Andrea Tomé's Blog
May 29, 2024
Volver

La escritura es, por definición, un arte solitario e individualista. La hoja en blanco y tú. Las palabras y tú. La pluma como ventana y como espejo, a la vez la herida y el cuchillo que la causa.
Hay, por supuesto, autores que escriben a cuatro manos, y de una manera espléndida, pero nunca me he contado entre sus filas. Yo escribo porque no concibo otra manera de experimentar la vida si no es a través del filtro de la palabra escrita. Capturo lo vivido en tinta y papel y luego lo siento, o soy consciente que lo siento. La escritura como autodescubrimiento y autocreación.
El doble filo del arma, la trampa ineludible, es que esa soledad que prefiero y que hace que el arte sea posible es también aquella de la que nacen todos los fantasmas. Sus voces son muchas, y todas tienen dientes. La relevancia, en un mercado cada vez más saturado y ruinoso. El tener algo que contar, ¿pero y a alguien que lo escuche? La distancia, cada vez más visible, entre el lugar en el que estás y en el que quieres estar.
Viviendo en el extranjero, las sesiones de escritura pueden convertirse en un ejercicio de realidades paralelas. Puedo convertirme en algo que ya no existe: un escritor a la vieja usanza, de los que ya no quedan porque la realidad material ha cambiado, apartado de todo y de todos. Esa fantasía romántica, aunque magnífica para escribir un texto, no hace más que aumentar el tamaño del golpe a recibir. Cuando entregas la novela y tienes que enfrentarte a su publicación, aquellos fantasmas que esperaban en el umbral entran en tropel para hacerte una visita.
Volver a España, cuando tengo una firma o una feria del libro, por tanto, es el bálsamo curativo, la medicina que debería tomar más a menudo y cuyos resultados tienen el efecto de un enamoramiento.
El pasado fin de semana tuve el privilegio de asistir como autora a la Feria del Libro de Vallecas. De enfrentarme a las colas de lectores (¡Para verme a mí!) de nuevo. De escuchar cómo algunos venían de lejos, cómo otros llevaban meses esperando que fuese a firmar. De ver montañas de mis libros, desde los primeros hasta los más nuevo; los post-its que marcaban las palabras que yo, un día, tecleé frente al ordenador y que ahora significan algo para alguien. Un triunfo infinito.
Y la ilusión de ver tu novela en librerías, que es máxima cuando además se encuentra en una mesa de recomendaciones. Y tener la oportunidad de hablar con los libreros. Y adquirir lecturas nuevas de un mercado al que perteneces pero en el que a veces te sientes como ese familiar emigrante que solo regresa en Navidades, bodas y bautizos.
Y sentirte como en casa, de nuevo.
¿Qué decir de lo que he hecho en estos meses? He escrito una de las novelas de mi vida. Soy consciente de que, con cada vez más frecuencia, se abusa de expresiones del talante de passion projects, pero vais a tener que concederme el caer en el tópico. Una novela sobre escritura, en muchos sentidos; sobre la escritura como salvación y como testimonio. Una novela sobre guerra y periodismo, mi amor no correspondido. Una novela de las amistades sagradas y veneradas, de esos vínculos tan fuertes que parecen preceder a la historia y que no pueden ser capturados por ningún idioma conocido. Una novela que bebe mucho de las primeras entrevistas que hice a veteranos de guerra, hace ya más de diez años. Una novela que me habla con el eco de El valle oscuro, la que sigue siendo mi favorita de todas cuantas he publicado y a la que pronto destronarán.
Hay literatura, pese a todo. Y aquí los últimos miércoles de cada mes.
Bonne chance!
May 24, 2021
Capítulo inédito de Kiss & Cry
Micah
A medida que nos acercamos a Toronto puedo ver los bosques y los lagos pasar como flechas amarillas a través de la ventanilla del Ford de papá. Normalmente, si voy a Toronto, hago el trayecto en tren, pero hoy es diferente. Hoy no voy a ver un partido de los Maple Leafs, a la uni o a la clínica. Hoy voy a Toronto porque mi hermana, la pequeñaja con el sentido del humor más negro y descarado a este lado del lago Hurron, se va a mudar allí para entrenar con Nikita Ogorodnikov.
Soy consciente de que no todo el mundo comparte mi entusiasmo por el patinaje sobre hielo, de modo que voy a apuntar que Nikita Ogorodnikov es un doble medallista olímpico más recientemente convertido en entrenador.
Que Ver y Brooks vayan a entrenar con él son buenas noticias. Son ENORMES noticias, y Pyeongchang debería prepararse para Leckie & Marten.
Vale, ya le he lamido el culo lo suficiente a mi hermana por hoy. Lo que quiero decir es que echaré de menos un par de cosas muy concretas, como la posibilidad de tener a alguien con quien hablar de patinaje y también los chocolates calientes que prepara y, qué demonios, sus bromas. También hay una lista igualmente larga de cosas muy concretas que no echaré de menos, como las duchas de cuarenta minutos, sus ataques de sabelotodismo y su afición por echar más salsa picante de la realmente necesaria a cualquier mísero alimento que entra en contacto con ella.
Los Juegos de Pyeongchang. Como alguien que ha estado en el meollo (el meollo siendo, naturalmente, las competiciones senior de patinaje sobre hielo) antes, voy a aclarar una cosa de una vez por todas: no existe una off season. En todo caso, hay una off season de Schrödinger durante la cual el público no sabe demasiado de ti y no puede seguirte a través de las competiciones pero durante la cual tú, como patinador, no descansas porque tienes que preparar los programas que vas a utilizar durante la siguiente temporada.
