Círculo - Relato corto
Hola buenos días de domingo
Hacía mucho que no hacía ninguna entrada, pero es que entre el trabajo y la fuga de las musas, andaba muy mal de tiempo. Pero como hoy parece que se han comportado... os dejo un pequeño relato que ha surgido :)
Espero os guste y que pronto os pueda traer novedades, pues estoy trabajando en varias cositas que deseo podáis conocer en breve.
No me enrollo más y os dejo con el relato:
JoJoesArt.deviantart.com
Círculo
Ambos disimulamos durante el tenso encuentro. La agresividad y la desconfianza surcaban el aire, saturándolo hasta volverlo opresivo y peligroso. Eran demasiados siglos de enfrentamientos, guerras y sangre. Demasiadas vidas pesaban en la conciencia de todos y ya casi ninguno recordaba por qué se inició esa vieja rencilla que nos mantenía luchando unos contra otros. Pero para mi el mundo tembló bajo mis pies cuando le encontré, a él, mi pareja de vida, entre las filas enemigas. Quise negarlo, ocultar cualquier muestra de reconocimiento pero nuestras esencias tomaron el viciado aire. Algo, que por suerte o desgracia, se obvió porque nadie dijo nada quizás por temor a viejas leyendas o a eso que nos hacía pelear en bandos opuestos.Unos luz, otros la oscuridad. La protección y muerte, hijos de la misma creación. Y es que como siempre, unos deseaban dominar sobre todo y los otros, dejar que todo siguiese el curso natural, sin creernos más o menos. Y ahí estábamos ahora, mirándonos a los ojos sin dejar de dar una vuelta tras otra en círculo, evaluándonos, midiéndonos… sin fiarnos.El cuerpo en tensión y los lobos preparados para lo que pudiera ser con la luna sobre nuestras cabezas. Empezaba a dudar que haber ido hasta allí, a su encuentro, hubiese sido una buena idea. Si Trashgo se enteraba me mataría y los nervios no dejaban de dominarme haciendo que me medio agazapase, gruñendo. La loba quería hace acto de presencia y yo, la retenía a dura penas en el interior de mi cuerpo. ¿Que íbamos a hacer? Estaríamos los dos condenados, ninguno de los nuestros lo aceptaría, y si alguno decidía renunciar a su manada para unirse a la otra, sería un paria, un renegado al que odiarían el resto de su vida grabándole una diana a pesar de que fuera por la unión.No, se mirase por donde se mirase no parecía haber opción alguna para ninguno de los dos, aquel era el fin y los dos, lo sabíamos. Huir no era opción, vivir como si jamás nos hubiéramos visto, tampoco y ya no sabía cómo sentirme. Como en un espejo ambos acercamos una palma sin dejar de andar en círculos, la sacudida sensitiva fue brutal y nuestros ojos se abrieron de par en par. El pulso se aceleró al igual que la respiración y el calor, partió de ambos desde ese único punto de unión que no fue más que un leve roce firmando nuestra caída. Y con eso, solo quedaba acabar con todo de uno u otro modo. —Tenías que estar con ellos —Resopló. Su voz tenía un suave toque oscuro y aterciopelado que me recorrió por entero haciéndome estremecer. Todo él tenía un aire irreverente innegable, sonrisa de medio lado, canalla y picaresca. Su mirada de niño travieso y provocador, negra y letalmente sensual al pasearse por mi ser disparándome el corazón y esa pose de chulito seguro y arrogante. Esa de quien toma cuanto desea porque sabe que puede conseguir cuanto se proponga.Sus facciones definidas, marcadas y su cuerpo atlético resaltaban sobre la fragilidad de mi menuda figura pálida. Él con sus ojos almendrados algo rasgados, astutos; los míos tan grandes y claros junto a un cabello tan rubio que podía confundirse entre la nieve menos limpia. Al menos no hubo ningún desprecio en su comentario, tan solo era la constatación de un hecho que parecía mortificarlo lo mismo que a mi. —¿Y qué hay de ti? Tú atentas contra todo lo que yo defiendo. ¿De verdad crees en su postura? —No, pero tampoco en el vivir