#PrayForOrlando
#JeSuisCharlie
Hay tragedias con poder viral y potencial mainstream. En el mundo que vivimos la capitalizalición de las tragedias es algo que no sólo buscan los medios, sino también las personas. Los primeros con el objetivo de ganar audiencias e informar; los segundos para entrar a la conversación y, puede ser, auténtica consternación.
En tiempos recientes, las tragedias que suceden en el extranjero ha sido capaces de traspasar las fronteras y generar una indignación global. Una sola explicación: el poder de acceso a los medios para difundir una noticia (generación de imágenes con reporteros en el sitio, transmisión en vivo, despliegue tecnológico para cobertura, saldo de datos en el teléfono, dispositivos adecuados, etc.)
Las imágenes inundarán en segundos las cuentas de las redes y de las personas. La indignación o el dolor nacerá como un movimiento único y compartido, nos hermanaremos, nos sentiremos solidarios, alzaremos la voz ante las imágenes que de inmediato nos llegarán.
La reacción más humana será entrar en la conversación, como mera reacción a la agenda que nos imponen los medios, cosa que siempre ha sucedido, así que nadie se sorprenda ahora.
#PrayForOaxaca
#TodosSomosAtenco
Pero sucede que las tragedias locales, en este caso pienso en las sucedidas en México, a pocos interesan, a pocos conmueven, y casi siempre a los mismos (en este momento piensa en tu amigo izquierdoso o medio rojijllo que se queja de todo). Pienso que, quizás, al ser temas tan comunes, no nos parezcan tan novedosas.
Es decir: ¿uso de la violencia por parte de los policías? ¿Actos de corrupción de políticos? ¿Actos de impunidad descarada? ¿Ciudadanos asesinados por autoridades? ¿Mujeres asesinadas en Juárez? ¿Indigenas desplazados en territorio mexicano? ¿Indigenas discriminados en las ciudades? ¿Lady Something, Lord Something else o el Gentleman de algo más? ¿No son personajes con los que lidiamos cotidianamente en cualquier calle? Y si la tragedia indigna a López Obrador… ¿nos indigna mas o menos a nosotros? Y si la anuncia el Secretario Chong o un senador cualquiera… ¿Qué pasaría si es SúperBarrio? ¿o si mueren 100 seguidores de una lidereza del comercio informal? ¿los chilangos que pensarán si sucede en Monterrey o viceversa?
Lo cierto es que las tragedias “locales” nos predisponen a ciertas cosas, como decir: es que Ayotzinapa estaba gobernado por el partido tal, con lo cual ya tengo una fobia política al respecto. O sobre esto mismo, es que eran puros inditos, bien naquitos, y es algo que pienso respecto a mucha gente que veo diariamente en la calle. Ya dejen de molestar al presidente bola de jodidos, para no indignarse por la casa blanca. Quizás decir la culpa es de los padres por dejarlos en una guardería del IMSS. Los de Orlando eran gays, los de Xapala eran puros jotillos. O: Eso se ganan por andar sacando machetes y oponerse al desarrollo. E incluso decir: al fin y al cabo son puros del partido tal, esos son peores que cucarachas.
Y con estas tragedias aparecen las voces que critican a todos aquellos que ahora callan, a todo aquel que omite en sus tuits o estados de Facebook palabras de compañía. “No los veo diciendo…” “Ahora sí nadie dice nada, pero que tal con…” “Ojalá en este momento también hablaran de ______ así como lo hicieron con_____” “Cuando es en París todos lloran, pero cuando es en México se hacen de la vista gorda”.
Estas palabras me parecen tan violentas tanto como los silencios que critican. Sin embargo, miro entonces lo que yo he hecho, he estado en ambos lados, he hablado, me he manifestado en las calles, he usado mis redes para emitir opiniones, y otras simplemente he callado, y sea hablar o callar ha sido una decisión mía, con más o menos conciencia, con mucha o nula reflexión, como un acto de convicción o como resultado involuntario de la omisión.
Pero criticar a quien calla, lo considero un acto de soberbia y violencia. Criticar a la gente que calla, aporta tanto como el silencio que ejercen.
¿Deben todos afligirse por todo lo que sucede? No. Cada quien debe encontrar aquellas causas que le motivan a luchar. Es cierto, en este mundo no se vale la indiferencia ni la pasividad, pero es cierto también que todo mundo debe encontrar aquello que le toque el corazón y le haga hacer algo al respecto.
Yo creo que cada uno debemos estar atentos a nuestros entorno, al más próximo, a comprenderlo, para alzar la voz cuantas veces podamos, sin esperar eco de otros, sin estar atentos a quien nos apoya o no, sin mirar si es mainstream, cool o no.
Dejemos de mirar qué hace o no el otro. Miremos sólo lo que hacemos nosotros. Usemos nuestra voz sin esperar ecos. No repliquemos voces que incitan al odio, a la violencia o a la intolerancia. Usemos nuestra voz para crear comunidad, solidaridad y armonía. Todos tenemos ahora una herramienta que amplifica nuestra voz, usémosla con responsabilidad, pero sobre todo, para construir.
En vez de usar el espacio de un tuit, o del estado de Facebook para criticar a los que callan, úsalo para volver a alzar la voz por una causa que te indigna, porque justamente el silencio es su peor enemigo, y entre más grites, más voces te escucharán.
Pero sea como sea, es bueno tratar de hacer algo por ayudar a los demás, desde a quienes sufrieron una masacre pública (como cuando ponen bombas en iglesias y matan a practicantes) como acompañar a un amigo al hospital o en alguna enfermedad por la que esté pasando. ¡Es muy bueno alzar la voz!, pero a la vez creo que también es muy bueno ayudar a una persona directamente de la manera que podamos.
Si el alcance es a muchas personas o a una sola... creo que pasa un poco a segundo término, mientras estés constantemente ayudando al prójimo.
¡Que tengas buen día mi estimado!