Hay dos programas: el corto (que incluye ciertos elementos obligatorios que cambian año a año) y el largo (también llamado libre porque, bueno, tu coreógrafo tiene más espacio para crear una rutina), además de las galas de exhibición (para las cuales no hay normas en absoluto). Diseñar un buen programa puede ser una tarea de varios meses, porque hay una diferencia entre las ideas que tiene el coreógrafo, las expectativas del entrenador y las habilidades de los patinadores. Conseguir una pieza que se ajuste a las normas, que no utilice una música repetida hasta el aburrimiento y que sea original a la vez que artística y, sobre todo, lo suficientemente compleja para asombrar a los jueces no es fácil. Clavar tu programa perfecto tampoco es fácil, en absoluto, y lo más probable es que a base de entrenamientos acabes por cambiar un par de cosas, a veces para bien (porque esos saltos que antes te horrorizaban acaban de convertirse en tu nueva especialidad) y a veces para mal (porque eres incapaz de completar una de las joyas de la corona de tu programa y es preferible eliminar ese elemento a arriesgarte a que te deduzcan puntos en las competiciones).
Os estoy contando todo esto para que sepáis por qué estamos despidiendo a Veronica y a Brooks en plena off-season. La off-season no existe, y os aseguro que la próxima vez que hable con mi hermana será mañana por la noche, a través de Skype y después de todo un día de entrenamientos.
Cómo es una despedida para los Leckie:
[Ext. el complejo de apartamentos en el que Ver y Brooks van a vivir a partir de ahora junto a Nikita Ogorodnikov, Thomas Brown y los patinadores rusos Dima y Kostya Bralin]
MAMÁ (abrazando a Veronica, que lleva a las espaldas una mochila tan abultada que parece una tortuga ninja): ¿Quién iba a decir que mi pequeñina se iría de casa antes que Micah?
TONY (dándole un sorbo al flat white que se compró en un Starbucks de camino a Toronto): Porque yo soy el vecino de enfrente.
YO: Tú ya te fuiste de casa, lo que pasa es que se te dio por volver al hogar familiar.
TONY: No para verte el careto. El alquiler era un horror.
PAPÁ (tomándose un poco demasiado en serio nuestras bromas): Siempre eres bienvenido en casa. No tienes que avergonzarte por ello, ¿eh? En esta economía… ¡Oh, Brooks, Lucy, buenos días!
LOS MARTENS (BROOKS, su padre BROOKS MARTEN SR. y su madre LUCY MARTEN) entran en escena. BROOKS lleva la chupa de cuero de TONY sobre los hombros, dos bolsas de deporte en cada mano y sus patines colgándole del cuello como un raro collar de diseño. BROOKS MARTEN SR. se acerca para darle un apretón de manos a PAPÁ, mientras que LUCY MARTEN apechuga a VERONICA primero y a MAMÁ después.
LUCY MARTEN (probablemente hablando de su hijo pero mientras asfixia a MAMÁ en un abrazo de oso): Estoy tan orgullosa, tan orgullosa…
BROOKS (alzando una de sus bolsas en el aire): Pues ya podrías mostrar tu orgullo ayudándome con una de estas…
LUCY MARTEN: ¡Tan orgullosa!
Inmediatamente después de decir esto, LUCY MARTEN se abalanza sobre su propio hijo, al que arrincona contra la pared en un nuevo ataque de oso cariñoso.
YO (dándome cuenta de lo inusualmente callada que está VERONICA): ¡Eh, Ver! (imito uno de los legendarios abrazos de LUCY MARTEN para poder susurrarle al oído) Todo va a ir bien, ¿eh? Vas a vivir con tu ídolo del patinaje (y Brooks Marten, tu persona favorita sobre la faz de la Tierra) y vas a poder hacer lo que más te gusta a diario y si en algún momento quieres dejarlo puedes. Eso no significa que estés tirando la toalla, ¿OK?
VERONICA: Lo sé.
YO (separándome de ella y ofreciéndole mi puño para un choque de puños): Llegar hasta aquí ya es tremendo, ¿vale? Pyeongchang o no Pyeongchang, eres fantástica y si sigo diciendo palabras voy a tener que empezar a cobrarte mi sueldo de life coach, ¿entendido?
VERONICA: Tengo el dinero justo para una bolsa de patatas fritas así que acepta las patatas como método de pago o cierra la boca ya.
TONY (quitándose su gorro de lana de los Maples Leafs y decidiendo participar en esta improvisada Emotiva Escena Familiar): ¡Eh, enana! (le pone su gorro sobre la cabeza a Veronica) Lo vas a hacer genial, ¿de acuerdo? Estoy a dos horas si necesitas que te afile los patines.
VERONICA (dando dos golpes de cabeza): Tomo nota.
KOSTYA BRALIN entra en escena (o, lo que es lo mismo, sale al portal en zapatillas, chándal y una taza XXL de café en la mano). Hay un par de cosas que me entusiasman sobre Kostya:
a) No me trata como si fuese el protagonista de una película lacrimosa de sobremesa.
b) De hecho, no hace ningún comentario motivacional sobre mi cánula de oxígeno.
c) Tampoco finge que no está ahí.
Es más, todo lo que dice es…
KOSTYA (sin moverse de la puerta): ¿Por qué no subís y continuáis con las despedidas? Tenemos café caliente, tortitas y huevos fritos, pero como no espabiléis solo quedará café (volviéndose a mí para señalar la cánula de oxígeno con un golpe de cabeza) Menuda putada, ¿eh?
TODOS contenemos la respiración, en parte porque acaba de decir lo que hemos pensado desde el primer momento y en parte porque hasta ahora nadie había tenido tanto valor.
YO: Sí es un poco una putada.
KOSTYA: Es absolutamente una putada, pero tampoco es excusa para dejar que se enfríen unas tortitas perfectamente buenas.
YO: Bueno…
VERONICA (cogiendo la taza de KOSTYA): Que le den a las tortitas. Espero que no estés mintiendo con eso de que no se va a acabar el café.
YO: Alguien tiene un problema con las sustancias estimulantes. (Volviéndome hacia KOSTYA) Me parece fatal que tu santo hermano no haya tenido la decencia de bajar y ofrecerme un desayuno calentito él mismo. Tengo que buscarme mejores amigos.