escondidos y con miedo a ser cazados por aquellos que protegéis sin más obedeciendo a ciegas un antiguo mandato que ni se sabe de donde sale. Ser fiel y noble no quiere decir que no se deba plantear ni cuestionar nada. —Tampoco el atacarnos entre nosotros mismos —Aduje apartando la palma, los dos habíamos dejado de movernos. —Estamos de acuerdo entonces —Afirmó. Asentí sin poder dejar de observarle, fascinada. Me intrigaban sus ojos, lo que ocultaba su mente y su olor embriagador. —Ninguno está de acuerdo al cien por cien con lo que defiende su clan pero tampoco se puede ser neutro. Hay que tomar un bando y yo estoy con el de la vida de todos los seres. —Siempre hay alguien que ha de liderar y siempre es el más fuerte, es la ley de la naturaleza. Y olvidas algo —Se acercó hasta mi deteniéndose hasta quedar de perfil, hombro con hombro y su voz bajó hasta casi ser una caricia—, que en toda luz siempre hay oscuridad y que hasta en la oscuridad, hay luz. Sin equilibrio, no hay nada. No existen el uno sin el otro, esa, es la verdadera y única unión completa que une dos mitades para que exista un todo. Mi rostro giró con rapidez hacia él entreabriendo los llenos labios rojizos, de nuevo, el pulso redobló en mis oídos, satisfecha con su razonamiento porque eso era justo lo mismo que yo pensaba. —¿Qué hacemos entonces? —pregunté volviendo a mirar al frente, entre la oscuridad de los poblados árboles de ese bosque que era nuestro hogar, y que llenaba la noche con su perfume y el nuestro. —Trasgho te pretende —gruñó. —Me vendieron a él desde que se encaprichó de mi, los míos solo veían lo que nos podía dar su posición, nada más. Si me ha respetado hasta ahora es porque así lo establecieron, pero a la que la fecha expire no tendrá piedad. Él asintió con el rojo del lobo brillando en sus ojos. —No puedes retarle y yo tampoco puedo huir al igual que tú. —Como siempre es luchar o morir. —¿Pero cómo cambiar la mentalidad de siglos de dos manadas de lobos testarudos que no saben ver más allá de sus propios hocicos? Estamos anclados en costumbres de siglos atrás. —Liderando, tú y yo. No será fácil ni rápido, conllevará mucho trabajo pero poco a poco, y empezando desde las bases, lograrán ver. Hay muchos más de los que imaginas con nosotros, solo guardan silencio por temor a las represalias pero saben que los ancianos, están equivocados y que hay que evolucionar. —Adaptarse o morir —Lo miré, él volvió a sonreír de ese modo ladeado que hacía temblar mis piernas. —Exacto, siempre ha sido así. Los humanos ya no creen que licántropos ni monstruos. No nos temen ni veneran, nada porque no ven más que al animal y al cazador, se le evita. Podemos vivir entre ellos y jamás sabrán la verdad porque están más sumidos en sus realidades que en lo que los rodea. Al igual que nosotros, hacen sus vidas ajenos a los seres sobrenaturales. Unos de los cuales ya solo quedamos nosotros, ¿por qué¿ Parece simple, ¿no? —Ya no somos necesarios, no hay amenazas salvo nosotros. —De ahí que lo que sea nos impulse a pelear entre nosotros a menos que nos unamos al nuevo pulso del mundo. A fin de cuentas, todos deseamos lo mismo, ¿no? —Una vida plena y feliz junto a los que amamos. —Así que dime… ¿Estás dispuesta a iniciar ese nuevo camino conmigo? —Por ahora y para el resto de mi existencia. Y así, los destinos quedaron sellados uniendo algo más que dos almas y una nueva era, comenzaba. Los aullidos volvieron a surcar los bosques y la luna nos acompañó iluminando cada hogar en el que sentados frente al fuego, cada año, se recuerda esta leyenda a los más pequeños antes de ir a dormir y que al día siguiente, reciban sus presentes para comenzar un nuevo año en el ciclo perpetuo de la vida, en la que ese círculo que trazamos, no era más que la repetición de ese mismo equilibrio, no hay un todo sin ambas caras de una misma moneda.
