibir el libro como yo de hacérselos llegar ^^
¡Ya empecé con los envíos! Del más lejano, en el extremo sur del pais, a los que como yo, están cerca de la capital. Me alegra muchísimo saber que el libro va a empezar a rondar cada vez más lejos de mis pagos.
Felicitaciones Valentin, Natacha, Mariana, Lucas, Romina, Silvia y Sofia. Es un placer que puedan acercarse al libro y zambullirse en sus páginas, voy a estar esperando muuuuy ansioso sus devoluciones/críticas/comentarios o lo que consideren oportuno ^^.
Según el correo lo más probable es que estén recibiendo los libros a fines de la semana que viene.
Así que, sin mucho más que decir, reiterarles mi agradecimiento y alegria, mandarles un abrazo gigante y esperar de corazon que disfruten la historia.
Memorias de Akasha: ¿Te crees capaz de distinguir lo real de lo aparente?
Rodrigo Oliveri
September 29, 2015
Los Dormidos
Yo, ¿¡escapando como una rata!? ¿De qué forma habríamos enfurecido a nuestro señor para que nos castigase con tal suplicio? ¿Acaso no éramos dignos de la bienaventuranza?
No podría rememorar con precisión la vez primera en que aquellos engendros se introdujeron en nuestro reino. Lo único claro es que recibieron ayuda de los nuestros, gentes que, de una u otra forma, adoptaron su condición ¡Incluyendo a mi propia sangre!
Esta noche, sin embargo, el tablero voltearía a nuestro favor. A pesar de añares de encierro, de oscuros brebajes y frutos que confunden la mente, algunos de mis súbditos continuaban reconociéndome.
Luego de tanto tiempo, mis gustos por la buena comida y mi desagrado por sitios como éste, eran casi un recuerdo de otra vida. Mi condición de rey, en cambio, permanecía intacta. No huía para evitar el sufrimiento, refugiarme o sobrevivir, mi destino implicaba reagrupar mis tropas y recuperar lo que nos fue arrebatado.
—Majestad, ¿cree que deberíamos apresurar el paso? —insinuó humilde mi compañero de fuga, un hombre debilitado por nuestra estadía; escuálido cual mendigo, y arqueado, como si una cincuentena de años pesaran sobre él.
—Mis rodillas no son las de antes —le confesé al tiempo que trataba de asirme a la curvada pared de esta irreconocible caverna, alejándome del húmedo centro del camino. A diferencia de mi viejo cuerpo, mi convicción, seguía siendo infranqueable; y aunque temía encontrarme en un pasaje de Heracles, a solo ancadas de restos rituales paganos, continué avanzando tras los pasos de mi compañero—. Más aún, esas criaturas no son capaces de ver por encima de sus narices, de continuo ignorantes, perdidos en sus extraños dispositivos y comunicándose en esa desagradable malformación de nuestra lengua madre —aseveré con desdén.
Sin embargo, la providencia se encargó de disentir con celeridad. A camino recorrido se oían sus retrógradas melodías al tiempo que ordenaban retroceder a las penumbras con demoníaco artificio; era impensable que aquello fuera una tea.
—¡Ricardo, sabemos que sos vos! ¡Vení para acá! —ordenó en su lengua. Justamente a mí, que detestaba esa costumbre de bautizarnos como antojaban, haciendo caso omiso a las miles de ocasiones en que les reiteré mi mandato divino y mi verdadero nombre.
Me detuve, correr solo quebrantaría mi maltrecho aparato físico. Por lo demás, en ningún momento asumí que pudiera conseguir sin dificultades mi libertad.
—¿Esto es idea tuya, Felipe? —sugirió molesta una de las Dormidas en relación a mi compañero— Ya lo hablamos antes, sabías que esta era tu última oportunidad —aseguró, resuelta a amedrentarlo.
Entonces, retiraron la oscuridad frente a nuestros ojos con tal estrepitosa artimaña que me fue imposible distinguirlos.
—¿Le dijiste al de seguridad que estaban en la cloaca? —consultó otro de ellos, haciendo uso de esos incomprensibles vocablos.
—Ya viene —asestó el primero en haberme llamado—, igual, Felipe no puede hacer nada y Ricardo no mataría una mosca.
A medida que nos alcanzaban, mi visión se acostumbró a la luminiscencia y sus siluetas de vestidura astral desfilaban frente a mi; no perdí un pensamiento. Con la botella partida que escondía en mis atavíos arremetí sin piedad a la yugular del más corpulento entre ellos. Mi reacción, y el fluido brotando irrefrenable, los paralizó el tiempo suficiente como para encargarme del macho y la hembra restantes. Un momento después, su crúor entintaba el camino.
Finalizados mis esfuerzos noté la horrorizada expresión de mi compañero, apoyándose con aprensión contra los muros de la caverna.
—¿Se encuentra bien, mi fiel amigo? —consulté acercándome— Hice lo que cualquier cristiano hubiera hecho —me excusé frente a su mirada de espanto—, no se deje engañar por la similitud a su rey o a usted mismo, aquellas criaturas no pertenecen a nuestro mundo.
Una nueva luminiscencia apareció a lo lejos, precediendo un trote ligero. Nos encandiló una vez más y luego de escucharse un extraño pitido, pareció entablar conversación.
—¡Estoy en los acueductos bajo el hospital psiquiátrico Méndez! —urgió una voz desgarrada— Uno de los internos hirió a los enfermeros… ¡Manden refuerzos!… No alcanzo a ver si está armado.