VERONICA (poniendo los ojos en blanco): Ughhhhh…
El inminente ataque de apatía de mi hermana, propiciado sin duda por la falta de cafeína, se ve interrumpido por BROOKS, que se abre paso a través de nosotros y murmura algo que suena muy parecido a…
BROOKS: ¿Alguien ha dicho huevos fritos? No me puedo creer que sigáis aquí de cháchara cuando Kostya acaba de prometernos huevos fritos…
May 17, 2021
Fragmento inédito de Desayuno en Júpiter: Nikolai
El Gaby’s Deli de Charing Cross está muy concurrido, de tal manera que tardamos unos buenos cinco minutos en llegar a la mesa del fondo en la que nos espera Boris Sotnikov con el periódico del día abierto en las páginas culturales.
Si no te va el teatro y, por lo tanto, no sabes que es uno de los directores más célebres desde la posguerra, Boris Sotnikov solo te parecerá un hombre extremadamente anciano y extremadamente grueso, con una piel aceitosa repleta de verrugas, unos labios gordos y húmedos como babosas y ropa de dandy.
Al hablar, el aliento le huele a alcohol. Dice que ha tomado dos copas de vino antes de que llegáramos, no sé si para dejarnos claro que llegamos tarde o para recomendarnos las bebidas del Gaby’s.
Quiere revisar el libro sobre Shylock de mi padre, dice. Y también que tiene pensado dirigir una nueva adaptación de El mercader de Venecia y que su nieto vendrá pronto, que a estas horas debe estar saliendo del teatro Apollo Victoria, pero que por favor, pidamos. Dice todo eso mientras él mismo da cuenta de su shish kebab de cordero.
Puesto que ni Lisandro ni yo somos kosher y podemos comer cualquier cosa del menú, los dos nos pedimos dos platos distintos para compartir (uno de berenjena rellena y otro de goulash) y una ración de pan de pita. Papá, tras examinar detenidamente el menú, termina por pedirse exactamente lo mismo que el señor Sotnikov.
Cuando Nikolai llega (sudoroso y temblando, con tres platos en la mano y restos de maquillaje en el cuello), papá y su abuelo ya están inmersos en una acalorada discusión sobre la verdadera autoría de las obras de Shakespeare.
—¿Estás seguro de que esa sopa es kosher? —pregunta el señor Sotnikov, mirando con escepticismo un bol humeante en manos de su nieto.
—Oh, sí. He tenido que pedir que cambiasen la base, pero sí…
Nikolai es más guapo de lo que me imaginaba (con ese tipo de rostros dulces y angulosos que esperarías ver en la portada de una revista como la Rolling Stone), y también más bajito (no puede ser mucho más alto que yo). Mientras camina hacia nosotros, Lisandro y yo reparamos en lo mucho que tiemblan los platos en sus brazos. Aunque nos levantamos al mismo tiempo para ayudarlo, es demasiado tarde. Los cubiertos caen con un fuerte estrépito que hace que todo el restaurante fije la mirada en nosotros. Boris Sotnikov se cubre la cara con el periódico, como si temiese que alguien fuese a reconocerlo, y tengo que doblegarme mucho y morderme mucho la lengua para agacharme a ayudar a Nikolai en vez de decirle algo a ese fantoche.
—N-no t-t-tenías que ha-hacerlo… —murmura Nikolai; ambos estamos debajo de la mesa y recogiendo sus cubierto—. M-mi estropicio, mi problema.
—Tranqui —digo, preguntándome cómo alguien que parece arte y que trabaja en el Apollo Victoria puede tartamudear tanto y ponerse tan, tan rojo—. Estaba deseando salir de ahí.
Ríe. Tiene una sonrisa suave que me gustaría que me hiciese olvidar a Amoke, pero que no lo hace.
—¿Ha… ha f-f-fanfarroneado mucho?
—Casi tanto como mi padre —digo, tendiéndole su cuchillo y su tenedor.
—En…entonces m-m-me aseguraré d-de t-t-tirar algo más si s-s-sigue a…así.
Cuando volvemos a la mesa, Lisandro ya ha colocado los platos de Nikolai junto a los nuestros, y también se ha encargado de traer una silla más a la mesa.
Boris Sotnikov comprueba que no haya nadie mirándonos antes de echar a un lado su periódico. Sé que papá me está mirando y sé que debería interpretar esa misma mirada como una advertencia, pero aún así me dirijo al señor Sotnikov y digo:
—Esa reseña del musical The Girls es la mar de interesante, ¿verdad? Yo también tuve que leerla un par de veces para asegurarme de que lo había captado todo.
Lisandro finge limpiarse la salsa de tomate de las comisuras para ahogar una risita. Me mira de reojo. Es evidente que tenemos que salir de aquí cuanto antes.
April 27, 2021
A lo mejor Rothfuss tiene razón
Miro cómo mi anillo pasa del azul al negro y, aunque lo compré porque me gusta observar esos cambios y no porque crea realmente que puede definir mi estado de ánimo, sonrío porque ha acertado. Ding, ding, ding. Tenemos un ganador, señoras y señores.
El negro, según la tarjeta de significados que venía con el anillo, significa que algo te perturba. Un eufemismo para hablar del colapso mental que he tenido tras saltarme una sesión de escritura.
Me odio cuando escribo y me odio cuando no escribo. Hace tres años que las cosas son así, un periodo durante el cual he publicado dos libros y he escrito cuatro más.
No sé quién soy si no escribo, qué valor tengo. En mis peores días, el acto de escribir es la única cosa que me gusta de mí misma. Al mismo tiempo, estoy tan convencida de que mi pobre salud mental ha atrofiado tanto mi cerebro que ya no soy capaz de escribir como hacía antes, con la misma maestría. Como si el talento se me escapase por las grietas. En mis peores días.
Entiendo por qué Rothfuss ha dejado de escribir, en el fondo. O de publicar. Nadie sabe lo que se esconde detrás de sus cuatro paredes, a fin de cuentas. No niego que he fantaseado con ello, en ocasiones. Dejar de escribir, cortarlo todo de raíz y cerrar los ojos sin detenerme a comprobar si la herida sangra.
Al mismo tiempo, sé que jamás podría, ni querría realmente. Escribir es lo único que tiene sentido, en mis peores días. Cuando tengo un susto de salud lo primero en lo que pienso no es en mi trabajo de oficina ni en los sitios que quiero visitar antes de morir ni en cómo les daría malas noticias a mis seres queridos, sino en la novela que estoy escribiendo y que tengo que terminar. En ocasiones les otorgo más poder a las palabras del que debería, como si quisiera apilarlas y crear una casa con ellas.