Fin
Registro 1709033432893 Safe Creative
Saludos,
Leila Milà
Hacía mucho que no hacía ninguna entrada, pero es que entre el trabajo y la fuga de las musas, andaba muy mal de tiempo. Pero como hoy parece que se han comportado... os dejo un pequeño relato que ha surgido :)
Espero os guste y que pronto os pueda traer novedades, pues estoy trabajando en varias cositas que deseo podáis conocer en breve.
No me enrollo más y os dejo con el relato:
JoJoesArt.deviantart.com
Círculo
Ambos disimulamos durante el tenso encuentro. La agresividad y la desconfianza surcaban el aire, saturándolo hasta volverlo opresivo y peligroso. Eran demasiados siglos de enfrentamientos, guerras y sangre. Demasiadas vidas pesaban en la conciencia de todos y ya casi ninguno recordaba por qué se inició esa vieja rencilla que nos mantenía luchando unos contra otros. Pero para mi el mundo tembló bajo mis pies cuando le encontré, a él, mi pareja de vida, entre las filas enemigas. Quise negarlo, ocultar cualquier muestra de reconocimiento pero nuestras esencias tomaron el viciado aire. Algo, que por suerte o desgracia, se obvió porque nadie dijo nada quizás por temor a viejas leyendas o a eso que nos hacía pelear en bandos opuestos.Unos luz, otros la oscuridad. La protección y muerte, hijos de la misma creación. Y es que como siempre, unos deseaban dominar sobre todo y los otros, dejar que todo siguiese el curso natural, sin creernos más o menos. Y ahí estábamos ahora, mirándonos a los ojos sin dejar de dar una vuelta tras otra en círculo, evaluándonos, midiéndonos… sin fiarnos.El cuerpo en tensión y los lobos preparados para lo que pudiera ser con la luna sobre nuestras cabezas. Empezaba a dudar que haber ido hasta allí, a su encuentro, hubiese sido una buena idea. Si Trashgo se enteraba me mataría y los nervios no dejaban de dominarme haciendo que me medio agazapase, gruñendo. La loba quería hace acto de presencia y yo, la retenía a dura penas en el interior de mi cuerpo. ¿Que íbamos a hacer? Estaríamos los dos condenados, ninguno de los nuestros lo aceptaría, y si alguno decidía renunciar a su manada para unirse a la otra, sería un paria, un renegado al que odiarían el resto de su vida grabándole una diana a pesar de que fuera por la unión.No, se mirase por donde se mirase no parecía haber opción alguna para ninguno de los dos, aquel era el fin y los dos, lo sabíamos. Huir no era opción, vivir como si jamás nos hubiéramos visto, tampoco y ya no sabía cómo sentirme. Como en un espejo ambos acercamos una palma sin dejar de andar en círculos, la sacudida sensitiva fue brutal y nuestros ojos se abrieron de par en par. El pulso se aceleró al igual que la respiración y el calor, partió de ambos desde ese único punto de unión que no fue más que un leve roce firmando nuestra caída. Y con eso, solo quedaba acabar con todo de uno u otro modo. —Tenías que estar con ellos —Resopló. Su voz tenía un suave toque oscuro y aterciopelado que me recorrió por entero haciéndome estremecer. Todo él tenía un aire irreverente innegable, sonrisa de medio lado, canalla y picaresca. Su mirada de niño travieso y provocador, negra y letalmente sensual al pasearse por mi ser disparándome el corazón y esa pose de chulito seguro y arrogante. Esa de quien toma cuanto desea porque sabe que puede conseguir cuanto se proponga.Sus facciones definidas, marcadas y su cuerpo atlético resaltaban sobre la fragilidad de mi menuda figura pálida. Él con sus ojos almendrados algo rasgados, astutos; los míos tan grandes y claros junto a un cabello tan rubio que podía confundirse entre la nieve menos limpia. Al menos no hubo ningún desprecio en su comentario, tan solo era la constatación de un hecho que parecía mortificarlo lo mismo que a mi. —¿Y qué hay de ti? Tú atentas contra todo lo que yo defiendo. ¿De verdad crees en su postura? —No, pero tampoco en el vivir escondidos y con miedo a ser cazados por aquellos que protegéis