Esteban Duperly

“El estuario era amplio; la boca era un ramal en donde la corriente marrón y dulce se encontraba con la sopa verdosa y salada del océano, y allí se producía un encuentro de dos aguas que no se mezclaban y creaban una estampa de tonos difusos; una pluma de pájaro pintada a la aguada que penetraba cientos de metros dentro del mar. Las corrientes corrían paralelas hasta que, al final, la diferencia se deshacía y todo se transformaba en un solo cuerpo azul, que se prolongaba imparable e infinito.”
― Esteban Duperly, Dos aguas

“La sabana se extendía vasta y plana. Aparecieron acacias rojas con las vainas largas como fundas de machete, llenas de semillas, y cañaguates y robles que tapizaban el suelo con flores amarillas y moradas. El sol potente de la tarde encendía la clorofila en árboles de mango esponjados, cuajados de racimos, y en ceibas altas y anchas bajo cuya sombra circular se refugiaban novillos gibados, buscando el fresco, inmunes al ruido de los carros.”
― Esteban Duperly, Dos aguas