Cuando alguien me cuenta que solo puede crear cuando está mal mentalmente sonrío y asiento e internamente me pregunto cómo será eso, algo tan válido pero que a mí me resulta tan ajeno. Estos días, el acto de escribir es un acto de remar contra marea, de sesiones compulsivas cuando tengo una fecha límite (o cuando me marco una fecha límite), de semanas y meses de trabajo frenético, aprovechando un periodo inesperado de energía, seguidos de semanas y meses de silencio.
Y, aún así, lo amo. Amo escribir. A veces tengo la sensación de que, en lo más oscuro, solo soy capaz de sentir al cien por cien cuando escribo. Autosabotearme negándome el escribir, por tanto, es un acto de negarme el sentir.
No sé muy bien adónde voy con esto, en realidad. Quizá solo quiero que se deje de hablar de Rothfuss por un mísero minuto. Que, en el arte, se deje de romantizar la salud mental con la misma facilidad con la que se la banaliza cuando nuestros deseos de consumo no se alinean con la productividad real de los artistas a los que decimos admirar. La creatividad es un arma de doble filo.
Así que entiendo a Rothfuss. A veces temo no volver a escribir jamás y a veces tengo tantas palabras dentro de mí que desearía contar con más minutos para poder derramarlas todas sobre el papel. El progreso no es algo lineal.
Así que, por un momento, no hablemos de ello. Por un momento, releguemos la idea de que la salud mental de los artistas pueda ser un tema de debate, un tema de cotilleo, incluso. Olvidémonos del todo, por favor. Sobre todo cuando hay tantos libros por leer, y todavía podemos permitirnos el lujo de ser pacientes. O comprensivos. O ambos.
March 31, 2021
Cómo romper el ciclo del perfeccionismo + imprimible de abril // Writing Wednesdays
¡Hola! Aunque parezca increíble (a mí desde luego me casi me cuesta creerlo) marzo se está acabando y mañana empieza un nuevo mes que, al menos para mí, va a ser bastante ajetreado en el sentido más creativo, y es que abril es el mes del…
Camp NaNoWriMo, la versión más chill del NaNo que ocurre varias veces al año. Al igual que el NaNo, su objetivo es que escribamos más durante el mes y que nos propongamos retos que desafíen nuestra creatividad. Al contrario que el NaNo, las reglas no son tan estrictas. No es necesario completar 50k palabras (o limitarse a 50k palabras) ni tampoco terminar una novela per se: puedes abordar cualquier otro tipo de proyecto de escritura o puedes combinar varios proyectos. Yo este año voy a centrarme en avanzar la escritura de Proyecto F, en escribir poemas a diario (véase punto 2) y en completar un relato que quiero enviar a una antología de la universidad de St. Mary’s.Escapril, el reto de escritura iniciado hace dos años por la autora, poeta y vlogger Savannah Brown que consiste en escribir un poema al día durante el mes de abril siguiendo los prompts compartidos en el Instagram oficial. Este será mi tercer año participando y, aunque ninguno de los dos años anteriores llegué a escribir un poema absolutamente todos los días, estoy contenta con mi resultado e incluso acabé incluyendo algunos de los poemas que compuse en mi primer poemario, twenty-six, que estuvo disponible en exclusiva en Lektu durante el pasado mes de octubre.2021, para mí, es el año de la curación. El año pasado fue bastante productivo para mí, pero también resultó en una de mis peores crisis de salud mental y en un burnout de los que hacen historia. Por eso, este año quiero centrarme no tanto en avanzar sino en crear rutinas más sanas que me hagan sentir mejor conmigo misma y con mi escritura. Durante los tres últimos meses he intentado prestarle más atención a mi salud (física + mental) y mejorar mi relación con el trabajo y conmigo misma.
Una de las cosas de las que más orgullosa me siento es de haber empezado a ir a terapia para ayudarme, entre otras cosas, con mis problemas con el perfeccionismo y la procrastinación. De ahí viene el título de esta entrada, de hecho: poco a poco, tengo que dejar de utilizar la palabra fracaso para usar “exitoso” en su lugar, hasta que llegue a un momento en mi curación en el que pueda ver que el fracaso también puede ser algo positivo.
Todo esto se resume en el ciclo del perfeccionismo: quiero hacer las cosas perfectas las cosas no me salen perfectas (porque la perfección no existe)
me siento mal conmigo misma
tengo miedo de empezar las cosas porque tengo miedo de enfrentarme de nuevo a esa sensación de odio hacia mí misma y hacia mi trabajo
procrastino
me siento PEOR conmigo misma
La manera de romper el ciclo, estoy aprendiendo, es retarte a ti mismo, pero pasito a pasito. Es decir, empieza por las cosas pequeñas que te cuesta hacer porque tienes miedo de fallar y, cuando logres dominarlas, puedes pasar a las cosas grandes. Aquí ayuda muchísimo la regla de los cinco minutos: si estás procrastinando y te da miedo enfrentarte a la página en blanco, comprométete a escribir solo durante cinco minutos. Si, después de esos cinco minutos te sientes bien y crees que puedes continuar, comprométete a escribir cinco minutos más. Y cinco más. Y cinco más. Y para cuando estés satisfecho/cansado/ya no puedas comprometer cinco minutos más.
Para esto también ayuda cambiar la manera en la que te hablas a ti mismo. No digas que has fracasado porque hoy no hayas escrito o porque no hayas llegado al número de palabras que te proponías; di que has tenido éxito avanzando y que mañana será otro día. El progreso no siempre es linear.
Para ayudarme a ir creciendo poquito a poquito, he decidido hacer una lista con todas las cosas que quiero conseguir durante el mes, empezando por abril. Estoy bastante contenta con cómo me ha quedado la plantilla, así que os dejo una blanco para que podáis rellenarla con vuestras propias metas.
