El manuscrito medieval conocido como Códice 60 y, más en concreto, algunas de las glosas que alberga en su interior, son consideradas como el primer testimonio escrito del euskera. Los diferentes elementos narrativos que conforman este manuscrito medieval fueron redactados en el escritorio del monasterio de San Millán de la Cogolla.
La importancia de las glosas desde el punto de vista filológico es indiscutible, ya que suponen uno de los testimonios más antiguos de la lengua romance hablada en un área que acabaría convirtiéndose en lo que es hoy La Rioja.
Pero hay otro factor que confiere ese carácter relevante para la lingüística. Además de en romance, el Códice 60 alberga dos glosas escritas en un misterioso idioma de origen desconocido, el euskera, una de las lenguas más antiguas, si no la más, de toda Europa y de la que, aún hoy en día, se discute su procedencia y parentesco con otros idiomas. Estas glosas suponen el primer testimonio no epigráfico de la lengua vasca.
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