sin más obedeciendo a ciegas un antiguo mandato que ni se sabe de donde sale. Ser fiel y noble no quiere decir que no se deba plantear ni cuestionar nada. —Tampoco el atacarnos entre nosotros mismos —Aduje apartando la palma, los dos habíamos dejado de movernos. —Estamos de acuerdo entonces —Afirmó. Asentí sin poder dejar de observarle, fascinada. Me intrigaban sus ojos, lo que ocultaba su mente y su olor embriagador. —Ninguno está de acuerdo al cien por cien con lo que defiende su clan pero tampoco se puede ser neutro. Hay que tomar un bando y yo estoy con el de la vida de todos los seres. —Siempre hay alguien que ha de liderar y siempre es el más fuerte, es la ley de la naturaleza. Y olvidas algo —Se acercó hasta mi deteniéndose hasta quedar de perfil, hombro con hombro y su voz bajó hasta casi ser una caricia—, que en toda luz siempre hay oscuridad y que hasta en la oscuridad, hay luz. Sin equilibrio, no hay nada. No existen el uno sin el otro, esa, es la verdadera y única unión completa que une dos mitades para que exista un todo. Mi rostro giró con rapidez hacia él entreabriendo los llenos labios rojizos, de nuevo, el pulso redobló en mis oídos, satisfecha con su razonamiento porque eso era justo lo mismo que yo pensaba. —¿Qué hacemos entonces? —pregunté volviendo a mirar al frente, entre la oscuridad de los poblados árboles de ese bosque que era nuestro hogar, y que llenaba la noche con su perfume y el nuestro. —Trasgho te pretende —gruñó. —Me vendieron a él desde que se encaprichó de mi, los míos solo veían lo que nos podía dar su posición, nada más. Si me ha respetado hasta ahora es porque así lo establecieron, pero a la que la fecha expire no tendrá piedad. Él asintió con el rojo del lobo brillando en sus ojos. —No puedes retarle y yo tampoco puedo huir al igual que tú. —Como siempre es luchar o morir. —¿Pero cómo cambiar la mentalidad de siglos de dos manadas de lobos testarudos que no saben ver más allá de sus propios hocicos? Estamos anclados en costumbres de siglos atrás. —Liderando, tú y yo. No será fácil ni rápido, conllevará mucho trabajo pero poco a poco, y empezando desde las bases, lograrán ver. Hay muchos más de los que imaginas con nosotros, solo guardan silencio por temor a las represalias pero saben que los ancianos, están equivocados y que hay que evolucionar. —Adaptarse o morir —Lo miré, él volvió a sonreír de ese modo ladeado que hacía temblar mis piernas. —Exacto, siempre ha sido así. Los humanos ya no creen que licántropos ni monstruos. No nos temen ni veneran, nada porque no ven más que al animal y al cazador, se le evita. Podemos vivir entre ellos y jamás sabrán la verdad porque están más sumidos en sus realidades que en lo que los rodea. Al igual que nosotros, hacen sus vidas ajenos a los seres sobrenaturales. Unos de los cuales ya solo quedamos nosotros, ¿por qué¿ Parece simple, ¿no? —Ya no somos necesarios, no hay amenazas salvo nosotros. —De ahí que lo que sea nos impulse a pelear entre nosotros a menos que nos unamos al nuevo pulso del mundo. A fin de cuentas, todos deseamos lo mismo, ¿no? —Una vida plena y feliz junto a los que amamos. —Así que dime… ¿Estás dispuesta a iniciar ese nuevo camino conmigo? —Por ahora y para el resto de mi existencia. Y así, los destinos quedaron sellados uniendo algo más que dos almas y una nueva era, comenzaba. Los aullidos volvieron a surcar los bosques y la luna nos acompañó iluminando cada hogar en el que sentados frente al fuego, cada año, se recuerda esta leyenda a los más pequeños antes de ir a dormir y que al día siguiente, reciban sus presentes para comenzar un nuevo año en el ciclo perpetuo de la vida, en la que ese círculo que trazamos, no era más que la repetición de ese mismo equilibrio, no hay un todo sin ambas caras de una misma moneda.
Fin
Registro 1709033432893 Safe Creative
Saludos,
Leila Milà
Published on September 03, 2017 02:41
No comments have been added yet.