Como podéis ver, he decidido dividir la mía en distintas categorías: salud, trabajo, escritura, relaciones… no tenéis por qué utilizar todas las categorías ni tenéis por qué marcaros todas las metas posibles. La idea es ir avanzando poco a poco, no marcarnos metas poco realistas que solo activarán de nuevo el ciclo del perfeccionismo.
Metas de abrilDownloadMarch 2, 2021
Apuntes sobre el arte
Detrás del afán evangelizador y febril de ser un snob literario está muchas veces, creo, el miedo de perder una parte de nuestra identidad. Porque muchos de los que estudiamos literatura, o nos dedicamos a ella, fuimos una vez niños que devoraban un libro tras otro hasta el punto de que este hábito, la lectura, se convirtió en una parte central de nosotros. Si tienes suerte, sin embargo, llega un momento en el que te das cuenta de que leer ciertos tipos de literatura no te hace especial. Tener la capacidad de pensamiento crítico no te hace especial, tampoco, ni poder analizar obras literarias. Si tienes suerte, te das cuenta de que las personas con opiniones distintas a las tuyas, con análisis que les llevan a una conclusión distinta a la tuya, personas que no se toman la vida tan en serio, son tan inteligentes como tú.
Si habéis acabado aquí esperando que os resuelva la pregunta de qué es literatura y qué no, lamento decepcionaros. No tengo la respuesta, y sospecho mucho de las personas que alardean de tenerla. La Gran Pregunta ha inspirado debates y ha sido la fuerza detrás de movimientos y corrientes de pensamiento. La inhabilidad de ponerle fronteras rígidas a la literatura no significa aceptar que cualquier texto escrito sea literatura y cruzarse de brazos, sino estar dispuesto a entrar a un debate en lugar de categorizar x textos como literatura y x textos como algo que no merece ni acercarse a la palabra.
Creo que el debate que he visto durante todo el día en Twitter puede dividirse en dos vertientes:
a) Esto no es literatura porque formalmente no se asemeja a lo que hoy en día solemos entender por obras literarias.
b) Esto no es literatura porque yo, personalmente, opino que su calidad no se ajusta a los estándares que espero de una obra literaria.
Sobre el punto a podríamos pasarnos años debatiendo y examinando las diversas maneras en las que ha evolucionado la creación literaria a lo largo de los años. ¿Es Finnegans Wake imposible de categorizar como literatura porque Joyce se niega a establecer comunicación con el lector o le damos un pase porque es Joyce? ¿La forma en la que House of Leaves deforma físicamente el lenguaje impide que se considere literatura? ¿Puede un blog ser literatura? ¿Un poema de Twitter? ¿Un fanfiction? ¿Es el spoken word literatura y, si lo es, podemos considerar la música rap literatura? ¿Son las letras de las canciones literatura?
Sobre el punto b, creo que se está confundiendo lo que es algo con el valor de ese algo. No creo que las palabras arte o literatura impliquen una obra de calidad. Hay arte malo. Arte obscenamente malo, y está en los museos y en la red y el desván de alguien y en el aula de una faculta de Bellas Artes. De la misma manera, hay literatura mala, de manera mensurable, tanto en el canon como en las estanterías de novedades de una gran superficie, publicada por editoriales indie y por grandes grupos, en algún lugar de la web y en un USB del que no saldrá nunca. Lo mismo podemos decir de la literatura buena.
Solo considerar literatura aquello que se ajusta a nuestros propios estándares de calidad es autoindulgente y responde a nuestro propio ego, no al arte, particularmente cuando esos estándares son rígidos y seguros. Si solo consideras literatura los clásicos de tu preferencia, un par de autores contemporáneos que de algún modo han pasado tu criba, y tu propia creación literaria, me temo que tu punto de vista no es uno muy estimulante. El arte es algo vivo, que evoluciona y respira, capaz de adoptar diversas formas. No tienes por qué considerarlo bueno para llamarlo por su nombre.
¿Y qué es “bueno”, de todos modos? Desde luego, hay parámetros objetivos mediante los cuales analizar la literatura. El uso de la técnica y del lenguaje. La manera en la que los recursos utilizados comunican el mensaje de la obra. La catarsis, incluso. Sin embargo, puedes poner en una fila a un centenar de filólogos y especialistas de la literatura y preguntarles si consideran a una obra buena y te aseguro que no obtendrás la misma respuesta de los cien. Siempre habrá alguien con más credenciales que tú que tenga una opinión distinta a la tuya, de la misma manera que siempre habrá alguien con esas mismas credenciales que apoye tu visión del mundo.
¿Pero qué se entiende por “bueno” en la literatura, al fin y al cabo? ¿Vivimos en el mismo paradigma que empujó a Hemingway a decir “Pobre Faulkner, ¿realmente cree que las grandes emociones provienen de las grandes palabras” o nos estamos forzando a seguir en él?
Easy reading is damn hard writing, dijo Maya Angelou, citando a Nathaniel Hawthorne. ¿Son sus obras menos literarias por ser engañosamente simples o tenemos que admitir que la sencillez del lenguaje no determina la calidad de la obra? Naturalmente, podréis decirme que no se puede comparar a Angelou o a Hawthorne con cualquier libro superventas del momento. Sin pararme a determinar la calidad de las obras, diría, ¿y por qué demonios no? O, más bien, si ambos estamos de acuerdo en que Angelou escribió obras de calidad literaria mientras que otro autor no, ¿qué parámetros estamos utilizando para determinar esa calidad?
Por supuesto, siempre se acaba volviendo a la devaluación del trabajo. Que tú consideres que algo carece de calidad, o de valor, no significa que no haya trabajo detrás. Tampoco que la persona que ha creado esa obra ignore la historia de la literatura y la edición que nos ha llevado hasta este momento en particular de la industria. Que, a tu parecer, una obra carezca de valor no implica que su autor no haya tratado de hacer algo interesante con ella, y desde luego no implica que otra persona sí vea ese valor, incluso una persona con las mismas credenciales que tú. Que tú no creas que una obra sea buena no quiere decir que su autor no haya tratado de que alcanzase unos estándares de calidad, ni que no haya utilizado los recursos estilísticos que le hayan parecido convenientes para comunicar el mensaje que pretendían. Que tú no creas que una obra sea buena no quiere decir que sea mala, en realidad.
