EMOCIONES UNIVERSALES Y TURBADORAS
Queridos amigos: aquí os dejo la reseña de Alejandro Serrano en el excelente blog fantasymundo.com:
La mayoría de lectores suele agradecer en un autor dos cosas fundamentales: cercanía y falta de complejos. Por supuesto, ningún buen escrito es digno de considerarse tal si los mimbres con los que se urde no tienen la necesaria base, aún si posee las dos primeras y primarias virtudes. Juntemos las tres y podríamos describir de forma básica a Félix J. Palma como autor. Con "El mapa del tiempo" nos demostró sobradamente que, incluso con un tremendo volumen en cuanto a peso se refiere, puede conseguir que sintamos pena al terminar un libro, nos buscó las cosquillas como lectores y nos provocó con sus vueltas y revueltas, todas perfectamente anudadas entre sí, para regalarnos -es un eufemismo, por supuesto, las editoriales no se financian con aire- una obra de las que marcan por su preciosismo. Con una obra tan impresionante, que se ha publicado en varios idiomas e invadido continentes a placer, lo más habitual es que un escritor sienta reparos y cierta inquietud ante su siguiente publicación.Pero Félix parece inmune al miedo, quizás debido a sus tablas y a su falta de complejos, que antes mencionábamos. En abril de este año publicó "El menor espectáculo del mundo" (disponible en FantasyTienda), en la editorialPáginas de Espuma, volumen en el que reúne nueve cuentos que giran en torno al circo de una de las emociones más universales y turbadoras: el amor. Es posible que quien no conozca al señor Palma y esté casualmente leyendo esta reseña, a estas alturas se le haya pasado por la cabeza algo así: "bien, ya estamos ante otra obrita moñas que celebra lo bonito que es el amor y sus supuestamente bucólicos parajes". Nada más lejos...
Disfruten y sufran, a partes iguales, porque ese es nuestro sino en el amor, en cualquier edad y bajo cualquier condición. Y no tengan reparos en beber hasta hartarse de esa fuente, porque en el disfrute y el sufrimiento encontramos la esencia misma de la vida, y sólo a través de ellos nos sentimos vivos.
Todo adulto conoce, al menos en cierta medida, los claroscuros del amor, su medida real, y aunque en ocasiones disfrute con literatura que lo ensalza de forma parcial y a veces suicida, ninguno se engaña al respecto en su vida diaria. El amor nos da alas, nos encumbra hasta el cielo, nos alienta y proporciona razones vigorosas para vivir, amar y dejarse amar, pero también nos hunde en la miseria de vez en cuando, en el mar de las dudas, cuando no nos destroza la vida, aunque sea por una época. Sus recovecos vamos recorriéndolos día a día, a veces con fingida sorpresa y en ocasiones con genuino descubrimiento, y precisamente de eso trata esta antología de cuentos del maldito Félix. Sí, escribo "maldito Félix", porque el perverso escritor sin complejos que es da en el mismo clavo.
Me atrevo a decir que no hay nadie que tenga cierta experiencia con el amor y no se sienta identificado con alguno de estos cuentos, o con alguno de sus protagonistas o personajes secundarios. Es tanta la realidad que destilan la mayoría de las historias, la cotidianeidad que las tiñe, que todos en algún momento hemos sentido algo parecido a lo que se nos muestra. Y esa es la principal virtud de "El menor espectáculo del mundo", su cercanía, su sensibilidad quirúrjica, y por supuesto, su buen hacer narrativo, marca de la casa de Félix J. Palma.
Un libro como este ha de ser leído tal cual se escribió: sin complejos, sin buscar paralelismos con uno mismo, disfrutando y sufriendo con las historias que nos narra, testigos de historias ajenas que podrían ser las nuestras en algún momento de nuestras vidas. O que quizá ya hayamos protagonizado en parte.
No puedo hacer otra cosa que admirar la forma en que están escritos estos cuentos. No sólo rezuman realismo y fantasía por igual, sino que su forma de urdir las historias, con frases precisas y a la vez enormemente descriptivas, emotivas y sinceras, convierten la lectura en un placer para los sentidos. El espectro de colores que se nos muestra del amor es amplio y en ocasiones difícil de asumir, bastante completo y en ocasiones gamberro y socarrón, pero siempre dentro de contexto. Incluso cuando a Félix le da por jugar con las palabras y los conceptos, como en "Las siete vidas (o algo así) de Sebastián Mingorance", no se desnorta, y siempre se dirige al objetivo con mano firme sin titubeos.
He de hacer constar que en la presente reseña intento no perderme por los poco edificantes y peligrosos cerros de la adulación servil, pero me resulta difícil por el talento que destila el maldito Félix, y por lo bien que parece llevar los elogios que le propinan otros lectores a bocajarro. Este autor parece de los pocos que viven acorde con su forma de escribir, desacomplejada y de vuelta de todo (al menos en este mundillo del papel), así que espero que no me tenga en cuenta el fracaso.
De entre estas nueve malditas historias de este maldito escritor que nos escupe a la cara la maldita realidad sin filtro de ninguna clase, he de destacar, traicionando mi costumbre de no desvelar demasiados argumentos en reseñas sobre antologías de relatos, dos cuentos en particular: "El valiente anestesista" y "Bibelot", en los que según mi particular, humilde y palmaria visión, el maldito Félix se luce especialmente con el dolor provocado por el desamor que nos aqueja a veces, ya sea por las traiciones o la falta de los seres a quienes nos damos. Hombres y mujeres, sin distinción, pueden disfrutar de esta antología dedicada al amor, sin rencores ni visiones de género, sin más partidismos que la propia experiencia en estas lides.
En unos cuentos prima la amargura, mientras que en otros el desaliento es barrido por la fuerza de los sentimientos, o los protagonistas son arrastrados como hojas al viento de uno al otro extremo con violencia. Hay también espacio en este volumen para el amor juvenil, el maduro o el vinculado a la vejez, el de pareja o el filial, siempre desde la particular perspectiva de ese mirón de las emociones que es Félix J. Palma. Disfruten y sufran, a partes iguales, porque ese es nuestro sino en el amor, en cualquier edad y bajo cualquier condición. Y no tengan reparos en beber hasta hartarse de esa fuente, porque en el disfrute y el sufrimiento encontramos la esencia misma de la vida, y sólo a través de ellos nos sentimos vivos.
Published on August 21, 2010 00:23
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