Mucha gente dice que escribir para niños es fácil, mucho más que escribir para adultos. ¡Qué equivocados están! Principalmente porque quien considere que escribir (sin géneros) es fácil, ya está muy equivocado.

Llevo un par de días con una idea rondando por la cabeza. Ayer finalmente la plasmé en papel. Sin duda, es (o será) un álbum ilustrado, pero después de escribirlo y dejarlo leer a gente de confianza, te das cuenta de que falta algo. La idea es buena, puede tener potencial, pero le faltan cosas.

Y entonces te entran las dudas…
¿Cómo puedo expresar mucho más en un texto de poco más de 600 palabras?
¿Cómo puedo hacer para que esa historia siga igual, pero transmita mucho más?
¿Es posible hacer esos cambios y llegar a algo que valga la pena?

Son muchas las preguntas que aparecen en la cabeza y muy pocas las respuestas, pero lo más importante es seguir trabajando con ese texto, si ha salido de la cabeza, vale la pena intentar pulirlo y buscar una evolución del mismo. Pero tampoco es necesario ofuscarse. Mientras, voy a seguir escribiendo otro álbum mucho más divertido y del que me siento igual de orgulloso, aunque los temas no puedan ser más diferentes entre ellos. Una niña con un violín y un lobo en edad de jubilación…

Como veis, escribir para niños no es fácil. Escribir para adultos tampoco lo es. Escribir no es fácil, os digan lo que os digan.

#EscribirNoEsFácil #LIJ



© de la ilustración: BluTack