Incluso si nos alejamos de la visión infantil de que solo es bueno lo que no vende o solo es bueno lo que se estudia o solo es bueno lo que está galardonado, todavía debemos responder a la pregunta de quiénes son los elegidos de determinar la calidad de las obras. ¿Es la calidad algo rígido, objetivo y mensurable, al final del día? ¿Qué necesitas para poder decir que algo tiene calidad? ¿Un grado? ¿Un posgrado? ¿Un doctorado? ¿Experiencia? ¿El respaldo de un organismo respetado? ¿O puede cualquier persona determinar la calidad de una obra literaria? ¿Y qué ocurre cuando dos personas con las mismas credenciales tienen opiniones distintas?
Esta entrada no tiene una conclusión en realidad, más allá de la convicción de que la literatura seguirá evolucionando hasta que llegue un momento, supongo, en el que yo tampoco comprenda de qué manera y en el que me obceque y me refugie en mi concepción sagrada de qué es literario. Espero tener todavía el interés y la curiosidad de considerar al menos formas literarias de las que no soy el público objetivo, sin embargo, aunque me cueste mi ego hacerlo.
February 22, 2021
5 libros con representación arromántica | #AroSpecWeek
¡Hola a todos!
Como algunos ya sabréis, ayer se inició la Aromantic Spectrum Week, o la semana de visibilidad del arromanticismo. Como arromántica que además es bastante vocal en redes sobre su identidad no quería que esta semana pasase sin más, de modo que os traigo cinco lecturas con representación arromántica.
Para los que todavía no tengáis claro lo que es el arromanticismo, aquí tenéis un hilo de Twitter en el que explico un poco esta identidad y desmonto mitos, y aquí un vídeo que grabé para PinkNews hablando un poquito de lo que supone salir del armario como arromántico. Además, tenéis esta entrada del blog y este episodio en el podcast de Laura Tárraga en los que hablo de cómo escribir personajes del espectro arromántico.
Ahora que ya hemos dejado un poquito más claro de qué se trata el arromanticismo, aquí os dejo las cinco lecturas…
Loveless de Alice OsemanEsta es la primera novela mainstream o más comercial que visibiliza y trata el arromanticismo en primera persona. Su protagonista, Georgia, pertenece tanto al espectro arromántico como al espectro asexual, al igual que su autora, por lo que esta es una novela OwnVoices.
En su día escribí una reseña hablando de la novela en sí y de cómo me pareció la manera en la que trata esta representación.
Para los que no os sintáis muy cómodos leyendo en inglés, Fandom Books ha anunciado que publicará la novela en español el próximo 18 de marzo bajo el título Sin amor.We Go Forward de Alison Evans
Esta novela ha conseguido subir puestos en mi TBR de una manera pasmosa. Representación arromántica, relaciones platónicas y un roadtrip por Europa… ¿Puede pedir algo más una chica? ¡Pues sí, porque We Go Forward ofrece también representación asexual y bisexual!
Este es definitivamente un libro perfecto para mí y espero poder traeros su reseña muy pronto.La flor y la muerte de Iria G. Parente y Selene M. Pascual
Iria y Selene ya nos tienen acostumbrados a representar diversidad sexual y de género en sus novelas. En La flor y la muerte, la primera parte de la saga Olympus (la segunda, El sol y la mentira, la tendréis en librerías el 17 de mayo), tenemos representación arromántica y asexual a través del personaje de Beren Liu (que coincidentemente es uno de mis favoritos).
En esta novela de space gays que reinventa los mitos griegos, Beren pertenece al Servicio de Ares, para quienes la violencia es siempre la solución.
No es la primera vez que os recomiendo lecturas de Iria y Selene y si lo que buscáis es engancharos a una nueva saga con multitud de personajes entrañables, La flor y la muerte está justo ahí.

Como dije antes, soy arromántica y suelo hablar bastante de ello en redes. El arromanticismo también es un tema que me gusta explorar de vez en cuando en mis novelas, y Entre dos universos fue la primera.
En ella, una de los dos protagonistas, Mía, es arromántica y orgullosa de ello. En la novela también hay representación asexual (¡Esta no es OwnVoices!) a través del narrador, Salva.
Muchas veces me han preguntado si es posible que una persona arromántica elija estar en una relación no platónica, y este es uno de los temas que se muestran en Entre dos universos, un dramedy con tintes de misterio para lectores a los que les gusta reír y llorar con sus libros y para lectores que quizá pasan demasiado tiempo en Tumblr.Kiss & Cry de Andrea Tomé
La segunda novela (¡Publicada!


En Kiss & Cry, una rom-com LGBT muy salseante en la que el patinaje sobre hielo es el protagonista, Kostya Bralin, uno de los atletas, es arromántico y asexual. En la novela también hay representación bisexual OwnVoices, y podéis saber más sobre ella en este hilo de Twitter. Además, este próximo sábado 27 a las 12:30 de la mañana estaré presentándola en el Instagram de La Avenida de los Libros.

February 8, 2021
Mis tropos románticos favoritos | Lunes de lecturas
¡Hola! Entre que San Valentín está a la vuelta de la esquina (¿No romo? Yo también. Aquí tienes una entrada sobre cómo escribir personajes arrománticos) y que la tercera (y última) película de To All the Boys I’ve Loved Before está a punto de salir, he estado pensando mucho en literatura romántica últimamente y, sobre todo, en los tropos que más disfruto leyendo.
¿Puedo admitir algo? Me encantaría que la contracubierta de los libros incluyese tags de AO3 junto a la sinopsis y a las citas de recomendación, y sé que no soy la única que piensa lo mismo.
Para el resto de amantes de los tropos bien empleados, aquí os dejo mis siete favoritos junto a algunas recomendaciones de lecturas.