Parte de: La Venganza Antología de cuentos #OffTopic
Memorias de Akasha
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No podría rememorar con precisión la vez primera en que aquellos engendros se introdujeron en nuestro reino. Lo único claro es que recibieron ayuda de los nuestros, gentes que, de una u otra forma, adoptaron su condición ¡Incluyendo a mi propia sangre!
Esta noche, sin embargo, el tablero voltearía a nuestro favor. A pesar de añares de encierro, de oscuros brebajes y frutos que confunden la mente, algunos de mis súbditos continuaban reconociéndome.
Luego de tanto tiempo, mis gustos por la buena comida y mi desagrado por sitios como éste, eran casi un recuerdo de otra vida. Mi condición de rey, en cambio, permanecía intacta. No huía para evitar el sufrimiento, refugiarme o sobrevivir, mi destino implicaba reagrupar mis tropas y recuperar lo que nos fue arrebatado.
—Majestad, ¿cree que deberíamos apresurar el paso? —insinuó humilde mi compañero de fuga, un hombre debilitado por nuestra estadía; escuálido cual mendigo, y arqueado, como si una cincuentena de años pesaran sobre él.
—Mis rodillas no son las de antes —le confesé al tiempo que trataba de asirme a la curvada pared de esta irreconocible caverna, alejándome del húmedo centro del camino. A diferencia de mi viejo cuerpo, mi convicción, seguía siendo infranqueable; y aunque temía encontrarme en un pasaje de Heracles, a solo ancadas de restos rituales paganos, continué avanzando tras los pasos de mi compañero—. Más aún, esas criaturas no son capaces de ver por encima de sus narices, de continuo ignorantes, perdidos en sus extraños dispositivos y comunicándose en esa desagradable malformación de nuestra lengua madre —aseveré con desdén.
Sin embargo, la providencia se encargó de disentir con celeridad. A camino recorrido se oían sus retrógradas melodías al tiempo que ordenaban retroceder a las penumbras con demoníaco artificio; era impensable que aquello fuera una tea.
—¡Ricardo, sabemos que sos vos! ¡Vení para acá! —ordenó en su lengua. Justamente a mí, que detestaba esa costumbre de bautizarnos como antojaban, haciendo caso omiso a las miles de ocasiones en que les reiteré mi mandato divino y mi verdadero nombre.
Me detuve, correr solo quebrantaría mi maltrecho aparato físico. Por lo demás, en ningún momento asumí que pudiera conseguir sin dificultades mi libertad.
—¿Esto es idea tuya, Felipe? —sugirió molesta una de las Dormidas en relación a mi compañero— Ya lo hablamos antes, sabías que esta era tu última oportunidad —aseguró, resuelta a amedrentarlo.
Entonces, retiraron la oscuridad frente a nuestros ojos con tal estrepitosa artimaña que me fue imposible distinguirlos.
—¿Le dijiste al de seguridad que estaban en la cloaca? —consultó otro de ellos, haciendo uso de esos incomprensibles vocablos.
—Ya viene —asestó el primero en haberme llamado—, igual, Felipe no puede hacer nada y Ricardo no mataría una mosca.
A medida que nos alcanzaban, mi visión se acostumbró a la luminiscencia y sus siluetas de vestidura astral desfilaban frente a mi; no perdí un pensamiento. Con la botella partida que escondía en mis atavíos arremetí sin piedad a la yugular del más corpulento entre ellos. Mi reacción, y el fluido brotando irrefrenable, los paralizó el tiempo suficiente como para encargarme del macho y la hembra restantes. Un momento después, su crúor entintaba el camino.
Finalizados mis esfuerzos noté la horrorizada expresión de mi compañero, apoyándose con aprensión contra los muros de la caverna.
—¿Se encuentra bien, mi fiel amigo? —consulté acercándome— Hice lo que cualquier cristiano hubiera hecho —me excusé frente a su mirada de espanto—, no se deje engañar por la similitud a su rey o a usted mismo, aquellas criaturas no pertenecen a nuestro mundo.
Una nueva luminiscencia apareció a lo lejos, precediendo un trote ligero. Nos encandiló una vez más y luego de escucharse un extraño pitido, pareció entablar conversación.
—¡Estoy en los acueductos bajo el hospital psiquiátrico Méndez! —urgió una voz desgarrada— Uno de los internos hirió a los enfermeros… ¡Manden refuerzos!… No alcanzo a ver si está armado.
Parte de: La Venganza Antología de cuentos #OffTopic
Memorias de Akasha
Facebook | Memorias de Akasha
July 31, 2015
¡Memorias de Akasha GRATIS en versión digital, SOLO por este fin de semana!
Por segunda y ultima vez, a través de la plataforma KDP Select, y con motivo de la cercana finalización de los 90 días de promoción en Amazon: La primera entrega de la saga Akasha se encontrará disponible de manera gratuita en su versión digital los días 31 de julio, 1 y 2 de Agosto.
No desaproveches esta oportunidad única de conseguir el libro digital de manera gratuita a través de Amazon y disfruta de esta historia imperdible.
Conseguilo en:
Amazon US
Amazon España
Amazon Mexico
Los espero de vuelta por estos pagos cuando terminen de leerlo para ver sus reviws, comentarios o preguntas: Memorias de Akasha
#MemoriasDeAkasha | Sitio oficial, aun en construcción: akasha-online.com
Rodrigo Oliveri
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Los espero de vuelta por estos pagos cuando terminen de leerlo para ver sus reviws, comentarios o preguntas: Memorias de Akasha
#MemoriasDeAkasha | Sitio oficial, aun en construcción: akasha-online.com
Rodrigo Oliveri
Published on July 31, 2015 16:24
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Tags:
ebook, gratis, kindle, memorias-de-akasha


