¡Por fin!
Nunca me hubiese imaginado que un libro que empecé a escribir en 2007 tardaría tanto tiempo en ser terminado de manera convincente. En todo este tiempo he escrito otros muchos libros, incluso tres han sido publicados, pero estos piratas han tardado en decidirse.
Hoy miraba la primera vez que envié algo de ese libro a una editorial. Eran los dos primeros capítulos y los envié el 22 de febrero de 2008, y no me estoy equivocando de año, habéis leído bien, 2008.
De hecho, en dos días hará exactamente 10 años. Pero ahora mismo, día 20 de febrero de 2018, puedo anunciar más feliz que una perdiz que por fin he acabado el libro más ambicioso de toda mi absurda y desordenada carrera como escritor.
Sin más, os dejo con las primeras palabras de este libro del que espero poder ofrecer buenas noticias pronto:
De piratas va la cosa...
"—¡Arriad las velas! —gritó uno de los bravos piratas del Magnolio, el barco de piratas más bravo de toda la historia.
—¿Pero qué dices? No des órdenes, ¡que tú no eres nadie! —le contestó otro de los allí presentes.
El Magnolio, como ya hemos dicho, había sido uno de los barcos de piratas más bravos de toda la historia, pero de aquellos tiempos de plenitud y gloria nada quedaba. Todos eran piratas viejos y destartalados, el más joven de ellos era más mayor que toda la tripulación de otro barco juntos. Uno de ellos llevaba una pata de palo, a uno le faltaba un brazo e incluso a otro, de vez en cuando en hacer fuerza, se le caía el ojo y el trabajo que tenía el pobre para buscarlo y volverlo a colocar en su sitio. Pero vale la pena conocerlos más a fondo:
Muffin era un pirata algo despistado, un poco corto de miras, bajito y rechoncho. Era el único de los tripulantes al que no le faltaba nada, al menos externo, porque tenían serias dudas sobre si el cerebro lo había perdido en alguna batalla.
Jimmy era el más alto y delgado, llevaba una pata de palo y tenía algo de mala baba, era bastante tosco y algo malhumorado.
Chann era el pobre que perdía el ojo cada vez que daba saltos o hacía fuerza. Según dicen, no le había pasado nada, simplemente había nacido así con la cuenca del ojo más grande y por eso, según como, se le caía.
Manu era el más moreno de piel. Su padre había sido remero en un barco de carga pero él había decidido dejar de ser esclavo de nadie y vivir la vida de pirata que tantas veces le habían contado de pequeño.
A Willy le faltaba un brazo. Dicen que cuando era joven aún, un pirata quedó prendado de la bonita letra que tenía cuando escribía las cartas de viaje del barco donde estaba trabajando, así que decidió cortarle el brazo para quedárselo él y así poder escribir cartas de amor a las mujeres que conocía en cada puerto.
El último de ellos era Momomo, al que tampoco le faltaba nada pero tenía ese nombre tan extraño y curioso porque, a veces, cuando se ponía nervioso tartamudeaba. En verdad su nombre era Montoro, pero cuando lo conocieron después de una lucha estaba tan nervioso que solo le salió Momomo, y ese nombre se le quedó.
Esos eran los fieros piratas del Magnolio, una tripulación cuanto menos, curiosa." Aitor Galvez Farran
Ya veis, una panda de piratas destartaldos y acabados que, quién sabe lo que nos pueden ofrecer. Y ahora, a seguir con el resto de proyectos que siguen por ahí desperdigados.
Hoy miraba la primera vez que envié algo de ese libro a una editorial. Eran los dos primeros capítulos y los envié el 22 de febrero de 2008, y no me estoy equivocando de año, habéis leído bien, 2008.
De hecho, en dos días hará exactamente 10 años. Pero ahora mismo, día 20 de febrero de 2018, puedo anunciar más feliz que una perdiz que por fin he acabado el libro más ambicioso de toda mi absurda y desordenada carrera como escritor.
Sin más, os dejo con las primeras palabras de este libro del que espero poder ofrecer buenas noticias pronto:
De piratas va la cosa...
"—¡Arriad las velas! —gritó uno de los bravos piratas del Magnolio, el barco de piratas más bravo de toda la historia.
—¿Pero qué dices? No des órdenes, ¡que tú no eres nadie! —le contestó otro de los allí presentes.
El Magnolio, como ya hemos dicho, había sido uno de los barcos de piratas más bravos de toda la historia, pero de aquellos tiempos de plenitud y gloria nada quedaba. Todos eran piratas viejos y destartalados, el más joven de ellos era más mayor que toda la tripulación de otro barco juntos. Uno de ellos llevaba una pata de palo, a uno le faltaba un brazo e incluso a otro, de vez en cuando en hacer fuerza, se le caía el ojo y el trabajo que tenía el pobre para buscarlo y volverlo a colocar en su sitio. Pero vale la pena conocerlos más a fondo:
Muffin era un pirata algo despistado, un poco corto de miras, bajito y rechoncho. Era el único de los tripulantes al que no le faltaba nada, al menos externo, porque tenían serias dudas sobre si el cerebro lo había perdido en alguna batalla.
Jimmy era el más alto y delgado, llevaba una pata de palo y tenía algo de mala baba, era bastante tosco y algo malhumorado.
Chann era el pobre que perdía el ojo cada vez que daba saltos o hacía fuerza. Según dicen, no le había pasado nada, simplemente había nacido así con la cuenca del ojo más grande y por eso, según como, se le caía.
Manu era el más moreno de piel. Su padre había sido remero en un barco de carga pero él había decidido dejar de ser esclavo de nadie y vivir la vida de pirata que tantas veces le habían contado de pequeño.
A Willy le faltaba un brazo. Dicen que cuando era joven aún, un pirata quedó prendado de la bonita letra que tenía cuando escribía las cartas de viaje del barco donde estaba trabajando, así que decidió cortarle el brazo para quedárselo él y así poder escribir cartas de amor a las mujeres que conocía en cada puerto.
El último de ellos era Momomo, al que tampoco le faltaba nada pero tenía ese nombre tan extraño y curioso porque, a veces, cuando se ponía nervioso tartamudeaba. En verdad su nombre era Montoro, pero cuando lo conocieron después de una lucha estaba tan nervioso que solo le salió Momomo, y ese nombre se le quedó.
Esos eran los fieros piratas del Magnolio, una tripulación cuanto menos, curiosa." Aitor Galvez Farran
Ya veis, una panda de piratas destartaldos y acabados que, quién sabe lo que nos pueden ofrecer. Y ahora, a seguir con el resto de proyectos que siguen por ahí desperdigados.
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Soñando letras
Bienvenidos a mi pequeño blog en Goodreads. Os iré poniendo novedades y cosas que me pasan por la cabeza. ¡No os asustéis!
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