Fake dating.Ya que he mencionado To All the Boys I’ve Loved Before... el fake dating es uno de mis guilty pleasures, aunque la verdad es que de guilty tiene bien poco. Hay algo en el hecho de que estos personajes estén perfeccionando el arte de pretender que están saliendo sin estar saliendo realmente y en cómo los sentimientos reales van surgiendo poco a poco… además, el fake dating suele aparecer junto a otros de mis tropos favoritos…

Es dulce, es un clásico y no me canso de leer historias de friends to lovers. Algunas de mis lecturas favoritas en las que la amistad pasa a ser algo más incluyen Lola y el chico de al lado de Stephanie Perkins, Fangirl de Rainbow Rowell y el manga Boku no Hatsukoi o Kimi ni Sasagu.

En la guerra entre friends to lovers y enemies to lovers yo soy neutral como Suiza porque no puedo decidirme entre ambos tropos. Si el friends to lovers me reconforta con su dulzura, el enemies/rivals to lovers me conquista con su química indiscutible y los conflictos entre los personajes principales.
Una novela que creo que lleva muy bien ese tira y afloja es Los días que nos separan de Laia Soler. Para los amantes de la fantasía, os recomiendo la saga The Folk of the Air de Holly Black. ¿Queréis apuntaros próximas novedades editoriales? Excuse Me While I Ugly Cry de Joya Goffney es una YA OwnVoices maravillosamente honesta con una de las relaciones más dinámicas y con más fuego que he leído nunca.Slow burn.
Personalmente, soy de las que aborrece el insta-love con todo su ser y de las que no está contenta si los personajes no tienen que esperar hasta al menos las 30k para que haya un mínimo de handtouching. Lo siento. Algunas de las novelas que más me hicieron morderme las uñas con la espera fueron Simon vs the Homo Sapiens Agenda de Becky Albertalli, Aristotle and Dante Discover the Secrets of the Universe de Benjamin Alire Sáenz, Emma de Jane Austen y Aunque llueva fuego de Beatriz Esteban.Mutual pining.
Soy muy parcial a las novelas narradas por dos protagonistas, especialmente cuando ambos están pillándose por el otro y creen que no son correspondidos. No sé a vosotros, pero a mí me divierte muchísimo ver cómo sufren los tontos de los que estoy leyendo… además de que el mutual pining suele ocurrir al mismo tiempo que el slow burn. ¿Algunas lecturas que perfeccionan el arte de pasar de un punto de vista a otro? Siempre el mismo día de David Nicholls, This All Could End de Steph Bowe y La chica del lago de Steph Bowe.Polos opuestos.
Otra fórmula que hará que me enamore automáticamente de la relación entre tus personajes es que estos sean absolutos polos opuestos. ¿El softie y el malote? ¿El ordenado y el caótico? ¿El tímido y el introvertido? DÁDMELO TODO.
Entre mis lecturas favoritas de este tropo están La flor y la muerte de Iria G. Parente y Selene M. Pascual, Tomates verdes fritos de Fannie Flagg, Just One Day de Gayle Forman, If I Stay de Gayle Forman y Zac & Mia de AJ Betts.Idiots to lovers.
El nombre es autoexplicativo. Adoro que los personajes sean un poco tontos, especialmente cuando hay sentimientos por el medio. Qué constituye exactamente un idiots to lovers es algo un poco subjetivo, pero yo incluiría la saga The Raven Cycle de Maggie Siefvater y Only Mostly Devastated de Sophie Gonzales.Bonus! Found families.
¡Sorpresa! No todo el mundo siente atracción romántica (*se señala a sí misma*) y San Valentín puede ser una ocasión perfecta para celebrar el amor platónico en tu vida. Personalmente adoro leer sobre amistades y me gustaría que hubiese más libros que se centrasen en ellas y no tanto en el amor romántico. Algunas lecturas sobre found families que recomendaré siempre son Somos astronautas de Clara Cortés, Antihéroes de Iria G. Parente y Selene M. Pascual y Las ventajas de ser un marginado de Stephen Chbosky. Tambien deberíais ir empezando a contar los días para que salga a la venta El miedo restante de Clara Cortés, a la venta en marzo.
¿Y vosotros? ¿Tenéis algún tropo favorito?
January 27, 2021
5 cosas que hacer si te has atascado en la escritura | Writing Wednesdays
¡Hola! Muchas veces me preguntáis en mi CuriousCat qué hacer cuando nos enfrentamos al famoso bloqueo del escritor y al miedo de la página en blanco. Aunque por lo general soy una entusiasta de descansar y dejar el proyecto respirar (queramos admitirlo o no, muchas veces el bloqueo no es bloqueo realmente, sino cansancio, particularmente cuando la escritura no es nuestro único trabajo), aquí os dejo cinco cosas que podéis hacer para reactivar vuestra escritura:
Crea estudios de personaje.¿En qué consisten? Básicamente, en explorar el proyecto a través de los personajes de maneras que no te habías planteado antes. Por ejemplo, narrando algunas escenas desde el punto de vista de un personaje secundario o del villano, escribiendo slices of life… en la amplia mayoría de los casos estos estudios no acabarán en la novela (aunque puedes dar con auténticas joyas que provoquen un momento eureka), pero son muy beneficiosos a la hora de conocer mejor a tus personajes. Además, te sacan de la rutina.Deja de escribir cronológicamente o por orden.
Yo misma soy la primera que se obceca en escribir el proyecto en el mismo orden en el que será leído, pero a veces son ciertas escenas las que se nos hacen bola y nos impiden continuar. A lo mejor te das cuenta de que no dejas de pensar en el final de la novela, por ejemplo, o quizá tienes unas ganas enormes de atacar esa escena de handtouching o de llegar ya a la gran batalla. ¿Entonces por qué no te permites hacerlo? Si ves que estás muy estancado en la escritura mientras tu mente repasa una y otra vez escenas que normalmente no escribirías hasta dentro de unas semanas… ¿Por qué no escribes esas partes que realmente te interesan ahora mismo? Siempre puedes volver más tarde a ese bache y perfeccionarlo todo en su conjunto cuando el borrador esté terminado.Escribe fanfics o AUs de tu propia novela.
Escuchadme, en este oficio vuestros primeros fans tenéis que ser vosotros mismos. Vuestros propios fans y vuestros propios críticos, pero oye, nadie dijo que la escritura fuese un paseo por el parque (y, después de todo, creo que por eso nos fascina tanto).
Este punto parte de la misma base que el punto 1: conocer mejor a nuestros personajes y a nuestra historia mientras trabajamos en algo solo por el placer de hacerlo, conscientes de que lo más probable es que nunca acabe en el producto final.
A lo mejor tu novela es de alta fantasía pero te apetece escribir un coffeeshop AU muy moñas solo por la diversión de hacerlo. O a lo mejor tu novela es un drama serio y tienes ganas de escribir un diálogo mamarracho entre dos personajes secundarios solo para salir del tono melancólico de la historia. A por ello.Escribe, pero no tu proyecto actual.
A veces hay que dejar la novela respirar y eso está bien. Puedes empezar un diario, probar a escribir poesía, atreverte con un relato…
Hay muchos blogs y cuentas de Twitter con ideas para relatos que pueden inspirarte. Una de mis páginas favoritas para ello es este Tumblr. También hay páginas como plot generator, que te dan ideas (normalmente bastante alocadas) para argumentos.
¡Mucha suerte!¿Sabes qué? A veces sí necesitas descansar.
Y ya está. No se va a acabar el mundo por hacerlo. No vas a perder el talento ni te vas a oxidar de la noche a la mañana ni vas a ser castigado por los dioses de la escritura. Descansar es una opción. En todos los oficios existe el derecho al descanso, y la escritura no debería regirse por normas distintas.
Puedes mantenerte en la mentalidad del proyecto consumiendo productos culturales con una atmósfera o unas vibras similares ( aquí tenéis una entrada sobre mind maps para escritores que os puede resultar interesante). O puedes ir a dar un paseo mientras escuchas la lista de reproducción de la novela. O puedes aprovechar para avanzar en tus lecturas.
Relájate. Tranquilo. Todo pasará.
January 10, 2021
El truco de los cinco sentidos para clavar las descripciones | Weekend Writing Club
¡Hola y feliz año! Espero que en 2021 nos toque vivir sucesos menos interesantes que en 2020, aunque de momento parece que no caerá esa breva…
Quiero inaugurar el nuevo diseño del blog con uno de los consejos para escribir descripciones memorables que más me ha ayudado a lo largo de mi carrera como escritora: el truco de los cinco sentidos.
¿En qué consiste el truco de los cinco sentidos? Veréis, es muy sencillo. Normalmente, cuando describimos un lugar (particularmente si es un lugar que aparece por primera vez en la narración) nos solemos limitar a describirlo visualmente. ¿Es una habitación grande? ¿Pequeña? ¿Entra la luz a raudales o, por el contrario, el ambiente es más bien sombrío? En el mejor de los casos, este tipo de descripciones simplemente resultan olvidables y, en el peor de los casos, acaban por convertirse en una lista aburrida, parecida a un inventorio: “Había una cama al fondo, deshecha, sobre la cual habían colgado un cuadro de margaritas. Frente a ella se encontraba una ventana con cactus en el alféizar, bajo la cual yacía una buena montañas de libros por leer”.
¿Entendéis a lo que me refiero? Descripciones como la del ejemplo acaban por sonar como las directrices de un guión. Sí, en el escenario quiero una cama aquí, y unos libros allá, y por el otro lado…
Quizá no estén mal per se, pero eso no debería detenerlos a la hora de intentar lograr unas descripciones más memorables y poderosas. ¿Cómo hacerlo? Aquí es donde entran en escena (pun absolutely intended) el resto de los sentidos.
Describir lo que ve el narrador o el focalizador está muy bien, aunque la mayoría de los lectores ya se estarán haciendo una idea vaga gracias al contexto y a las pinceladas que vas dejando caer. Pero aquí hay algo que los lectores no han pensado en imaginar, en primer lugar porque no se lo has contado y en segundo lugar porque, si no le das detalles específicos al lector, el lector va a imaginarse la novela como si estuviese viendo una película y no como si estuviese viviendo los sucesos que estás narrando.
¿Qué siente el narrador/focalizador al entrar en la habitación que vas a describir? ¿Qué es lo que más le llama poderosamente la atención? A no ser que se vaya a encontrar un objeto que le produzca shock, probablemente no sea algo visual.
Puedes hablar del frío que baja por su columna al adentrarse en la estancia (tacto), o tal vez del olor a flores secas que emana de las macetas bajo la ventana (olfato), o de la manera en la que las tablillas de madera crujen al pisarlas (oído). Puedes incluso jugar con las metáforas y decir que “entrar en aquella habitación vacía le dejó un regusto dulzón, como el de una fruta que se pudre, en la lengua” (gusto). Todas estas descripciones generan sentimientos específicos en el lector y lo ayudan no solo a sentirse parte de la escena sino además a comprender los sentimientos que despierta en el personaje ese nuevo lugar sin tener que contarlo (¡Enseñar vs Contar, camaradas!). En este ejemplo rápido, queda muy claro con tan solo un par de frases que la habitación es un lugar siniestro, ominoso, que deja intranquilo al focalizador.
Por supuesto, narrar lo que el personaje ve no deja de ser crucial. El truco para evitar que tus descripciones suenen como un inventorio es no hacer una lista de los objetos que el personaje ve, simplemente, sino intentar pensar, de nuevo, en los detalles que le llamarán la atención. Puede ser la manera en la que el polvo brilla dorado bajo el efecto de la luz, o tal vez lo apagados que parecen los colores, como si alguien lo hubiese cubierto todo con un filtro sepia, o quizá puedes describir cómo el personaje puede imaginarse la habitación llena de vida, como lo habría sido algunos años atrás, mientras que ahora permanece vacía y desordenada como una extraña exhibición en un museo de antropología.
¡Espero que esto os haya ayudado! Recordad describir solo aquello que realmente sea importante, que ayude al lector a situarse en escena sin abrumarlo con un millón de detalles que no necesita. El lector no es un diseñador de decorados y no necesita conocer todas las cositas que tú ves en tu cabeza al escribir, solo aquellas que lo hagan sentir parte de la historia como si la estuviese viviendo.
¡Feliz domingo y feliz escritura!